📝HISTORIA EN BREVE
- El consumo de alcohol se relaciona con al menos siete tipos de cáncer, como el de mama, de hígado y colorrectal, e incluso cantidades pequeñas de esta sustancia aumentan el riesgo de estos problemas
- El acetaldehído, que es un subproducto tóxico del metabolismo del alcohol, daña el ADN de forma directa y promueve el desarrollo de tumores, lo que convierte al alcohol en un agente cancerígeno importante
- Reducir o evitar el consumo de alcohol ayuda a reducir el riesgo de cáncer; el cáncer de boca y de esófago demuestran una reducción del 50 % o más después de 20 años de abstinencia
- La conciencia pública sobre la relación del alcohol y el cáncer es muy baja, ya que menos de la mitad de los residentes de Estados Unidos lo reconocen como un factor de riesgo para el cáncer colorrectal, sobre todo en poblaciones de alto riesgo
- Adoptar hábitos más saludables, como evitar el alcohol, reduce el riesgo de cáncer de manera significativa y mejora la salud general
🩺 Por el Dr. Mercola
En Estados Unidos, casi 100 000 casos de cáncer al año se atribuyen al consumo de alcohol.1 Esta cifra tan alarmante, que se destacó en un informe del Cirujano General de Estados Unidos, subraya cómo el alcohol es una de las causas principales de cáncer, detrás del tabaco y la obesidad. Es más, el informe revela que incluso el consumo moderado de alcohol (definido como una bebida al día) aumenta el riesgo de padecer varios tipos de cáncer, como el de mama y el de boca.
Los mecanismos detrás de esta conexión están bien documentados y son alarmantes. El alcohol se descompone en acetaldehído, el cuál es un compuesto tóxico que daña el ADN, hace que las células sean vulnerables a crecer de manera descontrolada y ocasiona que se formen tumores. Además de esto, el consumo de alcohol provoca una mayor inflamación y cambios hormonales, en particular niveles más elevados de estrógeno, que exacerban el riesgo de algunos tipos de cáncer relacionados con las hormonas, como el cáncer de mama.
No importa si se trata de cerveza, vino o licor: todos los tipos de bebidas alcohólicas tienen los mismos efectos cancerígenos. El problema se complica por la falta de concienciación, que es muy evidente. De acuerdo con los datos del Centro Integral del Cáncer de la Universidad Estatal de Ohio (OSUCCC), menos de la mitad de las personas de Estados Unidos reconocen el alcohol como un factor de riesgo para el cáncer colorrectal.2
Esta brecha en la comprensión pública persiste a pesar de que existe evidencia desde hace varias décadas y que cada vez hay tasas más altas de cáncer en poblaciones más jóvenes, sobre todo de cáncer colorrectal, que se ha relacionado con diversos factores de estilo de vida como el consumo de alcohol, una mala alimentación y la falta de ejercicio. Comprender cómo influye el alcohol en el riesgo de cáncer es fundamental para tomar decisiones informadas. Por suerte, los cambios en el estilo de vida, aunque sean pequeños, reducen el riesgo de sufrir problemas graves de salud a largo plazo.
El alcohol influye en el cáncer mucho más de lo que cree
Un informe del Cirujano General de Estados Unidos destaca la conexión tan sorprendente que existe entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer, ya que se reveló que, cada año, el alcohol es responsable de casi 20 000 muertes relacionadas con el cáncer solo en Estados Unidos. Este análisis exhaustivo tuvo como objetivo evaluar en qué medida el alcohol contribuye al desarrollo del cáncer y enfatizar la importancia de consumirlo en menores cantidades para prevenir este problema.3
El informe examinó datos de diversas poblaciones, entre ellos, hombres y mujeres de varios grupos de edad, e identificó siete tipos de cáncer que tienen una relación directa con el consumo de alcohol: el cáncer colorrectal, de mama, de hígado, de esófago, de boca, de garganta y de laringe. Se demostró que incluso una bebida al día eleva el riesgo de padecer cáncer, y las mujeres enfrentan riesgos más altos de cáncer de mama. Por otro lado, se reveló que existe una mayor cantidad de hombres con cáncer colorrectal y de hígado.4
Lo que distingue a esta investigación es que se centra en cómo cualquier cantidad de alcohol contribuye al riesgo de cáncer. Por ejemplo, tomar tan solo una bebida alcohólica al día aumenta en un 10 % la probabilidad de desarrollar cáncer de mama en mujeres, mientras que un consumo más elevado duplica o incluso triplica el riesgo de padecer cáncer de boca y de garganta. En otras palabras, ninguna cantidad de alcohol es segura en lo que respecta al riesgo de cáncer.5
Uno de los principales desencadenantes del cáncer inducido por el alcohol es el acetaldehído, que es un subproducto tóxico que se produce cuando el cuerpo descompone el etanol. El acetaldehído daña el ADN de forma directa cuando se une a él, lo que produce mutaciones que desencadenan el crecimiento de células cancerosas. Además, el alcohol genera especies reactivas de oxígeno (ROS), que causan estrés oxidativo, el cuál es un proceso que daña las células y los tejidos a la vez que promueve la inflamación crónica, que es otro factor de riesgo de cáncer.
