📝HISTORIA EN BREVE
- Los antibióticos como la cefazolina alteran la microbiota de los riñones, lo que reduce a las especies beneficiosas de Lactobacillus y ayuda al crecimiento de Enterobacteriaceae dañinas, que se relacionan con la formación de cálculos renales
- Por lo general, el microbioma del riñón es estable, pero podría alterarse cuando se expone a antibióticos, lo que resalta la necesidad de un uso cauteloso de antibióticos para mantener un microbioma saludable
- Las especies de Lactobacillus funcionan como protectores contra los cálculos renales ya que degradan el oxalato, mientras que la Enterobacteriaceae promueve la formación de cálculos ya que favorece la cristalización
- Los riñones humanos y de ratones albergan una microbiota de baja densidad y sensible a los antibióticos, que se ve alterada por la exposición a los antibióticos, lo que conduce a un aumento de las bacterias que promueven el desarrollo de cálculos
- Los oxalatos, que se encuentran en muchos alimentos de origen vegetal, forman cristales afilados de oxalato de calcio que provocan cálculos renales, en particular cuando afectan la flexibilidad metabólica
🩺Por el Dr. Mercola
Los cálculos renales (nefrolitiasis) son masas sólidas compuestas de minerales y sales que se forman dentro de los riñones. Cuando un cálculo se desplaza hacia el tracto urinario provoca un malestar intenso y, si no se trata de inmediato, podría generar complicaciones.
El dolor que se relaciona con los cálculos renales a menudo se describe como una de las formas de dolor más insoportables, lo que lo equipara con el dolor de parto en intensidad. Éste dolor intenso se presenta en la espalda o el costado, junto con otros síntomas, como sangre en la orina, náuseas y micción frecuente.
Los cálculos renales afectan la vida diaria, ya que el dolor limita su capacidad para realizar actividades rutinarias y afecta su bienestar general. Además, las personas con cálculos renales experimentan episodios recurrentes de dolor, lo que genera malestar crónico y ansiedad por la formación futura de cálculos. Si no se tratan, podrían provocar problemas de salud más graves, como daño renal, infecciones e incluso enfermedad renal terminal, que requiere diálisis o un trasplante de riñón.
¿Qué provoca la formación de cálculos renales?
En la actualidad, los cálculos renales afectan a cerca del 9.25 % de la población adulta de los Estados Unidos, y los hombres tienen más probabilidades de desarrollarlos. La prevalencia aumenta con la edad, en específico en personas mayores de 70 años. Dentro de los grupos étnicos y raciales, los caucásicos no hispanos tienen las tasas de prevalencia más altas. 1
Los tratamientos comunes para los cálculos renales a menudo se centran en controlar los síntomas y prevenir la recurrencia y, por lo general, implican medicamentos para aliviar el dolor y cambios en la alimentación. Asimismo, estos tratamientos tienen desventajas, como los efectos secundarios de los medicamentos. Los cálculos renales también podrían reaparecer a pesar de los cambios en el estilo de vida.
La carga financiera para el sistema sanitario que suponen los cálculos renales también es significativa, con costes que alcanzan hasta 9000 millones de dólares al año.2 Por lo tanto, abordar los factores que contribuyen a la formación de cálculos renales es esencial para prevenir estos resultados adversos y disminuir el impacto general en las personas y la sociedad.
Las causas subyacentes de los cálculos renales son multifacéticas y complejas; los principales factores de riesgo incluyen tomar pocos líquidos, el consumo de una alimentación rica en sal y tener afecciones metabólicas, como hipertensión.3 Dichas condiciones alteran el ambiente químico dentro de los riñones, y cuando se altera el equilibrio de minerales y sales en la orina, se produce la cristalización de sustancias como el oxalato de calcio, lo que forma cálculos.
Además, factores alimenticios como el consumo elevado de oxalato y el bajo consumo de calcio contribuyen al desarrollo de cálculos renales. Las predisposiciones genéticas y ciertas afecciones médicas, como el hiperparatiroidismo, también podrían aumentar el riesgo. 4
Un estudio revela cómo las bacterias en el riñón influyen en la formación de cálculos
En un estudio reciente se descubrió que, un desequilibrio en la microbiota renal debido al uso de antibióticos es otro factor de riesgo importante para los cálculos renales.5 En un estudio de diciembre de 2024 que se publicó en la revista Nature Communications, los investigadores exploraron la existencia de bacterias dentro de los riñones y examinaron cómo los antibióticos afectan el microbioma único de éstos órganos.
