📝HISTORIA EN BREVE
- La sobreestimulación es una condición en la que el cerebro no puede procesar la información sensorial de manera efectiva, lo cual es distinto del agobio, que es una reacción emocional al estrés y las responsabilidades
- La sobrecarga sensorial desencadena respuestas físicas y emocionales muy intensas, que incluyen ataques de pánico, tensión muscular y un fuerte deseo de escapar, y afecta de forma particular a quienes padecen trastorno de estrés postraumático, autismo, TDAH y trastornos de ansiedad
- La sobreestimulación crónica a menudo conduce al agotamiento, un menor rendimiento y conductas de evitación, e incluso los cambios positivos desencadenan experiencias sensoriales abrumadoras en personas sensibles
- La respuesta de lucha o huida es esencial en la sobrecarga sensorial, y los desencadenantes comunes incluyen ruidos fuertes, luces brillantes, olores fuertes y texturas incómodas
- Las estrategias para abordar esto incluyen crear un santuario personal, mantener un sueño adecuado, hacer caminatas al aire libre y nutrir su cuerpo con carbohidratos saludables para desarrollar resiliencia frente a los desafíos sensoriales
🩺Por el Dr. Mercola
Ya es muy común escuchar a las personas decir que ellas mismas, u otros, están "sobreestimulados". Incluso podríamos usar este término para explicar por qué una tienda llena o un día ajetreado nos dejan agotados por completo. Sin embargo, la verdadera sobreestimulación es más que una simple sensación de tener muchas cosas encima, ya que es una condición reconocida clínicamente en la que el cerebro se vuelve incapaz de procesar la información sensorial que recibe.
La sobreestimulación, o sobrecarga sensorial, ocurre cuando el cerebro no puede procesar todas las imágenes, los sonidos, los olores, las texturas o los sabores que llegan a él al mismo tiempo. La psicóloga Naomi Torres-Mackie del Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York dijo para el TIME que en estos casos, "está experimentando sensaciones de una manera más intensa de lo normal".1
Esto es muy diferente del agobio, que, aunque también es desagradable, se trata de una reacción emocional al estrés o la ansiedad relacionada con sentirse lleno de responsabilidades en lugar de estímulos sensoriales. La sobrecarga sensorial a menudo se manifiesta de formas alarmantes, con síntomas que van desde respuestas físicas como mareos y tensión muscular hasta reacciones emocionales como ansiedad, pánico e incluso rabia.
Para alguien que está sobreestimulado, un vagón de metro lleno de personas puede resultar “intolerable”, según Naomi, así como provocar un fuerte deseo de escapar. Mientras tanto, la sobreestimulación crónica a menudo ocasiona estrés persistente, agotamiento y una sensación de estar abrumado de forma constante.2 Para descubrir si lo que está experimentando es sobreestimulación o agobio, y para saber cómo superarlo, es necesario conocer las diferencias.
La verdad sobre la sobreestimulación
La sobreestimulación es un estado en el que el cerebro tiene dificultades para procesar la información sensorial entrante, mientras que el agobio es, en términos más amplios, una reacción emocional al estrés o la ansiedad. El término "sobreestimulado" se ha convertido en una palabra de moda, casi una jerga, para describir la sensación de estar presionado por muchas cosas. Sin embargo, esta experiencia sensorial intensa no es lo mismo que sentirse agobiado o abrumado.
•La sobreestimulación desencadena respuestas fisiológicas y emocionales intensas: el artículo de TIME indica que las reacciones a la sobreestimulación suelen ser bastante intensas, sobre todo en personas con afecciones como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos de ansiedad y esquizofrenia.3
Estas reacciones incluyen un fuerte deseo de huir, sentimientos de inquietud, ansiedad, ataques de pánico e incluso agitación. Las personas suelen experimentar mareos, dolores de cabeza, tensión muscular y palpitaciones cardíacas, lo que demuestra una respuesta de estrés del cuerpo a la sobrecarga sensorial.
•Las madres primerizas con frecuencia describen su experiencia como sobreestimulación: Caitlin Slavens, quien es psicóloga especializada en salud mental materna, agrega que muchas madres primerizas describen su estado de máxima actividad como “sobreestimulación”, lo que subraya cómo el bombardeo sensorial en la vida moderna contribuye a esta sensación.4
Si bien, se reconoce que el término “sobreestimulado” a veces se utiliza de manera imprecisa, los expertos subrayan la realidad de la sobrecarga sensorial como una experiencia distinta.