Esta combinación de daño al ADN e inflamación crea la tormenta perfecta para que se desarrollen tumores.6 En el caso de los tipos de cáncer relacionados con las hormonas, como el cáncer de mama, el impacto del alcohol en los niveles de estrógeno ejerce un rol muy importante. El informe explica cómo el alcohol aumenta el estrógeno circulante, que es una hormona que promueve el crecimiento de ciertas células de cáncer de mama. Este desequilibrio hormonal inclina la balanza hacia el desarrollo de esta enfermedad.7
Más allá de sus efectos directos, el alcohol también actúa como disolvente y facilita que otros agentes cancerígenos, como los que se encuentran en el humo del tabaco, penetren en los tejidos. Este efecto sinérgico amplifica el riesgo de cáncer de boca y de garganta en personas que beben y fuman. De hecho, el estudio descubrió que estos individuos enfrentan un riesgo de cáncer mucho mayor en comparación con los no fumadores que consumen alcohol o los fumadores que no beben.8
El informe también aborda las implicaciones más amplias en la salud pública. El cáncer relacionado con el alcohol acorta la vida en un promedio de 15 años, lo que supone una pérdida de unos 305 000 años de vida potencial al año. A pesar de estas estadísticas tan impactantes, la conciencia pública sigue siendo muy baja. Solo el 45 % de las personas de Estados Unidos reconocen el alcohol como un factor de riesgo de cáncer, en comparación con el 91 % que conoce los riesgos del tabaco. Esta brecha de conocimiento plantea un reto considerable para reducir las tasas de cáncer relacionado con el alcohol.9
Se demostró que reducir o evitar el consumo de alcohol mitiga estos riesgos. La abstinencia a largo plazo hace que las personas tengan hasta la mitad de probabilidad de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el cáncer oral y el de esófago.
Esto destaca la importancia de la intervención temprana y de las campañas de salud pública destinadas a educar a las personas sobre los riesgos que se asocian al consumo de alcohol. Para quienes no pueden o no quieren dejarlo por completo, reducir un poco su consumo produce beneficios significativos.10
El informe concluye que el alcohol no es solo un lujo ocasional, sino que se trata de un problema de salud pública muy importante. Con pruebas claras que lo relacionan con el cáncer a través de múltiples mecanismos biológicos, hay poco margen para la duda. Abordar este problema exige un esfuerzo coordinado tanto de las personas como de los responsables políticos para cambiar las normas sociales en torno al consumo de alcohol y priorizar la salud sobre el hábito.11
Dejar el alcohol conlleva a tener un menor riesgo de cáncer a largo plazo
Un análisis exhaustivo que se publicó en el New England Journal of Medicine explora el impacto de reducir o evitar por completo el consumo de alcohol. Esta revisión evaluó numerosos estudios y metaanálisis, y se centró en datos a largo plazo para determinar cómo abandonar este vicio afecta el cáncer causado por el alcohol, como el cáncer oral, el cáncer de esófago y otros cánceres del tracto digestivo superior.12
A nivel mundial, el alcohol es la sustancia psicoactiva que más se consume: en 2019, el 44 % de las personas de 15 años o más declararon consumirlo. La prevalencia varía según la región, desde el 4 % en la Región del Mediterráneo Oriental de la Organización Mundial de la Salud hasta más del 60 % en Europa, las Américas y el Pacífico Occidental. Los hombres tienen más probabilidades de beber que las mujeres.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasifica las bebidas alcohólicas y su metabolito, el acetaldehído, como agentes cancerígenos del Grupo 1, y se encuentran junto a sustancias como el tabaco y el asbesto. Esta clasificación resalta la evidencia directa que vincula el alcohol con el cáncer colorrectal, de boca, de garganta, de esófago, de hígado y de mama. En 2020, el alcohol se atribuyó a 741 300 nuevos casos de cáncer en todo el mundo, lo que representa el 4.1 % de todos los casos nuevos.13
Con el paso del tiempo, quienes dejan de beber reducen mucho su riesgo
La investigación examinó poblaciones con distintos niveles de consumo de alcohol, desde los bebedores más empedernidos hasta quienes beben con moderación. Los participantes que dejaron de beber durante períodos prolongados (de cinco años o más) presentaron un riesgo mucho menor de cáncer en comparación con aquellos que siguieron consumiendo alcohol. Los datos destacaron una disminución muy pronunciada en los casos de cáncer oral y de esófago, con un riesgo que disminuyó hasta en un 55 % después de 20 años de abstinencia.14
En el caso del cáncer de boca y de garganta, dejar de beber alcohol redujo en poco tiempo la presencia de acetaldehído, que es un subproducto tóxico del metabolismo del alcohol. El análisis reveló que a los pocos meses de dejar de beber alcohol, los niveles de acetaldehído en la saliva y en los tejidos disminuyeron de forma significativa, lo cual redujo su exposición a este agente cancerígeno. La revisión también indicó que el riesgo de cáncer de esófago disminuyó de manera constante con el tiempo, y se observaron beneficios sustanciales después de los 10 años.15
Resulta curioso que el grado de reducción del riesgo de cáncer cambió según la cantidad de alcohol que consumía una persona antes de dejarlo. Para los que bebían mucho, los beneficios de dejar el alcohol fueron aún más pronunciados, con una reducción de hasta el 70 % en el riesgo de cáncer de esófago después de dos décadas.
