📝HISTORIA EN BREVE

  • Los niveles elevados de hierro, en particular la ferritina sérica superior a 1000 µg/L, aumentan en gran medida el riesgo de fracturas, de las cuales las más comunes son las vertebrales. Controlar los niveles de hierro es fundamental para reducir este riesgo
  • Tanto el exceso como la deficiencia de hierro debilitan los huesos. El exceso de hierro promueve la actividad de los osteoclastos, lo que conduce a la resorción ósea, mientras que la insuficiencia de hierro perjudica la función de los osteoblastos, lo cual interrumpe la formación ósea
  • Los niveles elevados de hierro afectan de manera negativa la microarquitectura ósea, lo cual compromete la resistencia ósea y aumenta la susceptibilidad a las fracturas
  • El exceso de hierro produce especies reactivas de oxígeno, lo que causa estrés oxidativo que daña las células óseas y altera su función, lo cual debilita aún más los huesos
  • Si sus niveles de ferritina son elevados, implemente un programa regular de donación de sangre de dos a cuatro veces al año para eliminar con efectividad el exceso de hierro de su cuerpo

🩺Por el Dr. Mercola

La sobrecarga de hierro, a menudo abreviada como IO (por sus siglas en inglés), presenta un gran factor de riesgo de fracturas. Los tratamientos convencionales para la IO, como la flebotomía y la terapia de quelación de hierro, tienen como objetivo reducir los niveles de hierro, pero presentan sus propios desafíos. La flebotomía consiste en la extracción periódica de sangre, lo cual resulta incómodo y poco práctico para los pacientes. La terapia de quelación de hierro, aunque efectiva, causa efectos secundarios como trastornos gastrointestinales y problemas renales.

Las causas detrás de la IO son diversas y complejas. La hemocromatosis hereditaria (HH) es un trastorno genético que conduce a un exceso de absorción de hierro de la alimentación. Otras enfermedades, como la talasemia y la enfermedad de células falciformes, también causan una sobrecarga de hierro debido a las transfusiones de sangre frecuentes.

Las enfermedades hepáticas crónicas, incluyendo la hepatitis C y la enfermedad del hígado graso no alcohólico, también contribuyen a niveles elevados de hierro. Además, las mujeres posmenopáusicas pueden experimentar mayores reservas de hierro debido a cambios en las hormonas. Estas causas subyacentes alteran la regulación del hierro en el cuerpo, lo que resulta en la IO.

En la HH, las mutaciones en el gen HFE hacen que el cuerpo absorba más hierro del necesario, lo que provoca que se acumulen en órganos como el hígado y el corazón. En la talasemia y la enfermedad de células falciformes, las transfusiones de sangre constantes generan un exceso de hierro que el cuerpo no puede eliminar de manera efectiva. Las enfermedades hepáticas crónicas afectan la habilidad del hígado para producir hepcidina, que es una hormona que regula el equilibrio del hierro, lo que agrava aún más la acumulación de hierro.

Es un desafío diagnosticar la IO debido a la variabilidad de los síntomas y la superposición con otras afecciones. Muchas personas con IO no son diagnosticadas hasta que se genera un gran daño a los órganos.

La sobrecarga de hierro aumenta en gran medida el riesgo de fracturas

Un estudio de cohorte emparejado basado en la población investigó la relación entre los trastornos de sobrecarga de hierro y el riesgo de fracturas óseas, con el objetivo de determinar si los niveles elevados de hierro aumentan en gran medida la probabilidad de fracturas entre los individuos afectados.1

El estudio incluyó a 20 264 pacientes diagnosticados con sobrecarga de hierro y 192 956 participantes de control emparejados. La población fue conformada por adultos mayores de 18 años, con una edad promedio de 57 años, y alrededor del 40 % fueron mujeres. Los hallazgos descubrieron un aumento del 55 % en el riesgo de fracturas entre los pacientes con sobrecarga de hierro, y el riesgo mayor se observó en las fracturas vertebrales.2

En concreto, los pacientes con niveles de ferritina sérica superiores a 1000 µg/L, que es un marcador que indica un nivel elevado de hierro en la sangre, tuvieron un riesgo 91 % mayor de sufrir cualquier fractura y un riesgo 2.5 veces mayor de sufrir fracturas vertebrales.3 Cabe destacar que el estudio no descubrió un riesgo elevado de fractura entre los pacientes sin niveles elevados de ferritina sérica. Además, el riesgo fue consistente tanto en hombres como en mujeres, lo que indica que la sobrecarga de hierro afecta el riesgo de fractura de manera similar sin importar el sexo.4

