📝HISTORIA EN BREVE
- Los científicos descubrieron moléculas especializadas de ácidos biliares producidas por bacterias intestinales que aumentan o disminuyen el almacenamiento de grasa, lo cual influye en el control del peso
- Una combinación deficiente de microbios intestinales dificulta la pérdida de peso y desestabiliza los niveles de azúcar en la sangre, mientras que las bacterias beneficiosas ayudan a restablecer el equilibrio metabólico y favorecen una regulación saludable del peso
- Los microbios intestinales se comunican de manera directa con los genes que controlan el gasto de energía e influyen en la liberación de hormonas, incluyendo el GLP-1, que regula el apetito y los niveles de azúcar en la sangre
- Las personas con exceso de grasa corporal suelen tener poblaciones de bacterias intestinales menos diversas, lo que sugiere que aumentar la diversidad de microbios es clave para mejorar la salud metabólica
- El uso temprano de antibióticos, alimentos procesados y aceites de semillas alteran las bacterias intestinales beneficiosas, mientras que los cambios estratégicos en la alimentación y la suplementación adecuada ayudan a restablecer el equilibrio de microbios saludable
🩺Por el Dr. Mercola
Los desequilibrios graves de los microbios intestinales sabotean el modo en que el cuerpo maneja la grasa. Casi 2 mil millones de adultos en todo el mundo están diagnosticados con sobrepeso, y más de la mitad de ellos entran en la categoría de obesidad.1 La obesidad conduce a desequilibrios metabólicos peligrosos que con frecuencia causan diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y complicaciones de salud a largo plazo.
Los investigadores identificaron moléculas especializadas de ácidos biliares producidas por ciertas bacterias intestinales que aumentan o suprimen la acumulación de grasa.2 Esto es importante porque el exceso de grasa corporal, si se ignora, genera inflamación generalizada y resistencia a la insulina, lo que favorece la aparición de enfermedades que amenazan el funcionamiento y la longevidad general. Además, una mala combinación de microbios hace que sea más difícil perder peso y mantener niveles estables de azúcar en la sangre.3
Por otro lado, es posible restablecer el equilibrio de grasa si se apoya de forma intencional a las bacterias beneficiosas. Cuando restringe los compuestos dañinos y consume carbohidratos nutritivos, ayuda a que estos microbios prosperen y puedan cambiar su peso y energía a niveles más saludables.
La influencia de los microbios intestinales en el metabolismo de las grasas
Un estudio publicado en Nature4 investigó cómo los procesos internos del cuerpo se relacionan con las bacterias intestinales para influir en la regulación de la grasa. Los investigadores analizaron un grupo de compuestos llamados conjugados de ácido biliar-metilcisteamina (BA-MCY), los cuales se forman cuando la enzima vanina 1 (VNN1) une una molécula pequeña (metilcisteamina) a los ácidos biliares. Los ácidos biliares son sustancias que se producen en el hígado para ayudar a digerir las grasas, pero estos conjugados particulares no están muy estudiados.
Los investigadores se propusieron determinar cómo este conjunto de moléculas modifica la vía que controla la producción de grasa en el hígado. Los científicos realizaron las pruebas en ratones de laboratorio. Quisieron ver si crear conjugados BA-MCY afecta la acumulación de colesterol y el almacenamiento de grasa en el hígado a lo largo del tiempo.5
Algunos ratones se criaron para tener niveles de colesterol más elevados de lo normal, mientras que otros se mantuvieron como controles para comparar los resultados. El estudio de estos animales durante varias semanas permitió averiguar si cambiar el equilibrio de ciertos ácidos biliares tiene o no un efecto significativo en el metabolismo de las grasas.
Un descubrimiento fue que los ácidos biliares libres actúan como agonistas de un receptor llamado receptor farnesoide X (FXR). El FXR es como un interruptor maestro para la producción de ácidos biliares, ya que disminuye la creación de ácidos biliares nuevos en el cuerpo cuando ya circulan suficientes. No obstante, los conjugados BA-MCY se comportaron como antagonistas de FXR.6
Esto significa que bloquearon o amortiguaron el freno habitual del FXR en la producción de ácidos biliares. Si lo imagina como un termostato, los ácidos biliares libres le dicen al sistema que apague el calor (creación de bilis), mientras que los conjugados BA-MCY le dicen al sistema que aún caliente (aún produzca ácidos biliares).
Los investigadores también observaron que estos ácidos biliares marcados con MCY elevaron los niveles de genes responsables de producir más ácidos biliares. Por lo general, el FXR reduce esos mismos genes, lo que causa una desaceleración en la síntesis de ácidos biliares.7
Debido a que interfieren con el FXR, los conjugados BA-MCY revirtieron el ciclo de retroalimentación negativa habitual, lo que significa que el hígado aún generó ácidos biliares nuevos a pesar de que ya existían. Desde un punto de vista metabólico, ese cambio alteró la forma en que se almacena la grasa, sobre todo en ratones propensos a problemas de colesterol.
