📝HISTORIA EN BREVE
- El hierro es fundamental en la función del cerebro, ya que ayuda a transportar oxígeno y crear neurotransmisores, pero si el exceso de hierro se acumula en el tejido cerebral, altera los procesos normales de células
- Las investigaciones demuestran que los niveles elevados de hierro en los cerebros de los pacientes con Alzheimer se correlacionan con la gravedad del deterioro cognitivo, lo que sugiere que la acumulación de hierro contribuye de forma directa a la progresión de la enfermedad
- Los científicos revelaron que el mal funcionamiento de la proteína precursora amiloide y de las proteínas tau en la enfermedad de Alzheimer contribuye a la acumulación de hierro, lo que crea un ciclo de retroalimentación dañino que acelera el daño de las neuronas
- A través de imágenes avanzadas, los investigadores descubrieron un desequilibrio que favorece al Fe3+ (hierro férrico) sobre el Fe2+ (hierro ferroso) en los cerebros afectados por Alzheimer, en particular alrededor de las placas amiloides
- La donación regular de sangre y el control de los niveles de ferritina (lo ideal es de 20 a 40 ng/mL) ayudan a controlar los niveles de hierro, mientras que el consumo adecuado de cobre es importante para un buen metabolismo del hierro
🩺Por el Dr. Mercola
El hierro es esencial para sus niveles de energía: ayuda a transportar el oxígeno por todo el cuerpo. Pero ¿sabía que el hierro también influye en su cerebro? Al igual que muchos otros factores de la salud, lo importante es el equilibrio. Muy poco hierro hace que se sienta cansado y lento, pero demasiado hierro, sobre todo en el cerebro, tampoco es bueno.
A medida que envejecemos, el hierro tiende a acumularse de forma gradual en el cerebro. Los científicos revelaron que esta “oxidación cerebral”, como algunos investigadores empezaron a llamarla, está relacionada con problemas importantes de salud del cerebro que se vuelven más comunes a medida que envejecemos. Por ejemplo, las investigaciones encontraron una conexión fuerte entre la acumulación de hierro en el cerebro y la enfermedad de Alzheimer, la cual es una enfermedad que causa pérdida de memoria y problemas cognitivos.
El hierro es un aliado del cerebro, pero también su enemigo
El hierro desempeña varias funciones esenciales, como ayudar a transportar oxígeno desde los pulmones hasta el cerebro.
• No es solo un transportador de oxígeno: el hierro también participa en la creación de mensajeros químicos importantes llamados neurotransmisores, que permiten que miles de millones de células del cerebro se comuniquen entre sí y formen las redes complejas que subyacen a sus pensamientos y acciones. Imagine al hierro como si fuera un servicio de entrega y una red de comunicación sofisticada, todo en uno para su cerebro.
• Su cerebro necesita hierro para funcionar: el cerebro es un órgano muy hambriento, que trabaja de forma constante y requiere mucha energía y recursos. Necesita un suministro constante y confiable de hierro para funcionar de la mejor forma. El cerebro, al igual que el resto del cuerpo, obtiene hierro de los alimentos que consume, de fuentes como la carne roja y los vegetales de hoja verde.
Luego, este hierro se transporta a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro, y cruza una barrera llamada barrera hematoencefálica, después se utiliza en diversos procesos dentro de las células del cerebro.
• Su cuerpo tiene sistemas naturales para regular los niveles de hierro: sin embargo, estos sistemas pueden volverse menos efectivos con el tiempo. A medida que envejecemos, disminuye la habilidad del cerebro para manejar el hierro. En lugar de usarse y reciclarse de manera efectiva, el exceso de hierro puede acumularse en ciertas áreas del cerebro, ya que el cuerpo no tiene una forma natural de eliminarlo a excepción de la pérdida de sangre.
Tener demasiado hierro, o la “sobrecarga de hierro”, es una gran preocupación para la salud del cerebro. Imagine que sus células del cerebro se “obstruyen” o saturan poco a poco con partículas de hierro. Esta sobrecarga interfiere de forma activa con el funcionamiento de las células del cerebro, lo que altera su comunicación e incluso las daña con el tiempo.
Cómo se vincula el hierro con la enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo y la causa más común de la demencia. Se caracteriza por una disminución gradual de la memoria, la habilidad de pensamiento y la función cognitiva.
