📝HISTORIA EN BREVE

  • El jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (JMAF) tiene una estructura química diferente al azúcar de mesa, mientras que éste último es un disacárido unido de fructosa y glucosa, el JMAF contiene estos azúcares por separado como monosacáridos no unidos, lo que hace que los efectos metabólicos que producen sean diferentes
  • A diferencia del azúcar normal, el JMAF va directo al hígado, donde se almacena como grasa, sin enviar las señales de saciedad al cerebro, lo que provoca que quiera más y más
  • Un estudio de la Universidad de Princeton descubrió que las ratas que recibieron una alimentación a base de JMAF desarrollaron obesidad, lo que sugiere que existe una relación entre el consumo elevado de JMAF y la epidemia de obesidad en Estados Unidos que comenzó a principios de la década de los 90
  • La industria alimentaria ha hecho todo lo posible por ocultar el JMAF que contienen sus productos, y una de las estrategias más comunes es cambiar el nombre de las versiones de alta concentración (JMAF-90) a "fructosa" o "jarabe de fructosa" en las etiquetas de ingredientes, lo que permite que los productos afirmen que no contienen jarabe de maíz de alta fructosa
  • Los azúcares naturales que se encuentran en alimentos enteros como la miel, el jarabe de maple y las frutas contienen otros compuestos beneficiosos como antioxidantes, vitaminas, minerales y fibra que ayudan a controlar el metabolismo del azúcar y que producen beneficios que no obtendrá de los azúcares aislados

🩺Por Mary Ann Rollano, autora invitada

Llegó el momento de exigir que se prohíban los ingredientes artificiales que se disfrazan como alimentos: esos impostores que se crean dentro de un laboratorio bajo el pretexto de que son más prácticos, pero que están detrás de muchas de las crisis de salud que azotan a la humanidad.

Antes pensaba que, por ser enfermera, entendía la causa de las enfermedades que abundan en los Estados Unidos. No fue hasta que comencé mi negocio de té helado embotellado que descubrí la triste realidad: el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (JMAF) se esconde en casi todo lo que bebemos.

Este endulzante industrial no solo era un ingrediente más: simboliza todo lo que está mal en nuestro suministro de alimentos. Al igual que la mayoría de las personas que viven en los Estados Unidos, no sabía hasta qué punto los ingredientes artificiales habían invadido nuestro suministro de alimentos, pero ahora sé que convirtieron nuestras bebidas en una amenaza para la salud.

Esta situación me inspiró a crear una línea de tés, ya que la gran cantidad de sustancias químicas y saborizantes artificiales que se utilizan para fabricar este tipo de bebidas comerciales no solo es poco saludable, sino que el producto final no se parece en nada a un té natural. La mayoría de los tés embotellados utilizan ingredientes artificiales (con nombres que no se pueden pronunciar) para simular el sabor del té real. Este proceso está muy lejos de ser ideal.

Sin embargo, sabía que podía crear un producto mejor. También sabía que eso era justo lo que buscaban los consumidores, un té natural, sin ingredientes artificiales. Y a pesar de que suena bastante simple, nadie lo hacía.

Gracias a un taller que realizó nuestra universidad para emprendedores alimentarios, comencé a ver el camino. El taller estuvo a cargo de científicos de alimentos, quienes nos enseñaron a transformar una receta de cocina en un producto comercial. El taller estaba lleno de emprendedores, como yo, que buscaban crear un producto comercial a partir de una receta. La mayoría queríamos crear un producto natural y saludable que no solo tuviera un sabor agradable, sino que fuera bueno para la salud. Al menos, eso era lo que yo quería.

Dos miembros de la audiencia, padre e hija, tenían una granja pequeña, la hija quería envasar la salsa de tomate que preparaba con la receta de su madre fallecida, y preguntó si era buena idea obtener ingredientes comerciales.

El proceso de formulación es complejo y, para mantener el sabor, le dijeron que lo más práctico era utilizar colorantes y saborizantes artificiales que están diseñados para imitar a los ingredientes naturales. En lugar de utilizar zanahorias, cebollas, ajo y otros alimentos enteros, el laboratorio de alimentos sugirió crear un perfil de sabor que se pareciera a la receta original. Hacerlo de esta manera es más fácil y barato (pero es cero nutritivo), todos se quedaron en silencio. En la habitación, se sentía una mezcla de conmoción y decepción. Luego, empezaron las preguntas, y en ese momento comencé a entender el verdadero impacto de los alimentos procesados.

