📝HISTORIA EN BREVE

  • El butirato, un ácido graso de cadena corta que se produce cuando las bacterias del intestino fermentan la fibra alimentaria, sirve como fuente de energía para las células del colon y como una molécula importante de señalización para regular el sistema inmunológico
  • Dado que inhibe las histonas desacetilasas (HDAC) y suprime la vía NF-κB, el butirato actúa como un poderoso agente antiinflamatorio, pues ayuda a prevenir la inflamación crónica que contribuye a diversas enfermedades
  • El butirato promueve el desarrollo de células T reguladoras mientras modula otras células inmunológicas, lo que ayuda a mantener la tolerancia inmunológica y a prevenir respuestas autoinmunes al tiempo que ayuda a equilibrar la función del sistema inmunológico
  • El butirato es muy importante en el control de enfermedades crónicas como la EII, la esclerosis múltiple y la diabetes tipo 2, ya que reduce la inflamación y apoya la función de la barrera intestinal
  • Algunas Investigaciones recientes sugieren que el butirato influye en la salud del cerebro, ya que modula el eje intestino-cerebro; reduce la neuroinflamación y apoya la función cognitiva, además, ejerce un rol de apoyo para prevenir trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer y la depresión

🩺Por el Dr. Mercola

El cuerpo es un sistema complejo y eficiente que trabaja de forma constante para mantener su equilibrio y su salud. Un componente esencial de esta red tan compleja es el sistema inmunológico, que es la principal defensa del cuerpo contra un bombardeo constante de amenazas externas, como bacterias, virus, hongos y parásitos.

Aunque resulte curioso, una molécula que se produce en el intestino y que parece simple, conocida como butirato, tiene un rol muy significativo y multifacético en la regulación de este complejo sistema de defensa.

El butirato es un ácido graso de cadena corta (AGCC) que se produce cuando las bacterias beneficiosas del intestino fermentan la fibra alimentaria en el colon. Es una fuente primaria de energía para los colonocitos, que son las células que recubren el colon, y ejerce un rol fundamental para mantener la integridad del intestino.1 El butirato es más que un simple combustible para el intestino, ya que es una molécula de señalización muy poderosa que afecta la regulación inmunológica, la inflamación y la salud sistémica.

El butirato y la inflamación: cómo apagar el fuego interno

La inflamación es una respuesta natural del cuerpo y es esencial cuando hay una lesión, infección o irritación. Es la forma en la que el cuerpo indica que algo anda mal e inicia el proceso de curación. Sin embargo, cuando la inflamación se vuelve crónica y persiste durante períodos prolongados, contribuye a una amplia gama de problemas de salud, tales como enfermedades cardiovasculares, artritis, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y trastornos autoinmunes.2

El butirato actúa como un agente inmunomodulador natural muy potente, ayuda a regular esta respuesta vital y evita que se salga de control.3 Una vía principal implica inhibir las histonas desacetilasas (HDAC), las cuales son enzimas que influyen en la expresión genética al modificar las histonas.4

Las histonas son proteínas que empaquetan el ADN y sus modificaciones activan o silencian genes específicos. Ya que inhibe las HDAC, el butirato promueve la expresión de genes antiinflamatorios mientras suprime las señales proinflamatorias, lo que permite mantener una respuesta inmunológica equilibrada.5

Otro mecanismo fundamental a través del cual el butirato reduce la inflamación es cuando suprime la vía NF-κB (el factor nuclear kappa B).6 El NF-κB es un complejo proteico que actúa como regulador maestro de la respuesta inflamatoria, lo que controla la producción de numerosas citocinas proinflamatorias, incluyendo el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleucina-6 (IL-6) y la interleucina-1β (IL-1β).7

Estas citocinas actúan como mensajeros, pues reclutan células inmunológicas a la zona de la inflamación. El butirato inhibe la activación de NF-κB, lo que amortigua la cascada inflamatoria y promueve la homeostasis inmunológica.8 El butirato también influye en la actividad de las células inmunológicas dentro del intestino, en especial de los macrófagos, que tienen dos funciones en lo que respecta a la inflamación.9