• La acumulación de hierro provoca la neurodegeneración: varias investigaciones encontraron niveles más elevados de hierro en los cerebros de personas con Alzheimer en comparación con los cerebros de personas sanas de la misma edad. De hecho, algunos estudios empezaron a sugerir una relación directa: cuanto mayor era la acumulación de hierro observada en el tejido cerebral, más grave era el deterioro cognitivo en las personas con Alzheimer.1
• El vínculo entre las proteínas mal plegadas y el hierro: para investigar más a fondo esta conexión con el hierro, los investigadores estudiaron proteínas específicas dentro del cerebro que ya se sabe que están involucradas en la enfermedad de Alzheimer, en particular la proteína precursora amiloide (APP) y la proteína tau.
Piense en las proteínas APP y tau como trabajadores dentro de las células de su cerebro, que por lo general realizan tareas importantes que mantienen su cerebro saludable. Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer, estos trabajadores esenciales crean ovillos y placas asociadas con una función deficiente del cerebro.
En un estudio publicado en Frontiers in Aging Neuroscience, los investigadores descubrieron que las proteínas APP y tau que funcionan mal también están muy relacionadas con la forma en que el cerebro maneja y procesa el hierro.2 Parece que la acumulación de proteínas APP y tau anormales contribuye de forma activa a la acumulación no deseada de hierro en el cerebro.
• El hierro acumulado empeora aún más la neurodegeneración: para agravar el problema, una mayor cantidad de hierro acumulado empeora aún más la pérdida de neuronas, lo que crea un ciclo de retroalimentación perjudicial. Es como un efecto dominó: cada problema hace que el otro empeore de forma progresiva, lo que hace que la enfermedad avance más y más rápido en su curso.
Cómo el hierro daña las células del cerebro
Entonces ¿cómo esta sobrecarga de hierro, u “oxidación cerebral”, daña las células delicadas del cerebro? Los científicos centran cada vez más su atención en un proceso de células específico llamado ferroptosis para comprender este mecanismo.3
• El mecanismo de la ferroptosis: es un tipo de proceso de “oxidación” de las células, impulsado en específico por la presencia y reactividad del hierro. Es similar a lo que sucede cuando el metal se oxida debido a la reacción del hierro con el oxígeno del ambiente: un proceso algo análogo ocurre dentro de las células del cerebro cuando hay demasiado hierro presente y disponible para reaccionar.
• Las células del cerebro son susceptibles a la oxidación: las células del cerebro, y en particular las células del cerebro especializadas llamadas neuronas, son muy activas y requieren de mucha energía. Las neuronas también tienen por naturaleza un contenido elevado de grasas. Las grasas poliinsaturadas (PUFs, por sus siglas en inglés), como el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido araquidónico (AA), son componentes esenciales de las membranas neuronales y son fundamentales para mantener la fluidez de la membrana, la plasticidad sináptica y la señalización neuronal.
Sin embargo, estas grasas también son muy vulnerables a los daños causados por este proceso de “oxidación” de las células denominado ferroptosis.
• La oxidación neuronal erosiona la función del cerebro: el proceso destructivo de ferroptosis provoca que las neuronas se dañen y, por último, mueran. Cuando un gran número de neuronas comienzan a morir, como se observa en el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, esto genera una serie de síntomas debilitantes, incluyendo pérdida de memoria, deterioro cognitivo y dificultades con el movimiento y la coordinación.
Es importante entender que este vínculo entre el hierro, la ferroptosis y el daño a las células del cerebro no solo es relevante para la enfermedad de Alzheimer. La desregulación del hierro y la ferroptosis también tienen una gran influencia en el desarrollo y progresión de otras enfermedades del cerebro graves que afectan a las personas a medida que envejecen, incluyendo las enfermedades de Parkinson y de Huntington.4
Imágenes avanzadas demuestran el desequilibrio de hierro en la enfermedad de Alzheimer
Una investigación publicada en Science Advances aportó conocimientos nuevos sobre cómo se comporta el hierro en el cerebro afectado por la enfermedad de Alzheimer. Los científicos desarrollaron herramientas innovadoras que les permiten "ver" formas diferentes de hierro dentro de las células vivas y, por sorprendente que parezca, incluso en el tejido cerebral.5
• Detección de hierro celular en tiempo real: la tecnología utiliza sensores especiales, creados a partir de ADN, que se iluminan de forma selectiva y muestran la presencia de dos formas clave de hierro: Fe2+ (hierro ferroso) y Fe3+ (hierro férrico).