En mi búsqueda de ingredientes comerciales, me encontré con mucha información que me llevó a investigar el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (JMAF), y lo que descubrí fue impactante. El nivel de manipulación y la controversia que rodea al JMAF es increíble.

Todo lo que necesita saber sobre el azúcar

Primero que nada, los informes que afirman que el cuerpo metaboliza todos los tipos de azúcar de manera similar, mienten. No todos los tipos de azúcar se metabolizan igual, el azúcar (sacarosa) es un carbohidrato complejo que se encuentra de forma natural en todas las frutas y vegetales. Además, forma parte importante de la fotosíntesis.

En términos químicos, el azúcar es un disacárido sacarosa, que se produce por la unión bioquímica de los monosacáridos naturales de fructosa (azúcar de la fruta) y dextrosa (glucosa).

La azúcar blanca es un carbohidrato simple que contiene trazas de sodio, potasio y hierro. Al igual que todos los carbohidratos, el azúcar contiene alrededor de 4 calorías por gramo.

Las vías bioquímicas humanas no pueden distinguir en términos de calorías, entre la azúcar refinada y la sacarosa de una naranja.

La sacarosa que se encuentra en el recipiente con azúcar de mesa tiene una estructura química idéntica a la sacarosa que se encuentra en las frutas y vegetales.

Las frutas contienen fructosa natural, junto con vitaminas, minerales y fibra.

Por otro lado, la sacarosa que contiene el azúcar de caña pura se produce de forma natural, lo malo es que este tipo de azúcar no aporta ningún valor nutricional.

El jarabe de maíz con alto contenido de fructosa

Muchos creen que el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa es igual al azúcar de mesa. No estoy de acuerdo, y aquí le daré mis razones.

Aunque en los círculos alimentarios, médicos y de salud se afirma que "el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa es igual que el azúcar de mesa", es una vil mentira. No me malinterprete, no digo que el azúcar de mesa es saludable, lo que digo es que el JMAF y el azúcar de mesa en forma de azúcar de caña pura no son iguales.

El JMAF es un producto procesado que se produce a partir de una planta transgénica que se cultiva con tecnología agrícola organizada y sistemas regulados.1 Por lo tanto, no es un producto natural que evolucionó de forma biológica.

El JMAF se compone de dos monosacáridos: fructosa y glucosa. El JMAF-55, que es una de sus formas más comunes, contiene alrededor de 55 % de fructosa y 45 % de glucosa, aunque en la producción de alimentos también se utilizan otras proporciones, como el JMAF-42.

Además, el JMAF no es un azúcar que se produce de forma natural, sino que se deriva del maíz. El proceso de producción se basa en transformar el almidón de maíz en glucosa y, después, utilizar ciertas enzimas para convertir una parte de esa glucosa en fructosa. Y así se produce el JMAF, que es una mezcla de monosacáridos libres, y no un disacárido.

Aunque el JMAF contiene fructosa y glucosa, no están unidas, por lo que es un monosacárido que contiene dos azúcares por separado. Esta diferencia lo es todo, y es lo que lo diferencia de la sacarosa (azúcar de mesa), que es un disacárido en el que la fructosa y la glucosa están unidas.

Cuando se consume, el cuerpo metaboliza el JMAF como monosacáridos individuales, lo que significa que no necesita romper un enlace disacárido como lo haría con la sacarosa.  Por esa razón, el cuerpo metaboliza la fructosa y la glucosa de manera diferente, como explicaré más adelante.

La sacarosa es un disacárido natural que se encuentra en muchas plantas y que se obtiene de la caña de azúcar o de la remolacha azucarera para fines comerciales. Sin embargo, el JMAF no es sacarosa. El hecho de que la FDA trate de ocultar esta información demuestra que el JMAF se utiliza no por el bien de los consumidores, sino porque es lo que más les conviene a los fabricantes.

