📝HISTORIA EN BREVE
- Las tasas de enfermedades crónicas en los Estados Unidos aumentaron de forma drástica, del 7.5% de la población en la década de los 30's al 60% en la actualidad, lo que representa un aumento del 700%, mientras que la obesidad afecta ahora al 40% de las personas de Estados Unidos
- Cuatro empresas (Bayer, Syngenta, BASF y Corteva) dominan el mercado agrícola: Bayer controla el 18.2% de los agroquímicos mundiales y, junto con Corteva, más de la mitad de las ventas minoristas de semillas de los cultivos principales en Estados Unidos
- El índice de concentración (CR4) en la agricultura de los Estados Unidos alcanzó niveles extremos: 85% en el envasado de carne de res, 70% en el envasado de carne de cerdo y 95% de control de la propiedad intelectual del maíz por parte de solo cuatro empresas
- En 2024, las compañías farmacéuticas gastaron 294 millones de dólares en cabildeo, mientras que las agroindustrias gastaron 32.7 millones, y Bayer por sí solo gastó 6.46 millones en Estados Unidos.
- La agricultura industrial moderna imita los modelos de negocio farmacéuticos mediante la creación de ciclos de dependencia. Los agricultores deben comprar insumos sintéticos una y otra vez, mientras que los pacientes requieren medicación constante en lugar de tratamientos centrados en la curación
🩺Por Ashley Armstrong, autora invitada
Estados Unidos se enfrenta a una crisis de salud. En la década de los 30's, sólo el 7.5% de las personas de Estados Unidos sufrían enfermedades crónicas.1 Hoy en día, esa cifra aumentó en más del 700%, y ahora el 60% de las personas de Estados Unidos viven con una o más enfermedades crónicas.2 También estamos más gordos que nunca: las tasas de obesidad alcanzaron el 40% y siguen en aumento.3
Lo más alarmante es que Estados Unidos es el único país desarrollado en el que tanto la esperanza de vida saludable como la esperanza de vida total van en declive4, lo cual es una tendencia que comenzó antes del COVID-19. En otras palabras, no vivimos tanto como nuestros abuelos, a pesar de todos nuestros avances tecnológicos.
¿Cómo llegamos a este punto? Una respuesta se encuentra en los paralelismos inquietantes entre las grandes empresas farmacéuticas y agrícolas, que son dos industrias que ejercen un poder enorme sobre nuestra salud. La relación entre nuestros sistemas alimentarios y sistemas de salud no es casualidad. Los alimentos se producen de maneras que perjudican nuestra salud y nos mantienen dependientes de los productos farmacéuticos.
Los modelos de negocios de las industrias farmacéuticas y agrícolas prosperan mediante el tratamiento de los síntomas en lugar de abordar las causas reales, lo que garantiza un ciclo continuo de dependencia.
- Las compañías farmacéuticas se benefician en gran medida de centrarse en controlar los síntomas en lugar de curar las enfermedades subyacentes. Las enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión, se convirtieron en mercados lucrativos, ya que los pacientes a menudo requieren medicación de por vida en lugar de tratamientos únicos.
- Las grandes empresas de agricultura reflejan este enfoque. Los agricultores están atrapados en sistemas que dependen de fertilizantes sintéticos, pesticidas, herbicidas y cultivos transgénicos, todos los cuales son insumos que deben comprar cada temporada. En lugar de restaurar la salud del suelo o adoptar la agricultura regenerativa, estas prácticas perpetúan la dependencia a las sustancias químicas. (Y no proporcionan alimentos que de verdad sean nutritivos y favorezcan la salud).
Ambas industrias prometen soluciones, pero a menudo crean problemas nuevos. En la agricultura, las plagas desarrollan resistencia, lo que genera la necesidad de utilizar productos químicos aún más potentes. En el ámbito de la salud, los efectos secundarios de un medicamento suelen requerir otro medicamento para controlarlos.
Este ciclo de dependencia beneficia a las corporaciones, pero deja a las personas enfermas, sobremedicadas y con problemas. La triste realidad es que el poder sobre nuestra salud está concentrado en manos de unas cuantas corporaciones.
