📝HISTORIA EN BREVE

  • La depresión agrava de forma significativa el dolor menstrual; los estudios demuestran que las mujeres con dismenorrea tienen 1.72 veces más probabilidades de desarrollar trastornos depresivos
  • La investigación genética ha identificado vías compartidas entre la depresión y la dismenorrea, lo que destaca marcadores genéticos específicos como el GRK4 y TRAIP que influyen en ambas afecciones
  • Los trastornos del sueño son un mediador potencial en la relación entre la depresión y el dolor menstrual, lo que sugiere que mejorar la calidad del sueño podría ayudar a aliviar los síntomas
  • Un estudio de aleatorización mendeliana reveló que la depresión aumenta el riesgo de dismenorrea, y algunas variantes genéticas influyen de forma significativa
  • Los análisis de proteínas revelaron conectores moleculares esenciales que vinculan la depresión y el dolor menstrual a través de la inflamación y regulación de hormonas

🩺Par le Dr. Mercola

Cada mes, miles y miles de mujeres sufren dismenorrea primaria, que es una afección que se caracteriza por cólicos uterinos dolorosos que se presentan antes o durante la menstruación sin ninguna enfermedad pélvica subyacente.1 Esto significa experimentar un dolor menstrual intenso que afecta la vida diaria, disminuye la calidad de vida y genera una angustia emocional significativa.

La depresión es un trastorno de salud mental que se caracteriza por sentimientos constantes de tristeza, pérdida de interés en actividades y diversos problemas emocionales y físicos. Altera de forma significativa la capacidad de funcionamiento de las personas, lo afecta las relaciones personales, el desempeño laboral y el bienestar general. La dismenorrea se ha convertido en un factor esencial para comprender los desafíos de salud que enfrentan las mujeres.

Una revisión sistemática confirma que la dismenorrea aumenta el riesgo de depresión

Varios estudios han revelado estadísticas increíbles sobre la relación entre la dismenorrea y la depresión. Por ejemplo, una revisión sistemática y análisis acumulativo que se publicaron en Frontiers in Psychiatry2 buscaron determinar si la dismenorrea primaria tiene una relación con un riesgo mayor de depresión. Este metaanálisis incluyó seis estudios que involucraron a un total de 3 150 mujeres.

Al combinar datos de estos estudios, los investigadores quisieron determinar cómo el dolor menstrual y la depresión podrían estar conectados.3 El estudio dividió a las participantes en dos grupos: las mujeres con dismenorrea primaria y un grupo de control sin dolor menstrual.

La edad promedio fue de entre 18 y 50 años, lo que abarca un grupo amplio de mujeres en sus años reproductivos. Los resultados revelaron que las mujeres con dismenorrea tuvieron más probabilidades de desarrollar trastornos depresivos.4

En concreto, las mujeres con dismenorrea primaria tienen una probabilidad 1.72 mayor de desarrollar trastornos depresivos. Además, alrededor del 25.2 % de las mujeres que sufren dismenorrea también experimentan depresión, en comparación con el 12.3 % de sus pares que no sufren dolor menstrual. Estas cifras destacan una relación importante que exige la atención tanto de los profesionales médicos como de las personas afectadas.

Más allá del malestar físico, la dismenorrea tiene una relación con otros problemas, incluyendo una menor actividad social y productividad y un mayor ausentismo laboral o escolar.

El dolor crónico no sólo afecta la vida diaria, sino que fomenta un entorno que favorece los síntomas de depresión, lo que crea un círculo vicioso que agrava ambas afecciones. Entender esta relación es fundamental para desarrollar intervenciones efectivas que aborden los aspectos de la salud física y mental de la dismenorrea.

Comprender la dismenorrea y la depresión

Los factores de riesgo principales de dismenorrea incluyen desequilibrios hormonales y predisposiciones genéticas. Los tratamientos convencionales a menudo se centran en aliviar los síntomas mediante medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o anticonceptivos hormonales. Sin embargo, estos tratamientos tienen desventajas, como molestias gastrointestinales por los AINEs o sangrado irregular y otros riesgos para la salud por las terapias hormonales.

Cabe recalcar que estos métodos abordan los síntomas en lugar de las causas reales, lo que a menudo genera malestar y frustración. Las causas subyacentes de la dismenorrea incluyen cambios hormonales, en particular los que implican prostaglandinas.