Es como tener focos microscópicos que pueden distinguir entre dos tipos de hierro un poco diferentes y mapear sus ubicaciones exactas dentro del paisaje complejo del cerebro. Con el uso de estos sensores de hierro avanzados, los investigadores hicieron algunos descubrimientos sorprendentes en modelos de ratones con la enfermedad de Alzheimer. Descubrieron, al igual que las investigaciones anteriores, que los niveles generales de hierro están elevados en los cerebros afectados por Alzheimer en comparación con los cerebros sanos.
• Existe una forma más oxidada de hierro: los investigadores no se limitaron solo a eso, y demostraron que existe un desequilibrio significativo en los tipos de hierro presentes. En concreto, observaron una acumulación mucho mayor de Fe3+, que es la forma más oxidada del hierro, en comparación con Fe2+, en especial en zonas del cerebro donde se sabe que se acumulan las placas amiloides.6
Esta es una distinción importante porque el Fe3+ está mucho más vinculado al estrés oxidativo y al proceso de “oxidación” que se mencionó.
• Desequilibrio del hierro entre pacientes con Alzheimer: por interesante que parezca, cuando los investigadores estudiaron la ferroptosis, que es el proceso de muerte de células impulsado por el hierro, observaron la tendencia opuesta: la proporción de Fe3+ a Fe2+ en realidad disminuyó.7 Este contraste resalta que en varios procesos del cerebro intervienen diferentes dinámicas redox del hierro, y que en el Alzheimer el desequilibrio tiende hacia una acumulación de la forma de hierro Fe3+ más reactiva y promotora de la oxidación.
Los hallazgos imagenológicos proporcionan una confirmación visual del concepto de “oxidación cerebral”, y nos muestran en detalle cómo se altera la distribución del hierro en el Alzheimer. También señalan la influencia del desequilibrio redox del hierro, no sólo del hierro total, en el proceso de la enfermedad. Por último, sugieren que abordar las formas específicas de hierro, en particular reducir la acumulación dañina de Fe3+, podría ser una estrategia terapéutica más efectiva que solo intentar eliminar todo el hierro del cerebro.
La sobrecarga de hierro tiene riesgos para la salud general
La sobrecarga de hierro no solo afecta a su cerebro; el exceso de hierro también supone otros problemas graves para la salud.
• Aumenta el riesgo de cáncer: las investigaciones indican una correlación significativa entre la ferritina elevada (que es la molécula transportadora de hierro) y el cáncer.8 El exceso de hierro también se ha relacionado con la diabetes tipo 29 y la osteoartritis.10
• Afecta la resistencia ósea: los niveles elevados de hierro afectan de forma negativa la microarquitectura ósea, lo que compromete la resistencia ósea y aumenta el riesgo de fracturas.
• La función de las mitocondrias se ve comprometida: el hierro causa un daño significativo debido a que cataliza una reacción dentro de la membrana mitocondrial interna. Cuando el hierro reacciona con el peróxido de hidrógeno, se forman radicales libres de hidroxilo.
Estos se encuentran entre los radicales libres más dañinos, ya que causan disfunción mitocondrial grave, que es el factor más importante de la mayoría de las enfermedades degenerativas crónicas. Los radicales libres de hidroxilo son un estrés oxidativo que también daña las membranas de las células, las células madre, las proteínas y el ADN.
Mida sus niveles de hierro con regularidad
La concientización es el primer paso para mantener niveles óptimos de hierro. Un análisis de sangre sencillo, conocido como prueba de ferritina sérica, le aporta información valiosa sobre su estado de hierro. Incluir con regularidad esta prueba en sus exámenes de salud preventivos es un buen paso hacia el manejo proactivo de su salud. Los niveles bajos de ferritina son indicativos de deficiencia de hierro, mientras que los niveles elevados señalan un exceso.
• El rango ideal de hierro: es recomendable que su nivel de ferritina sea inferior a 100 ng/mL; el rango ideal es de 20 a 40 ng/mL. Un nivel inferior a 20 ng/mL indica deficiencia de hierro, mientras que un nivel superior a 100 ng/mL indica inflamación, niveles elevados de hierro o ambos. La prueba de gamma-glutamil transpeptidasa (GGT) es otro marcador de exceso de hierro libre y es un gran indicador del riesgo de muerte cardíaca súbita, resistencia a la insulina y enfermedad cardiometabólica.
• Factores que contribuyen a la acumulación de hierro: si bien, las predisposiciones genéticas, como la hemocromatosis hereditaria, influyen, la mayoría de los hombres adultos y las mujeres en etapa menopáusica enfrentan un riesgo general de acumulación de hierro solo porque carecen de una medida rutinaria para perder sangre, que es la forma principal del cuerpo para reducir el exceso de hierro.