Entender la relación entre las grandes empresas agrícolas y farmacéuticas es el primer paso hacia el cambio. Podemos comenzar a recuperar nuestro bienestar mediante el apoyo a sistemas alternativos, ya sea la agricultura regenerativa o las prácticas de salud holística.
Bayer: un puente entre las grandes empresas farmacéuticas y agrícolas
Si se explora la superposición entre las grandes empresas farmacéuticas y agrícolas, Bayer destaca como un gran ejemplo. Al mes de diciembre de 2023, Bayer cuenta con 340 empresas consolidadas que operan en 80 países.5,6 Su alcance amplio garantiza que su influencia abarque casi todos los aspectos de la salud y la agricultura, y hace difusa la división entre las industrias que deben priorizar la salud sobre las ganancias.
Antes de que Bayer adquiriera Monsanto en 2018, las dos empresas operaban en ámbitos separados. Monsanto era una potencia en la agricultura que dominó los mercados de semillas y agroquímicos, mientras que Bayer se centró en los productos farmacéuticos y de salud para el consumidor. La fusión de 63 mil millones de dólares combinó estos sectores y creó un gigante global que ejerce una influencia significativa en la producción de alimentos y en la atención médica.
Esta adquisición consolidó el control de Bayer en la agricultura. En 2018, Bayer controlaba el 18.2% del mercado mundial de agroquímicos.7 Entre 2018 y 2020, Bayer y Corteva representaron en conjunto a más de la mitad de las ventas minoristas de semillas de maíz, soya y algodón en Estados Unidos. A nivel mundial, Bayer, Syngenta, BASF y Corteva dominan el mercado agrícola.8
En la actualidad, esta multinacional alemana opera en los sectores farmacéuticos, de salud del consumidor y agrícola, lo cual es una estructura que plantea preocupaciones serias. La división farmacéutica de Bayer involucra varias áreas terapéuticas:
- Cardiología: los medicamentos como Xarelto (rivaroxabán) tratan coágulos sanguíneos, hipertensión y problemas cardiovasculares.
- Oncología: los tratamientos contra el cáncer como Stivarga (regorafenib) y Nexavar (sorafenib) abordan los cánceres colorrectal, de hígado y de riñón.
- Salud de la mujer: los productos incluyen anticonceptivos hormonales y tratamientos para afecciones relacionadas con la menopausia.
- Oftalmología: los medicamentos como Eylea (aflibercept) combaten la degeneración macular.
La división de salud del consumidor de Bayer incluye marcas conocidas, las cuales refuerzan la influencia de Bayer en las decisiones cotidianas de salud:
- Remedios para la alergia y el resfriado: Claritin y Alka-Seltzer.
- Salud digestiva: MiraLAX y Rennie.
- Cuidado de la piel y heridas: Bepanthen y Canesten.
La división agrícola de Bayer, que es respaldada por la experiencia de Monsanto, se centra en la “ciencia de los cultivos” y la producción de alimentos. Si bien, esto puede parecer beneficioso para la salud pública debido a que aborda la seguridad alimentaria, la realidad es más complicada. El enfoque de Bayer en semillas transgénicas, fertilizantes sintéticos y pesticidas promueve sistemas de dependencia que dañan la salud del suelo y perpetúan el uso de productos químicos.
El impacto doble que tiene Bayer en los sectores farmacéutico y agrícola ejemplifica hasta qué punto están entrelazados estos sectores. La consolidación del poder en ambas industrias plantea preguntas alarmantes sobre la salud de las personas y del planeta. ¿De verdad es posible que una corporación defienda la salud si al mismo tiempo contribuye a las prácticas agrícolas que la perjudican?
La consolidación de poder y el CR4: un sistema fraudulento
La centralización del poder en las grandes empresas agrícolas y farmacéuticas ha creado sistemas que priorizan las ganancias de las corporaciones por sobre la salud de las personas, los agricultores y el medio ambiente. Cuando se examina el CR4 (índice de concentración de 4), que es una métrica que mide la participación de mercado de las cuatro empresas más grandes de una industria, podemos ver lo concentradas que se hicieron estas industrias. El CR4 aporta una imagen clara de la competitividad del mercado:
- Cuando el CR4 > 50%, las cuatro empresas principales controlan más de la mitad del mercado, lo que sugiere una concentración significativa.