Una parte del estudio implicó introducir BA-MCY marcado con isótopos estables en ratones, lo que permitió al equipo rastrear cómo se mueven estas moléculas dentro del cuerpo. Los resultados demostraron que una mayor cantidad de estos conjugados significó más ácidos biliares en general, lo que se correlaciona con menos lípidos en el hígado.8 Menos lípidos indican que se acumularon menos gotas de grasa en las células del hígado, lo cual puede ayudar a proteger contra las condiciones del hígado graso u otros desequilibrios relacionados con la grasa.
Debido a que identificaron estos cambios, los investigadores relacionaron la presencia de conjugados BA-MCY con alteraciones en el proceso normal de manejo de grasa del cuerpo. Resultó que factores de la alimentación, como la fibra tipo inulina, también influyeron en la cantidad de moléculas de BA-MCY que circularon. En resumen, la alimentación de los ratones moldeó el entorno, que a su vez moldeó el resultado del almacenamiento de grasa a través de estas moléculas especializadas.
Los investigadores destacaron que los microbios intestinales son fundamentales para provocar este proceso de conjugación MCY. La producción de ácidos biliares libres disminuye cuando no hay bacterias intestinales, lo que a su vez limita la formación de conjugados BA-MCY. Estos hallazgos resaltan una relación de beneficio mutuo: los microbios determinan la cantidad de ácidos biliares libres disponibles y luego el huésped los convierte en BA-MCY, lo que regula el equilibrio del metabolismo de las grasas.
Aunque la investigación se realizó en su mayor parte con modelos animales, el estudio confirmó que varias formas de BA-MCY aparecen en el suero humano. Estos hallazgos sugieren que existe un equilibrio similar en el cuerpo, el cual mantiene el colesterol bajo control a través de mensajeros químicos que recién se identificaron.
La influencia de la microbiota intestinal en la progresión de la obesidad
Una revisión publicada en Biomedicine & Pharmacotherapy9 también se centró en cómo el ecosistema de bacterias dentro de los intestinos se relaciona con el aumento persistente de peso y las enfermedades graves. Los autores examinaron múltiples líneas de investigación que destacaron un vínculo entre los desequilibrios de la microbiota intestinal y los trastornos metabólicos crónicos. Su objetivo fue determinar cómo cepas bacterianas específicas, junto con sus subproductos de fermentación, determinan la susceptibilidad a los problemas relacionados con la obesidad.
Ese análisis abarcó varias poblaciones adultas, incluyendo a personas con riesgo elevado de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y complicaciones hepáticas.10 Aunque la gravedad de las condiciones de salud de estos grupos diferían, la característica común subyacente fue un patrón de desequilibrio de bacterias. Los hallazgos demuestran que ciertos microbios en el entorno intestinal están asociados con un mayor peso corporal, un aumento de los marcadores inflamatorios y una mala regulación de energía.
Los investigadores observaron que la alimentación rica en grasas no saludables inclina el ecosistema del intestino hacia un crecimiento excesivo de bacterias capaces de aumentar la inflamación.11 Estos microbios empeoran la tensión metabólica mediante la liberación de endotoxinas (que son moléculas pequeñas que causan ataques inmunitarios).
Esto significa que, si consume alimentos grasosos y no saludables con regularidad, su perfil microbiano se vuelve más sesgado, lo que afecta la forma en cómo su cuerpo usa y almacena energía. Es posible que experimente más episodios de caídas de energía o aumento de peso inexplicable.
Además, la investigación en esta revisión demostró que el ayuno cada dos días causó la producción de ciertos ácidos grasos de cadena corta (AGCC) asociados con más grasas termogénicas (“que producen calor”).12 La grasa termogénica promueve la quema de calorías.
Según los autores, controlar los horarios de las comidas influyó de forma directa en la flora intestinal. Lo llamaron una “estrategia prometedora” para reducir la grasa corporal, y sugirieron que espaciar de manera ocasional las comidas o implementar intervalos cortos de ayuno puede producir microbios más beneficiosos que ajusten el uso de energía.
La revisión también describió cómo la composición microbiana determina si el colesterol se mueve mediante el sistema sin problemas o se acumula en las arterias.13 Muchas especies microbianas descomponen los ácidos biliares de maneras que mejoran la excreción de colesterol, pero una alimentación que carece de fibra reduce estas especies beneficiosas. Como resultado, es posible que observe mayores niveles de lípidos no saludables.