•Diferencias entre agobio y sobreestimulación: Naomi Torres-Mackie explica las diferencias esenciales entre estas dos emociones:
“Si se siente inundado con tareas y solicitudes del trabajo, y aun así es capaz de realizar sus actividades, es posible que se sienta agobiado o abrumado. Pero si se queda paralizado y no es capaz de actuar, o quizás incluso tenga un ataque de pánico, entonces es probable que esté sobreestimulado”.5
•Las estrategias de afrontamiento dependen de la gravedad de la experiencia: también es de gran ayuda examinar la causa y el impacto en la vida diaria. Si la sensación solo causa incomodidad, las estrategias de adaptación, como la terapia cognitivo conductual, tienen muy buenos resultados.
Como afirma Naomi: “evitar algo que es incómodo suele ser contraproducente, porque no desarrollamos los músculos para lidiar con ello”.6 No obstante, si la sensación es intolerable, significa que se trata de un estado más profundo de sobreestimulación.
•Estrategias para afrontar la sobreestimulación y el agobio: el artículo de TIME describe algunos pasos prácticos y viables para regular el sistema nervioso, controlar las emociones intensas y lograr calma y equilibrio, entre las que se encuentran:
◦Buscar un espacio tranquilo
◦Practicar técnicas de conexión con la tierra para concentrarse en sus cinco sentidos
◦Conseguir el apoyo de amigos en situaciones sociales
◦Usar audífonos con cancelación de ruido para reducir la entrada auditiva
◦Hablar con un profesional
Para obtener más información sobre cómo sentirse abrumado afecta su comportamiento, lea “El efecto de este estado emocional en su comportamiento”
La sobreestimulación crónica conduce al agotamiento
De acuerdo con el libro "The highly sensitive brain", la sobreestimulación crónica a menudo se presenta como un conjunto de problemas, en particular "sentirse estresado", "sufrir agotamiento" o solo sentirse "agobiado".7
•La sobreestimulación crónica afecta tanto la salud como el rendimiento: la autora, la psicóloga Elaine Aron, explica que este estado persistente de sobreexcitación no solo afecta el descanso y la salud general, sino que también perjudica el rendimiento en los ámbitos profesional y personal con el paso del tiempo. Las personas que experimentan esto a menudo dejan de lado sus propias necesidades, lo que contribuye a la naturaleza insidiosa del problema.
•Las transiciones de la vida suelen provocar una sobreexcitación en individuos sensibles: esto se debe a que estos cambios exigen adaptaciones rápidas a nuevos estímulos y rutinas, lo cual es un proceso desafiante para aquellos que prefieren un ritmo más lento y una reflexión profunda. Incluso si los cambios son positivos, como tomar unas vacaciones, mudarse o casarse, traen consigo efectos secundarios negativos como inquietud y trastornos del sueño.
•La sobreestimulación y los ataques de pánico tienen una relación estrecha: el libro establece una conexión entre la sobreestimulación intensa y los ataques de pánico. Sugiere que, en el caso de las personas sensibles, los ataques de pánico a menudo surgen de experiencias sensoriales abrumadoras, que conducen a una "sensación aterradora de no poder afrontar la situación" y un temor posterior de que vuelva a ocurrir.
•Los ataques de pánico inducidos por sobreestimulación se diferencian de los ataques de pánico tradicionales: estos suelen resolverse más rápido cuando se identifica la causa subyacente (la sobreestimulación) y cuando se aborda con estrategias adecuadas. Además, no es fácil diferenciar la experiencia fisiológica de la sobreexcitación y la del miedo, lo que lleva a las personas a evitar situaciones que podrían desencadenarla.
•Las conductas de evitación refuerzan la sobreestimulación: la conducta de evitación se manifiesta de diversas maneras, como la renuencia a socializar en nuevos entornos, lo que dificulta formar nuevas amistades o limita la participación social para mantener una sensación de control sobre la información sensorial.
•Las estrategias de afrontamiento a corto plazo se centran en el alivio inmediato: “The Highly Sensitive Brain” explica estrategias a corto y largo plazo para lidiar con la sobreestimulación. El afrontamiento a corto plazo se centra en prácticas de autocuidado inmediato, como dormir bien, llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio con regularidad y realizar actividades de descanso como la meditación o pasar tiempo en la naturaleza.
•Las estrategias a largo plazo implican establecer límites y hacer ajustes en el estilo de vida: manejar la sobreestimulación de manera efectiva requiere límites saludables en las relaciones y en el trabajo para limitar la exposición a situaciones abrumadoras. Este enfoque integral sugiere que, para manejar la sobreestimulación, se necesitan tanto respuestas inmediatas a los episodios agudos como ajustes sostenidos en el estilo de vida para minimizar los desencadenantes y mejorar la resiliencia.