También descubrimos que algunos tribunales federales, como resultado de litigios entre partes privadas, solicitaron a la FDA que comenzara los procedimientos administrativos para determinar si los productos alimenticios que contienen ingredientes que se producen con ingeniería genética o alimentos que contienen jarabe de maíz de alta fructosa podrían etiquetarse como "naturales".

Aunque la FDA aún no establece normas para una definición formal del término "natural", ya conocemos el mal uso que le dan a la palabra "natural" en el etiquetado de alimentos para humanos. Según la FDA, el término "natural" significa que no se incluyó ni añadió ningún ingrediente artificial o sintético (incluyendo todos los aditivos de color sin importar su origen).

No obstante, esto no abarca los métodos de producción de alimentos, como el uso de pesticidas ni tampoco los métodos de procesamiento o fabricación de alimentos, como las tecnologías térmicas, la pasteurización o la irradiación. La FDA tampoco consideró si el término "natural" significa que tiene algún beneficio nutricional o cualquier otro beneficio para la salud".

Las razones por las que no utilizaré JMAF

El Centro para la Ciencia en el Interés Público afirma que el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa no tiene nada de natural debido al alto nivel de procesamiento y el uso de al menos una enzima transgénica que se utiliza para producirlo.

  • Aún hay mucha controversia en materia de salud con respecto a algunos estudios que relacionan el jarabe de maíz de alta fructosa con niveles elevados de colesterol, diabetes y obesidad.
  • En la década de los 70, las personas comenzaron a sustituir la azúcar de caña pura por jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, que ahora se utiliza en cantidades inimaginables.
  • Este ingrediente se volvió muy popular porque es más barato que la azúcar de caña pura, pero solo en Estados Unidos y Canadá debido al sistema de apoyo a los precios y cuotas del azúcar que se impusieron en mayo de 1982.
  • Esto hace que la azúcar de caña pura cueste el doble que el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Además, el maíz es un cultivo que subsidia el gobierno, lo que incrementa los incentivos.
  • El jarabe de maíz con alto contenido de fructosa no es un alimento, por lo que no se digiere bien. En realidad, es un tipo sintético de fructosa, no un alimento natural. En pocas palabras, es un organismo transgénico (OGM).

No parece una coincidencia que la epidemia de obesidad en Estados Unidos se hiciera evidente a principios de la década de los 90, y muchos expertos hacen esta observación. Para defender el uso del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, afirman que el cuerpo lo reconoce como si fuera azúcar refinada, por lo tanto, la metaboliza de la misma manera. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la realidad. Las investigaciones demuestran que el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa entra al cuerpo como un monosacárido, un solo azúcar, fructosa, que no requiere ninguna descomposición adicional. No obstante, aunque no lo parezca, esto es muy malo.

Este tipo de fructosa va directo al hígado

Por lo general, la fructosa se metaboliza completamente en el hígado y se almacena inmediatamente como grasa, pero no envía ninguna señal al cerebro. El metabolismo de la fructosa pasa por alto el cerebro.

Mientras tanto la azúcar refinada (sacarosa) entra al cuerpo en forma de disacárido o dos carbohidratos: fructosa (azúcar de fruta) y dextrosa (glucosa). Después, el metabolismo celular lo transforma en glucosa, que el cuerpo utiliza como combustible. Solo la fructosa industrial (industrial significa JMAF), no la fructosa natural que se encuentra en alimentos como la fruta, se relaciona con el daño hepático (es decir, hígado graso).2

El cerebro necesita glucosa para funcionar

La glucosa y la fructosa tienen metabolismos muy diferentes, y también interactúan de manera diferente con nuestras hormonas. En un estudio con resonancia magnética3 se midió la actividad de la fructosa y de la glucosa en el cerebro. La fructosa casi no produjo ninguna reacción ni tampoco suprimió tanto el apetito.

La glucosa mostró un efecto calmante en la región de la saciedad y también redujo la liberación de grelina, la hormona que incrementa el apetito, en el torrente sanguíneo. La grelina, que también se conoce como la “hormona del hambre”, estimula el deseo de comer.

