📝HISTORIA EN BREVE
- El glifosato, que es un ingrediente activo de muchos herbicidas, altera la producción de hormonas y afecta tanto la salud reproductiva de los hombres como la de las mujeres
- Los estudios demuestran que la exposición al glifosato interfiere en la producción de testosterona en los hombres y provoca desequilibrios hormonales en las mujeres, lo que afecta los ciclos menstruales y el embarazo
- Los residuos de glifosato se encuentran en diversos alimentos, como granos y productos agrícolas, lo que representa un riesgo de exposición a través de los alimentos
- Algunas medidas simples como priorizar las opciones orgánicas cuando sea posible y filtrar el agua ayudan a reducir la exposición al glifosato y minimizar los riesgos relacionados
- La agricultura regenerativa ofrece un enfoque agrícola sostenible que reduce la dependencia de herbicidas químicos como el glifosato, lo que ayuda a preservar el suelo, los ecosistemas y la salud humana
🩺Por el Dr. Mercola
Vivimos en un mundo donde un producto de uso común en los jardines y en el suministro de alimentos podría afectar su capacidad para tener hijos. El glifosato, que es el ingrediente activo de muchos herbicidas populares, está generando preocupación por sus efectos sobre la fertilidad y la salud del feto, incluso con niveles bajos de exposición.
El glifosato es un herbicida muy utilizado, cuya función es eliminar las plantas o la maleza no deseadas. Se utiliza en la agricultura en muchos cultivos, así como en huertos domésticos y paisajismo. Debido a su uso generalizado, el glifosato está presente en el medio ambiente de diversas formas.
Se encuentra en los alimentos, en el aire durante la fumigación e incluso en las fuentes de agua. Piense en ello como el polvo en su casa: puede que no siempre lo vea, pero está ahí. De manera similar, el glifosato está presente en su vida diaria sin que se dé cuenta.
Está expuesto al glifosato a través de varias vías. Una forma común es a través de los alimentos que consumimos, ya que se queda en los cultivos tratados con el herbicida. Otra fuente de exposición es la inhalación, sobre todo en el caso de quienes aplican productos que contienen glifosato o viven cerca de zonas donde se fumiga. Las fuentes de agua contaminadas son otra vía de exposición.
Si bien, los niveles elevados de exposición a cualquier sustancia química suelen ser una causa de preocupación, los científicos también están estudiando los efectos de la exposición prolongada y en niveles bajos de esta sustancia. Este tipo de exposición, en la que se encuentran pequeñas cantidades de la sustancia química durante un periodo prolongado, provoca que se acumule en el cuerpo. Esta acumulación, incluso en niveles bajos, podría tener consecuencias negativas para la salud a lo largo del tiempo.
La ciencia relaciona el glifosato con riesgos para la salud reproductiva
Las hormonas son mensajeros químicos que intervienen en muchas funciones, incluyendo la reproducción. Tanto en hombres como en mujeres, la fertilidad requiere un delicado equilibrio de hormonas. Estas hormonas controlan todo, desde el desarrollo de los óvulos y los espermatozoides hasta la regulación del ciclo menstrual y el embarazo. Cualquier alteración de este equilibrio hormonal conlleva dificultades para concebir.
Algunos estudios recientes exploraron cómo el glifosato interfiere con este equilibrio hormonal, sobre todo en los hombres. Una investigación publicada en Science of the Total Environment demostró que el glifosato afecta la producción de testosterona, una hormona masculina fundamental, en unas células especializadas llamadas células de Leydig.1,2
Estos estudios sugieren que el glifosato altera el funcionamiento de estas células y afectan su capacidad para producir testosterona. Imaginemos una fábrica que produce un determinado producto; si una parte de la maquinaria se estropea, la producción de ese producto se verá afectada. De manera similar, el glifosato interfiere con la “maquinaria” dentro de las células de Leydig, con lo cual afecta la producción de testosterona.
En concreto, se ha demostrado que el glifosato inhibe la expresión de StAR a través de NR1D1 e impulsa la ferroptosis dependiente de la autofagia.3,4
Esto significa que el glifosato interfiere en el complejo proceso de producción de testosterona de dos maneras principales: en primer lugar, interrumpe el transporte de colesterol (el componente básico de la testosterona) a la maquinaria celular donde se fabrica la testosterona, ya que reduce la actividad de una proteína llamada StAR (piense en la StAR como el camión que transporta las materias primas).