Los que bebían con moderación también experimentaron una reducción del riesgo, pero los efectos fueron menos dramáticos en comparación con aquellos con niveles de consumo más altos.16 Cuando las personas dejan de consumir alcohol, eliminan la exposición continua al acetaldehído, lo que permite que los procesos de reparación del ADN estabilicen la salud celular. Esto explica por qué las reducciones del riesgo se hacen más pronunciadas con períodos más largos de abstinencia.17
Eliminar el alcohol brinda muchos otros beneficios
Otro factor que se analizó en el estudio del New England Journal of Medicine es el impacto del alcohol en la inflamación y el microbioma del intestino. El consumo crónico de alcohol altera la función de la barrera del intestino, lo que aumenta la absorción de sustancias nocivas que desencadenan inflamación sistémica.
Cuando la persona deja de beber, el intestino comienza a sanar, lo que reduce los marcadores de inflamación y los riesgos de cáncer asociados. Los investigadores también observaron mejores respuestas inmunitarias en las personas que se abstuvieron de consumir alcohol, lo que reforzó aún más su capacidad para combatir tumores en etapa temprana.18
El estudio destacó el rol de la genética a la hora de determinar la gravedad de los riesgos de cáncer relacionados con el alcohol. Las personas con variantes genéticas específicas, como las que afectan el metabolismo del acetaldehído, obtuvieron beneficios aún mayores al dejar de beber. Por ejemplo, las personas con una capacidad más lenta para descomponer el acetaldehído experimentaron una mayor toxicidad por el alcohol, lo que hizo que dejar de beber beneficiara tanto su salud a largo plazo.19
Si bien, la investigación enfatizó los grandes beneficios de dejar el alcohol, también abordó las limitaciones de las reducciones a corto plazo. Reducir el consumo de alcohol sin abstenerse por completo se asoció con disminuciones marginales del riesgo.
Esto refuerza la importancia de la abstinencia sostenida para aquellos que buscan reducir sus riesgos de cáncer de manera significativa.20 En última instancia, los resultados de este análisis ofrecen un mensaje claro: dejar el alcohol tiene beneficios mensurables y duraderos para reducir el riesgo de cáncer.21
La mayoría de las personas no se dan cuenta de cómo interviene el alcohol en el cáncer colorrectal
Una encuesta realizada por la OSUCCC destacó una brecha preocupante en el conocimiento público sobre los riesgos asociados con el consumo de alcohol y el cáncer colorrectal. La encuesta le preguntó a 1 006 adultos en Estados Unidos sobre su comprensión de los factores de riesgo de este cáncer y encontró que menos de la mitad sabía que el alcohol aumenta la probabilidad de desarrollarlo.22
Los resultados de la encuesta revelaron que, si bien, muchos encuestados identificaron factores genéticos como riesgos para el cáncer colorrectal, pocos reconocieron factores de estilo de vida como el consumo de alcohol, la falta de actividad física y las alimentaciones ricas en alimentos procesados. En concreto, solo el 49 % de los participantes relacionaron el alcohol con el riesgo de cáncer colorrectal, a pesar de la evidencia que demuestra el papel significativo que ejerce el alcohol en el aumento de la inflamación y la alteración de la salud del intestino, ambos factores fundamentales que contribuyen a este cáncer.23
Las tasas de cáncer colorrectal están en aumento en adultos menores de 50 años. El Dr. Matthew Kalady, experto en cirugía colorrectal de la OSUCCC, menciono que, "es importante que las personas comprendan que muchos factores contribuyen al riesgo de cáncer colorrectal y nunca es demasiado tarde para hacer cambios que ayuden a reducir esos riesgos". Esta tendencia en las poblaciones más jóvenes subraya la necesidad urgente de una mayor concienciación y cambios en el estilo de vida.24
Entre los encuestados hispanos y de raza negra, la conciencia del rol del alcohol en el cáncer colorrectal era incluso menor que en las poblaciones caucásicas. Esta disparidad es muy alarmante porque las personas de raza negra enfrentan tasas más altas de cáncer colorrectal y peores resultados en comparación con otros grupos. Los hispanoamericanos también están viendo tasas crecientes de esta enfermedad.25
Dado que el consumo de alcohol está tan arraigado en los hábitos y las rutinas sociales, muchas personas ignoran sus efectos en la salud. La encuesta de la OSUCCC esclarece la importancia de educar a las personas sobre sus elecciones diarias y el poderoso efecto que estas decisiones tienen en su salud a largo plazo. Realizar cambios pequeños pero constantes en su alimentación y estilo de vida puede contribuir en gran medida a reducir su riesgo de padecer cáncer colorrectal y mejorar su bienestar general.
