📝HISTORIA EN BREVE

  • Los microbios del intestino influyen de forma significativa en la producción y el uso de energía en los primates. Los primates de cerebro más grande tienen una microbiota que favorece el uso de energía, mientras que la microbiota de los primates de cerebro más pequeño favorece el almacenamiento de la misma
  • Los ácidos grasos de cadena corta, como el acetato y el propionato, son fundamentales para crear energía y reducir el almacenamiento de grasa, lo cual brinda energía para que el cerebro crezca
  • La investigación demuestra que los microbios del intestino fueron fundamentales en la evolución de un cerebro más grande en los seres humanos, ya que optimizaron la asignación de energía para satisfacer las exigencias del cerebro
  • La conexión intestino-cerebro es fundamental para comprender cómo se distribuye la energía en los primates, ya que la composición de la microbiota intestinal varía de una especie a otra, lo que influye en los rasgos metabólicos de cada especie
  • Para que el cerebro funcione bien, es esencial fortalecer el microbioma intestinal. Estrategias como reemplazar los alimentos procesados por carbohidratos saludables y practicar técnicas de respiración adecuadas crearán una base sólida para los probióticos

🩺Por el Dr. Mercola

Los microbios del intestino son entidades fascinantes que ejercen un rol fundamental en el modo en que se produce y utiliza la energía en nuestro cuerpo. Estos organismos diminutos producen ácidos grasos de cadena corta (AGCCs), que son fundamentales para nuestra función metabólica.

Por ejemplo, los AGCCs como el acetato y el propionato tienen un impacto significativo en la producción de glucosa y el almacenamiento de grasa. No solo son espectadores pasivos, sino que influyen de manera activa en los procesos metabólicos de su anfitrión. Pero ¿se ha preguntado cómo funciona el microbioma intestinal de nuestros compañeros primates?

Resulta interesante que cada especie de primate presente variaciones en la composición de su microbiota intestinal, que contribuyen a la evolución de su cerebro. Los primates de cerebro más grande tienen una microbiota intestinal que favorece el uso de energía, mientras que los primates de cerebro más pequeño tienen una microbiota que favorece el almacenamiento de la misma. Esta variación en la composición de la microbiota intestinal es un factor clave para comprender cómo se distribuye la energía en los primates.1

Las diferencias metabólicas subyacentes en la microbiota de cada especie radican en sus respectivas capacidades para producir AGCCs, que se producen a través de la fermentación de fibras alimentarias y carbohidratos. Una vez que se sintetizan, influyen en diversos procesos metabólicos, como la regulación del apetito, la síntesis de grasas y el metabolismo de la glucosa. Mediante la modulación de estos procesos, los AGCCs ayudan a determinar si la energía se utiliza para las necesidades inmediatas o si se almacena para un uso posterior.

Una mirada a la microbiota intestinal de los primates

En un estudio que se publicó en Microbial Genomics se investigó cómo la microbiota intestinal de diferentes especies de primates influye en su metabolismo. Los investigadores se enfocaron en la relación entre el tamaño del cerebro y las necesidades energéticas.2 En el estudio se utilizaron ratones sin gérmenes inoculados con microbiota intestinal de tres especies de primates: macacos, monos ardilla y humanos.

Se eligieron estos tres primates en función del tamaño relativo de sus cerebros y de sus rasgos metabólicos distintivos, lo que permitió establecer un marco comparativo para estudiar cómo afecta cada microbiota intestinal al metabolismo del huésped. Los investigadores demostraron que "la microbiota intestinal de los primates contribuye a las diferencias interespecíficas en el metabolismo del huésped» y que la microbiota «de los primates de cerebro más grande desplaza el metabolismo del huésped hacia el uso y la producción de energía".3

Los descubrimientos revelan que la microbiota de los primates con un cerebro de mayor tamaño presenta diferencias metabólicas significativas. En concreto, los investigadores observaron que "los ratones inoculados con primates de coeficiente de encefalización alto tuvieron un menor porcentaje de grasa corporal" y "parecían tener una mayor producción de energía".4