Las prostaglandinas son sustancias similares a las hormonas que provocan contracciones musculares uterinas, lo que genera dolor. Además, el estudio indicó que, durante el ciclo menstrual, los niveles de hormonas como la progesterona y el estrógeno cambian, lo que afecta la manera de regular el estado de ánimo en el cerebro. Estos cambios hormonales, combinados con el dolor provocado por el exceso de prostaglandinas, crean un entorno ideal tanto para el malestar físico como para la angustia emocional.5

Los factores genéticos también contribuyen; existen algunas variantes genéticas que tienen una relación con la dismenorrea y la depresión. Estas causas subyacentes contribuyen a la dismenorrea a través de varios procesos biológicos. Las predisposiciones genéticas podrían influir en la manera en que el cuerpo responde a los cambios hormonales, lo que provoca que algunas mujeres sean más propensas a sufrir síntomas graves.

El estrés y los trastornos del sueño aumentan aún más la respuesta del cuerpo al dolor, lo que crea un ciclo de incomodidad que es difícil de romper. Otro factor esencial es el dolor crónico, el cual afecta de forma significativa el bienestar emocional de la mujer.

Vivir con dolores menstruales genera sentimientos de frustración, impotencia y tristeza, lo que aumenta el riesgo de depresión.6 Abordar estos factores podría ayudar a controlar la afección y mejorar la calidad de vida.

Diagnosticar la dismenorrea puede ser complicado ya que existen otras afecciones ginecológicas con síntomas similares. Síntomas como los cólicos y el dolor en la pelvis son comunes en trastornos como la endometriosis, lo que hace difícil identificar la dismenorrea como la única causa.

Asimismo, la naturaleza subjetiva del dolor a menudo provoca que los proveedores de atención médica no lo informen o lo interpreten mal, lo que contribuye a diagnósticos tardíos o incorrectos que afectan a muchas mujeres.

Además, el proceso de diagnóstico de la dismenorrea a menudo resulta insuficiente ya que no existen muchas pruebas estandarizadas. Muchos proveedores de atención médica se basan en los síntomas de los pacientes y en su historial médico, el cual está influenciado por prejuicios personales o barreras de comunicación.

La falta de biomarcadores específicos para la dismenorrea significa que el diagnóstico a menudo se basa en la exclusión, lo que descarta otras afecciones en lugar de confirmar de forma directa la dismenorrea. Este enfoque a menudo genera frustración y sufrimiento para las mujeres que buscan respuestas y un tratamiento efectivo.

Cómo influye la depresión en el dolor menstrual: ¿Qué dicen los estudios?

Con ayuda de un método llamado aleatorización mendeliana, un estudio que se publicó en Briefings in Bioinformatics también analizó la relación entre la depresión y el dolor menstrual.7 Este enfoque ayuda a determinar si un factor influye en otro mediante el análisis de datos genéticos. Los investigadores se centraron en poblaciones de Europa y Asia, y utilizaron grandes bases de datos genéticas para garantizar resultados sólidos.

El estudio encontró que la depresión aumenta de forma significativa el riesgo de dismenorrea.8 En otras palabras, las mujeres con depresión tienen más probabilidades de experimentar dolores menstruales intensos. Por interesante que parezca, tener dismenorrea no contribuyó a la depresión.9 Esto destaca la influencia direccional de la salud mental sobre los síntomas físicos relacionados con la menstruación.

Los investigadores también encontraron marcadores genéticos que influyen en esta relación.10 Identificaron variaciones en genes como el GRK4, TRAIP y RNF123, que influyen en la forma en que el cuerpo procesa las hormonas y responde al estrés.

Estas vías genéticas sugieren que la depresión podría afectar las funciones reproductivas, lo que provoca un dolor menstrual más fuerte. Además, se encontró que una variante genética específica, rs34341246 en el gen RBMS3, influye tanto en la depresión como en la dismenorrea.11

El estudio también analizó cómo el insomnio, que a menudo se relaciona con la depresión, contribuye al dolor menstrual.12 Los investigadores encontraron que la falta de sueño empeora de forma indirecta la dismenorrea, lo que hace que el dolor sea más intenso. Esto sugiere que controlar la calidad del sueño es un factor importante para aliviar las molestias de la menstruación en mujeres con depresión.

