📝HISTORIA EN BREVE

  • La colibactina es una toxina que produce la bacteria E. coli y que daña el ADN, lo que activa la tumorigénesis que incrementa el riesgo de cáncer colorrectal y de tracto urinario
  • Las variaciones geográficas en la incidencia del cáncer se relacionan con la exposición a la colibactina, que es más común en los países con un alto índice de desarrollo humano, lo que se correlaciona con mayores tasas de cáncer en estas regiones
  • La autofagia, que es el proceso de reciclaje natural del cuerpo, repara el daño al ADN y elimina las sustancias dañinas, lo que ayuda a inhibir la carcinogénesis que causa la colibactina
  • La diversidad genética de la E. coli que produce colibactina se observa en diferentes poblaciones, pero el filogrupo B2 es el más común entre las cepas que se relaciona con el cáncer, lo que sugiere que es más patogénica
  • Entender cómo influye la colibactina que produce la E. coli en el desarrollo del cáncer ayudará a crear estrategias que ayuden a tratar y prevenir esta enfermedad, tales como hacer cambios en el estilo de vida para reforzar la salud del intestino

🩺Por el Dr. Mercola

El cáncer colorrectal, que se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células en el colon o el recto, presenta síntomas como malestar abdominal crónico, cambios en los hábitos intestinales y pérdida de peso inexplicable. El cáncer del tracto urinario, que incluye el cáncer de vejiga y próstata, se manifiesta con dolor al orinar, sangre en la orina y ganas frecuentes e intensas de orinar. Cuando no se tratan, estos tipos de cáncer suelen tener complicaciones graves.

Una investigación que se publicó en la revista The Lancet Microbe1 encontró una relación entre ciertas cepas de la bacteria Escherichia coli, que produce la toxina colibactina, y un riesgo mayor de cáncer colorrectal y tracto urinario.

La colibactina provoca roturas de doble cadena en el ADN de las células humanas, lo que causa tumorigénesis y tumores cancerosos. Estos hallazgos demuestran que las infecciones bacterianas influyen más en el desarrollo del cáncer de lo que se pensaba.

La colibactina incrementa el riesgo de cáncer

El estudio que se publicó en la revista Lancet Microbe analizó la relación entre la colibactina que produce la E. coli y la incidencia de cáncer colorrectal, vejiga y próstata. La investigación tuvo como objetivo determinar la correlación entre las variaciones geográficas en la prevalencia de estas bacterias y las tasas de cáncer, pero se enfocó en regiones con alto Índice de Desarrollo Humano (IDH).

El estudio involucró poblaciones diferentes de varios países y buscó una relación entre la colibactina que produce la E. coli y las tasas de cáncer colorrectal y tracto urinario. Los hallazgos demuestran que las áreas con una mayor prevalencia de estas bacterias también experimentaron una mayor incidencia de estos tipos de cáncer. Esta fuerte relación sugiere que las bacterias influyen mucho en el desarrollo del cáncer.

Uno de los hallazgos principales es que la colibactina provoca roturas de doble cadena en el ADN de las células epiteliales. Este daño es un factor clave en la tumorigénesis, que es el proceso en el que las células normales se transforman en células cancerosas. El estudio también menciona que el daño del ADN que provoca la colibactina es un mecanismo viable que relaciona a estas bacterias con el cáncer.

Además, la investigación descubrió que ciertos filogrupos B2 de las cepas E. coli secretan colibactina durante la competencia interbacteriana. Esta secreción no sólo ayuda a las bacterias a sobrevivir, sino que también incrementa el riesgo de que se dañe el ADN del huésped. Estas interacciones dentro del microbioma intestinal crean un entorno que incrementa el riesgo de desarrollar cáncer.

La prevalencia de la colibactina varía mucho de una región a otra y coincide con la variación en las tasas de cáncer colorrectal. En los países con un IDH alto, los linajes principales de estas bacterias suelen relacionarse con infecciones del tracto urinario y son más comunes entre la población.

Además, el estudio afirma que la incidencia del cáncer colorrectal de aparición temprana incrementó bastante en los países con IDH alto desde mediados de los años 80. Esta tendencia se correlaciona con una mayor prevalencia de la colibactina que producen las cepas de E. coli, lo que sugiere que los factores ambientales y de estilo de vida en estas regiones contribuyen a la propagación y al impacto de estas bacterias.

La investigación enfatiza que otros miembros de la familia Enterobacteriaceae, sobre todo el género Klebsiella, también tienen genes que producen colibactina. Muchas veces, estas bacterias colonizan el intestino humano y causan infecciones en el tracto urinario. La presencia de estos genes en diferentes especies bacterianas sugiere que su impacto en la salud pública es peor de lo que se pensaba, ya que incrementa el número de fuentes de exposición a la colibactina.

