📝HISTORIA EN BREVE
- Las bacterias intestinales llamadas Morganella morganii producen grasas inusuales que contienen dietanolamina (DEA), que es un microcontaminante del ambiente; las grasas causan inflamación que contribuye al trastorno depresivo mayor
- El eje intestino-cerebro funciona de forma bidireccional: la disbiosis intestinal causa inflamación sistémica que afecta al cerebro, mientras que la inflamación del cerebro altera la salud intestinal
- Las alteraciones en las bacterias intestinales causan una mayor permeabilidad intestinal, o "intestino permeable", lo que permite que sustancias nocivas entren en el torrente sanguíneo y provoquen una inflamación sistémica
- La neuroinflamación desplaza el metabolismo del triptófano hacia la vía de la quinurenina, que produce sustancias que contribuyen a la excitotoxicidad del glutamato, lo que a su vez daña las células del cerebro y contribuye a la depresión
- Restaurar la salud intestinal requiere un enfoque integral, que incluye eliminar los aceites vegetales, evitar las sustancias que alteran el sistema endocrino, optimizar el consumo de carbohidratos e introducir con cuidado bacterias beneficiosas como la Akkermansia muciniphila
🩺Por el Dr. Mercola
Su intestino, el cual es un ecosistema complejo de billones de microorganismos, es fundamental en su salud general debido a que influye en todo, desde su digestión hasta su bienestar mental. Esta comunidad de microbios, conocida como microbioma intestinal, es esencial para mantener la homeostasis dentro del cuerpo.
Cuando se altera este delicado equilibrio, se produce un estado llamado disbiosis, que da lugar a una cascada de problemas de salud, incluyendo inflamación y problemas de salud mental como depresión y ansiedad. La depresión, que se caracteriza por una tristeza persistente, pérdida de interés y sentimientos de desesperanza, afecta a millones de personas en todo el mundo.
De la misma manera, la ansiedad, que se caracteriza por la preocupación excesiva, el miedo y el nerviosismo, afecta la vida de muchas personas. Cada vez hay más evidencia que sugiere una conexión poderosa entre la salud intestinal y el estado mental. En concreto, la inflamación, que a menudo es provocada por la disbiosis intestinal, parece ser un factor clave en el desarrollo y la progresión de la depresión y la ansiedad.
El eje intestino-cerebro es bilateral en la depresión
Una revisión de 2024 publicada en el Brain Research Bulletin también exploró la compleja relación entre la microbiota intestinal, la inflamación y la depresión.1 Se examinó la comunicación a lo largo del eje intestino-cerebro, y se destacó la influencia de la inflamación en esta compleja interacción. Este eje implica una comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro, en la que influyen las vías neuronales, hormonales e inmunológicas.
- La inflamación altera la salud mental a través de dos vías clave: el escenario intestino-cerebro comienza con una disbiosis intestinal, que provoca una inflamación sistémica que afecta al cerebro y contribuye a la depresión. Por el contrario, el escenario cerebro-intestino comienza con una inflamación en el cerebro, la cual luego afecta al intestino, lo que provoca disbiosis y agrava aún más la depresión.
- La inflamación sistémica promueve la neuroinflamación: la revisión explicó que las alteraciones en las bacterias intestinales generan un estado inflamatorio sistémico, mientras que la inflamación sistémica promueve la neuroinflamación o inflamación en el cerebro. Los biomarcadores inflamatorios, como el interferón-gamma (IFN-γ), el TNF y la IL-9, se asociaron con la depresión. Además, los metaanálisis encontraron niveles elevados de moléculas proinflamatorias, en particular la IL-6, y cortisol en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes con depresión.
- La permeabilidad de la barrera hematoencefálica contribuye a la neuroinflamación: el daño a la barrera hematoencefálica se ha relacionado con una mayor permeabilidad, lo que permite que las citocinas inflamatorias ingresen al cerebro y contribuyan a la neuroinflamación. La neuroinflamación, a su vez, interfiere con el funcionamiento saludable del cerebro y la neuroquímica, incluyendo la neurotransmisión de glutamato, que está relacionada con la depresión.