Asimismo, los análisis relacionados con las proteínas revelaron que algunas proteínas funcionan como conectores en la red biológica que vincula la depresión y la dismenorrea.13 Se encontró que ciertas proteínas como la SMAD2, SMAD3, RUNX1, FOXO1 y STAT3 son factores esenciales. Estas proteínas influyen en varios procesos celulares, incluyendo la inflamación y la forma de regular las hormonas, que influyen en el desarrollo del dolor menstrual.14

Entender estos mecanismos destaca la importancia de abordar la salud mental para manejar de forma efectiva los síntomas físicos.15 Al identificar las vías genéticas y moleculares que vinculan la depresión y la dismenorrea, el estudio sienta las bases para desarrollar enfoques de tratamiento más integrales. Los proveedores de atención médica deberían realizar pruebas de depresión en mujeres que presentan dolor menstrual, lo que podría ayudar a crear estrategias más integrales y efectivas para manejar el dolor.16

5 soluciones para romper el ciclo de depresión y dolor

La relación entre la depresión y el dolor menstrual crea un ciclo desafiante, pero puede romperlo a través de cambios específicos en el estilo de vida. Los estudios demuestran que la inflamación, los desequilibrios hormonales y la menor producción de energía celular contribuyen al desarrollo de ambas afecciones. Al abordar estas causas fundamentales, reducirá los síntomas de depresión y las molestias provocadas por la menstruación.

1. Realice alguna actividad física: el ejercicio disminuye la inflamación y aumenta los niveles de hormonas que mejoran el estado de ánimo y la energía celular. Puede realizar una actividad física moderada, como caminar a paso ligero o nadar, todos los días. Si nunca lo ha hecho, incluso sesiones de 10 minutos hacen la diferencia. La clave es ser constante.

2. Evite los alimentos procesados: evite los aceites de semillas ricos en ácido linoleico y opte por grasas saturadas naturales como sebo, ghee y mantequilla de animales alimentados con pastura. Estas grasas favorecen el equilibrio hormonal y la producción de energía celular. Incluya alimentos antiinflamatorios como el jengibre y el hinojo, los cuales disminuyen el dolor menstrual sin necesidad de AINEs.

3. Mejore sus niveles de vitamina D: los niveles bajos de vitamina D aumentan el riesgo de depresión y agravan el dolor menstrual. Exponerse a la luz solar alrededor del mediodía, cuando los rayos UVB son más fuertes, favorece la producción natural de esta hormona. Sin embargo, evite exponerse de forma directa al sol hasta que haya dejado de consumir aceites de semillas durante seis meses.

El motivo es que cuando la radiación ultravioleta (UV) entra en contacto con la piel, el AL se descompone, lo cual puede provocar inflamación y daños en el ADN.

Si bien, eliminar los aceites de semillas de los tejidos toma alrededor de dos años, el período de seis meses suele permitir una desintoxicación suficiente para que la persona pueda aprovechar los beneficios de la exposición. La luz solar es la mejor fuente de vitamina D (siempre y cuando se consideren factores como el consumo de aceites de semillas y los tiempos de exposición), sin embargo, los suplementos brindan una alternativa confiable cuando es necesario.

Lo ideal es mantener los niveles adecuados de vitamina D a través de la exposición al sol o la suplementación adecuada. El nivel ideal para la salud y prevención de enfermedades es entre 60 ng/ml y 80 ng/ml (150-200 nmol/L), mientras que el nivel de suficiencia es de alrededor de 40 ng/mL (100 nmol/L en Europa).

4. Mejore la calidad del sueño: la falta de sueño aumenta la sensibilidad al dolor y afecta el estado de ánimo. Evite exponerse a la luz azul antes de acostarse, duerma en una habitación oscura y mantenga un horario de sueño constante. Esto permite que su cuerpo disminuya la inflamación y se cure a nivel celular.

5. Considere la progesterona natural: la progesterona controla la producción de prostaglandinas y, cuando los niveles de progesterona disminuyen justo antes de la menstruación, los niveles de prostaglandinas aumentan. Las mujeres con dismenorrea tienen niveles elevados de prostaglandinas.17

Los anticonceptivos orales que, a menudo incluyen progesterona o una forma sintética conocida como progestina, se recetan para controlar la dismenorrea, pero podrían dañar su salud. En cambio, suplementar con progesterona es una opción de tratamiento para el dolor menstrual.

Cómo utilizar la progesterona

Antes de utilizar progesterona es importante entender que no es una solución mágica y que obtendría mejores resultados si la utiliza junto con una alimentación bioenergética que le permita quemar glucosa de manera efectiva como combustible principal, sin tener que acumular electrones en sus mitocondrias, los cuales disminuyen la producción de energía. Mi libro nuevo titulado: "Los Secretos de la Salud Celular: guía para alcanzar la longevidad y la felicidad", habla a detalle sobre este proceso.

Una vez que haya abordado su alimentación, otra estrategia efectiva que podría ayudar a contrarrestar el exceso de estrógenos es tomar progesterona transmucosa (es decir, la que se aplica en las encías, no oral, ni transdérmica), ya que es un antagonista natural de los estrógenos. La progesterona es una de las cuatro hormonas que, en mi opinión, podría beneficiar a la mayoría de los adultos. (Las otras tres son la hormona tiroidea T3, la DHEA y la pregnenolona).