Esta alteración se produce a través de otra proteína llamada NR1D1, que el glifosato parece activar, lo que le indica al "camión" que deje de funcionar. En segundo lugar, el glifosato desencadena una forma de muerte celular programada que se conoce como ferroptosis dependiente de la autofagia.
Se trata de un proceso complejo en el que la célula comienza a descomponer sus propios componentes (autofagia), y se produce un daño relacionado con el hierro en sus membranas (ferroptosis), lo que en última instancia conduce a que las propias células de Leydig se destruyan. Por tanto, el glifosato no solo bloquea la cadena de producción de testosterona, sino que también daña y mata las propias células que se encargan de producirla.
Los efectos de largo alcance del glifosato en la salud reproductiva
Además de su impacto específico sobre la producción de testosterona en los varones, las investigaciones indican que la exposición al glifosato tiene una gama más amplia de efectos sobre la salud reproductiva tanto de hombres como de mujeres. Una revisión que se publicó en ACS Pharmacology & Translational Science examinó diversos estudios y casos clínicos, y destacó los vínculos entre el glifosato y diversos problemas de salud, como problemas reproductivos y de desarrollo.5
Esta revisión sugiere que los efectos del glifosato en el sistema reproductivo son más amplios de lo que se pensaba en un principio, ya que afectan no solo la fertilidad masculina, sino también la función reproductora femenina y el desarrollo del feto durante el embarazo. La revisión exploró cómo el glifosato y los herbicidas a base de glifosato (GBH) actúan como disruptores endocrinos, lo que significa que interfieren con los sistemas hormonales del cuerpo.
La exposición laboral a los HBG se ha relacionado con alteraciones del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA), que es un sistema complejo que regula la producción de hormonas y la respuesta al estrés. Estas alteraciones afectan a la esteroidogénesis, es decir, al proceso de creación de hormonas esteroideas como la testosterona y el estrógeno y, en última instancia, repercuten en la función de los órganos reproductivos y en la fertilidad en general.
Aunque algunos organismos reguladores le resten importancia a la interacción directa del glifosato con las vías del estrógeno, el andrógeno y la tiroides, numerosos estudios señalan su actividad disruptiva sobre estos sistemas hormonales. La revisión también abordó la cuestión de que los herbicidas a base de glifosato no se componen solo de glifosato, sino de una mezcla de varias sustancias.
Estas mezclas incluyen metabolitos del glifosato, como el ácido (aminometil) fosfónico (AMPA), y otros ingredientes como la polioxietilenamina (POEA) e incluso trazas de metales pesados. Estos componentes adicionales tienen sus propios efectos tóxicos y agravan el daño que causa el propio glifosato.
La revisión destaca la dificultad de evaluar el impacto total de estos herbicidas debido a las diferentes composiciones de las distintas formulaciones comerciales y a que no se revelan todos los ingredientes debido a la confidencialidad comercial.
Cuando sustancias como el glifosato desequilibran los niveles hormonales, se desencadena una cascada de efectos negativos en la salud reproductiva. En los hombres, las alteraciones de la testosterona provocan un menor recuento de espermatozoides y motilidad de los mismos (la capacidad de los espermatozoides para nadar) y otros problemas que afectan de forma directa a la fertilidad.
En las mujeres, los desequilibrios hormonales alteran el ciclo menstrual, lo que dificulta la concepción, y también elevan el riesgo de complicaciones durante el embarazo, como abortos espontáneos o partos prematuros.
La revisión también mencionó que el glifosato causa cambios en el útero y los ovarios y afecta el desarrollo de las glándulas mamarias tanto en los hombres como en las mujeres. Estos hallazgos subrayan las formas tan complejas en las que el glifosato afecta la salud reproductiva, más allá de afectar a los niveles de testosterona en los hombres.
Medidas para proteger su fertilidad del glifosato
El 81.2 % de los residentes mayores de 6 años de Estados Unidos tiene niveles detectables de glifosato en la orina.6 Por lo tanto, es prudente tomar precauciones contra la exposición al glifosato, sobre todo cuando se trata de algo tan importante como la fertilidad y la salud reproductiva.
Más allá de la fertilidad, el glifosato también se relaciona con muchos otros problemas de salud. Por ejemplo, la exposición al glifosato se relaciona con una mayor inflamación neuronal y una patología similar al Alzheimer en ratones, lo que sugiere un impacto perjudicial en la salud del cerebro.7 El glifosato también es una de las principales causas de la enfermedad renal crónica.
