📝Historia en Breve
- El consumo elevado de ácido linoleico (AL) durante el embarazo puede perjudicar el crecimiento del feto y aumentar el riesgo de obesidad en los niños. El AL se encuentra en aceites de semillas y alimentos procesados, y su consumo ha aumentado en las últimas décadas
- El exceso AL interfiere con la producción de ácidos grasos omega-3 beneficiosos, lo que cambia el equilibrio necesario para el desarrollo óptimo del feto y provoca un aumento de la inflamación durante el embarazo
- El consumo elevado de AL por parte de la madre influye en el nacimiento, se relaciona con un mayor riesgo de obesidad infantil y con consecuencias de salud a largo plazo, incluidas enfermedades metabólicas y problemas de desarrollo cerebral
- Los estudios en animales demuestran que comer mucho AL durante el embarazo afecta la composición cerebral, el sistema endocannabinoide, el desarrollo renal y la función hepática de las crías, y algunos efectos son más pronunciados en los machos
- Para optimizar la energía celular y favorecer un embarazo saludable, se recomienda reducir el consumo de AL a menos de 5 gramos diarios evitando los aceites de semillas y los alimentos procesados, y limitando el consumo de pollo y cerdo
🩺Por el Dr. Mercola
Si está embarazada o planea quedar embarazada, es posible que desee ser muy cuidadosa con su alimentación, en particular su consumo de ácido linoleico (AL). De acuerdo con una investigación publicada en Nutrients, consumir demasiado de este ácido graso omega-6 durante el embarazo podría tener efectos negativos en el crecimiento y la salud a largo plazo del bebé.1
El AL se encuentra en los aceites de semillas, los alimentos procesados e incluso en algunas opciones que suelen considerarse saludables como el pollo, los frutos secos y las semillas. Aunque se cree que es un ácido graso esencial, la alimentación occidental moderna contiene tanto que se vuelve contraproducente. Es casi imposible no recibir la cantidad necesaria de 500 mg en cualquier alimentación que incluya alimentos, por lo que, en el mejor de los casos, es cuestionable si realmente se trata de una grasa esencial.
En las últimas décadas, el consumo de AL se ha disparado desde cerca del 2 % del consumo energético por día, o alrededor de 2 a 4 gramos al día, al 7%, o 19 gramos diarios. 2 Este dramático aumento ha provocado consecuencias no deseadas para las mujeres embarazadas y sus bebés en desarrollo. Recuerde que es probable que tan solo necesite 500 mg (medio gramo) para cubrir sus necesidades.
El balance sutil de los ácidos grasos en el desarrollo del feto
El cuerpo usa ácido linoleico y su homólogo omega-3, el ácido alfa-linolénico (ALA), para producir ácidos grasos de cadena más larga que son cruciales para el desarrollo fetal. Estos incluyen el ácido araquidónico (AA) del AL, y el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) del ALA. Estos ácidos grasos son vitales para el desarrollo del cerebro y la retina, la formación de la membrana celular y el crecimiento general.
No obstante, AL y ALA compiten por las mismas enzimas en este proceso de conversión. Cuando se consume demasiado AL, interfiere con la producción de EPA y DHA beneficiosos a partir de ALA. La proporción óptima de AL y ALA en la alimentación debe ser de alrededor de 1:1 o 2:1. Por desgracia, el exceso actual de AL en muchos regímenes alimenticios elevó esta proporción hasta 20:1.3 lo que afecto el delicado equilibrio necesario para el desarrollo óptimo del feto.
Relación del AL con la inflamación y crecimiento del feto
Los niveles altos de AL en la alimentación durante el embarazo pueden agravar la inflamación, lo que afecta el crecimiento del feto. Cuando el cuerpo metaboliza el AL, produce AA y otros compuestos proinflamatorios como prostaglandinas, leucotrienos y tromboxano. Estas sustancias aumentan los niveles de marcadores inflamatorios como la interleucina-6, el factor de necrosis tumoral alfa y las proteínas C reactivas.4
La inflamación crónica durante el embarazo se relaciona con diversos resultados adversos, entre ellos, parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer. En estudios con animales se demostró que una alimentación rica en AL aumenta la producción de estos compuestos inflamatorios en las madres embarazadas. Estos hallazgos sugieren que el consumo excesivo de AL crea un ambiente inflamatorio que es perjudicial para el bebé en desarrollo.5
El consumo de AL durante el embarazo también puede tener una influencia importante en el peso y la longitud del bebé al nacer, que son dos indicadores trascendentales de la salud a largo plazo. Llama la atención que, la relación entre el AL y el peso al nacer no es sencilla.