Por otro lado, la fructosa va directo al hígado sin producir ningún efecto de saciedad en el cerebro. El cerebro es uno de los pocos órganos que necesitan glucosa como reserva de energía, y no puede procesar la fructosa.

La fructosa causa una mayor sensación de hambre que los alimentos que contienen glucosa. Sin embargo, la glucosa ayuda a sentirse satisfecho más rápido. Sí, los alimentos naturales contienen fructosa, pero suelen contener fructosa y glucosa en cantidades iguales y se metabolizan de manera diferente.

Azúcares naturales

Los alimentos enteros o poco procesados conservan algunos beneficios. La miel pura, el jarabe de maple, la melaza y el azúcar de coco son azúcares naturales que conservan todos sus ingredientes, lo que respalda la relación simbiótica y los beneficios inherentes de los alimentos enteros.

Los componentes de un alimento entero (como la miel o el jarabe de maple) trabajan de forma sinérgica para mejorar sus beneficios. Por ejemplo, los antioxidantes y otros compuestos de la miel o el jarabe de maple pueden interactuar con los azúcares de tal manera que proporcionan beneficios que no producen los azúcares aislados.

Tanto la miel como el jarabe de maple puro se consideran endulzantes naturales porque están poco procesados y provienen de fuentes naturales (miel de abeja, jarabe de maple de la savia de los árboles de maple).

  • La miel contiene entre un 38 % y 55 % de fructosa, así como un 31 % de glucosa, sus azúcares restantes son maltosa, sacarosa y otros carbohidratos complejos. La miel es un azúcar natural que debe metabolizarse antes de que el cuerpo lo utilice como combustible. La miel también contiene pequeñas cantidades de antioxidantes, vitaminas, minerales y enzimas. Estos compuestos están detrás de sus posibles beneficios y propiedades antimicrobianas.
  • Por su parte, el jarabe de maple contiene sacarosa, pequeñas cantidades de minerales como manganeso, zinc, calcio y algunos antioxidantes.
  • La melaza retiene nutrientes como el hierro y el magnesio, mientras que el azúcar de coco contiene cantidades pequeñas de antioxidantes y minerales como el zinc y el hierro.

El mecanismo biológico del azúcar

Cuando el azúcar activa el páncreas, se producen grandes cantidades de insulina, que transporta el azúcar de la sangre a las células para obtener energía. La glucosa es el combustible principal de energía de nuestras células.

Cuando comemos algo dulce, se activan los instintos primarios en nuestro cerebro. El sabor dulce le indica al cerebro que la comida contiene energía. Tenemos una necesidad psicológica de encontrar energía, y ésta nos llega a través del sabor dulce.

La Asociación Americana del Corazón recomienda que no consuma más de 25 a 37.5 gramos de azúcares añadidos al día, mientras que el USDA recomienda menos de 12 cucharaditas (o 60 gramos) al día para una alimentación de 2000 calorías. Sin embargo, estas recomendaciones no son para los azúcares naturales como los que contiene la fruta, sino para los azúcares añadidos que se encuentran en los alimentos y bebidas procesados.

El JMAF es una mina de oro

En los Estados Unidos, el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa es un producto que recibe subsidios, lo que hizo que la industria agrícola acogiera con agrado este nuevo mercado. Y claro que la industria alimentaria estaba feliz de tener un endulzante más barato porque se traducía a mayores ganancias.

No obstante, los estrategas alimentarios ignoraron un pequeño detalle: la forma en la que reaccionaría el cuerpo humano al jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Ahora que los consumidores conocen los efectos adversos del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, la Asociación de Refinadores de Maíz comenzó a jugar sucio.

Existen dos versiones de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (JMAF). El JMAF regular, que contiene entre un 44 % y un 55 % de fructosa, y el JMAF-90, que contiene un 90 % de fructosa, éste último es el que suele utilizarse en las bebidas. El simple hecho de cambiar el nombre de JMAF-90 a "fructosa" o "jarabe de fructosa", permite que los fabricantes de alimentos puedan afirmar que su producto no contiene jarabe de maíz con alto contenido de fructosa.

En estudios de la Universidad de Princeton,4 las ratas que recibieron una alimentación a base de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa desarrollaron obesidad. La conclusión fue que "el consumo elevado de JMAF podría ser un factor importante en la 'epidemia de obesidad', que se correlaciona con el incremento en el uso de este ingrediente artificial".