Se ha documentado una bioacumulación de glifosato en el riñón, el cual es un órgano susceptible al glifosato. Además, la toxicidad renal se relaciona con alteraciones en la expresión de los genes que causan fibrosis, necrosis y disfunción en la membrana de las mitocondrias.8 El glifosato también daña el microbioma del intestino y aumenta la permeabilidad.
Una forma de reducir la exposición al glifosato es cuidar su alimentación. Los residuos de glifosato se encuentran en muchos alimentos, incluidos los cultivos modificados mediante ingeniería genética y los granos no modificados como la avena, ya que se utiliza como agente desecante para acelerar la cosecha de granos y legumbres sin transgénicos.
Como resultado, los alimentos más populares entre los niños, como los cereales para el desayuno y la avena, se encuentran entre los productos más contaminados con glifosato del mercado y podrían aumentar la exposición de esta población vulnerable. Usted puede contribuir a impulsar el cambio si se pone en contacto con las empresas que fabrican sus alimentos. Coménteles que prefiere los alimentos sin residuos de glifosato y que está dispuesto a cambiar de marca si es necesario.
Elegir alimentos orgánicos, que se cultiven sin herbicidas sintéticos como el glifosato, ayuda a reducir la exposición. Lavar bien las frutas y los vegetales, sobre todo si no son orgánicos, también ayuda a eliminar algunos residuos de pesticidas. De igual forma, es importante filtrar el agua potable con un sistema certificado para eliminar el glifosato y minimizar la exposición ambiental.
Evite utilizar productos que contengan glifosato en su jardín o alrededor de su casa y anime a los miembros de su comunidad a hacer lo mismo.
Adopte soluciones naturales para una buena alimentación y una salud óptima
La dependencia de herbicidas químicos como el glifosato plantea cuestiones muy importantes sobre la salud a largo plazo de nuestro medio ambiente y de nosotros mismos. Un movimiento creciente aboga por un cambio hacia prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con la naturaleza. Este cambio se basa en trabajar con la naturaleza, en lugar de hacerlo contra ella, para crear un sistema alimenticio más saludable y equilibrado. Este enfoque, que suele denominarse agricultura regenerativa, ofrece un camino prometedor.
La agricultura regenerativa hace hincapié en las prácticas que reconstruyen la salud del suelo, potencian la biodiversidad y mejoran la gestión del agua.
Estas prácticas incluyen técnicas como el cultivo de cobertura (plantar cultivos para proteger y enriquecer el suelo), la agricultura sin labranza (evitar arar para preservar la estructura del suelo), la rotación de cultivos (plantar diferentes cultivos en secuencia para mejorar la fertilidad del suelo y reducir las plagas) y la integración de la ganadería en los sistemas agrícolas (utilizar animales de pastoreo para fertilizar y gestionar la tierra de forma natural).
Estos métodos no solo reducen la necesidad de herbicidas sintéticos como el glifosato, sino que también ofrecen muchos otros beneficios. Gracias a que se concentra en la salud del suelo, la agricultura regenerativa crea un sistema agrario más resiliente y productivo. Un suelo sano actúa como una esponja, pues retiene mejor el agua y el riesgo de erosión es menor. También almacena carbono de la atmósfera.
Además, los diversos ecosistemas de los cultivos regenerativos favorecen la presencia de insectos beneficiosos y otros organismos que controlan las plagas de forma natural, lo que reduce aún más la necesidad de intervenciones químicas. Avanzar hacia la agricultura regenerativa requiere un cambio de mentalidad y apoyar a los agricultores que están en transición hacia estas prácticas. Los consumidores son partícipes de esta transición si eligen apoyar a los cultivos y las empresas que priorizan la agricultura regenerativa.
Al comprar productos de estas fuentes, se crea una demanda de alimentos producidos de forma sostenible, lo que anima a más agricultores a adoptar estos métodos respetuosos con el medio ambiente y la salud. Este cambio ofrece no solo una forma de reducir nuestra dependencia de productos químicos nocivos como el glifosato, sino también de crear un sistema alimenticio más sostenible y sano para las generaciones futuras.
🔎Fuentes y Referencias:
- 1, 3 Science of the Total Environment March 1, 2024, Volume 914, 169927
- 2, 4 Science of the Total Environment September 1, 2021, Volume 785, 147323
- 5 ACS Pharmacology & Translational Science April 8, 2024, Volume 7, Issue 5
- 6 Environment International, December 2022, Volume 170, 107620
- 7 Journal of Neuroinflammation December 4, 2024, 21, Article number: 316
- 8 Environmental Pollution January 2020, Volume 256, 113334