- Un CR4 > 80% indica un mercado oligopólico y muy concentrado.
- Un CR4 < 40% refleja una industria bastante competitiva.
Los valores elevados de CR4 significan menor competencia, lo que le da a las empresas dominantes un gran poder sobre los precios, políticas y acceso al mercado, a menudo a expensas de los consumidores y los actores más pequeños. En el sector agrícola de Estados Unidos, los valores CR4 son demasiado elevados, lo que demuestra cómo unas cuantas corporaciones dominan los mercados clave:
Envasado de carne de res: de un CR4 del 25 % en 1977 se disparó a 85 % en 2018. |
Envasado de carne de cerdo: aumentó de 33 % en 1976 a 70 % en 2018. |
Procesamiento de pollos de engorde: aumentó de 34 % en 1986 a 54 % en 2018. |
Mercado de semillas: para el año 2023, BASF, Bayer, Corteva y Syngenta controlaban el 95 % de la propiedad intelectual del maíz de Estados Unidos y el 84 % de la propiedad intelectual de la soya. |
Fertilizante nitrogenado (América del Norte): el CR4 representa el 77 %. |
Maquinaria agrícola: el CR4 es alrededor del 60.8 %. |
Los agricultores se ven obligados a adaptarse a un sistema en el que tienen pocas opciones de insumos, cultivos, ganado o mercados, y en un sistema que fomenta una mentalidad de “todo o nada” para que los números cuadren. Este sistema industrializado y concentrado margina a los agricultores pequeños y aleja a los consumidores de las granjas familiares que cultivan sus alimentos. Mientras tanto, la biodiversidad, las comunidades rurales y la salud del suelo sufren a medida que las corporaciones promueven los monocultivos y la dependencia a las sustancias químicas.
Si bien, la industria farmacéutica está un poco más fragmentada, ciertos sectores presentan valores CR4 elevados:
- Vacunas: Pfizer, GSK, Sanofi y Merck controlan casi el 80% del mercado mundial.
- Medicamentos para la diabetes: son dominados por Novo Nordisk, Eli Lilly y Sanofi, con un CR4 de alrededor del 70%.
- Oncología: las cuatro empresas principales (Roche, Merck, BMS y Novartis) controlan entre el 45% y el 50% del mercado.
Los valores elevados de CR4 resaltan una realidad preocupante: la concentración de poder crea un sistema propicio para el abuso del mercado. Ya sea que se trate de las grandes empresas agrícolas que controlan lo que plantan los agricultores o de las grandes empresas farmacéuticas que deciden qué tratamientos están disponibles, estas industrias tienen un poder desproporcionado sobre nuestros sistemas alimentarios y de salud.
Y ¿cuál es el resultado? Los consumidores pagan más, los agricultores ganan menos y los sistemas más amplios de los que dependemos (nuestra salud y nuestro medio ambiente) siguen en declive.
La financiación del gobierno refuerza estos sistemas insostenibles
Las grandes empresas agrícolas y farmacéuticas dependen de la financiación pública y de políticas que priorizan sus modelos orientados a las ganancias. Este apoyo institucional no sólo perpetúa los ciclos de dependencia, sino que también manipula la percepción pública a través del cabildeo y el control de las narrativas educativas.
Por desgracia, los subsidios del gobierno priorizan las prácticas agrícolas industriales y favorecen los monocultivos, los cuales requieren insumos químicos para controlar las plagas y mantener los rendimientos. Los monocultivos crean entornos donde las plagas prosperan debido a su falta de biodiversidad, lo que impulsa a los agricultores a utilizar más pesticidas sintéticos.
El Programa Federal de Seguro de Cultivos garantiza pocas ganancias para los agricultores. Si bien, esto reduce el riesgo para los agricultores, también aumenta los costos de los insumos, ya que los proveedores explotan este flujo garantizado de ingresos. Debido al aumento de los costos de fertilizantes, pesticidas y maquinaria, los márgenes escasos de ganancia de los agricultores los hacen cada vez más dependientes de los subsidios.