La sobrecarga sensorial provoca una respuesta de lucha o huida
La sobrecarga sensorial es una experiencia común que puede afectar a cualquier persona. La Clínica Cleveland utiliza la analogía de un navegador de Internet sobrecargado con demasiadas pestañas abiertas para ilustrar cómo la sobrecarga sensorial "congela" el cerebro e impide que funcione de manera normal.8
•La sobrecarga sensorial se desencadena por el sistema nervioso simpático: este sistema, que se conoce como el sistema de alarma del cuerpo, es responsable de la respuesta de "lucha o huida". Este sistema se activa cuando sentimos peligro o estrés significativo y, en el contexto de una sobrecarga sensorial, se desencadena por aspectos de su entorno que el cerebro percibe como demasiado intensos o caóticos.
•La sobrecarga sensorial es una respuesta real del cuerpo: comprender esta base fisiológica es fundamental para reconocer la sobrecarga sensorial como algo más que una simple sensación, pues se trata de una respuesta real del cuerpo al estrés que percibe en el ambiente.
•Los desencadenantes de la sobrecarga sensorial varían de una persona a otra y estos son algunos de los más comunes:
◦Los ruidos fuertes y constantes, como la música de conciertos o los restaurantes bulliciosos, suelen ser los culpables
◦Desencadenantes visuales, como entornos desordenados, o luces brillantes e intermitentes
◦Los olores fuertes, como los perfumes o los productos de limpieza, también provocan una sobrecarga sensorial
◦Algunas sensaciones en la piel, como las que genera la ropa áspera o ajustada
◦El sabor de los alimentos, en especial si se perciben como fuertes o si tienen texturas desconocidas
•La sobrecarga a menudo surge por múltiples desencadenantes que actúan al mismo tiempo: estar en un entorno ruidoso, lleno de personas, muy iluminado y con un aroma intenso como el Times Square intensifica la sobrecarga sensorial.
•Síntomas mentales y emocionales de la sobrecarga sensorial: la sobrecarga sensorial suele conducir a sensaciones de estrés, ansiedad, confusión, una incapacidad paralizante para concentrarse, irritabilidad y pensamientos acelerados.
•Los síntomas físicos reflejan una mayor respuesta del cuerpo al estrés: la sobrecarga sensorial provoca mareos, enrojecimiento de la cara, temblores, sudoración y opresión en el pecho. Estos síntomas físicos reflejan la respuesta del cuerpo al estrés, que puede progresar a un ataque de pánico si no se controla.
•Ciertas condiciones hacen que la persona sea más susceptible a la sobrecarga sensorial: las personas con ansiedad pueden experimentar una sobrecarga sensorial en situaciones sociales o cuando enfrentan fobias, mientras que aquellas con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse, lo que lleva a una sobrecarga. Las personas con autismo suelen tener aversiones sensoriales, lo que las hace más propensas a sobrecargarse cuando se exponen a estímulos que no les gustan.
Para las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT), los desencadenantes sensoriales evocan recuerdos traumáticos e inducen una sobrecarga sensorial.
•Reconocer sus propios desencadenantes es fundamental para prevenir la sobrecarga: identificar los desencadenantes personales es el primer paso hacia la prevención. Una vez que se reconocen los desencadenantes, ya sean lugares o sonidos, se pueden desarrollar estrategias para mitigar la exposición o manejar las reacciones. Practicar estrategias de afrontamiento como la respiración lenta con regularidad, incluso cuando no se sienta abrumado, le permitirá desarrollar resiliencia.
Qué hacer si está sobreestimulado
Ya sea que esté lidiando con la sobreestimulación o con una sensación más amplia de agobio, debe saber que existen pasos prácticos para recuperar el control y encontrar la calma. La clave es implementar estrategias que calmen su sistema nervioso y le ayuden a manejar la información sensorial de forma más efectiva. Para construir una base más sólida para manejar el estrés y los desafíos sensoriales, considere estos enfoques adicionales:
1. Nutra su resiliencia con carbohidratos saludables: aumentar su consumo de carbohidratos saludables ayuda a reducir el cortisol, que se conoce como una hormona del estrés y del envejecimiento. Los carbohidratos ayudan a mantener el nivel de azúcar en la sangre, por lo que el cuerpo ya no necesita aumentar el cortisol para generar glucosa. Este apoyo nutricional es fundamental para construir una defensa más fuerte contra los factores estresantes de la vida cotidiana.
2. Salga a caminar al aire libre todos los días: “el cerebro hipersensible” destaca la importancia del “tiempo de inactividad”, lo que incluye pasar tiempo en la naturaleza para lidiar con la estimulación. Salir a caminar al aire libre es una forma sencilla pero muy poderosa de incorporar este consejo a su vida. Una caminata rápida, en especial si es en un entorno natural, no solo permite hacer ejercicio físico sino que también actúa como un reinicio sensorial.