- La neuroinflamación altera el metabolismo del triptófano: la neuroinflamación induce la enzima indolamina 2,3-dioxigenasa (IDO), que desplaza el metabolismo del triptófano hacia la vía de la quinurenina. Esta vía produce sustancias que contribuyen a la excitotoxicidad del glutamato, lo que a su vez daña las células del cerebro y contribuye a la depresión.
- El escenario cerebro-intestino afecta el sistema de respuesta al estrés: la neuroinflamación aumenta la excitabilidad del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (HHA), que es un componente esencial del sistema de respuesta al estrés, lo que aumenta la producción de hormonas como el cortisol.
Esta activación del eje HHA promueve aún más a la inflamación sistémica. La revisión sugiere que la neuroinflamación también causa una fuga de la barrera hematoencefálica, lo que permite que las sustancias inflamatorias se propaguen desde el cerebro al resto del cuerpo.
La microbiota intestinal influye en la ansiedad y la depresión
De manera similar, una revisión del año 2023, publicada en la revista Pharmaceuticals, exploró la relación entre la microbiota intestinal, la ansiedad y la depresión, y destacó el eje intestino-cerebro como un elemento principal.2 La disbiosis intestinal altera el eje intestino-cerebro, lo que provoca neuroinflamación y altera la función cerebral, lo cual contribuye a la ansiedad y la depresión.
- La microbiota intestinal influye en la función y el comportamiento del cerebro: la revisión analiza cómo las alteraciones en la microbiota intestinal afectan diversos aspectos de la función y el comportamiento del cerebro, como la producción de neurotransmisores, los niveles de factor neurotrófico y la actividad del eje HHA. Según la revisión:
"La liberación de serotonina y dopamina, los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro, el eje HHA y la producción de citocinas inflamatorias pueden verse afectadas por alteraciones en la microbiota intestinal durante la depresión y la ansiedad".
- El intestino permeable promueve la inflamación y los trastornos del estado de ánimo: el intestino también aumenta la permeabilidad intestinal, o “intestino permeable”, lo que permite que sustancias dañinas ingresen al torrente sanguíneo y provoquen una inflamación sistémica. Esta inflamación afecta al cerebro de maneras que contribuyen a la ansiedad y la depresión. Como señaló la revisión:
"La neuroinflamación persistente altera el funcionamiento del cerebro y afecta el estado de ánimo y el comportamiento de una persona".
Cómo restaurar la salud intestinal
Si lucha contra la depresión o la ansiedad, entiendo lo difícil que es encontrar soluciones efectivas. Sin embargo, está claro que la salud intestinal es fundamental en el bienestar general, incluyendo la salud mental.
Por lo tanto, tomar medidas proactivas para restaurar y nutrir su microbioma intestinal también puede favorecer su bienestar emocional y la salud de su cerebro. Hice una lista de cinco pasos clave para apoyar la salud intestinal, la cual se centra en eliminar los obstáculos que dañan las mitocondrias, restaurar la producción de energía de las células y luego suministrar los carbohidratos y las bacterias beneficiosas que ayudan a que el intestino prospere.
1. Elimine los aceites vegetales de su alimentación: si come fuera de casa con frecuencia o consume alimentos procesados, es probable que este consumiendo cantidades excesivas de ácido linoleico procedente de aceites vegetales como el de girasol, cártamo, soya y canola. Estos aceites alteran la función de las mitocondrias y, a su vez, la forma en que las células producen energía, lo que en última instancia destruye el entorno intestinal.
Es recomendable cambiar a mantequilla, ghee o sebo. Este cambio mejorará en gran medida la producción de energía de las células, lo que permite que su intestino mantenga un ambiente propicio para las bacterias beneficiosas.
2. Evite los disruptores del sistema endocrino y los campos electromagnéticos: los plásticos y los artículos domésticos comunes contienen sustancias químicas disruptoras del sistema endocrino que interfieren con las hormonas del cuerpo y la función de las mitocondrias.
