📝HISTORIA EN BREVE

  • Un estudio en el que participaron 542 778 mujeres descubrió que consumir 300 miligramos de calcio al día (que equivale a una taza de leche) redujo en un 17 % el riesgo de cáncer colorrectal, mientras que consumir 200 gramos produjo una reducción del 14 %
  • El calcio se une a los ácidos biliares y a las grasas libres en el intestino, lo que ayuda a combatir el cáncer colorrectal. Además, fortalece la barrera intestinal y reduce las mutaciones genéticas que se relacionan con el desarrollo del cáncer
  • La leche de vaca contiene otros compuestos beneficiosos como el ácido linoleico conjugado, el ácido butírico y la esfingomielina que, según estudios con animales, tienen propiedades que combaten el cáncer
  • También se descubrió que consumir 30 gramos de carnes procesadas todos los días incrementa en un 8 % el riesgo de cáncer colorrectal, lo que se relaciona con su contenido de conservadores y compuestos dañinos que se producen durante su cocción a altas temperaturas
  • Para obtener el máximo de beneficios, consuma productos lácteos sin pasteurizar que provengan de animales alimentados con pastura, en lugar de las variedades convencionales, ya que contienen más grasas beneficiosas, nutrientes y enzimas naturales

🩺Por el Dr. Mercola

El cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más común en todo el mundo, y cada año se reportan más de 1.9 millones de casos nuevos.1 Esta enfermedad, que se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células en el colon o el recto,2 a menudo se desarrolla de manera silenciosa y en etapas avanzadas presenta síntomas como sangrado en las heces, malestar abdominal y pérdida de peso inexplicable.3,4 Si no se trata a tiempo, puede propagarse a otros órganos, lo que reducirá bastante la tasa de supervivencia.

La alimentación es fundamental, ya que puede incrementar o reducir su riesgo de cáncer colorrectal. Los investigadores de la Universidad de Oxford realizaron el estudio más grande que se ha hecho hasta la fecha sobre la alimentación y el riesgo de cáncer colorrectal,5 y los resultados demuestran que los factores alimentarios influyen mucho en este riesgo. Entre las muchas variables que se analizaron, el calcio fue un nutriente clave para mantener fuerte el revestimiento del colon.

Los beneficios del calcio en el cáncer colorrectal

Un estudio que se publicó en la revista Nature Communications,6 analizó la relación entre la alimentación y el riesgo de cáncer colorrectal en 542 778 mujeres del Reino Unido. La investigación analizó 97 factores alimentarios y se enfocó en su impacto en el desarrollo del cáncer colorrectal. Las participantes del estudio, en su mayoría mujeres de mediana y edad avanzada, recibieron un seguimiento promedio de 16.6 años.

Durante este período se registraron 12 251 casos de cáncer colorrectal. Los investigadores encontraron una relación inversa entre el consumo de calcio y el riesgo de cáncer colorrectal, las participantes que consumieron 300 (mg) de calcio al día (equivalente a un vaso de leche de 8 onzas) redujeron en un 17 % su riesgo de cáncer colorrectal.7

Según la Dra. Keren Papier, especialista en epidemiología nutricional de la Universidad de Oxford y autora principal del estudio:8

“Se sabe que tanto las fuentes lácteas como no lácteas de calcio producen un efecto de protección similar. No sabemos si los suplementos de calcio producirán el mismo efecto que el calcio que proviene de los alimentos”.

Para poner esto en perspectiva, el estudio encontró un efecto de protección mucho más marcado que el que se descubrió en el metaanálisis del World Cancer Research Fund (WCRF) que se realizó en 2018,9 en el que solo se detectó una reducción del 9 % para la misma cantidad de calcio.