Su objetivo fue comprender la relación entre estas bacterias y la formación de cálculos renales y se centró en la cristalización de oxalato de calcio (CaOx), que es un componente común de los cálculos renales.6
El estudio utilizó técnicas de imágenes avanzadas, para proporcionar evidencia directa de las bacterias que residen en los riñones. Los investigadores usaron hibridación fluorescente in situ (FISH) y observaron bacterias en las regiones de la médula y la corteza del riñón, lo que confirmó su presencia en entornos como las nefronas, que son las unidades funcionales del riñón. 7 Este descubrimiento desafía la creencia de que los riñones son estériles y abre nuevas vías para comprender la salud y la enfermedad renal.
Los investigadores utilizaron modelos de ratón y muestras de riñón humano para investigar la microbiota renal. La cefazolina, que es un antibiótico de uso frecuente en cirugías, disminuyó de forma significativa las especies beneficiosas de Lactobacillus y aumentó las bacterias Enterobacteriaceae, que es una familia de bacterias que incluye patógenos comunes del tracto urinario como la E. coli, en ratones. 8
Las muestras de riñón humano que se obtuvieron de biopsias y autopsias también confirmaron la presencia de diversas comunidades microbianas dentro de diferentes partes del riñón, como los glomérulos y los túbulos. 9
Los mecanismos biológicos detrás de los hallazgos del estudio involucran la interacción entre diferentes especies de bacterias y sus subproductos metabólicos. Uno de los hallazgos clave fue que la Lactobacillus crispatus (L. crispatus), que es una bacteria beneficiosa, ayudó a proteger contra la formación de cálculos renales.
Esta bacteria inhibe la cristalización del oxalato de calcio ya que incorpora inhibidores naturales y reduce la probabilidad de formación de cálculos. Por el contrario, la bacteria E. coli patógena ayudó a la cristalización de CaOx ya que produce compuestos que favorecieron el crecimiento de los cálculos. 10
En pocas palabras, cuando los antibióticos como la cefazolina alteran el equilibrio natural de las bacterias en los riñones, reducen las especies beneficiosas de Lactobacillus y permiten que las Enterobacteriaceae dañinas proliferen. Dichos cambios en el delicado equilibrio del microbioma renal crean un entorno propicio para la formación de cálculos. Los investigadores mencionaron lo siguiente:
“Nuestro experimento con animales sugiere que los antibióticos convencionales pueden cambiar el microbioma renal hacia bacterias más patógenas/litogénicas.
Para ayudar a prevenir la litogénesis, se necesita una buena gestión de los antibióticos combinada con el desarrollo de bacterioterapias alternativas o más específicas, como los inhibidores de detección de quórum que se dirigen a la formación de biopelículas o los probióticos urinarios de Lactobacillus que pueden restaurar las bacterias uroprotectoras en el tracto urinario”.
Varios estudios encontraron una relación entre el uso de antibióticos y el aumento de las tasas de cálculos renales en niños
Éste estudio no es el primero en analizar el impacto del uso de antibióticos en el riesgo de cálculos renales. En 2018, el Journal of the American Society of Nephrology (JASN) publicó un estudio que sugiere que los antibióticos orales podrían ser un factor de riesgo para los cálculos renales. Con base en los registros sanitarios de 13 millones de niños y adultos del Reino Unido, los investigadores descubrieron que la exposición a cinco clases de antibióticos orales se relacionó con cálculos renales entre tres y doce meses después de su uso. La proporción estable e impar de los cálculos renales fue:11
- 1.27 para penicilina de amplio espectro
- 1.67 para fluoroquinolonas
- 1.70 para nitrofurantoína/metenamina
- 1.88 para cefalosporinas
- 2.33 para sulfas
Lo que es más alarmante es que la relación fue más marcada en los niños más pequeños, y continuó hasta cinco años después de la exposición, con la excepción de la penicilina de amplio espectro.12
Los datos también demuestran que los cálculos renales cada vez son más frecuentes, sobre todo entre las adolescentes, y el uso creciente de antibióticos en los primeros años de vida y las alimentaciones ricas en alimentos ultraprocesados podrían ser factores importantes. De acuerdo con un artículo de NBC News:13
“Dado que en los Estados Unidos se recetan muchos antibióticos que son innecesarios, el Dr. Gregory Tasian, urólogo pediátrico, lo llamó una 'teoría importante' para el aumento en las tasas de cálculos renales en niños.