El estudio concluyó que erradicar los linajes principales de E. coli pks+ podría ser muy beneficioso para la salud pública, ya que podría reducir la carga de infecciones por colibactina, la necesidad de antibióticos y el riesgo de desarrollar los tipos de cáncer que se relacionan con la exposición a esta toxina.2

La autofagia es la defensa natural del cuerpo contra el cáncer por E. coli

Otro estudio descubrió que el sistema de reciclaje natural del cuerpo, que se conoce como autofagia, ayuda a proteger del cáncer que causa la bacteria E. coli. La autofagia es como el equipo de limpieza de la célula, que ayuda a eliminar las partes dañadas y hace que todo funcione sin problemas. En esta investigación, los científicos analizan la forma en que la autofagia ayuda a prevenir el cáncer en presencia de la colibactina que produce la E. coli (CoPEC).3

El estudio involucró a dos grupos de ratones, normales o con modificación genética específica, para inhibir el proceso de autofagia en las células intestinales. Después de introducir la CoPEC e inducir una inflamación crónica, los investigadores trataron de determinar el efecto de la autofagia en la formación de cáncer.

Los hallazgos fueron sorprendentes: los ratones con modificación genética desarrollaron cánceres más invasivos que los ratones con sistemas de autofagia normales. Esto demuestra que la autofagia es esencial para combatir los efectos de la CoPEC que promueven el cáncer.

Uno de los descubrimientos principales fue que la infección por CoPEC daña bastante el ADN de las células que recubren el colon. Tener ADN dañado es como tener un edificio con grietas, lo que puede hacer que falle la estructura o, en este caso, que las células se vuelvan cancerosas.

Según los investigadores, los ratones con problemas de autofagia (modificación genética), tuvieron ADN con un nivel de daño mucho mayor. Esto sugiere que la autofagia ayuda a reparar o eliminar el ADN dañado, lo que al mismo tiempo evita que las células se vuelvan cancerosas.4

Además, el estudio menciona que la autofagia no solo repara el ADN, sino que también elimina las sustancias dañinas dentro de las células. Cuando la autofagia funciona sin problemas, elimina las toxinas y los componentes dañados que de otro modo podrían incrementar el riesgo de cáncer. Por el contrario, si la autofagia no funciona de forma correcta, se acumulan todas estas sustancias dañinas, lo que crea un entorno ideal para el cáncer.5

Los investigadores también descubrieron que la inflamación crónica, que es una irritación persistente y a largo plazo de los tejidos, maximiza los efectos de la CoPEC que incrementan el riesgo de cáncer. La inflamación es la respuesta natural del cuerpo a estímulos dañinos, pero cuando se vuelve crónica, causa más daños que beneficios. El estudio demostró que en ratones con inflamación crónica, la presencia de CoPEC incrementó la incidencia de tumores invasivos.

Sin embargo, cuando se activa la autofagia, reduce parte del daño que causa tanto la inflamación como la infección bacteriana, lo que también reduce el riesgo de cáncer.6 Los hallazgos sugieren que optimizar la autofagia podría ser una estrategia efectiva para reducir el riesgo de cáncer en entornos donde prevalecen las bacterias dañinas.7

Después de comparar los efectos de diferentes variables, el estudio concluyó que la presencia de colibactina es un factor importante en el desarrollo del cáncer. Los ratones con CoPEC que produjo colibactina tuvieron una tasa de cáncer mucho mayor que los ratones que se infectaron con bacterias que no producen esta toxina. Esto indica que la colibactina es un agente potente que daña el ADN e incrementa el riesgo de cáncer.

Además, la interacción entre la colibactina y el sistema de autofagia es un ejemplo de lo importante que son los procesos celulares en la defensa de su cuerpo contra las amenazas externas.8 En general, este estudio demuestra la importancia de la autofagia en la prevención del cáncer.

Comprender cómo interactúa la autofagia con bacterias dañinas como la CoPEC, puede ayudar a los investigadores a desarrollar mejores estrategias para fortalecer este mecanismo de defensa natural. Esto, a su vez, podría ayudar a crear tratamientos nuevos que estimulen la autofagia en poblaciones de alto riesgo, lo que también reducirá la incidencia del cáncer colorrectal que se relaciona con las infecciones bacterianas y la inflamación crónica.

La diversidad genética de la colibactina

Un estudio que se publicó en la revista PLOS One investigó la diversidad genética de la bacteria E. coli que produce colibactina en diferentes poblaciones de Pakistán.9 Los investigadores trataron de determinar las diferencias genéticas de estas bacterias, así como el impacto de estas diferencias en su capacidad de causar cáncer.

Después de analizar muestras tanto de pacientes con cáncer colorrectal como de personas sanas, el estudio proporcionó información valiosa sobre la relación entre cepas específicas de E. coli y el desarrollo de cáncer.