Pasos para reducir el riesgo de cáncer
Evitar el alcohol es una de las decisiones más importantes para reducir el riesgo de cáncer. El alcohol no es solo un lujo casual: sino que es un agente cancerígeno muy conocido que altera la salud celular, promueve la inflamación y daña el ADN.
Reducir o evitar el consumo de alcohol no se trata solo de evitar daños sino de elegir la vitalidad, la energía y un futuro más saludable. Cuando siga estos pasos, protegerá su cuerpo y sentará las bases para gozar de una vida más longeva. A continuación encontrará cinco pasos prácticos para proteger su salud, disminuir su riesgo de cáncer y tomar control de sus decisiones.
1. Evite consumir alcohol o beba cantidades mucho menores: la mejor manera de reducir el riesgo de cáncer es eliminar el alcohol de su vida. Incluso tomar cantidades pequeñas aumentan el riesgo de padecer varios tipos de cáncer. Si le abruma la idea de abstenerse por completo, comience por reducir su consumo de manera gradual y reemplace las bebidas alcohólicas con alternativas más saludables, como agua gasificada con infusión de fruta fresca.
2. Conozca la verdad sobre el vino tinto y los antioxidantes: la idea de que el vino tinto es bueno para la salud es un mito que tiene sus raíces en la teoría de la "paradoja francesa" de la década de los 80's. Aunque el vino tinto contiene cantidades muy pequeñas de antioxidantes como el resveratrol, los niveles son tan insignificantes que no contrarrestan los efectos cancerígenos del alcohol.
Lo que es peor es que las propiedades estrogénicas del resveratrol empeoran el predominio del estrógeno, que es una condición vinculada a los cánceres hormonales. Para obtener verdaderos beneficios antioxidantes, consuma alimentos enteros como uvas y bayas en lugar de beber vino.
3. Tome N-acetilcisteína (NAC) en caso de beber alcohol de manera ocasional: si bebe de vez en cuando, proteja su cuerpo y tome N-acetilcisteína (NAC) de antemano. La NAC ayuda al hígado a neutralizar el acetaldehído, que es un subproducto tóxico del metabolismo del alcohol que daña el ADN.
Tomar una dosis de al menos 200 miligramos unos 30 minutos antes de beber, junto con vitamina B1 y B6, reduce los efectos tóxicos del alcohol. No obstante, esto no minimiza el riesgo de la misma forma que evitar el alcohol por completo.
4. Opte por alternativas que favorezcan la salud a largo plazo: en lugar de recurrir al alcohol, explore bebidas que nutran su cuerpo y su mente. Los tés, los jugos frescos con pulpa y el agua gasificada pura con saborizantes naturales brindan satisfacción y no suponen los mismos riesgos. Estas opciones ayudan a reducir la dependencia social y habitual del alcohol, al tiempo que favorecen su bienestar general.
5. Infórmese y cuestione las ideas erróneas: la conciencia pública sobre la relación del alcohol y el cáncer sigue siendo muy baja. Infórmese y comparta la información con otras personas. Comprender que incluso el consumo “moderado” de alcohol implica riesgos importantes le permitirá tomar mejores decisiones y animar a otros a hacer lo mismo.
🔎Fuentes y Referencias:
- 1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 The U.S. Surgeon General’s Advisory, Alcohol and Cancer Risk 2025
- 2, 22, 23, 24, 25 The Ohio State University Comprehensive Cancer Center (OSUCCC) Survey February 26, 2024
- 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21 New England Journal of Medicine 2023;389:2486-2494