El estudio duró siete meses y las ratas hembra se dividieron en distintos grupos: acceso a JMAF y pienso durante 12 horas, acceso a JMAF y pienso durante 24 horas, sacarosa y pienso durante 12 horas, o pienso ad libitum. Las hembras con acceso a JMAF durante 24 horas subieron mucho más de peso durante el experimento que los animales con acceso a sacarosa o pienso; los datos alcanzaron significancia en la semana 19, *p<0,05. Los valores son medias ± SEM.

Sin embargo, ese estudio se realizó en 2010, y las cosas han cambiado mucho desde entonces. Al parecer, a nadie le importa que tantos estudios relacionen la diabetes tipo 2, la obesidad y las enfermedades cardíacas con el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. De hecho, ya vivimos esto antes con la industria tabacalera. Una cosa es segura: la salud del consumidor siempre está por detrás de las ganancias.

Comentario del Dr. Mercola

No podría estar más de acuerdo, aislar la fructosa de su matriz alimentaria natural, como cuando se utiliza jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, puede causar problemas metabólicos graves. Por el contrario, cuando la fructosa se consume como parte de la fruta entera (que también aporta fibra, vitaminas, minerales y fitonutrientes), no causa tantos problemas.

De hecho, la fruta se considera uno de los alimentos enteros más beneficiosos que podemos comer, gracias a su alto contenido de nutrientes y efecto de protección que produce su fibra y fitoquímicos que controlan la absorción y el metabolismo de la fructosa.5,6

La única forma en que la fruta pueda causar problemas es si tiene una mala salud intestinal. Específicamente, cuando hay un desequilibrio en su microbioma intestinal y eso provoca que no pueda procesar las fibras naturales que contiene la fruta.

Esto puede ocurrir por varios factores, que incluyen el crecimiento excesivo de bacterias patógenas después de que las toxinas mitocondriales y ambientales acaban con los microbios beneficiosos.7 El punto aquí no es evitar la fruta por siempre, sino más bien restaurar su microbioma intestinal para que el cuerpo pueda tolerar y beneficiarse de los alimentos enteros que contienen fibra.

Otro punto importante: la razón por la que consumir demasiado azúcar de mesa (sacarosa) puede dañar el metabolismo es que se compone por un 50 % de fructosa. Una alternativa como la dextrosa (glucosa pura) podría considerarse una opción de carbohidrato "más segura" porque la glucosa no causa los mismos daños que la fructosa aislada. Dicho esto, cualquier carbohidrato, incluyendo la glucosa, debe consumirse con moderación.

Aunque los carbohidratos saludables son esenciales para satisfacer las necesidades metabólicas del cuerpo (el Instituto de Medicina recomienda alrededor de 130 gramos al día como mínimo para adultos, aunque algunas personas consumen más8), consumir en exceso y rápidamente sus formas puras y refinadas puede incrementar los niveles de insulina y causar estrés metabólico.

Para algunas personas, sobre todo las que tienen sensibilidades alimentarias graves o problemas intestinales, beber poco a poco una solución de glucosa durante un período prolongado podría ayudar a satisfacer las necesidades de carbohidratos sin alterar los niveles de insulina. Aun así, este enfoque debe realizarse con cuidado, y de preferencia bajo guía profesional, para evitar la resistencia a la insulina u otros desequilibrios metabólicos.

En resumen, la clave está en enfocarse en las frutas enteras como fuente de fructosa, mantener un microbioma intestinal saludable y ser consciente del daño que pueden causar los azúcares refinados. Este enfoque equilibrado refuerza la salud metabólica y puede ayudar a evitar los riesgos de la fructosa aislada y del consumo excesivo de carbohidratos refinados.

Acerca de la autora

Mary Ann Rollano es una escritora, enfermera registrada y especialista en tés con 40 años de experiencia en salud y bienestar. Le apasionan los cuatro pilares de la salud (física, emocional, espiritual y armonía social) y se basa en su experiencia en tés, hierbas y nutrición para crear conexiones significativas y vidas más felices y saludables.