El estudio también encontró una reducción del 14 % en el riesgo de cáncer colorrectal por cada 200 gramos de leche al día, a diferencia de la reducción del 6 % que se identificó en el estudio del WCRF para la misma cantidad.10 Los investigadores explicaron los mecanismos detrás de los beneficios del calcio:

"Los beneficios del calcio en el cáncer colorrectal podrían relacionarse con su capacidad para unirse a los ácidos biliares y a los ácidos grasos libres en el lumen del colon, lo que reduce sus efectos cancerígenos.
Además, el trabajo experimental en ratas demuestra que tener niveles elevados de calcio en el lumen del colon reduce la permeabilidad, en especial si los niveles de fosfato también son elevados, lo que ayuda a proteger la mucosa intestinal del daño que causan los contenidos luminales dañinos (por ejemplo, los ácidos biliares).
Otros trabajos experimentales sugieren que el calcio también podría producir efectos directos en el tejido del colon; por ejemplo, podría promover la diferenciación de las células epiteliales colorrectales, estimular la apoptosis y reducir el daño oxidativo del ADN en la mucosa colorrectal. Los estudios de laboratorio también sugieren que el calcio que se obtiene de la alimentación podría reducir la incidencia de mutaciones del gen KRAS en el colon".11

En pocas palabras, el calcio protege el colon porque lo ayuda a neutralizar las sustancias que dañan el revestimiento intestinal; además de que fortalece la barrera intestinal, mejora la función celular y la apoptosis, también repara el ADN y reduce las mutaciones genéticas que se relacionan con el cáncer colorrectal.

Otros nutrientes en los productos lácteos que refuerzan la salud del colón y del intestino

El estudio12 también menciona que el calcio no es el único nutriente que contribuye a los efectos de protección de la leche de vaca contra el cáncer colorrectal. Según los autores:

“Si los efectos de protección de la leche de vaca y de otros productos lácteos no se atribuyen por completo a su contenido de calcio, significa que hay otros posibles mecanismos, y la respuesta podría estar en el ácido linoleico conjugado, el ácido butírico y la esfingomielina que contienen, ya que se sabe que inhiben la carcinogénesis del colon que se indujo por vía química en algunos modelos animales”.13

El ácido linoleico conjugado (CLA), que se encuentra de forma natural en la grasa de la leche, tiene propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas.14 La inflamación crónica es uno de los factores principales de los problemas que se relacionan con el intestino, que incluyen el intestino permeable, el síndrome del intestino irritable (SII) y el cáncer colorrectal. Otro estudio que se publicó en la revista Nutrition Reviews15 en febrero de 2025 respalda estos hallazgos, y afirma lo siguiente:

“Los metabolitos del ácido linoleico conjugado que producen ciertas bacterias en el microbioma intestinal producen un efecto anticancerígeno en el cáncer colorrectal, ya que regulan las vías de inflamación, proliferación y apoptosis”.16

Mientras que el ácido butírico es un ácido graso de cadena corta (AGCC) que nutre los colonocitos, reduce la inflamación y promueve los mecanismos de defensa naturales del intestino.17,18 Además, estudios con animales demuestran que la esfingomielina, un tipo de lípido que se encuentra en la grasa de la leche, suprime el desarrollo temprano del cáncer de colon porque interfiere con las primeras etapas de la formación del tumor.19

Para obtener estos compuestos beneficiosos, es fundamental consumir leche de animales alimentados con pastura, lo ideal es que sea sin pasteurizar o muy poco procesada, que a diferencia de la leche convencional de animales alimentados con granos, este tipo de leche contiene niveles más altos de CLA, ácido butírico y otros nutrientes que promueven la salud.20,21

Las carnes procesadas incrementan el riesgo de cáncer colorrectal

Aunque el estudio se enfocó en el efecto de protección de los productos lácteos en el riesgo de cáncer colorrectal, también mencionó un alimento que hace todo lo contrario: las carnes procesadas. Esta información coincide con la evaluación de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), que clasificó las carnes procesadas como carcinógenos del Grupo 1, lo que significa que hay evidencia suficiente de su efecto cancerígeno en los seres humanos.22 Según los investigadores:

“Encontramos un riesgo 8 % mayor de cáncer colorrectal por cada incremento de 30 g/día en el consumo de carne roja y procesada; esto equivale a un riesgo 29 % mayor por cada 100 g/día, que está muy por encima del riesgo 12 % mayor por cada 100 g/día que se reportó en el metaanálisis de dosis-respuesta del WCRF de 2018”.23

Se cree que este efecto se relaciona con la forma en que se conservan y cocinan estas carnes. Los nitratos y nitritos, que suelen utilizarse como conservadores en carnes procesadas, se convierten en compuestos N-nitrosos en el cuerpo que dañan el ADN y promueven el desarrollo del cáncer.