El seguro de cosechas subsidiado también incentiva los métodos agrícolas convencionales frente a las alternativas sostenibles. A menudo se exige a los agricultores que utilicen prácticas de gran rendimiento, semillas transgénicas e insumos químicos para calificar. Este sistema recompensa la agricultura intensiva con uso de productos químicos y de gran rendimiento, y no ofrece ningún incentivo financiero para adoptar prácticas regenerativas, como la rotación de cultivos, la siembra directa y los cultivos de cobertura.
Los subsidios ayudan a mantener la dependencia de sustancias químicas en la agricultura, por lo que las grandes empresas agrícolas se aseguran de que se conserven los subsidios.
Las políticas de salud reflejan la agricultura, ya que priorizan los métodos convencionales y dejan de lado la atención preventiva. La cobertura del seguro de salud se centra en medicamentos, cirugías y visitas al hospital, pero descuida las medidas preventivas, como la nutrición, el ejercicio o las terapias alternativas.
¿No le frustra que su membresía al gimnasio o sus visitas al quiropráctico no estén cubiertas por su “seguro de salud”? Las enfermedades crónicas a menudo se controlan con productos farmacéuticos, que tratan los síntomas pero rara vez abordan las causas que las originan.
Esto crea un ciclo de dependencia similar al de la agricultura, en el cual se perpetúan las prácticas convencionales, lo que deja sin fondos a las alternativas más saludables.
El control y la manipulación de la narrativa
Ambas industrias hacen grandes inversiones para moldear la percepción pública y los resultados de las regulaciones a través de un cabildeo amplio.
- En 2024, las agroindustrias de Estados Unidos gastaron 32.7 millones de dólares en cabildeo para influir en las políticas y regulaciones.9
- El sector de productos farmacéuticos y de salud gastó la gran suma de 294 millones de dólares en iniciativas de cabildeo.10
- En 2024, Bayer gastó 6.46 millones de dólares en cabildeo solo en Estados Unidos.11
- En la UE, Bayer informó gastos de cabildeo de entre 7 y 8 millones de euros en 2023, que es el mayor de cualquier empresa.12
Las grandes empresas agrícolas y farmacéuticas también influyen en los programas educativos para alinearlos con sus intereses.
- Los libros de texto suelen enfatizar los métodos agrícolas convencionales, incluyendo pesticidas sintéticos, fertilizantes y OGMs, mientras que prestan menos atención a las alternativas sustentables.
- Las grandes agroempresas influyen en los programas agrícolas en las universidades, y promueven prácticas que apoyan sus productos.
- Las compañías farmacéuticas patrocinan programas de Educación Médica Continua (CME, por sus siglas en inglés) para médicos, los cuales promueven los medicamentos más recientes en lugar de los tratamientos no farmacéuticos.
- Muchos libros de texto de medicina están influenciados por las compañías farmacéuticas, y a veces incluyen anuncios o contenidos que promueven sus productos.
Las empresas como Bayer también manipulan las narrativas de salud pública a través de campañas educativas sobre enfermedades como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. Si bien, estas campañas generan conciencia, a menudo orientan las soluciones hacia los productos farmacéuticos en lugar de las medidas holísticas o preventivas. Ambas industrias crearon sistemas que…
- Recompensan las prácticas convencionales e insostenibles.
- Reprimen las alternativas mediante el cabildeo y el control de la narrativa.
- Aumentan la dependencia de insumos sintéticos y tratamientos farmacéuticos.
La base de sus grandes ganancias radica en crear una dependencia perpetua, ya que se centran en la gestión de los síntomas, lo que garantiza un flujo constante de ingresos.
Por otra parte, las curas, como abordar las opciones alimentarias y los hábitos de estilo de vida o implementar prácticas agrícolas regenerativas, pueden reducir la dependencia a largo plazo y debilitar el modelo de lucro continuo.
Sin duda se trata de un modelo de negocio inteligente, aunque sea uno a costa de nuestra salud y bienestar. ¡Los agricultores y los pacientes no son los culpables! Hacen lo mejor que pueden para intentar navegar por estos sistemas tan complicados.
Las estructuras en sí, que son reforzadas por el financiamiento del gobierno y la influencia de las corporaciones, limitan las opciones para alternativas más saludables y sostenibles.