El aire fresco, los sonidos y la simplicidad visual de la naturaleza ofrecen un contraste muy marcado con los estímulos de nuestros entornos interiores y urbanos, que suelen ser artificiales y abrumadores. Este tiempo al aire libre permite que su sistema nervioso se descomprima y se recalibre, lo cual mejora la capacidad para manejar la información sensorial.
3. Priorice un sueño adecuado para recargar su sistema: un sueño adecuado no solo implica sentir que ha descansado, sino que es una piedra angular para que su cuerpo sea capaz de manejar el estrés y la información sensorial. Cuando no duerme el tiempo suficiente, el sistema nervioso se vuelve más reactivo y menos resistente, lo que lo hace más vulnerable tanto a la sobreestimulación como al agobio.
Su sueño es una parte no negociable de su rutina diaria. Intente tener un sueño reparador y constante para fortalecer sus defensas neurológicas contra la sobrecarga sensorial y mejorar su capacidad general para afrontar las exigencias de la vida.
4. Defina un lugar que sea su santuario personal: establezca un espacio al que pueda retirarse cuando el mundo sea muy abrumador. Puede ser un rincón tranquilo de su casa, su habitación o incluso un sillón cómodo. Equipe ese espacio con elementos que le ayuden a relajarse.
Quizás requiera una manta acogedora, su almohada favorita o un difusor de aceites esenciales con aromas calmantes. Cuando comience a sentir esos signos familiares de sobrecarga sensorial, ir a su santuario puede ser su primera línea de defensa para reducir la tensión antes de sentirte abrumado por completo.
5. Conéctese con el presente: una de las técnicas más inmediatas y efectivas para combatir la sobreestimulación es concentrarse en sus sentidos. Como sugiere Naomi: “usted entra en contacto con la misma cosa que lo hace sentir agobiado” cuando involucra sus sentidos de forma consciente.9 Tómese un momento para notar lo que siente físicamente: la textura de su ropa, la calidez de su piel. Observe su entorno: ¿cuáles son los colores, las formas o los patrones que puede percibir?
Escuche con atención: ¿puede identificar diferentes sonidos, cercanos y lejanos? Estimule su sentido del olfato con un aroma reconfortante, como el aceite esencial de menta, para evocar sentimientos positivos. Incluso algo tan simple como saborear algo agradable, como una taza de té caliente, ayuda a regresar al momento presente y reducir el caos sensorial.
Si desea conocer más estrategias para mantener la calma en situaciones abrumadoras, lea “Técnicas de relajación para mantener la calma en momentos de caos".
Preguntas frecuentes sobre la sobreestimulación y el agobio
P: ¿Cuál es la diferencia entre la sobreestimulación y el agobio?
A: La sobreestimulación ocurre cuando el cerebro no puede procesar la información sensorial que recibe de su entorno, como ruidos fuertes o luces brillantes. Por su parte, el agobio es una respuesta emocional al estrés y la ansiedad, a menudo cuando siente que tienes demasiadas responsabilidades y no la capacidad suficiente para manejarlas.
P: ¿Qué desencadena la sobrecarga sensorial?
A: Los desencadenantes comunes incluyen ruidos fuertes y constantes, luces brillantes o intermitentes, olores fuertes como perfumes, ciertas texturas o ropa incómoda e incluso sabores intensos. Esto sucede a menudo cuando varios sentidos son bombardeados a la vez, como en lugares ruidosos, llenos de personas, y llenos de estímulos visuales.
P: ¿Cómo afecta física y mentalmente la sobrecarga sensorial?
A: La sobrecarga sensorial desencadena síntomas tanto mentales como físicos. En el plano mental, puede sentirse estresado, ansioso, confundido, irritable y tener pensamientos acelerados o no ser capaz de concentrarse. En el plano físico, los síntomas incluyen mareos, enrojecimiento de la piel, temblores, sudoración y opresión en el pecho.
P: ¿La sobrecarga sensorial es algo que solo afecta a personas con afecciones específicas?
R: No, cualquiera puede experimentarla, pero es más común en personas con ansiedad, TDAH, autismo y trastorno de estrés postraumático. Incluso sin una condición diagnosticada, las experiencias traumáticas pasadas o los entornos con estímulos intensos provocan una sobrecarga sensorial en cualquier persona.
P: ¿Cuáles son algunas estrategias prácticas para afrontar la sobrecarga sensorial?
A: Concentrarse en los cinco sentidos para reconectarse con el presente ayuda a reducir la sensación de estar abrumado o agobiado. También ayuda crear un espacio personal en el que pueda retirarse y sentirse tranquilo. En situaciones sociales, tener un amigo que conozca sus necesidades es de gran ayuda. El uso de audífonos con cancelación de ruido ayuda a minimizar la entrada de sonidos abrumadores y la práctica de ejercicios de respiración lenta ayuda a calmar el sistema nervioso y recuperar el control.