Cuanto antes desarrolle una persona cálculos renales, más tiempo tendrá para desarrollar una forma más grave de la enfermedad y problemas de salud a largo plazo asociados a ella. Algunas de las consecuencias incluyen pérdida de la función renal, menor densidad mineral ósea que podría provocar fracturas y riesgo mayor de enfermedad cardíaca en la edad adulta”.
Entre más antibióticos tome, más se altera su microbioma
De regreso al estudio presentado, los investigadores también demostraron que los efectos de los antibióticos sobre la microbiota renal dependieron de la duración del tratamiento. El uso de antibióticos a corto plazo alteró de forma temporal el microbioma, el cual se recuperó después del tratamiento. 14
No obstante, la exposición prolongada a los antibióticos tuvo efectos más duraderos, lo que creó un entorno que favoreció a las bacterias que ayudan a desarrollar cálculos por sobre las especies protectoras. Dicho cambio destaca la importancia del uso cauteloso de antibióticos para mantener un microbioma renal saludable.15
Además, el estudio identificó firmas microbianas únicas y dependientes de la edad en los riñones humanos, lo que sugiere que el microbioma renal evoluciona con el tiempo e influye en el riesgo de enfermedades renales no infecciosas.
Dichas firmas variaron de manera importante según la función renal y la presencia de enfermedades, lo que indica la importancia del microbioma en el mantenimiento de la salud renal. 16 La estabilidad y capacidad de respuesta del microbioma renal a los antibióticos resaltan aún más su posible impacto sobre la función renal general y el riesgo de cálculos.
En general, la investigación proporciona evidencia convincente de que los riñones albergan una microbiota estable y sensible a los antibióticos, que es importante en la formación de cálculos de oxalato de calcio. Al esclarecer los mecanismos a través de los cuales bacterias específicas influyen en los procesos de cristalización, el estudio abre el camino para nuevos enfoques para prevenir y controlar los cálculos renales a través de la modulación del microbioma.17
Fortalecer el microbioma para prevenir los cálculos renales
Diagnosticar cálculos renales a veces es problemático, debido a la variabilidad de los síntomas y las limitaciones de las pruebas de diagnóstico por imágenes. Si bien, las técnicas de diagnóstico por imágenes, como las tomografías computarizadas y las ecografías, se utilizan de manera regular, no siempre detectan cálculos más pequeños ni brindan un panorama completo de las causas subyacentes.
Estos desafíos resaltan la necesidad de un enfoque más integral que considere el microbioma y otros factores subyacentes. Un enfoque más integral que incluya el análisis del microbioma y recomendaciones alimenticias personalizadas podría ayudar a que el diagnóstico y el tratamiento sean más efectivos.
Mantener un microbioma saludable es esencial para prevenir los cálculos renales, ya que las bacterias beneficiosas son necesarias para descomponer los oxalatos que contribuyen a la formación de cálculos. Los factores del estilo de vida moderno alteran éste equilibrio, pero existen medidas proactivas para ayudar a restablecer y mantener el microbioma de los riñones. Siga estas estrategias para reducir su riesgo:
1. Optimice su consumo de carbohidratos: consuma de 200 a 250 gramos de carbohidratos específicos todos los días, para apoyar su microbioma intestinal y la producción de energía celular. Si es una persona activa, es posible que necesite más.
Comience con carbohidratos simples y permita que su intestino descanse, luego incorpore poco a poco carbohidratos complejos y almidones a medida que su microbioma se recupere, y evite consumir mucha fibra hasta que se restablezca su intestino. Mi libro más reciente: “Los secretos de la salud celular", le ofrece una explicación detallada sobre ésta estrategia.
2. Mantenga un consumo adecuado de proteínas: intente consumir alrededor de 0.8 gramos de proteína por cada libra de masa corporal magra. Incluya fuentes ricas en colágeno, para constituir un tercio de su consumo diario de proteínas, lo que favorece la salud intestinal y reduce los niveles de oxalato. Equilibrar las fuentes de proteínas ayuda a mantener la masa muscular y favorece a la salud metabólica general, la cual es esencial para prevenir los cálculos renales.
3. Mejore la producción de energía celular: una fuerte energía celular es vital para mantener el equilibrio bacteriano adecuado en los riñones y en todo el cuerpo. Asegúrese de consumir suficientes carbohidratos de acuerdo con sus necesidades de microbioma y nivel de actividad.
Incorpore la exposición regular al sol para estimular la función mitocondrial, pero evite la luz solar intensa hasta que haya eliminado los aceites vegetales durante seis meses. Considere usar azul de metileno de grado farmacéutico en una dosis de 5 miligramos, una vez al día, bajo supervisión profesional, o pase tiempo en contacto con la tierra en el océano para aliviar el estrés reductivo.