Similitudes entre la salud del intestino y la salud del suelo
La analogía entre la salud del intestino y la salud del suelo destaca una relación más profunda entre la salud humana y las industrias agrícolas. En la actualidad, la ciencia vincula la salud del intestino con numerosas enfermedades crónicas (diabetes, enfermedades autoinmunes, trastornos neurológicos, digestivos y más), lo que resalta el impacto fundamental del microbioma intestinal en el mantenimiento de la salud general.
Al igual que un microbioma equilibrado y saludable es esencial para el bienestar humano, un microbioma del suelo próspero es crucial para producir alimentos sostenibles y ricos en nutrientes.
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Suelo sano vs. Tierra
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Un microbioma del suelo desequilibrado altera las funciones esenciales del ecosistema que promueven un suelo saludable, lo que causa problemas generalizados como invasiones de plagas, deficiencias de nutrientes y alteraciones en los ciclos naturales del carbono y el agua.
Un suelo cultivado en exceso, privado de materia orgánica e inundado de productos químicos como pesticidas y fertilizantes sintéticos, desestabiliza el microbioma. Como resultado, disminuye la fertilidad del suelo y la salud de las plantas, lo cual aumenta la dependencia de productos químicos nocivos para mantener la producción de cultivos.
Ahora imagine si tomara un antibiótico todos los días. Con el tiempo, esto puede alterar el equilibrio de bacterias beneficiosas en el intestino, lo que genera problemas digestivos, debilita el sistema inmunológico y causa problemas de salud en general.
Bueno, el mismo efecto ocurre en el suelo cuando hay una gran dependencia de agroquímicos. Muchos de estos productos químicos funcionan como un “antibiótico” para el microbioma del suelo, ya que matan o suprimen los microorganismos beneficiosos que son esenciales para la salud del suelo y el crecimiento de las plantas. Sin una comunidad próspera de microbios beneficiosos, el suelo se vuelve menos resistente, más propenso a plagas y enfermedades, y menos efectivo para absorber agua y nutrientes.
Con el tiempo, esto genera una dependencia de aún más insumos químicos para mantener la productividad, similar a cómo el uso excesivo de antibióticos puede generar la necesidad de medicamentos más fuertes para controlar las infecciones.
Así como mejorar la salud del intestino reduce la dependencia de los productos farmacéuticos, mejorar la salud del suelo es esencial para reducir la dependencia de los productos químicos tóxicos en la agricultura. Además, estos dos microbiomas están muy conectados entre sí: un suelo saludable favorece el crecimiento de cultivos ricos en nutrientes, lo que a su vez tiene un impacto positivo en el microbioma humano.
El poder intelectual y el ahorro de semillas
Las similitudes entre las industrias agrícola y farmacéutica se hacen aún más evidentes cuando se examina su enfoque al desarrollo de la propiedad intelectual (PI). Ambas industrias se benefician de crear productos que denominan “novedosos” y los comercializan como innovaciones para “mejorar nuestra salud”. Este enfoque de la propiedad intelectual pone un gran énfasis en las soluciones tecnológicas, a menudo a expensas de alternativas más sostenibles y naturales.
En realidad, estos esfuerzos suelen centrarse en dominar el mercado y en asegurar el acceso exclusivo a los recursos, lo que garantiza su control y ganancias en lugar de priorizar la salud verdadera o la sostenibilidad.
En la agricultura, la conservación de semillas era una larga tradición que permitió a los agricultores preservar la diversidad de cultivos y mantener su independencia. Al salvar y replantear semillas cada año, los agricultores se aseguraban de tener acceso a cultivos adecuados a sus entornos locales.
Sin embargo, con la llegada de semillas transgénicas patentadas por empresas como Bayer y Monsanto, esta práctica se debilitó en gran medida. Estas corporaciones no sólo patentan las semillas, sino que a menudo las combinan con el requisito de comprar herbicidas, pesticidas y fertilizantes patentados, lo que crea un “paquete” que atrapa a los agricultores en un ciclo de dependencia.
