📝HISTORIA EN BREVE

  • Las personas centenarias mantienen niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los 60 años, y muy pocas tienen niveles de glucosa superiores a 6.5 mmol/L o niveles de creatinina que superen los 125 µmol/L en los primeros años de vida
  • El estudio destaca que las diferencias entre biomarcadores aparecen mucho antes de la muerte, lo que indica que la genética y las opciones de estilo de vida influyen de forma significativa en la longevidad
  • En el estudio se utilizó un amplio conjunto de datos de 44 636 habitantes de Suecia, lo que aportó información sólida sobre los factores que contribuyen a vivir por más de un siglo
  • El estudio revela una disparidad de género en la longevidad excepcional, ya que las mujeres representan el 84.6 % de las personas centenarias que se analizaron, lo que destaca las ventajas biológicas del envejecimiento femenino
  • La investigación destaca varios biomarcadores que permiten predecir una longevidad excepcional y subraya la importancia de supervisar estos indicadores para obtener beneficios

🩺Por el Dr. Mercola

¿Sabía que las personas que llegan a los 100 años mantienen niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los 60 años? Un estudio publicado en GeroScience, con datos de 44 636 participantes de Suecia, reveló que muy pocas personas centenarias tienen niveles de glucosa superiores a 6.5 mmol/L o niveles de creatinina superiores a 125 µmol/L en los primeros años de vida.1

Estos biomarcadores le aportarán información valiosa sobre los factores que contribuyen a una vida más larga y saludable. Las diferencias en los biomarcadores aparecen mucho antes de la muerte, lo que indica que la genética y el estilo de vida influyen de manera significativa en la longevidad.

A medida que la población mundial envejece, los investigadores prestan cada vez más atención a los fundamentos biológicos de una esperanza de vida tan excepcional. Esta investigación no solo resalta los perfiles de salud únicos de las personas de cien años, sino que también ofrece conocimientos prácticos sobre cómo puede optimizar su propia salud para disfrutar de una vida más vibrante y prolongada.

Perspectivas innovadoras sobre la salud de las personas centenarias

El estudio de GeroScience exploró los perfiles de biomarcadores de individuos que viven hasta los 100 años en comparación con los que fallecen antes, con el fin de encontrar las diferencias fundamentales en los marcadores sanguíneos que podrían contribuir a la probabilidad de alcanzar esa edad.2

El estudio se enfocó en una población diversa de personas de Suecia de entre 64 y 99 años, todas partes de la cohorte Amoris. A lo largo de 35 años, estos individuos se sometieron a evaluaciones de salud que midieron biomarcadores sanguíneos relacionados con diversas funciones del cuerpo, como la inflamación, el metabolismo, el rendimiento hepático y renal, así como indicadores de malnutrición y anemia.3

De este grupo, 1 224 personas, es decir, cerca del 2.7 %, alcanzaron los 100 años, y la mayoría (84.6 %) eran mujeres.4

Como ya se ha mencionado, las personas centenarias presentaron niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los 60 años. La glucosa, también conocida como azúcar en la sangre, es esencial para la energía, pero unos niveles elevados provocan problemas de salud como la diabetes. La creatinina es un producto de desecho que genera el metabolismo de los músculos, y tener un nivel elevado de la misma suele indicar un deterioro de la función de los riñones. El ácido úrico es otro producto de desecho que, cuando se encuentra en niveles elevados, provoca enfermedades como la gota.5

El carácter integral de este estudio aporta pruebas sólidas que respaldan la idea de que hay biomarcadores específicos que se asocian con una longevidad excepcional. El tamaño tan amplio de la muestra y el periodo de seguimiento tan prolongado aumentan la fiabilidad de los resultados, lo que los hace significativos en el campo de la investigación sobre el envejecimiento.6 Además, el hecho de centrarse en una variedad de biomarcadores relacionados con distintos aspectos de la salud ofrece una visión holística de los factores que contribuyen a vivir más de un siglo.

Cómo determinar la longevidad mediante biomarcadores

Los biomarcadores son como el historial de su cuerpo, ya que ofrecen información sobre su salud metabólica y su potencial para una vida longeva. Cuando una persona se somete a pruebas de glucosa, creatinina y ácido úrico, en esencia obtiene una idea de lo bien que su cuerpo está gestionando sus procesos internos.