El artículo también describe ángulos terapéuticos que apuntan al desequilibrio de bacterias.14 Cuando se alimentan las bacterias intestinales con los sustratos adecuados (como vegetales fibrosos, frutas maduras o almidones resistentes), se crea un ecosistema estable que beneficia el control del peso y la resiliencia metabólica. Sin embargo, es importante entender que si la salud intestinal es mala, el aumento de fibra alimenticia debe hacerse de forma gradual para evitar la producción de endotoxina, que es un veneno para las mitocondrias.
Los microbios intestinales influyen en el peso corporal y el almacenamiento de la grasa
En un estudio publicado en Nutrition Today, los investigadores exploraron más a fondo la microbiota intestinal y su relación con las fluctuaciones del peso corporal.15 Mediante la examinación de modelos de laboratorio y varias observaciones clínicas, buscaron determinar si el microbioma tiene una influencia que aún no se aprovecha sobre el equilibrio de la energía, la absorción de nutrientes y la probabilidad de desarrollar obesidad.
Los autores observaron que las personas que tienen más grasa corporal por lo general tienen menos especies microbianas en su intestino, pero el estudio también destacó que esta diferencia no se reduce a una proporción única de grupos de bacterias. En cambio, la investigación ilustró la necesidad de diversos métodos de análisis (como la focalización del ARNr 16S para la identificación taxonómica o la metagenómica shotgun para descubrir funciones genéticas) para capturar con precisión lo que sucede dentro de los intestinos.16
Aunque los voluntarios del estudio provinieron de diferentes orígenes, un tema se mantuvo constante: una comunidad intestinal más uniforme se correlacionó con cinturas más grandes y una menor flexibilidad metabólica.
Algunos estudios en ratones aportaron información adicional de la importancia de estos microbios. Cuando se criaron en condiciones libres de gérmenes, los roedores tuvieron menos grasa corporal en comparación con los ratones estándar, a pesar de comer cantidades similares o incluso mayores de alimento.17 Este fenómeno ocurre porque los animales sin gérmenes pierden la energía extra que las bacterias suelen extraer de las fibras no digeribles.
En otras palabras, ciertos microbios intestinales descomponen sustancias que de otro modo no digiere por completo, lo que le da a su cuerpo calorías adicionales. El estudio explicó que, una vez que se introdujeron comunidades de microbios en ratones sin gérmenes, esos ratones comenzaron a almacenar más grasa. Una diferencia clave que destacaron los autores es que las muestras de heces no siempre aportan un panorama completo. Los microbios que se adhieren al revestimiento intestinal a veces son diferentes de los que pasan por el cuerpo en las heces.18
Esto significa que, si un laboratorio solo analiza las heces para determinar la composición de las bacterias, puede pasar por alto ciertas especies que viven cerca de la pared intestinal. Para usted, eso implica que se necesita un enfoque más exhaustivo antes de decidir qué alimentación o suplemento fomenta un microbioma equilibrado de verdad. La investigación sugirió que, en el futuro, los médicos y nutricionistas pueden combinar múltiples técnicas de muestreo para obtener una visión más completa de cómo se comporta cada población de bacterias.
El artículo también describió el efecto de los antibióticos en la configuración del metabolismo desde una edad temprana.19 Si estos medicamentos se administran en una edad temprana, sobre todo en la infancia, eliminan familias bacterianas específicas que ayudan a regular la forma en que el cuerpo almacena grasa. Los autores hicieron referencia a casos en los que niños expuestos a antibióticos demasiado pronto sufrieron cambios duraderos en su flora intestinal.
Con el tiempo, ese cambio se tradujo en patrones de peso alterados, lo que destaca la importancia de usar los antibióticos con cuidado. Los investigadores también relataron ejemplos de cómo modificar la composición de los microbios revirtió ciertas tendencias relacionadas con el peso.20 En lugar de centrarse en reducir calorías, las personas probaron alimentaciones específicas con alimentos más fibrosos o en ocasiones introdujeron bacterias beneficiosas a través de productos probióticos.
Algunas evidencias sugieren que tener las cepas adecuadas de Lactobacillus o Bifidobacterium ayuda a regular mejor el peso. Los autores aclararon que los resultados varían según la ecología intestinal única de cada persona, pero su mensaje fue claro: el apoyo estratégico de los microbios es a menudo el eslabón perdido en los planes de control de peso.
El artículo explicó que los microorganismos se comunican de forma directa con los genes vinculados al gasto energético.21 Ciertos subproductos de bacterias le indican a su cuerpo que active o desactive procesos como la oxidación de ácidos grasos (que es la conversión de grasa en energía utilizable).
Si alimenta las cepas bacterianas que favorecen una mayor oxidación, tendrá más posibilidades de quemar la grasa en lugar de dejar que se acumule. Por otro lado, el grupo equivocado de microbios sintoniza estas señales de energía para almacenar más lípidos.