El estudio involucró a pacientes del Instituto de Ciencias Médicas de Pakistán (PIMS) en Islamabad. Los investigadores compararon las cepas de E. coli con el fin de identificar las diferencias en los tipos y características de las bacterias.

Uno de los hallazgos principales fue que una gran parte de los aislados de la bacteria E. coli que se obtuvieron de pacientes con cáncer pertenecía al filogrupo B2. Los filogrupos son clasificaciones que agrupan las bacterias en función de sus características genéticas. Se descubrió que el grupo B2 fue más patógeno, lo que significa que tiene una mayor capacidad de causar enfermedades que otros filogrupos. Esto hace que el grupo B2 sea una amenaza importante con respecto al riesgo de cáncer.

Según este estudio, el 43.47 % de los aislados de E. coli pertenecieron al filogrupo B2, mientras que ninguno de los aislados de los controles sanos perteneció a este grupo. Esta diferencia demuestra que el filogrupo B2 de E. coli incrementa el riesgo de cáncer. La ausencia de cepas del filogrupo B2 en personas sanas sugiere que estas bacterias contribuyen al desarrollo de cáncer colorrectal en específico.

Además de la prevalencia del filogrupo B2, los investigadores encontraron que hasta el 90 % de las bacterias E. coli dieron positivo para colibactina y policétido sintasa (pks). La pks es un grupo de genes que produce colibactina. Ninguno de los aislados de control sanos dio positivo para estos genes, lo que confirma la relación entre la colibactina que produce la E. coli y el cáncer colorrectal.

La colibactina causa daños graves en el ADN

La presencia de colibactina en estas bacterias es muy preocupante porque se trata de un compuesto genotóxico, lo que significa que daña la información genética dentro de las células, lo que hace que muten y se vuelvan cancerosas. En términos más simples, la colibactina altera la función de las células y las hace más propensas a convertirse en células cancerosas.

Además, el estudio descubrió que el filogrupo B2 de la E.coli que produce colibactina también tiene actividad citotóxica, que se refiere a la capacidad de estas bacterias para matar células o causarles un daño grave. Todo el daño que causan estas bacterias altera el equilibrio del microbioma, que es fundamental para mantener una buena salud intestinal.

De manera curiosa, esta investigación fue la primera en descubrir la prevalencia de diferentes filogrupos de E. coli en pacientes con cáncer en una población de bajo nivel socioeconómico en Pakistán. Este hallazgo es importante porque demuestra que la diversidad genética de las bacterias dañinas varía entre regiones y poblaciones.

Comprender esta diversidad ayuda a identificar cepas bacterianas específicas que representan el riesgo mayor de cáncer, lo que permitirá que se creen estrategias más específicas para prevenir y tratar este problema.

La disbiosis microbiana, es decir, el desequilibrio en el microbioma intestinal, se relaciona con varios problemas intestinales, que incluyen la enfermedad intestinal inflamatoria (EII) y el cáncer colorrectal. El estudio enfatizó que la presencia de la colibactina que producen las cepas de E. coli altera el entorno intestinal normal, lo que causa disbiosis.

Este desequilibrio crea condiciones que favorecen el crecimiento de bacterias dañinas e inhibe las beneficiosas, lo que también incrementa el riesgo de cáncer.

Además, estudios in vitro, que son experimentos realizados fuera de organismos vivos, demuestran que las cepas de E. coli con pks promueven la megalocitosis, que es un problema de salud en el que las células y sus núcleos se agrandan, por lo que no se produce división celular.

Además, estas bacterias inducen roturas de doble cadena de ADN e inhiben el ciclo celular G2, en el que las células se detienen antes de dividirse. Estos efectos también incrementan el riesgo de cáncer porque permiten que las células dañadas sobrevivan y proliferen sin control.

En términos generales, la diversidad genética de la colibactina de la E. coli y su fuerte relación con el filogrupo B2 demuestran el impacto de estas bacterias en el desarrollo del cáncer colorrectal. Este estudio proporciona una base para futuras investigaciones sobre los factores microbianos que se relacionan con el cáncer y demuestra la importancia de la diversidad bacteriana en la lucha contra el cáncer colorrectal.10

Estrategias para reducir el riesgo de cáncer colorrectal

Ahora que sabe que la bacteria E. coli se relaciona con el desarrollo del cáncer, es importante que implemente las medidas necesarias para proteger su salud. Las investigaciones sugieren que cepas específicas de E. coli, sobre todo las que producen colibactina, dañan el ADN e incrementan el riesgo de cáncer. Mantener el equilibrio microbiano refuerza la salud de las células y ayuda a prevenir las enfermedades crónicas. Aquí algunas estrategias que lo ayudarán a reforzar su salud intestinal y reducir su riesgo de cáncer.