Los métodos de cocción a altas temperaturas, como freír o asar a la parrilla, también producen compuestos dañinos como aminas heterocíclicas (HCA) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que son cancerígenos y causan mutaciones en las células del colon que con el tiempo producen cáncer.24

Estos hallazgos demuestran la necesidad de adoptar un enfoque más consciente con respecto al consumo de carne. Recomiendo que opte por carnes frescas de animales alimentados con pasturas en lugar de los productos convencionales, y también es importante que evalúe su consumo de proteínas. La mayoría de los adultos necesitan que el 15 % de su consumo diario de calorías provenga de proteínas, lo que equivale a unos 0.6 y 0.8 gramos por kilogramo de su peso corporal ideal al día. Esto se refiere al peso óptimo para su altura, edad y género, no a su peso actual.

Las proteínas no solo deben provenir de carnes musculares, un tercio debería provenir de fuentes con alto contenido de colágeno, como caldo de huesos y cortes gelatinosos (poco cocidos), como el rabo de buey, para garantizar una proporción adecuada de aminoácidos, lo que reduce el estrés oxidativo y refuerza el tejido conectivo, la salud intestinal y promueve la desintoxicación.

Siempre busque productos lácteos de animales alimentados con pastura

En términos de calidad nutricional y el impacto en la salud, existe una gran diferencia entre los productos lácteos de animales alimentados con pastura y animales criados en operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO). Las vacas criadas en CAFO llevan una alimentación a base de granos como maíz y soya, además reciben antibióticos y hormonas para maximizar la producción. Este modelo de alimentación industrializada altera el perfil nutricional de la leche.

Por otro lado, las vacas alimentadas con pastura se alimentan en pastizales y llevan su alimentación natural de pasto fresco y forraje, lo que mejora la calidad de su leche. La investigación es clara, la leche que proviene de animales de CAFO suele tener menores niveles de grasas omega-3,25 CLA y vitaminas liposolubles A, D y K2, mientras que contiene más ácido linoleico omega-6 que causa inflamación cuando se consume en exceso.26,27

Más allá de las prácticas de alimentación, la forma en que se procesa la leche también puede marcar la diferencia en términos de beneficios. La leche pasteurizada (el estándar para la mayoría de los productos lácteos que venden en el supermercado) se somete a un tratamiento térmico para matar las bacterias dañinas. Aunque este proceso aborda los problemas de seguridad alimentaria, también destruye muchas de las enzimas, vitaminas, grasas y bacterias buenas que están detrás de los beneficios de la leche.

Uno de los compuestos que se pierde con este proceso es la lactasa, que es la enzima que descompone la lactosa: el azúcar natural de la leche. Sin lactasa, muchas personas experimentan molestias digestivas como distensión, gases o retortijones. Sin embargo, la leche sin pasteurizar conserva su lactasa natural, lo que la hace más fácil de digerir, en especial para las personas sensibles a la lactosa.28

La pasteurización también altera la estructura de las proteínas y eso las hace más difíciles de digerir y más propensas a causar inflamación o reacciones alérgicas en personas sensibles.29 La leche sin pasteurizar, con sus proteínas intactas y enzimas naturales, es más fácil de digerir y reduce estos problemas, sobre todo en personas con sistemas digestivos sensibles.

Y, aunque no lo crea, es mucho menos probable que la leche sin pasteurizar contenga bacterias peligrosas que causan enfermedades transmitidas por los alimentos. Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) 30 y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA)31 recomiendan que evite la leche sin pasteurizar, la evidencia empírica de los datos sobre enfermedades transmitidas por alimentos demuestra lo contrario.

Por ejemplo, una investigación que realizó el Dr. Ted Beals, que era especialista en patología, demostró que el riesgo de enfermedad por consumir leche sin pasteurizar es 35 000 veces menor que el de otras fuentes de alimentos comunes.32 Además, una investigación que utilizó datos de los CDC demostró que, si bien, se produjeron 1100 enfermedades que se relacionaron con la leche sin pasteurizar entre 1973 y 2009, la leche pasteurizada causó más de 422 000 enfermedades en ese mismo período, y al menos 50 muertes se atribuyeron al consumo de lácteos pasteurizados.33

Otro nutriente muy valioso en la leche sin pasteurizar

Aunque casi todas las investigaciones se enfocan en el impacto de los productos lácteos en la salud del colon, los productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura ofrecen beneficios que van mucho más allá de reducir el riesgo de cáncer colorrectal. En concreto, tiene un perfil único de grasas saturadas de cadena impar (OCFA) como el ácido pentadecanoico (C15:0) y el ácido heptadecanoico (C17:0), que son muy beneficiosas para la salud metabólica y cardiovascular.