Uno de los mecanismos biológicos fundamentales que se identificó es que la sobrecarga de hierro afecta de forma negativa la cantidad de hueso y la microarquitectura, que son las pequeñas estructuras que forman el hueso. Este deterioro compromete la resistencia ósea, lo que aumenta la probabilidad de fracturas.5 El estudio destaca la importancia de monitorear los niveles de ferritina sérica como indicador de riesgo de fractura, sobre todo en individuos con sobrecarga de hierro.6

Además, la investigación destacó que la hemocromatosis hereditaria, la talasemia mayor y la anemia de células falciformes contribuyen en gran medida a que el hierro se acumule en el cuerpo. Estos trastornos sanguíneos y hereditarios alteran la regulación del hierro, lo que conduce a un exceso de almacenamiento de hierro y problemas posteriores de salud ósea.7

De hecho, se observó menor densidad mineral ósea en más del 70 % de los adultos con enfermedad de células falciformes y en más del 60 % de los pacientes adultos con talasemia.8 Por lo tanto, abordar con efectividad la sobrecarga de hierro ayuda a preservar la integridad ósea y reduce la incidencia de fracturas en esta población vulnerable.

El efecto doble del hierro en la salud ósea

Una revisión publicada en la revista Pharmaceuticals exploró más a fondo cómo los diferentes niveles de hierro en el cuerpo influyen en la salud ósea, y en particular se centró en las funciones de los osteoclastos y los osteoblastos, que son las células responsables de descomponer y construir los huesos, respectivamente.

Los investigadores intentaron comprender si tener demasiado o muy poco hierro podría alterar el equilibrio entre estos dos tipos de células, lo cual afecta en última instancia la resistencia ósea y aumenta el riesgo de fracturas.9 La revisión examinó a personas con diversas afecciones relacionadas con el hierro, incluyendo hemocromatosis hereditaria, talasemias y enfermedad de células falciformes.

Un porcentaje significativo de pacientes con estos trastornos de sobrecarga de hierro presentaron una menor masa ósea y mayor probabilidad de fracturas óseas.10 Sin embargo, los hallazgos demostraron que los niveles elevados y bajos de hierro impactan de forma negativa la densidad mineral ósea, lo que da lugar a afecciones como la osteoporosis y osteopenia.

Para profundizar, la investigación destacó que el exceso de hierro promueve la actividad de los osteoclastos, que son las células que reabsorben o descomponen el tejido óseo. Esta mayor actividad de los osteoclastos acelera la pérdida ósea, lo cual debilita la estructura esquelética y hace que los huesos sean más susceptibles a las fracturas.

Por otro lado, los niveles insuficientes de hierro también alteran la salud ósea, ya que perjudican la función de los osteoblastos, que son las células responsables de la formación de los huesos. Esta doble alteración agrava aún más el riesgo de padecer osteoporosis y otros problemas relacionados con los huesos.11 El estudio también descubrió que los niveles elevados de hierro conducen a la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés), que son moléculas que reaccionan a los químicos y que contienen oxígeno.

Las ROS contribuyen al estrés oxidativo, lo que daña las células óseas y afecta su habilidad para funcionar de manera correcta. Este estrés oxidativo no sólo impide la formación de hueso nuevo por parte de los osteoblastos, sino que también promueve la degradación del hueso existente por parte de los osteoclastos, lo que crea un círculo vicioso de deterioro óseo.12

Desde el punto de vista biológico, los mecanismos por los cuales el hierro afecta la salud ósea son complejos. El exceso de hierro interfiere con la diferenciación y actividad de los osteoblastos, ya que regula de forma negativa los genes fundamentales, como el Runx2, que son esenciales para la formación ósea. Además, los niveles elevados de hierro mejoran la osteoclastogénesis (que es la formación de más osteoclastos) mediante vías que involucran la señalización de ROS y NF-κB.