Estas células promueven la inflamación o ayudan a reparar y curar los tejidos, dependiendo de su estado de activación. El butirato estimula a los macrófagos a adoptar un fenotipo antiinflamatorio, lo cual reduce el daño tisular y favorece la recuperación.10 Además de sus efectos directos sobre las vías inflamatorias, el butirato refuerza la barrera intestinal, lo que impide que las bacterias nocivas y las toxinas se trasladen al torrente sanguíneo.11

El butirato organiza la respuesta inmunológica

El sistema inmunológico depende de una amplia gama de células especializadas que trabajan en coordinación para defender el cuerpo contra invasores dañinos mientras mantienen la tolerancia a los autoantígenos. Entre estas células, las células T ejercen un rol importante en la inmunidad adaptativa. El butirato influye en la función de las células T, pues le da forma a las respuestas inmunológicas y mantiene el equilibrio entre las vías proinflamatorias y antiinflamatorias.12

Una de las funciones más importantes del butirato es su capacidad para promover la diferenciación y proliferación de las células T reguladoras (Tregs), sobre todo de las Tregs derivadas periféricamente (pTregs) en el intestino. Las células Treg son esenciales para mantener la tolerancia inmunológica y evitar que el sistema inmunológico ataque los propios tejidos del cuerpo. Debido a que aumenta la expresión del factor de transcripción Foxp3, que es necesario para el desarrollo de las células Treg, el butirato aumenta la población de estas células.

La mayoría de las células pTreg inducidas por el butirato se localizan en el colon, donde ayudan a mantener la homeostasis intestinal y suprimir las respuestas inflamatorias. Esta acción localizada depende de la exposición directa al butirato, ya que se demostró que la suplementación con alimentos ricos en butirato o enemas de butirato aumentan de forma significativa las poblaciones de pTreg colónicas.13

El butirato también modula la actividad de las células T efectoras, en particular las células Th1 y Th17.14 Las células Th1 son esenciales para la defensa contra patógenos intracelulares,15 mientras que las células Th17 ejercen un rol en la lucha contra bacterias y hongos extracelulares.16 Sin embargo, la activación excesiva de cualquiera de los subconjuntos contribuye a la inflamación crónica y la autoinmunidad.17 La capacidad del butirato para suprimir la diferenciación y la función de las células Th1 y Th17 resalta aún más sus propiedades inmunorreguladoras.

Además de sus efectos sobre las células T, el butirato influye en las células dendríticas (CD), que son esenciales para unir la inmunidad innata y adaptativa. Las CD capturan antígenos y los presentan a las células T, iniciando respuestas adaptativas del sistema inmunológico.

El butirato modula la maduración y la activación de las CDs, ya que reduce su capacidad para desencadenar respuestas de células T proinflamatorias. Esto garantiza que el sistema inmunológico se active solo cuando sea necesario y evita reacciones inmunológicas excesivas o inapropiadas.18

El butirato es un factor clave para tratar las enfermedades inflamatorias crónicas

Las enfermedades inflamatorias crónicas surgen cuando las respuestas inmunológicas o inflamatorias del cuerpo se desregulan, lo que provoca inflamación prolongada, daño tisular y síntomas debilitantes. Dada su capacidad para modular las respuestas inmunológicas y reducir la inflamación, el butirato se ha establecido como un agente terapéutico para prevenir y controlar enfermedades crónicas.

La enfermedad intestinal inflamatoria (EII), que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, se encuentra entre las enfermedades autoinmunes más estudiadas en el contexto de la terapia con butirato. Estas enfermedades implican una inflamación crónica del tracto digestivo, impulsada por una respuesta inmunológica hiperactiva a la microbiota intestinal.