Según un estudio que se publicó en la revista Metabolites,34 el C15:0 es una grasa esencial que ayuda a reforzar la salud celular y a combatir la inflamación. Estabiliza las membranas celulares y reduce el riesgo de peroxidación lipídica y ferroptosis, un tipo de muerte celular que se produce a causa del estrés oxidativo y los niveles anormales de hierro.

El estudio también menciona que los niveles bajos de C15:0 se correlacionan con un riesgo mayor de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). Los investigadores dijeron que tener niveles óptimos de C15:0 podría ayudar a reducir la disfunción mitocondrial, proteger la producción de energía celular y combatir la inflamación sistémica.

El ácido heptadecanoico (C17:0) complementa estos beneficios. Aunque el cuerpo sintetiza pequeñas cantidades de C17:0, obtenerlo de alimentos como la leche sin pasteurizar de animales alimentados con pastura ayudará a mantener niveles óptimos. Según el estudio que se publicó en la revista Metabolites, “los niveles óptimos de ambos, C15:0 + C17:0 se correlacionaron de forma inversa con los triglicéridos, el colesterol, la insulina, la leptina y el PAI-1”,35 que son marcadores metabólicos que se relacionan con las enfermedades crónicas.

En dónde encontrar productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura

No es tan fácil encontrar productos lácteos sin procesar y de alta calidad de animales alimentados con pastura, pero créame que cuando lo haga, valdrá la pena. Comience su búsqueda en granjas y cooperativas locales que vendan sus productos de forma directa a los consumidores. Es más probable que estos pequeños productores ofrezcan leche orgánica y sin pasteurizar de animales alimentados con pastura.

Visite la granja y vea cómo se crían las vacas. Las vacas alimentadas con pastura deben tener acceso a pastizales y llevar una alimentación a base de forraje, sin granos ni soya. Un buen lugar para comenzar, es la lista de granjas aprobadas por la American Grassfed Association (AGA).

Estas operaciones cumplen con los criterios más estrictos, que incluyen una alimentación 100 % a base de pastura, sin confinamiento en corrales de engorde y sin uso de antibióticos ni hormonas. El ganado también recibe un trato humano y nace y se cría en granjas familiares en Estados Unidos.

Las regulaciones sobre la leche sin pasteurizar varían según el estado y la región, por lo que es importante comprender el estatus legal del lugar donde vive. En algunas zonas, los agricultores venden leche sin pasteurizar directo a los consumidores. En otros casos, los consumidores deben unirse a programas especiales. Estos programas le permiten comprar una “participación” de una vaca o rebaño, lo que le da acceso a su leche y al mismo tiempo cumple con las leyes locales.36

Hay sitios web como Raw-Milk-Facts.com que ofrecen directorios de granjas de leche sin pasteurizar y dan detalles sobre la legalidad en su estado.37 Para los residentes de California, Raw Farm USA incluye un localizador de tiendas para encontrar minoristas que venden leche sin pasteurizar.38 Farm to Consumer Legal Defense Fund también proporciona una revisión de las leyes para la leche sin pasteurizar en cada estado y brinda información sobre cómo acceder de forma segura a los lácteos sin pasteurizar.

Para garantizar la seguridad y la calidad de la leche sin pasteurizar, busque granjas que realicen análisis periódicos para detectar patógenos y que compartan los resultados con sus clientes. Pregunte sobre sus prácticas de higiene y protocolos de manipulación de la leche. Certificaciones como las que otorga la AGA u otras organizaciones confiables indican que la granja cumple con los criterios más estrictos de cuidado y producción.

Una vez que se decida a aprovechar estos recursos y a buscar productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura, no solo dará un paso en la dirección correcta hacia una buena salud, sino que ayudará a apoyar a los agricultores locales que se dedican a producir alimentos sustentables, éticos y nutritivos.