Estos procesos en conjunto aumentan la resorción ósea y disminuyen la formación ósea, lo que agrava la integridad y resistencia de los huesos.13

En resumen, mantener niveles equilibrados de hierro es importante para la salud ósea. Tanto la sobrecarga como la deficiencia de hierro alteran el equilibrio delicado entre la resorción y la formación ósea, lo que conduce a huesos debilitados y a un riesgo mayor de fracturas. La comprensión de estos mecanismos destaca la importancia de monitorear y controlar los niveles de hierro para preservar la fortaleza de los huesos y prevenir la osteoporosis.14

Consejos sencillos para reducir la sobrecarga de hierro y proteger los huesos

La sobrecarga de hierro causa estragos en la salud de los huesos, ya que altera el equilibrio entre la formación y la degradación ósea. Sin embargo, no todas son malas noticias. Usted tiene el poder de abordar este problema a través de cambios sencillos en su estilo de vida que hacen una diferencia en la protección de sus huesos. A continuación, encontrará cuatro formas efectivas de controlar los niveles de hierro:

1. Analice sus niveles de hierro con regularidad: puede monitorear sus niveles de hierro mediante un análisis de sangre llamado análisis de ferritina sérica. Considero que es uno de los análisis más importantes que todos deberían realizarse de forma regular como parte de su chequeo general.

Es recomendable que su nivel de ferritina esté por debajo de 100 ng/mL, sin embargo, el rango ideal es de 20 a 40 ng/mL. Un nivel inferior a 20 ng/mL indica que tiene deficiencia de hierro. Además de la prueba de ferritina sérica, la prueba de gamma-glutamil transpeptidasa (GGT) es otro marcador de exceso de hierro y es un gran indicador de riesgo de muerte súbita cardíaca, resistencia a la insulina y enfermedad cardiometabólica.

2. Done sangre para reducir el exceso de hierro: su cuerpo tiene una capacidad limitada para eliminar el hierro, por lo que se puede acumular muy fácil y dañar órganos como el hígado, corazón y páncreas. Esto es peligroso debido a que el hierro es un oxidante potente que daña los tejidos y contribuye a una variedad de problemas de salud, incluyendo el cáncer.

Si sus niveles de ferritina son elevados, implemente un programa regular de donación de sangre de dos a cuatro veces al año. Este enfoque natural elimina con efectividad el exceso de hierro del cuerpo, ya que perder sangre es la única forma en que el cuerpo elimina el hierro. Además, donar sangre ayuda a otras personas.

También puede eliminar la sangre en cantidades más pequeñas una vez al mes. Si padece insuficiencia cardíaca congestiva o EPOC grave, primero consulte a su médico, aunque para la mayoría de las personas es una opción segura. Si, por alguna razón, el centro de donación de sangre no puede aceptar su donación de sangre, puede obtener una receta para la flebotomía terapéutica. Siga el siguiente esquema de donación para cantidades más pequeñas una vez al mes:

Hombres

Mujeres en etapa postmenopáusica

Mujeres en etapa premenopáusica

150 ml

100 ml

50 ml

3. Controle su alimentación: evite cocinar en ollas y sartenes de hierro, limite el consumo de alcohol, ya que aumenta la absorción de hierro, y tenga cuidado con los alimentos procesados que estén fortificados con hierro. Si bebe agua de pozo, instale un precipitador de hierro o un filtro de ósmosis inversa para reducir su exposición al hierro.

4. Optimice su consumo de calcio y cobre: ​​el consumo adecuado de calcio reduce la sobrecarga de hierro de forma natural. Procure obtener calcio de fuentes de alimentos enteros en lugar de suplementos. Cuando los niveles de calcio son bajos, el cuerpo libera más hormona paratiroidea (PTH) que, además de disolver el hueso, también aumenta el almacenamiento de hierro. Romper este ciclo a través de una nutrición adecuada con calcio ayuda a proteger los huesos y la salud general.

El hierro y el cobre también son interdependientes y deben considerarse juntos. La sobrecarga de hierro y la deficiencia de cobre es una combinación peligrosa. La mayoría de las personas tienen deficiencia de cobre y necesitan más para que su metabolismo del hierro funcione de manera adecuada.

Según sus niveles de cobre, es posible que necesite tomar hasta 3 miligramos (mg) a 4 mg de bisglicinato de cobre al día o consumir alimentos ricos en cobre, incluyendo el polen de abeja, hígado de res alimentado con pastura y acerola.

La acerola tiene un contenido elevado de vitamina C, que contiene la enzima tirosinasa rica en cobre. El retinol, que hace que el cobre sea biodisponible, también es fundamental. Se encuentra en el hígado y los órganos de res, por lo que si lo consume es posible que no necesite ningún tipo de suplemento.


🔍Fuentes y Referencias