Otras pruebas demuestran un aumento de los niveles de glucosa en la sangre en ayunas y una alteración de las concentraciones de enzimas hepáticas, lo que indica un cambio hacia un mayor aprovechamiento de la energía. También se identificó un aumento notable de los triglicéridos y niveles más bajos de colesterol en los sujetos de prueba.5

El estudio identificó los AGCCs, en particular el acetato y el propionato, como metabolitos fundamentales que se producen en mayores concentraciones en la microbiota intestinal de los primates con un alto coeficiente de encefalización. "La microbiota intestinal de los primates con un alto coeficiente de encefalización produce mayores concentraciones de AGCCs, en particular acetato y propionato", que son fundamentales en el apoyo al metabolismo energético.6

Por ejemplo, el propionato es importante para el funcionamiento óptimo del cerebro en los humanos. Como indicaron los editores de Frontiers in Aging Neuroscience:7

"Cumple una función importante para mantener la salud y el buen funcionamiento del cerebro y para protegerlo contra la neuroinflamación y las enfermedades neurodegenerativas (END), como la enfermedad de Alzheimer. Estas funciones del propionato podrían estar mediadas por vías endocrinas, inmunológicas, vagales y humorales ...
Además de la microbiota, otras fuentes potenciales de propionato son la alimentación, donde se utiliza como agente de conservación de alimentos, y los tratamientos médicos, como el ácido valproico. El propionato y los pre/probióticos potenciadores del propionato, la alimentación y el trasplante fecal pueden ser tratamientos efectivos para las END, pero también hay que tomar medidas para prevenir la toxicidad del propionato".

Cómo influyen los ácidos grasos de cadena corta en la producción de energía

Desde el punto de vista mecánico, una mayor producción de acetato y propionato por parte de la microbiota intestinal influye en la expresión genética del hígado, lo que conduce a una mayor producción y uso de energía. En palabras de los investigadores, "estas diferencias metabólicas del huésped se relacionan con cambios en la expresión genética del hígado", lo que indica una relación directa entre la actividad de los microbios y las vías metabólicas del huésped.8

Asimismo, los AGCCs atraviesan la barrera hematoencefálica y actúan como fuente de energía inmediata para el cerebro o como moléculas de señalización que regulan los procesos metabólicos.9

En el estudio también se observó que, "los ratones con la microbiota intestinal de las dos especies de primates emparentadas con un coeficiente de encefalización alto presentaron un fenotipo metabólico coherente con un mayor uso y producción de energía en el huésped". Esto significa que la microbiota intestinal no solo afecta el almacenamiento de grasa, sino que también mejora la capacidad del cuerpo para generar y utilizar la energía de forma más eficiente.10

En consecuencia, "los ratones inoculados con primates de alto coeficiente de encefalización exhibieron mayores concentraciones de ALP y ALT en la sangre", que son enzimas relacionadas con la función hepática, lo que respalda aún más los cambios metabólicos que induce la microbiota.11

Además, la investigación destacó que "la glucosa que se produce a través de esta vía podría ser una valiosa fuente de energía para el cerebro", lo que enfatiza la importancia de los metabolitos derivados del intestino para apoyar la función del cerebro.12

Dado que fomenta un entorno en el que la energía está disponible, la microbiota intestinal facilita el mantenimiento y el desarrollo de un cerebro más grande en los primates. Esta relación simbiótica destaca el rol fundamental de los microbios intestinales en las adaptaciones evolutivas relacionadas con el tamaño del cerebro y las capacidades cognitivas.13

Cuatro formas de promover una salud óptima del intestino y el cerebro

Como se demuestra en la investigación publicada, el microbioma intestinal es fundamental en la función del cerebro y el metabolismo energético. Cuando optimice la salud de su intestino, podrá mejorar su función cognitiva y su bienestar general. Aquí encontrará cuatro pasos prácticos para favorecer esta conexión:

1. Nutrir las bacterias beneficiosas con carbohidratos saludables: incorpore carbohidratos saludables todos los días, y adáptelos según tu microbioma y nivel de actividad. Concéntrese en frutas enteras con pulpa e introduzca alimentos ricos en fibra a medida que mejore su salud intestinal. Pero ¿qué puede hacer si su intestino está en mal estado y no tolera los carbohidratos complejos? No se preocupe, en la última sección le daré algunos consejos sobre cómo reparar su intestino.