El uso generalizado de semillas transgénicas dio lugar a la agricultura de monocultivo, en la que extensiones grandes de tierra se dedican a un solo cultivo. Esta práctica es susceptible a plagas, enfermedades y degradación del suelo, lo que aumenta la necesidad de intervenciones químicas tóxicas.
Al mismo tiempo, la consolidación de la industria de las semillas en unas pocas corporaciones poderosas elevó los precios de las semillas, lo que limita el acceso de los pequeños agricultores y desplaza las variedades tradicionales en favor de cultivos comerciales diseñados para grandes rendimientos, no para la biodiversidad.
La adopción a gran escala de la agricultura de monocultivo comenzó alrededor de 1950, impulsada por la Revolución Verde. En este periodo se introdujeron variedades de cultivos de gran rendimiento, fertilizantes químicos, pesticidas y técnicas de irrigación modernas que cambiaron en gran medida la agricultura hacia el monocultivo.
Revolucionó la agricultura, sobre todo en los países en desarrollo, donde los cultivos como el trigo, el arroz y el maíz comenzaron a sembrarse en campos vastos y uniformes para maximizar la producción. Antes de esto, los sistemas agrícolas eran más diversos e incorporaban una mezcla de cultivos y ganado. Prácticas como la rotación de cultivos, el policultivo y la integración de pasturas y ganado eran comunes y contribuían a nutrir el microbioma del suelo.
Aunque algunos afirman que la agricultura industrial es necesaria para alimentar a la población mundial creciente, la realidad es que ya se producen los alimentos suficientes para alimentar a 1.5 veces la población mundial.13 El problema radica en la distribución de alimentos, el desperdicio y las barreras políticas que impiden que alimentos nutritivos lleguen a las personas que más los necesitan.
Las grandes empresas agrícolas invierten mucho en soluciones sintéticas y tecnológicas (como ingeniería genética, agricultura de precisión y tratamientos químicos) que pueden patentarse, protegerse y aprovecharse. Estas innovaciones a menudo se enfocan en aumentar el rendimiento a corto plazo sin tener en cuenta la salud a largo plazo del suelo o del ecosistema.
Por otro lado, no se pueden patentar las prácticas agrícolas naturales como la agroecología y la permacultura, que se centran en la biodiversidad y el equilibrio del ecosistema. Al fin y al cabo ¡no se puede controlar los mercados cuando se trabaja en armonía con la Madre Naturaleza!
El cambio en el enfoque hacia soluciones tecnológicas y de propiedad intelectual en lugar de métodos naturales refleja el estado de la industria farmacéutica. Así como los gigantes agrícolas controlan el mercado de semillas a través de patentes y tecnologías patentadas, las compañías farmacéuticas como Pfizer, Merck y Johnson & Johnson tienen patentes para los medicamentos que “salvan vidas”, lo que limita el acceso a alternativas más económicas.
Los medicamentos genéricos a menudo enfrentan barreras debido a las protecciones de las patentes, y los productores más pequeños luchan por competir con estos gigantes de la industria.
La “innovación” de las grandes farmacéuticas por lo general se centra en el desarrollo de medicamentos, terapias o dispositivos médicos nuevos, y con frecuencia ignoran las intervenciones de bajo costo basadas en el estilo de vida (como mejoras en la alimentación, el estilo de vida y el ejercicio) debido a que no les aportan ganancias.
En ambos sectores, la atención pasó de las soluciones independientes a la dependencia de los productos controlados por las corporaciones. Para la agricultura, significa depender de semillas transgénicas y productos químicos; para la atención sanitaria, significa depender de productos farmacéuticos patentados.
Este modelo garantiza un flujo continuo de ingresos, pero limita la exploración de enfoques más holísticos o alternativos, ya sea la rotación de cultivos y las semillas tradicionales en la agricultura, o la atención preventiva y los tratamientos naturales en la medicina.
Cómo lograr un cambio real
Los sistemas actuales, tanto en el ámbito de la salud como en el de la agricultura, están diseñados para garantizar que las corporaciones se beneficien a costa de la salud pública y la sostenibilidad. Estas industrias priorizan la efectividad, las ganancias y el control de las corporaciones, en lugar del bienestar a largo plazo de las personas o del planeta.