Algunos estudios encontraron una correlación en forma de U invertida, donde el consumo de AL tanto bajo (<4 % de energía) como alto (>8 % de energía) se asociaron con bajo peso durante el nacimiento. En otras investigaciones se demostró que el consumo de AL durante el comienzo del embarazo se relaciona con un menor peso al nacer y un tamaño más pequeño según su edad gestacional.
Consecuencias a largo plazo: obesidad infantil y enfermedades metabólicas
Los efectos de una alimentación elevada de AL por parte de la madre no terminan en el nacimiento, pueden extenderse durante toda la vida del niño. 6 En estudios se demostró que los niños cuyas madres que consumieron altos niveles de AL durante el embarazo tuvieron un mayor riesgo de obesidad a los 7 años.7
Este mayor riesgo de obesidad infantil es preocupante, porque prepara el terreno para diversas enfermedades crónicas más adelante en la vida, entre ellas hipertensión arterial, dislipidemia, inflamación crónica, hiperinsulinemia y disfunción endotelial. Los estudios en animales respaldan estos hallazgos y demuestran que las crías de madres alimentadas con dietas ricas en AL durante el embarazo tuvieron mayor peso corporal durante el destete y una mayor deposición de grasa.8
Aún se están investigando los mecanismos detrás de estos efectos a largo plazo, pero es probable que involucren cambios en la expresión genética, cambios en el metabolismo de las grasas y alteraciones en el sistema endocannabinoide, que es esencial para regular el apetito y el metabolismo.
Cómo el exceso de ácido linoleico durante el embarazo daña el cerebro del bebé
En un estudio independiente realizado en animales también se encontraron efectos preocupantes por consumir demasiado AL durante el embarazo y los primeros años de vida.9 Investigadores australianos descubrieron que un consumo elevado de AL por parte de la madre modificó la composición de ácidos grasos y los niveles de plasmalógeno en los cerebros de las crías, aunque los cambios fueron más pronunciados en los machos. Los plasmalógenos son una clase de lípidos vitales para la protección y el funcionamiento de las células cerebrales.
Los investigadores observaron niveles elevados de mediadores inflamatorios como el ácido araquidónico en los cerebros de las crías macho expuestas a alimentaciones ricas en AL. Además, encontraron proporciones reducidas de DHA a ácido docosapentaenoico n-6 (DPA) en los cerebros de las crías tanto masculinas como femeninas cuando se alimentaron con alimentación después del nacimiento.
El DHA es crucial para el desarrollo óptimo del cerebro, mientras que niveles elevados de n-6 DPA se relacionan con déficits de aprendizaje y memoria. Estos hallazgos sugieren que el consumo excesivo de AL durante el embarazo y los primeros años de vida afecta el desarrollo neurológico, sobre todo en los varones.
Fue curioso que, en las crías alimentadas con AL, el estudio revelo que efectos en la composición cerebral específicos del sexo. Cuando fueron expuestas a niveles elevados de AL, las crías machos demostraron una mayor diversidad en las concentraciones de ácidos grasos cerebrales en comparación con las hembras. Esto sugiere que, el cerebro masculino en desarrollo puede ser más susceptible a los efectos de un consumo alto en AL.
Una alimentación rica en AL provocó alteraciones en el sistema endocannabinoide y cambios hormonales
Consumir mucho AL durante el embarazo y los primeros años de vida también afecta al sistema endocannabinoide de los niños, que es crucial para el desarrollo temprano del cerebro. En el estudio se encontró que varios endocannabinoides y compuestos relacionados, incluidos la anandamida (AEA), el 2-araquidonoilglicerol (2-AG) y el AA, estaban un poco elevados en las crías que consumían mucho AL después del nacimiento.10
En comparación con las hembras, las crías masculinas demostraron cambios más pronunciados en los niveles de endocannabinoides, lo que enfatiza aún más la naturaleza de los efectos del AL según el sexo. Además, la investigación reveló que las alimentaciones ricas en AL aumentaron significativamente los niveles de testosterona en los varones. Estos cambios en la señalización endocannabinoide y en los niveles hormonales podrían tener consecuencias de gran alcance en la función cerebral, el comportamiento y la salud general.
El sistema endocannabinoide es vital pare regular los neurotransmisores, la plasticidad sináptica y varios procesos cognitivos, lo que hace que estos hallazgos sean muy preocupantes para la salud y el desarrollo del cerebro a largo plazo.11
La alimentación materna rica en ácido linoleico afecta el desarrollo del riñon
La alimentación durante el embarazo no solo afecta al cerebro del bebé, también afecta al desarrollo de los riñones. Las investigaciones recientes en ratas demostraron que, cuando la madre come mucho AL altera la expresión de los genes que son esenciales para el desarrollo de los riñones en las crías embrionarias.12 En concreto, el estudio encontró una menor expresión de genes Ret y Gdnf, que son responsables de la morfogénesis de la ramificación, un proceso crítico en el desarrollo temprano del riñón.
Esta reducción podría conducir a una menor formación de nefronas, que es esencial para el correcto funcionamiento de los riñones. El estudio también señaló que estos cambios genéticos ocurrieron a pesar de que no hubo cambios en el peso del riñón en la etapa embrionaria, lo que resalta la importancia de no solo estudiar el tamaño del órgano cuando se evalúa el impacto en el desarrollo.
Los hallazgos plantean inquietudes sobre las consecuencias a largo plazo por el consumo excesivo de AL durante el embarazo, ya que una menor dotación de nefronas en los seres humanos se relacionó con un mayor riesgo de diversas enfermedades en la edad adulta.13
Además, un alto consumo de AL durante el embarazo podría alterar importantes vías de señalización celular en los riñones en desarrollo del bebé. El estudio reveló que las crías de madres que consumían una alimentación rica en AL mostraron una expresión reducida de las vías mTOR, Akt3 y Prkab2, que son componentes clave de la vía de señalización de la megalina.
La megalina, un receptor endocítico, en la reabsorción de macromoléculas filtradas por los riñones. La vía mTOR, en particular, es crucial para el metabolismo, la proliferación y el crecimiento celular. Su expresión reducida podría afectar la síntesis de proteínas y la traducción del ARNm en el crecimiento celular. Además, cundo las vías mTOR y Prkab2 se regulan de manera ascendente, podrían afectar los procesos de autofagia, lo que influiría en la viabilidad y el desarrollo celular.14
Estos cambios en la señalización celular podrían tener consecuencias de gran alcance en la función renal y la salud general. Es importante destacar que, estos cambios se observaron en la etapa embrionaria, lo que significa que el impacto de la alimentación materna en el desarrollo del riñón del feto comienza muy temprano en el embarazo.15 Los efectos del consumo excesivo de AL durante el embarazo se extienden también a otros órganos.
Una alimentación rica en AL durante el embarazo altera la función hepática de los hijos
La alimentación de una madre durante el embarazo también tiene efectos duraderos en la función hepática de su hijo. En una investigación que se publicó en el International Journal of Molecular Sciences se demuestra que, el consumir altos niveles de AL durante el embarazo puede alterar el metabolismo lipídico en los hijos, lo que les prepara para problemas hepáticos más adelante en la vida.16
En este estudio, los investigadores les dieron a las ratas una alimentación baja en AL (1.44 % de calorías provenientes de AL) o una alimentación alta en AL (6.21 % de calorías provenientes de AL) para imitar los niveles típicos de consumo occidental. Luego examinaron los efectos sobre la salud y el funcionamiento del hígado de los hijos adolescentes.
Los resultados revelaron cambios preocupantes en el almacenamiento de colesterol, el manejo de ácidos grasos y la expresión de genes clave que participan en el metabolismo de los lípidos. En otras palabras, el consumo elevado de aceites vegetales y otros alimentos ricos en AL durante el embarazo podría afectar el desarrollo y el funcionamiento del hígado de su hijo.17
El alto consumo de AL por parte de la madre afectó de manera diferente a los hijos machos y hembras. En el caso de los varones, cuando la madre consume mucho AL,los niveles de colesterol en el hígado bajan y baja la expresión de PPARγ, un gen involucrado en el almacenamiento de ácidos grasos. En el caso de las hembras, cuando la madre consume mucho AL, aumenta la expresión de genes implicados en la síntesis de colesterol.
Los cambios observados podrían aumentar el riesgo de enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) u otros problemas metabólicos más adelante en la vida, sobre todo cuando se combinan con una mala alimentación en la edad adulta.18 Si bien este estudio se realizó en ratas, plantea preguntas importantes sobre cómo la alimentación materna puede afectar el desarrollo del hígado humano y los resultados de salud a largo plazo.
Un hallazgo preocupante adicional fue que, el alto consumo de AL por la madre, incrementó los niveles de ácido úrico en la sangre de los hijos varones. También se observó un efecto de interacción sobre los niveles de ácido úrico en las mujeres. Si bien los niveles aún se encuentran dentro del rango fisiológico normal, un alto nivel de ácido úrico se relaciona con una variedad de problemas de salud, entre ellos enfermedad renal, síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular.19
El ácido úrico activa el sistema inmunológico y altera la función de las células renales, además fomenta la inflamación y el daño tisular. Estos hallazgos se suman al creciente conjunto de evidencia de que consumir altos niveles de aceites de semillas ricos en AL durante el embarazo puede tener consecuencias negativas en la salud de la descendencia en múltiples sistemas orgánicos.
Optimizar la energía celular es clave para un embarazo saludable
Las investigaciones continúan demostrando que el consumo excesivo de AL durante el embarazo pone en riesgo a sus futuros hijos. Los científicos explicaron en Current Medicinal Chemistry que el consumo elevado de alimentos ricos en grasas poliinsaturadas omega-6 (PUFAs), como el AL, se "transforma en metabolitos inflamatorios que promueven la patogénesis de enfermedades cardiovasculares, cáncer y condiciones autoinmunes o inflamatorias".20 Más:21
"Un alto consumo de PUFA n-6, sobre todo de AL, durante el embarazo impacta el desarrollo motor, cognitivo y verbal de los niños durante la infancia y la niñez temprana. Del mismo modo, podría dañar la placenta y el desarrollo de otros órganos fetales como el tejido graso, el hígado y el sistema cardiovascular…”
Dado que un feto en crecimiento necesita mucha energía, es fundamental optimizar la producción de energía celular para tener un embarazo saludable y proteger la salud de las generaciones futuras. Optimizar su función mitocondrial es crucial para mejorar la energía celular, pero el AL es un veneno mitocondrial. Para optimizar su función mitocondrial, reduzca el consumo de AL tanto como sea posible.
Recomiendo mantener su consumo por debajo de 5 gramos al día. Para lograrlo, lo mejor es eliminar los aceites de semillas e incluso los aceites de frutas como el de oliva o el de aguacate, ya que, a menudo, se mezclan con aceites de semillas menos costosos. En su lugar, utilice ghee, mantequilla o sebo de res para cocinar. Evite los alimentos ultraprocesados que por lo general contienen altas cantidades de aceites de semillas.
También es aconsejable no comer fuera de casa, ya que la mayoría de los restaurantes utilizan aceites de semillas. Además, limite el consumo de pollo y cerdo, ya que tienen un alto contenido AL.
En lugar de eso, concéntrese en incorporar carne de bisonte, cordero y otros rumiantes como sus principales fuentes de proteínas. Al realizar estos ajustes en la alimentación, ayudará a crear un entorno nutricional óptimo para su bebé en desarrollo, lo que ayudará a reducir el riesgo de resultados adversos debido a un consumo excesivo de AL y lo encaminará hacia una salud óptima a largo plazo.
🔎Fuentes y referencias:
- 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 Nutrients 2024, 16(17), 3019; doi: 10.3390/nu16173019
- 9, 10, 11 Int J Mol Sci. 2024 Jul 19;25(14):7911
- 12, 13, 14, 15 Int J Mol Sci. 2024 Apr 25;25(9):4688
- 16, 17, 18, 19 Int J Mol Sci. 2024 Jan 17;25(2):1129
- 20, 21 Current Medicinal Chemistry August 1, 2023