• Los malos hábitos y otros factores agravan la sobrecarga de hierro: consumir alimentos procesados enriquecidos con hierro, usar suplementos de hierro o cocinar con utensilios de cocina de hierro fundido elevan el consumo de hierro. Beber agua de pozo con contenido elevado de hierro es otra fuente, lo que resalta la importancia de los sistemas de filtración de agua como los precipitadores de hierro o los filtros de ósmosis inversa. Consumir alcohol con regularidad también contribuye, ya que promueve la absorción de hierro de los alimentos.
Una estrategia sencilla para disminuir los niveles de hierro
Manejar la sobrecarga de hierro es bastante sencillo. Donar sangre de forma regular, de dos a cuatro veces al año, es un método muy efectivo para reducir los niveles de hierro. Por otro lado, también es beneficioso hacer extracciones de sangre más pequeñas una vez al mes.
• Recordatorios de seguridad al donar sangre: las personas con insuficiencia cardíaca congestiva o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) grave deben consultar a su médico antes de donar sangre, pero para la mayoría de las personas es una recomendación segura y apropiada. Si donar sangre no es posible debido a las restricciones del centro, su médico puede prescribir una flebotomía terapéutica.
Hombres | 150 ml |
Mujeres en periodo postmenopáusico | 100 ml |
Mujeres en periodo premenopáusico | 50 ml |
• Equilibre el cobre y el hierro: reducir el hierro es solo un aspecto del equilibrio. También es importante saber la interacción entre el hierro y el cobre. La sobrecarga de hierro combinada con una deficiencia de cobre presenta un escenario muy peligroso. La deficiencia de cobre está muy generalizada y muchas personas necesitan consumir más cobre para favorecer un metabolismo adecuado del hierro.
• Considere suplementar con cobre: si sus niveles de cobre son bajos, es beneficioso suplementar con 3 miligramos (mg) a 4 mg de bisglicinato de cobre al día. Otra opción es incorporar alimentos ricos en cobre como polen de abeja, hígado de res de animales alimentados con pastura y cerezas acerola a su alimentación. El retinol, el cual está presente en el hígado de res y en las vísceras, también mejora la biodisponibilidad del cobre y es importante para la regulación general del hierro.
El consumo adecuado de calcio también reduce de forma natural el riesgo de sobrecarga de hierro. Procure obtener calcio de fuentes de alimentos enteros, como productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura y cáscaras de huevo, en lugar de suplementos. Cuando los niveles de calcio son bajos, el cuerpo libera más hormona paratiroidea (PTH), lo que aumenta el almacenamiento de hierro. Romper este ciclo mediante una nutrición adecuada con calcio ayuda a proteger los huesos y la salud general.
Preguntas frecuentes de la sobrecarga de hierro y la salud del cerebro
P: ¿Por qué es tan importante el hierro para la salud del cerebro?
A: El hierro es fundamental para la función del cerebro, ya que transporta oxígeno, crea neurotransmisores y apoya la actividad de las células del cerebro. Un nivel equilibrado de hierro es crucial para la salud cognitiva y la producción de energía.
P: ¿Cómo afecta de forma negativa el exceso de hierro al cerebro?
R: A medida que las personas envejecen, el hierro se acumula en el cerebro, lo que genera estrés oxidativo y daño a las neuronas. Esta acumulación, a menudo llamada “óxido cerebral”, se relaciona con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
P: ¿Cuál es la relación entre el hierro y la enfermedad de Alzheimer?
R: Las investigaciones demuestran que el exceso de hierro contribuye a la formación de placas amiloides y ovillos de tau, los cuales alteran la función del cerebro. El desequilibrio de hierro también promueve la pérdida de neuronas a través de un proceso dañino llamado ferroptosis.
P: ¿Cómo puedo evaluar y controlar mis niveles de hierro?
R: La prueba de ferritina sérica mide los niveles de hierro, con un rango óptimo de 20 a 40 ng/mL. Para disminuir el exceso de hierro, puede donar sangre, limitar los alimentos procesados ricos en hierro y equilibrar el consumo de hierro con nutrientes como el cobre.
P: ¿El exceso de hierro tiene riesgos para la salud más allá del cerebro?
R: Sí, la sobrecarga de hierro se relaciona con el cáncer, la diabetes, la osteoporosis y la disfunción mitocondrial. También aumenta el estrés oxidativo, el cual daña las células de todo el cuerpo.