La exposición constante a los campos electromagnéticos (EMF, por sus siglas en inglés) de las tecnologías inalámbricas también es tóxica para las mitocondrias. Reducir su exposición a estos venenos aumenta la producción de energía de las células, lo cual es necesario para mantener un intestino sano.
3. Optimice su consumo de carbohidratos: su cuerpo necesita alrededor de 250 gramos de carbohidratos todos los días para mantener una producción óptima de energía de las células. Es importante comenzar con carbohidratos de fácil digestión, en especial si su salud intestinal está comprometida.
Si tiene problemas intestinales graves, le recomiendo empezar con agua dextrosa, bébala poco a poco durante el día. Esta es una medida temporal para ayudar a sanar su intestino, no una solución a largo plazo. Por lo general, una o dos semanas son suficientes. A medida que su intestino se cura, agregue de forma gradual fruta entera, arroz blanco o jugo con pulpa antes de agregar almidones más pesados o vegetales fibrosos.
Tenga en cuenta que si tiene un estilo de vida activo, necesitará más carbohidratos, por lo que tiene sentido ampliar su consumo a opciones como frutas, vegetales cocidos y alimentos con más almidón, pero preste atención a cómo responde su cuerpo. Demasiada fibra en muy poco tiempo puede aumentar la liberación de endotoxinas y causar problemas digestivos. Los cambios graduales le dan a su intestino tiempo para adaptarse sin que presenten efectos secundarios desagradables.
4. Introduzca suplementos de Akkermansia de manera inteligente: la Akkermansia muciniphila es una bacteria clave que fortalece la barrera intestinal, pero la mayoría de las personas tienen niveles muy bajos. Después de que elimine los aceites vegetales durante al menos medio año, considere tomar un suplemento de Akkermansia de liberación prolongada. Un sistema de liberación prolongada permite que más bacterias sobrevivan y lleguen al colon.
Sin embargo, no se apresure a tomar suplementos si aún consume alimentos procesados que perjudican su microbioma. Para darle a su entorno intestinal la mejor oportunidad de recibir esos microbios beneficiosos, primero elimine los aceites vegetales y luego agregue la Akkermansia a través de cápsulas de liberación prolongada o con tecnología de microencapsulación.
Tomar medidas deliberadas para eliminar primero las toxinas dañinas y luego reintroducir carbohidratos saludables y suplementos específicos le llevará hacia un intestino más saludable y una mejor salud mental en el proceso. Recuerde, sanar su intestino es un viaje y la paciencia es muy importante. Si realiza estos cambios de manera gradual y constante, creará un entorno próspero para su microbioma intestinal y mejorará su salud y bienestar general.
Preguntas frecuentes sobre la salud intestinal y el bienestar mental
P: ¿Cómo afecta la salud intestinal a la salud mental?
R: Su intestino y su cerebro se comunican a través del eje intestino-cerebro. Cuando las bacterias intestinales están desequilibradas, se genera una inflamación que se relaciona con la depresión y la ansiedad. Un microbioma intestinal sano favorece la producción de neurotransmisores y regula el estado de ánimo.
P: ¿Las bacterias intestinales pueden causar depresión?
R: Sí, las investigaciones demuestran que ciertas bacterias intestinales producen compuestos inflamatorios que contribuyen a la depresión. Un estudio descubrió que la Morganella morganii crea moléculas que activan las respuestas inmunitarias, lo que causa inflamación crónica y síntomas depresivos.
P: ¿Qué alimentos perjudican la salud intestinal y el bienestar mental?
R: Los aceites vegetales (como el de soya, canola y girasol), los alimentos procesados y el exceso de azúcar refinada alteran las bacterias intestinales, promueven la inflamación y afectan de forma negativa la salud mental. Reducir el consumo de estos alimentos restablece el equilibrio intestinal y favorece la resiliencia emocional.
P: ¿Puedo mejorar mi bienestar mental si curo mi intestino?
R: Sí, restablecer el equilibrio intestinal reduce la inflamación, mejora la digestión y favorece la producción de neurotransmisores, lo cual regula el estado de ánimo, el estrés y los niveles de energía.