No recomiendo la progesterona transdérmica, ya que su piel exhibirá niveles elevados de la enzima 5-alfa reductasa, lo que provoca que una gran parte de la progesterona que toma se convierta en alopregnanolona y no pueda volver a convertirse en progesterona.

La mejor manera de administrar progesterona

Cabe recalcar que, cuando usa la progesterona por vía transmucosa en las encías, como lo recomiendo, la FDA cree que eso la convierte en un medicamento, y prohíbe a cualquier compañía indicarlo en su etiqueta. Por esa razón, compañías como Health Natura promocionan sus productos de progesterona como “tópicos”.

Sin embargo, es legal que cualquier médico recomiende un uso no indicado o no aprobado para un medicamento. En este caso, la progesterona es una hormona natural y no un medicamento, y es muy segura incluso en dosis altas. Esto es muy diferente a la progesterona sintética llamada progestina, que las compañías farmacéuticas utilizan y, que con frecuencia y de forma incorrecta, llaman progesterona.

El Dr. Ray Peat realizó un trabajo trascendental sobre la progesterona y, en mi opinión, hasta la fecha no hay nadie que supere su conocimiento en este tema. En 1982 escribió su doctorado sobre el estrógeno, y pasó la mayor parte de su carrera profesional estudiando y documentando la necesidad de contrarrestar los peligros del exceso de estrógeno con alimentaciones bajas en ácido linoleico y suplementos de progesterona por vía transmucosa.

El Dr. Ray encontró que la mayoría de los solventes no disuelven de forma adecuada la progesterona, y descubrió que la vitamina E es el mejor solvente para llevar la progesterona a los tejidos. La vitamina E también podría ayudar a proteger contra el daño ocasionado por el ácido linoleico. Pero, debe elegir bien sus suplementos de vitamina E, ya que la mayoría son de muy mala calidad y podrían causar más daños que beneficios.

Nunca utilice vitamina E sintética (acetato de alfa tocoferol; acetato significa que es sintética). La vitamina E natural se etiqueta como "d alfa tocoferol". Este es el isómero D puro, qué es lo que su cuerpo puede utilizar.

También hay otros isómeros de vitamina E, y lo que necesita es el espectro completo de tocoferoles y tocotrienoles, en particular los tipos beta, gamma y delta, en el isómero D efectivo. Para que se dé una idea de una buena vitamina E, puede ver la etiqueta de nuestra vitamina E en nuestra tienda. Puede utilizar cualquier marca que tenga una etiqueta similar.

Puede comprar progesterona bioidéntica de grado farmacéutico como la Progesterone Powder, Bioidentical Micronized Powder de 10 gramos por $ 40 en muchas tiendas en línea como Amazon. Esa cantidad podría durarle casi un año, pero depende de la dosis que elija.

Cabe recalcar que, necesitará comprar algunas cucharas medidoras de acero inoxidable, ya que necesitará 1/64 de cucharadita, que son 25 mg, y 1/32 de cucharadita, que son 50 mg. Por lo general, una dosis normal es de 25 a 50 mg, y lo más recomendable es tomarla 30 minutos antes de acostarse, ya que tiene una función anticortisol y aumentará los niveles de GABA, lo que le ayudará a dormir mejor.

Por desgracia, este producto suele agotarse muy rápido y, si ese es el caso, puede utilizar Simply Progesterone de Health Natura, que también contiene vitamina E y aceite de MCT. Le repito, aunque Health Natura afirma que su producto es solo para "uso tópico", le recomiendo que lo aplique por vía transmucosa, es decir, frotándolo sobre las encías.

Si está en periodo de menstruación, debe tomar progesterona durante la fase lútea o la última mitad de su ciclo, es decir, comenzar 10 días después del primer día de su período y dejar de tomarla cuando vuelva a empezar su período.

Si es hombre o mujer que no menstrua, puede tomar progesterona todos los días durante 4 a 6 meses, y descansar una semana. Lo más recomendable es tomar progesterona 30 minutos antes de acostarse, ya que tiene una función anticortisol y aumentará los niveles de GABA, lo que le ayudará a dormir mejor.

Esto es lo que yo hago desde hace más de un año con muy buenos resultados. Soy médico, así que no tengo ningún problema para hacerlo. Si no es médico, deberá consultar a uno, ya que la terapia con progesterona por vía transmucosa requiere receta médica.