4. Evite los alimentos procesados y aceites vegetales: elimine de su alimentación los alimentos procesados y los aceites vegetales para evitar la acumulación de ácido linoleico (AL), el cual altera el microbioma y las funciones celulares.
Concéntrese en las grasas saludables tales como sebo, ghee o mantequilla de animales alimentados con pastura. Evite los antibióticos innecesarios y los medicamentos recetados que dañan las bacterias intestinales beneficiosas, y opte por opciones antimicrobianas naturales como el ajo o el aceite de orégano cuando sea apropiado.
5. Considere el dimetilsulfóxido (DMSO): el DMSO es un compuesto natural muy seguro que ayuda a tratar una variedad de afecciones, incluyendo los cálculos renales. En un estudio de seis pacientes con cálculos renales, de los cuales cinco fueron confirmados por ecografía, se encontró que, el DMSO por vía intravenosa alivió la afección en dos o tres tratamientos, aunque un paciente obtuvo una solución completa después de una sola infusión.18
Los oxalatos presentes en los alimentos también provocan cálculos renales
Los oxalatos son compuestos naturales que se encuentran en muchos alimentos de origen vegetal, como los frijoles, granos, semillas y frutos secos, frutas, bayas y hierbas.19 También se llaman ácidos dicarboxílicos, lo que significa que están compuestos de dos moléculas de dióxido de carbono (CO2).
Cuando los oxalatos se unen al calcio, forman cristales de oxalato de calcio, que son microscópicos y afilados como navajas y causan daños importantes en los tejidos. Y, dado que no son solubles, se acumulan y forman cálculos renales. Los cálculos de calcio son los más comunes y representan el 80 % de los cálculos renales.20
Todas las personas deberían preocuparse por los oxalatos, no sólo las que sufren de cálculos renales u otros problemas de salud crónicos, mala flexibilidad metabólica o desequilibrios de minerales. Lo primero que debe hacer es identificar los alimentos con alto contenido de oxalato y eliminarlos de su alimentación, hasta que su intestino sane. Algunos ejemplos incluyen: espinacas, higos y papas.
Sanar el intestino ayudará a frenar los efectos de los oxalatos, pero antes de hacerlo, debe tratar su inflexibilidad metabólica. La mala flexibilidad metabólica afecta la capacidad del cuerpo de producir energía y la salud intestinal, en específico en el intestino grueso, ya que disminuye la capacidad del cuerpo de mantener un entorno con poco oxígeno en éste órgano.
Es muy importante mantener un entorno con bajo contenido de oxígeno en su intestino grueso, ya que no sólo ayuda a controlar a las bacterias patógenas, sino que también permite que prosperen las bacterias anaerobias obligadas saludables. Estas bacterias no pueden sobrevivir cuando se exponen al oxígeno.
Los anaerobios obligados llamados Oxalobacter formigenes digieren los cristales de oxalato. 21 Al usar enzimas específicas, éstas bacterias descomponen los cristales de oxalato en formato y dióxido de carbono. Luego, el dióxido de carbono ayuda a mantener el entorno con bajo contenido de oxígeno en el intestino, lo que permite que dichos organismos prosperen y ayuden a su salud.
A través de una difusión pasiva, los cristales se liberan y llegan al intestino, en donde el Oxalobacter los digiere hasta que desaparecen los problemas de toxicidad del oxalato.
En pocas palabras, debe optimizar su flexibilidad metabólica para mantener un ambiente con bajo nivel de oxígeno en su intestino y permitir que las bacterias Oxalobacter reduzcan de manera radical el nivel de oxalatos en sus tejidos.
Aparte de ser cauteloso con el uso de antibióticos, creo que ésta es la cura definitiva para la mayoría de los cálculos renales. Es mucho más efectiva que el enfoque tradicional, ya que ataca de forma directa la causa del problema.
🔍Fuentes y Referencias
- 1, 2, 3, 4 JU Open Plus 2(11):e00115, November 2024
- 5, 6, 7, 8, 9, 10, 14, 15, 16, 17 Nat Commun, 2024, 15:10509
- 11, 12 JASN June 2018; 29(6): 1731-1740
- 13 NBC News, July 8, 2023
- 18 Townsend Letter, June 17, 2023
- 19 Sally Norton Answers
- 20 Urology Care Foundation, What Are Kidney Stones?
- 21 Appl Environ Microbiol. 2002 Aug; 68(8): 3841-3847