Estos análisis son importantes porque no solo revelan su estado de salud actual, sino que también indican las influencias genéticas y del estilo de vida que podrían afectar su envejecimiento. Sin embargo, los métodos convencionales suelen pasar por alto la complejidad del envejecimiento, por lo que las investigaciones actuales se centran en perfeccionar estos análisis para aumentar su precisión.

El estudio reveló que mantener unos niveles bajos de glucosa y creatinina a partir de los 60 años se relaciona con una mayor probabilidad de alcanzar los 100 años, pero para entender cómo estos factores favorecen la longevidad es necesario analizar cómo interactúan a lo largo del tiempo.

Por ejemplo, un nivel más bajo de glucosa reduce la presión sobre los sistemas del cuerpo que regulan la insulina, lo cual disminuye el riesgo de desarrollar diabetes y las complicaciones que conlleva.7 Un buen control de la glucosa garantiza que las células reciban la energía necesaria sin los efectos perjudiciales de un nivel elevado de azúcar en la sangre.

Del mismo modo, unos niveles más bajos de creatinina indican una mejor función de los riñones, que son esenciales para filtrar los desechos de la sangre. Unos riñones sanos eliminan las toxinas de forma eficaz y gestionan el equilibrio de líquidos, con lo que previenen afecciones como las enfermedades renales, que afectan de forma significativa la salud general y la esperanza de vida.8

El ácido úrico, aunque es necesario en pequeñas cantidades, se vuelve problemático cuando los niveles son demasiado elevados. Un nivel alto de ácido úrico puede provocar que se formen cristales en las articulaciones, lo que causa afecciones dolorosas como la gota, y también contribuye a la formación de cálculos renales y enfermedades de los riñones.9 Si las personas centenarias mantienen bajo control sus niveles de ácido úrico, se reducen sus riesgos de padecer estas enfermedades dolorosas y debilitantes, lo que les permite llevar un estilo de vida más saludable y activo hasta una edad avanzada.

Los biomarcadores de la sangre revelan los secretos de la longevidad

Además de unos niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico, el estudio descubrió que las personas centenarias también presentaban niveles más bajos de aspartato aminotransferasa (ASAT), gamma-glutamil transferasa (GGT), fosfatasa alcalina (ALP), lactato deshidrogenasa (LD), las cuales son enzimas relacionadas con la función hepática y el metabolismo general, al igual que una capacidad total de fijación del hierro (TIBC).10

La TIBC refleja la capacidad de su cuerpo para transportar hierro. Los niveles más bajos de TIBC, junto con los niveles más altos de hierro total, sugieren que el metabolismo del hierro está mucho más regulado, lo que evita que se acumule un exceso de hierro, que se sabe que causa daño oxidativo e inflamación.11 Esta regulación ayuda a prevenir enfermedades crónicas y a mantener la salud de las células a lo largo del tiempo.

Resulta interesante que el estudio descubriera que las personas centenarias tenían un cambio menor en los valores de los biomarcadores entre la primera y la segunda medición, en comparación con las personas de menos de cien años. Esta estabilidad en los niveles de biomarcadores indica un estado fisiológico más constante.12

Asimismo, la mayor proporción de mujeres entre los centenarios sugiere que el género influye en la longevidad. Por lo general, las mujeres viven más que los hombres, y este estudio refuerza esta tendencia porque demuestra que una mayoría significativa de las personas centenarias son mujeres.13

En conjunto, el estudio de GeroScience aporta información muy valiosa sobre los factores biológicos que sustentan la longevidad. Identificar y conocer el papel de ciertos biomarcadores, como la glucosa, la creatinina y el ácido úrico, permite a los investigadores comprender mejor las vías que conducen a una vida larga y saludable.14 Estos hallazgos no solo mejoran nuestros conocimientos sobre el envejecimiento, sino que también abren el camino al desarrollo de estrategias específicas para promover la longevidad y mejorar la calidad de vida de las generaciones futuras.15

Ahora bien, diagnosticar la probabilidad de longevidad mediante biomarcadores es complicado. A menudo, el reto reside en que estos marcadores varían debido a condiciones temporales o cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, una cifra alta de glucosa quizá no indique un problema a largo plazo, sino una elección de alimentación a corto plazo. Esta variación puede dar lugar a interpretaciones erróneas si no se tiene en cuenta en el contexto de una evaluación más amplia de la salud.