Así como el acceso a semillas transgénicas o tradicionales se vuelve más limitado y costoso en la agricultura, los tratamientos alternativos de salud a menudo enfrentan barreras similares. Los remedios naturales o los enfoques integrativos a menudo quedan excluidos de la cobertura del seguro o tienen un precio muy elevado, de manera similar a cómo los cultivos orgánicos o tradicionales son más caros que sus contrapartes convencionales.
Ahora bien, no me malinterpreten, las mejoras tecnológicas y de efectividad son importantes, y las intervenciones farmacéuticas y químicas tienen utilidad. Sin embargo, está claro que nuestro enfoque actual de gran dependencia no funciona. Recurrimos a estas soluciones para obtener alivio a corto plazo, pero a menudo tienen consecuencias a largo plazo.
En la agricultura, la atención se centra en la agricultura intensiva en productos químicos y de gran rendimiento que sacrifica la biodiversidad y la salud del suelo. En el ámbito de la atención sanitaria, el énfasis está en el manejo de los síntomas mediante los medicamentos, en lugar de abordar las causas que originan la enfermedad.
Es alarmante que ambas industrias se consolidan cada vez más, lo que limita las opciones, aumenta los costos y refuerza el ciclo de dependencia a las soluciones controladas por las corporaciones.
El cambio real no vendrá de arriba hacia abajo, ya que los intereses de las corporaciones tienen demasiado poder. El cambio vendrá de abajo hacia arriba: a través de los consumidores, pacientes y agricultores que toman decisiones conscientes para apoyar un futuro más saludable y sostenible.
La alternativa es clara: la agricultura regenerativa que cuide la tierra y promueva la biodiversidad, en combinación con un sistema de atención sanitaria que empodere a las personas mediante enfoques preventivos y holísticos.
Tenemos el poder de hacer una diferencia. Apoyar a los agricultores que adoptan prácticas regenerativas y evitar los alimentos producidos con productos químicos nocivos impulsa al mercado a transicionar hacia alimentos más saludables y sostenibles. Del mismo modo, podemos reducir nuestra dependencia de los medicamentos farmacéuticos mediante el control de nuestra salud y la prevención (a través de una alimentación adecuada, ejercicio y control del estrés).
El cambio real y necesario comienza con nosotros. Podemos liberarnos de los sistemas que se benefician de nuestra dependencia si invertimos en la agricultura regenerativa y la atención médica preventiva. Juntos podemos construir un futuro donde la salud y la sostenibilidad tengan prioridad frente al control de las corporaciones.
Sobre la autora
A Ashley Armstrong le apasiona ayudar a otros a recuperar su salud metabólica a través de un sistema alimentario alternativo bajo en PUFAs y bajo en agroquímicos tóxicos. También es cofundadora de Angel Acres Egg Club, que se especializa en huevos con bajo contenido de PUFA (ácidos grasos poliinsaturados) que se envían a los 50 estados.
Además, es cofundadora de Nourish Food Club, que vende la mejor carne de cerdo, de res, queso, productos lácteos A2 y masa madre tradicional con bajo contenido de PUFA a los 50 estados. Si bien, Angel Acres Egg Club tiene membresías abiertas, Nourish Food Club tiene una lista de espera temporal.
🔎 Fuentes y Referencias:
- 1 Am J Public Health. 2011 Mar;101(3):438-447
- 2 National Association of Chronic Disease Directors, Commentary on Chronic Disease Prevention in 2022 (Archived)
- 3 CDC, Obesity and Severe Obesity Prevalence in Adults: United States, August 2021-August 2023
- 4 WHO, Life Expectancy and Healthy Life Expectancy
- 5 Bayer, List of active Bayer companies with at least a share of 50%
- 6 Bayer, Products from A to Z
- 7 USDA, Economic Research Service, October 2, 2023
- 8 AgNews, September 23, 2022
- 9 Open Secrets, Industry Profile: Agricultural Services/Products
- 10 Statista, December 13, 2024
- 11 Open Secrets, Client Profile: Bayer AG
- 12 Corporate Europe Observatory, September 23, 2024
- 13 Journal of Sustainable Agriculture, 36:595-598 (2012)