1. Dejar de consumir alimentos procesados y aceites de semillas: la alimentación contemporánea se basa en alimentos procesados que se elaboran con aceites de semillas que contienen grandes cantidades de ácido linoleico (AL), el cual daña el microbioma intestinal y favorece la proliferación de bacterias dañinas.

El AL es un veneno para sus mitocondrias, ya que altera la producción de energía celular y deteriora la salud intestinal. Para reducir aún más su consumo de AL, también evite los frutos secos y las semillas. Además, le recomiendo que evite comer fuera de casa, ya que la mayoría de los restaurantes utilizan aceites de semillas para preparar sus platillos.

Reducir el consumo de pollo y cerdo también limitará la cantidad de AL que entra a su cuerpo. Sustituya los alimentos procesados con alimentos enteros y naturales e incluya grasas saludables como mantequilla, sebo y ghee que provengan de animales alimentados con pastura. Trate de mantener su consumo total de AL por debajo de 5 gramos, aunque lo ideal sería que lo reduzca a menos de 2 gramos. Para controlar su consumo de AL, registre todas sus comidas con ayuda de un rastreador de nutrición en línea.

2. Optimizar su consumo de carbohidratos: es muy importante que aprenda a consumir carbohidratos. Los carbohidratos son esenciales para mejorar la función de las mitocondrias, ya que la glucosa es el combustible principal para producir energía celular. Para reforzar su microbioma, consuma entre 200 y 350 gramos de carbohidratos específicos al día.

Sin embargo, a las personas más activas se les recomienda que consuman más. Incorpore poco a poco los carbohidratos para permitir que su intestino tenga tiempo de adaptarse, lo que minimizará los problemas digestivos y los niveles de endotoxinas. Antes de incorporar vegetales, granos y almidones, comience con arroz blanco y frutas enteras para nutrir las bacterias beneficiosas. Si su microbioma intestinal no está en óptimas condiciones, evite la fibra, ya que consumirla en exceso incrementa los niveles de endotoxinas.

Sin embargo, si su salud intestinal está en pésimas condiciones, debe enfocarse en carbohidratos que sean fáciles de digerir, como agua con dextrosa, durante una o dos semanas. Bébala lento a lo largo del día, ya que eso ayudará a curar su intestino.

3. Minimizar la exposición a toxinas ambientales: las sustancias sintéticas que alteran el sistema endocrino (EDC), los estrógenos y los campos electromagnéticos (CEM) reducen aún más la capacidad de las células de producir energía. Esta falta de energía hace que sea más difícil tener el entorno intestinal libre de oxígeno que se requiere para que prosperen las bacterias beneficiosas como la Akkermansia.

Además, la falta de energía celular también crea un entorno intestinal que favorece a las bacterias que producen endotoxinas, lo que daña las mitocondrias y crea un ciclo vicioso que daña la salud. Reducir su exposición al AL, los estrógenos (incluyendo los xenoestrógenos que se encuentran en productos de uso diario, como plásticos), las EDC y los CEM, le ayudará a restaurar su energía celular y lo pondrá en el camino hacia una salud óptima.

4. Limitar el uso de antibióticos y optimizar los niveles de Akkermansia: los antibióticos representan una amenaza para las bacterias intestinales beneficiosas e incrementan el riesgo de cáncer de colon. Por esa razón, le recomiendo que solo utilice antibióticos cuando sea la única opción, y mejor enfóquese en restaurar su microbioma con opciones alimenticias específicas, como alimentos fermentados.

Además, evite las carnes de animales que se crían de manera convencional, que suelen contener residuos de antibióticos, y mejor elija proteínas de alta calidad que lo ayuden a reforzar su microbioma.

La bacteria akkermansia es fundamental para tener un microbioma saludable, el problema es que muchas personas tienen niveles muy bajos o incluso nulos. Antes de comenzar un programa para incrementar sus niveles de Akkermansia, es importante eliminar todos los aceites de semillas de su alimentación durante al menos seis meses.

Este período de preparación permite que su cuerpo restaure la función de las mitocondrias y cree un entorno más propicio para las bacterias beneficiosas en el colon. Esto le ayudará a maximizar los beneficios de la suplementación con Akkermansia y reforzará todos los aspectos de su salud intestinal.

Al momento de comprar un suplemento de Akkermansia, elija uno que utilice cápsulas avanzadas de liberación prolongada o tecnología de microencapsulación. Estos métodos mantienen las bacterias latentes y protegidas hasta que llegan al colon, que suele tomar entre dos y cuatro horas después de consumirla, lo que garantiza que una mayor cantidad de bacterias vivas sobrevivan durante su viaje a través del sistema digestivo.