2. Propiciar un ambiente rico en dióxido de carbono y evitar los alimentos dañinos: minimice el oxígeno y garantice una producción adecuada de energía celular mediante una nutrición adecuada y un buen manejo del estrés.

Evite el ejercicio de alta intensidad justo después de las comidas, ya que puede alterar este equilibrio tan delicado al desviar el flujo sanguíneo de la digestión. Asimismo, elimine de su alimentación los aceites vegetales, los alimentos procesados y los frutos secos para proteger su intestino y su salud en general.

3. Optimizar la producción de ácidos grasos de cadena corta mientras protege la barrera intestinal: mejore la producción de ácidos grasos de cadena corta, los cuales son esenciales para la salud del intestino y del cerebro, para lo cual debe consumir fuentes adecuadas de carbohidratos. Introduzca la fibra poco a poco y controle la respuesta de su cuerpo para evitar aumentar los niveles de endotoxinas. Los ácidos grasos de cadena corta ayudan a mantener la integridad de la barrera hematoencefálica, lo que favorece el bienestar general.

4. Proteger la función de las mitocondrias con grasas saludables: los aceites vegetales son una de las toxinas más perniciosas en la alimentación occidental moderna. En lugar de eso, prepare comidas caseras con grasas saludables como mantequilla, sebo o ghee. Estas grasas saludables favorecen la producción de energía mitocondrial y ayudan a preservar las bacterias beneficiosas en el intestino.

Estrategias adicionales para apoyar la función del microbioma intestinal

¿La salud de su intestino está comprometida? Si este es el caso, debe repararlo poco a poco hasta que pueda digerir carbohidratos saludables con regularidad. En mi entrevista con el Dr. Vincent Pedre, internista especializado en medicina funcional y salud del intestino, recomienda empezar con una alimentación baja en carbohidratos y a base de carne, ya que así se crea un entorno que limita las fuentes de combustible de las bacterias patógenas.

Aunque dará buenos resultados, no recomiendo ponerlo en práctica a largo plazo porque su cuerpo necesitará carbohidratos en algún momento. Si no consume suficientes carbohidratos, sus músculos acabarán por desgastarse y su nivel de cortisol aumentará.

En mi libro más reciente, "Los secretos de la salud celular", propongo el agua de dextrosa como una forma de ayudar a los enfermos de gravedad a consumir más carbohidratos sin sufrir efectos secundarios graves. A diferencia de los carbohidratos complejos de frutas y vegetales, la dextrosa se absorbe en el intestino delgado y no alimenta las bacterias del intestino grueso, lo que disminuye la producción de endotoxinas.

Existen ciertos alimentos que también ayudan a fortalecer el intestino de forma natural. Por ejemplo, el extracto de granada y los bioflavonoides cítricos contienen propiedades protectoras que ayudarán a reconstruir la capa mucosa del intestino. Además, son útiles para favorecer el crecimiento de los probióticos sin causar efectos secundarios como gases e inflamación, a diferencia de otros prebióticos.

De igual forma, considere la posibilidad de practicar técnicas para controlar el estrés, ya que este ejerce una gran presión sobre su microbioma intestinal. Esto es importante, sobre todo, si todavía está preparando su intestino para tolerar los carbohidratos saludables. Las técnicas como la respiración adecuada y la meditación ayudarán a su cuerpo a relajarse y lo pondrán en un estado propicio para aliviarse.

No obstante, tenga presente que la meditación tradicional, sobre todo cuando se practica de forma incorrecta, a veces provoca una respiración excesiva y reduce los niveles de dióxido de carbono. Ese no es el entorno ideal para un intestino saludable. No olvide que el dióxido de carbono es importante para preservar su microbioma intestinal. Para resolver este problema, le recomiendo que practique técnicas de respiración lenta que permitan que los niveles de dióxido de carbono aumenten y, en consecuencia, mejore el suministro de oxígeno a los tejidos.