Las propiedades antiinflamatorias del butirato y su capacidad para mejorar la función de la barrera intestinal proporcionan un excelente tratamiento para la EII. Las investigaciones demuestran que la suplementación con butirato reduce la inflamación en el revestimiento intestinal, promueve la reparación de tejidos y mejora la salud intestinal general.19

En la esclerosis múltiple (EM), que es una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central, el butirato interviene en la modulación de las respuestas inmunológicas y se ha demostrado que reduce la inflamación. También se ha demostrado que previene el daño a la mielina, que es la cubierta protectora que rodea las fibras nerviosas, una característica distintiva de la patología de la EM.20

En la diabetes tipo 2, que implica una disfunción progresiva de las células beta productoras de insulina en el páncreas, se ha demostrado que el butirato preserva la función de las células beta pues las protege contra el daño inducido por las citocinas proinflamatorias. El butirato regula la secreción de insulina estimulada por glucosa (GSIS), reduce la expresión de genes inflamatorios y mitiga los deterioros funcionales causados por citocinas como IL-1β.21

El lupus eritematoso sistémico (LES), que es una enfermedad autoinmune compleja que afecta a múltiples órganos, es otra afección relacionada con una microbiota intestinal desregulada y la producción reducida de butirato. Restaurar los niveles de butirato a través de intervenciones alimenticias o suplementarias mejora la disbiosis intestinal y disminuye la gravedad de los síntomas relacionados con el lupus.22

El rol del butirato en el tejido linfoide asociado al intestino (GALT)

El intestino no solo es responsable de absorber los nutrientes, sino que también es el sitio de actividad inmunológica más grande del cuerpo, ya que cerca del 70 % de las células inmunológicas residen dentro del tejido linfoide asociado al intestino (GALT).23 Esta red especializada toma muestras de antígenos del lumen intestinal y organiza respuestas inmunológicas que equilibran la defensa contra los patógenos con tolerancia a los antígenos alimentarios y los microbios beneficiosos.24

El butirato es fundamental para mantener este equilibrio, ya que modula la actividad inmunológica dentro del GALT. Sus efectos localizados aseguran que las respuestas inmunológicas se mantengan controladas, lo que previene la inflamación crónica y la autoinmunidad que resultan de las defensas hiperactivas. Un mecanismo de vital importancia implica la capacidad del butirato para mejorar el desarrollo y la función de las células T reguladoras.25

La integridad de la barrera intestinal, que es una capa de células epiteliales que evita que microbios y toxinas dañinos entren al torrente sanguíneo, es otro aspecto importante de la función del GALT. El butirato fortalece esta barrera cuando aumenta la expresión de las proteínas de unión estrecha que sellan los espacios entre las células.26

Las células dendríticas (CD) dentro del GALT, que son responsables del muestreo y la presentación de antígenos, también están influenciadas por el butirato. Al modular la maduración y la actividad de las CD, el butirato garantiza que las respuestas inmunológicas sigan siendo apropiadas, pues reduce la probabilidad de inflamación o de autoinmunidad innecesarias.27,28

La microbiota intestinal también moldea la actividad del GALT, con bacterias productoras de butirato como Faecalibacterium prausnitzii y Roseburia que fomentan un ecosistema microbiano equilibrado que ayuda a regular el sistema inmunológico.29 La disbiosis, o una alteración del equilibrio microbiano, suele asociarse con niveles más bajos de butirato y un mal funcionamiento del GALT.30

El butirato: una molécula pequeña de gran alcance

El butirato, que se produce por las bacterias del intestino durante la fermentación de la fibra, es vital para regular el sistema inmunológico, controlar la inflamación y favorecer la salud general. Su capacidad para apoyar la integridad intestinal e influir en la función de las células inmunológicas resalta su potencial terapéutico para abordar las enfermedades autoinmunes y otras afecciones crónicas.

Si hace lo necesario para tener un microbioma intestinal saludable, podrá promover la producción de butirato de forma natural y fortalecer sus defensas inmunológicas. Para aumentar la producción de butirato, es esencial nutrir las bacterias beneficiosas del colon que lo producen, y este es un proceso que solo se lleva a cabo en el colon.

Como explico en mi libro "Los secretos de la salud celular", eliminar los agentes ambientales que perjudican las mitocondrias crea un terreno donde estas bacterias pueden prosperar y producir butirato para nutrir los colonocitos y optimizar la salud del intestino.