También señalaron cómo los microorganismos intestinales influyen en la liberación de hormonas, incluyendo las incretinas como el péptido similar al glucagón-1 (BPL-1).22 Estas hormonas se encargan de regular el azúcar en la sangre y el apetito. Una mayor microflora beneficiosa a veces se alinea con mayores niveles de hormonas que indican saciedad, lo que le ayuda a dejar de comer cuando está lleno. Cuando se ajusta el equilibrio de las comunidades de microbios, se alteran los perfiles de hormonas que determinan el hambre, la saciedad y el uso de energía.
Formas prácticas de restablecer su equilibrio intestinal
Veo mucha confusión sobre cómo abordar de forma simultánea los problemas persistentes de peso y los desequilibrios intestinales. El mejor camino a seguir es eliminar los obstáculos que dañan sus mitocondrias (restaurar su producción de energía de las células) y luego suministrar los carbohidratos beneficiosos que su intestino necesita. Si tiene problemas digestivos crónicos, abordar la causa real es mucho más efectivo que cualquier alimentación o plan a corto plazo. A continuación se presentan cinco pasos para lograrlo:
1. Elimine los aceites de semillas y otros venenos de las mitocondrias: si come fuera de casa con frecuencia o come alimentos procesados, consume una gran cantidad de ácido linoleico de los aceites de semillas como el de girasol, cártamo, soya y canola. Estos aceites alteran el modo en que las células producen energía, lo que en última instancia perjudica su entorno intestinal. Es mejor usar mantequilla, ghee o sebo.
2. Evite los disruptores del sistema endocrino y los campos electromagnéticos: los plásticos y los artículos domésticos comunes liberan sustancias químicas que interfieren con las hormonas de su cuerpo. Son conocidas como sustancias químicas disruptoras del sistema endocrino. Almacene sus alimentos en recipientes de vidrio o acero inoxidable en lugar de plástico.
Tenga en cuenta que los campos electromagnéticos (EMFs, por sus siglas en inglés) también estresan su producción de energía. Considere realizar pequeños ajustes, como apagar el Wi-Fi durante la noche o utilizar conexiones por cable, sobre todo si padece inflamación crónica o fatiga.
3. Comience con carbohidratos fáciles de digerir: las personas con una salud intestinal muy comprometida suelen tolerar mejor las fuentes de carbohidratos más simples que las opciones complejas. Si su salud intestinal está comprometida, comience con agua dextrosa, y bébala poco a poco durante el día. A medida que se sienta mejor, agregue de manera gradual fruta entera o jugo con pulpa.
Después, puede consumir arroz blanco, antes de los almidones más pesados o los vegetales fibrosos. Al tomar estos pasos pequeños, reduce el riesgo de inflamación, malestar y acumulación de endotoxinas no deseadas.
4. Introduzca los suplementos de Akkermansia con prudencia: la Akkermansia muciniphila es una bacteria clave que fortalece la barrera intestinal, pero la mayoría de las personas tienen niveles muy bajos. Después de eliminar los aceites de semillas durante al menos medio año, considere empezar a consumir un suplemento de Akkermansia de liberación prolongada. Esto permite que más bacterias sobrevivan y puedan llegar al colon.
No se apresure a tomar suplementos si aún consume alimentos procesados que sabotean su microbioma. Para darle a su entorno intestinal la mejor oportunidad posible de recibir esos microbios beneficiosos, primero elimine los aceites de semillas y luego agregue la Akkermansia a través de cápsulas de liberación prolongada o tecnología de microencapsulación.
5. Reintroduzca poco a poco la fibra y los almidones: una vez que su intestino esté sano, agregue vegetales y granos fibrosos en cantidades pequeñas. Si es una persona que levanta pesas o corre con frecuencia, sus requerimientos de carbohidratos aumentan, por lo que tiene sentido incluir opciones como frutas, vegetales cocidos y alimentos con más almidón.
Manténgase atento a la respuesta de su cuerpo. Demasiada fibra en muy poco tiempo aumenta la liberación de endotoxinas y causa problemas digestivos. Los cambios graduales le dan a su intestino tiempo para adaptarse sin que presente efectos secundarios desagradables.
Tomar medidas deliberadas para eliminar primero las toxinas dañinas y luego reintroducir carbohidratos saludables y suplementos específicos lo llevará a un intestino más saludable, un mejor metabolismo de las grasas y un sistema digestivo más tranquilo. Se ahorra el trabajo de adivinar innumerables formas de alimentarse, y tendrá más energía para hacer lo que ama sin generar estrés adicional para su cuerpo.
🔎Fuentes y Referencias:
- 1, 9, 10, 11, 12, 13, 14 Biomedicine & Pharmacotherapy March 2022, Volume 147, 112678, Conclusion
- 2, 4, 5, 6, 7, 8 Nature January 8, 2025
- 3, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22 Nutr Today. 2016 Jul-Aug;51(4):167–174, Call out: Prebiotics can alter the gut microflora