Por otro lado, las limitaciones de los métodos actuales de diagnóstico hacen que se pasen por alto algunos matices del envejecimiento. Muchos análisis se basan en pautas clínicas que no siempre se aplican a la población de edad avanzada, lo que da lugar a diagnósticos equivocados. En consecuencia, cada vez es más necesario adoptar enfoques más personalizados que tengan presentes los antecedentes médicos y genéticos de cada persona. Esto ayudaría a obtener una imagen más precisa de la probabilidad de tener una longevidad excepcional.

Consejos para tener una vida más longeva

Si desea aumentar su longevidad, un punto de partida fundamental es consumir menos ácido linoleico (Al), que es un ácido graso poliinsaturado omega-6 que se encuentra en los aceites de semillas y en la mayoría de los alimentos procesados.

Cuando consumimos AL, este ácido sufre varios procesos metabólicos que provocan que se formen metabolitos bioactivos como los metabolitos oxidados del ácido linoleico (OXLAM) y el ácido araquidónico (AA). Estos metabolitos interfieren en la señalización de la insulina, que es un componente que ayuda a mantener los niveles de glucosa en la sangre.

El exceso de AL también influye en los niveles de ácido úrico. De hecho, consumir altas cantidades de aceites vegetales y otros alimentos ricos en AL durante el embarazo aumentó los niveles de ácido úrico en la sangre de los hijos varones.16 No obstante, la razón principal por la que el exceso de AL es perjudicial para la salud es que altera los orgánulos de las células: es decir, las mitocondrias.

Las mitocondrias producen trifosfato de adenosina (ATP), que es el combustible esencial para que las células funcionen y se reparen. Sin energía, las células no pueden repararse ni regenerarse. Por ende, el problema crucial que subyace a la mayoría de las enfermedades crónicas es que las células no producen suficiente energía.

De todo esto hablo con detalle en mi libro más reciente: “Los secretos de la salud celular: Guía para Alcanzar la Longevidad y la Felicidad”. La salud de las mitocondrias es fundamental para la salud general, ya que son responsables de producir la energía necesaria para todas las funciones del cuerpo, lo que incluye la energía que se requiere para evitar las enfermedades relacionadas con la edad y alcanzar una longevidad excepcional.

Además de reducir el AL, asegúrese de consumir una cantidad suficiente de carbohidratos para satisfacer sus necesidades de energía. Priorice las fuentes de carbohidratos enteros y poco procesados, como las frutas enteras, e incorpore el jugo de frutas con pulpa para favorecer la salud intestinal.

Para las personas con una salud intestinal muy delicada, se recomienda utilizar agua con dextrosa o jugos sin pulpa, y beberlos poco a poco, así como evitar los alimentos ricos en fibra para prevenir posibles daños en el microbioma intestinal y evitar que aumenten los niveles de endotoxinas.

A medida que mejoren su energía celular y su salud intestinal, podrá incorporar almidones y carbohidratos complejos poco a poco para estabilizar el azúcar en la sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina. Asimismo, asegúrese de que un tercio de su consumo de proteínas consista en colágeno para favorecer su salud metabólica.

Además de la alimentación, incorpore a su rutina el ejercicio regular y manténgase en movimiento todos los días para favorecer las funciones metabólicas y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Practique técnicas para controlar el estrés, como la meditación o el yoga, asegúrese de dormir lo suficiente y reduzca al mínimo la exposición a toxinas ambientales. Por ejemplo, evite los aceites de semillas y otras sustancias perjudiciales para la salud de las células.

Además del AL, exponerse a sustancias químicas sintéticas que alteran el sistema endocrino (EDC), al estrógeno y a los campos electromagnéticos omnipresentes (EMF) también perjudica la capacidad de las células para generar energía de forma eficiente. Además, considere el uso de azul de metileno de grado farmacéutico bajo prescripción de un profesional de la salud para apoyar la producción de energía celular. Si aborda estas cuestiones, logrará mantener unos niveles óptimos de biomarcadores, evitar el envejecimiento prematuro y promover la longevidad de forma natural.


🔎Fuentes y referencias: