📝HISTORIA EN BREVE

  • Las PFAS son "sustancias químicas eternas" sintéticas que están presentes en miles de productos de uso diario, desde envases de alimentos hasta utensilios de cocina, y que persisten de forma indefinida en el medio ambiente y que se acumulan en organismos vivos, lo cual plantea graves problemas de salud
  • Las investigaciones científicas relacionan la exposición a las PFAS con una menor fertilidad, el retraso del desarrollo fetal, la inflamación, el estrés oxidativo y un mayor riesgo de cáncer, además de que el 97 % de las personas en Estados Unidos tienen PFAS en el torrente sanguíneo
  • La contaminación agrícola por fertilizantes tóxicos en lodos afecta a unos 20 millones de acres de tierras agrícolas en Estados Unidos, lo que provoca estragos en los cultivos y amenaza tanto el sustento de los agricultores como la seguridad de los alimentos
  • A pesar de la resistencia de la industria, la Unión Europea está considerando imponer restricciones generales a las PFAS, mientras que algunos sectores están desarrollando alternativas, como espumas antiincendios y ropa deportiva sin PFAS, para reducir la dependencia a sustancias químicas

🩺Por el Dr. Mercola

En nuestro mundo moderno, ciertas sustancias químicas se han vuelto tan habituales en los productos de uso cotidiano que apenas notamos su presencia, hasta que se dan a conocer sus efectos nocivos. Como se indica en el documental titulado “Toxic and Tenacious — How ‘Forever Chemicals’ Are Damaging Our Health”, las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, que son conocidas como PFAS, son un ejemplo esta amenaza oculta.1

Desde los envases de comida rápida hasta las válvulas cardíacas artificiales, las PFAS están en todas partes. Debido a su persistencia en el medio ambiente, estas sustancias químicas sintéticas, a menudo denominadas "sustancias químicas eternas", ahora son objeto de un intenso escrutinio por su alarmante impacto en la salud humana y los ecosistemas.

Implicaciones de las PFAS para la salud: una epidemia silenciosa

Las PFAS se inventaron hace más de 80 años y son conocidas por sus propiedades no inflamables, repelentes al agua y resistentes a la grasa. Estas características las hicieron invaluables para aplicaciones industriales, como lubricantes y espumas contra incendios. Su estabilidad y durabilidad garantizaron que se adoptaran de forma generalizada en diversos sectores, lo que llevó a que se integraran en cada vez más productos.

Sin embargo, esta misma resistencia hace que las PFAS sean prácticamente indestructibles, lo que les permite acumularse en el medio ambiente y en los organismos vivos. La naturaleza omnipresente de las PFAS plantea riesgos graves para la salud. Los estudios científicos han relacionado la exposición a las PFAS con una menor fertilidad, una mala calidad del esperma y un retraso del desarrollo fetal, también con la inflamación y el estrés oxidativo2

Algunas variantes de las PFAS también se clasifican como cancerígenas,3 lo que aumenta aún más las preocupaciones. La Unión Europea (UE) ya reconoció la gravedad de la situación y decidió restringir el uso de PFAS de forma significativa.4 Sin embargo, los líderes de la industria argumentan que las PFAS son indispensables para tecnologías como la movilidad eléctrica, la producción de chips y la tecnología 5G, lo que representa una amenaza para la salud pública.

La persistencia de las PFAS en el medio ambiente provoca una contaminación significativa

Las PFAS se caracterizan por sus fuertes enlaces carbono-flúor, que los hacen muy resistentes a la degradación. Esta persistencia significa que una vez que las PFAS se liberan en el medio ambiente, permanecen de manera indefinida y se acumulan en el suelo, el agua e incluso en el aire.

El documental indica que en Rastatt, en el suroeste de Alemania, la contaminación del suelo local ha alcanzado niveles altos, lo que los ha obligado a realizar pruebas exhaustivas de productos agrícolas. Melanie Zoska, experta en agroecología, enfatiza que si bien la avena absorbe PFAS menos que el trigo o la soya, la contaminación continua representa una amenaza constante para la agricultura y la seguridad de los alimentos.5

Erik Reiss, un agricultor de Rastatt, ilustra el impacto devastador de las PFAS en la agricultura. Con más de la mitad de sus 140 hectáreas (cerca de 346 acres) de tierras de cultivo contaminadas, Erik Reiss se enfrenta a la desgarradora realidad de destruir cultivos enteros, como las fresas.

La tensión económica es descomunal, con pérdidas que alcanzan las decenas de miles de euros. La historia de Erik Reiss es un duro recordatorio de cómo la contaminación por PFAS pone en peligro no solo la salud pública, sino también los medios de vida y amenaza los cimientos mismos de las comunidades agrícolas. Aun así, las sustancias químicas siguen teniendo demanda en la industria, y la ubicuidad industrial de las PFAS es un factor importante que contribuye a su persistencia en el medio ambiente.

La resistencia de la industria mantiene las PFAS tóxicas en los productos de consumo

Existen más de 14 000 PFAS,6 y estas se utilizan en todo, desde espuma contra incendios hasta artículos domésticos como muebles, ropa y plásticos. Incluso el hilo dental y los tampones contienen este tipo de sustancias.7 Los fluoropolímeros recubren las sartenes, los fluorotensioactivos hacen que los materiales sean repelentes al agua y al aceite, mientras que los gases fluorados sirven como refrigerantes en los sistemas de refrigeración.

Este uso generalizado hace que las PFAS se liberen de forma continua en el medio ambiente, lo que agrava los problemas de contaminación. En respuesta a la creciente evidencia de los peligros de las PFAS, la Unión Europea ha aplicado una serie de prohibiciones y restricciones a compuestos específicos de PFAS. A pesar de estos esfuerzos, explica el documental, la industria química sostiene que las PFAS son esenciales para muchas aplicaciones y se opone a prohibiciones radicales.8

La Unión Europea estudia ahora una propuesta para restringir la producción, comercialización y uso de todas las PFAS, una medida sin precedentes para abordar de forma integral la persistencia y el amplio impacto de estas peligrosas sustancias químicas. Esta propuesta se enfrenta a una fuerte oposición de las partes interesadas del sector, que alegan que unas restricciones tan amplias podrían frenar el progreso tecnológico.

Sin embargo, los costes a largo plazo de la contaminación por PFAS no controlada (gastos en asistencia sanitaria, rehabilitación del medio ambiente y pérdida de biodiversidad) superan con creces los beneficios económicos a corto plazo. Desde el punto de vista social, las comunidades afectadas por la contaminación por PFAS se enfrentan a una menor calidad de vida, crisis de salud y dificultades económicas, lo que subraya la necesidad de darle prioridad a la salud pública frente a la conveniencia industrial.

El documental destaca la difícil situación de comunidades como Dordrecht, en los Países Bajos, que luchan contra las graves consecuencias de la contaminación por PFAS. Chemours, un importante productor de PFAS, ha dejado su huella en la región, y esto ha provocado una gran contaminación ambiental.9

Las autoridades locales emprendieron acciones legales contra Chemours, afirmando que la empresa contaminaba el medio ambiente con conocimiento de causa, lo que suponía importantes riesgos para la salud de los residentes. Esta batalla legal refleja el infame caso contra DuPont en Virginia Occidental, donde décadas de descarga de PFAS dieron lugar a extensos problemas de salud y una prolongada lucha legal que al final condujo a pagos de indemnizaciones sustanciales.

¿Cuáles son las soluciones innovadoras y los cambios en la industria que eliminarán las PFAS?

A pesar de los grandes desafíos, hay destellos de esperanza a medida que algunas industrias buscan alternativas a las PFAS. Se está reformulando la espuma contra incendios para evitar las PFAS, y algunas empresas son pioneras en la fabricación de ropa deportiva sin estas sustancias, lo que demuestra que son posibles alternativas efectivas y duraderas. Además, la transición a alternativas para evitar el uso de PFAS está ganando impulso en sectores como la refrigeración y la calefacción.

Las empresas emergentes también están desarrollando pilas de combustible sin PFAS, innovaciones que suponen un cambio hacia una menor dependencia e impulsadas tanto por las presiones normativas como por la creciente conciencia sobre el medio ambiente. No obstante, la transición implica algunos desafíos.

Los fluoropolímeros, que se utilizan en muchas aplicaciones de alta tecnología, dependen de las propiedades únicas de las PFAS, por lo que sustituirlos es una tarea compleja. Por ejemplo, las pilas de combustible que se utilizan en las tecnologías del hidrógeno dependen de membranas basadas en PFAS para su eficacia y durabilidad. Aunque se están desarrollando alternativas, la ampliación de estas soluciones para satisfacer las demandas de la industria requiere una inversión y un tiempo considerables.10

Abordar la contaminación existente por PFAS también es una tarea monumental. Técnicas como el lavado del suelo, que consiste en enjuagar la tierra contaminada con agua limpia para extraer las PFAS, se están aplicando en puntos conflictivos, como los aeródromos de la OTAN en Alemania.11

Sin embargo, este método no se puede aplicar de forma universal, sobre todo en regiones con suelos arcillosos que resisten el lavado. La magnitud de la contaminación (entre 700 000 y 800 000 toneladas de suelo con PFAS) plantea desafíos logísticos y financieros. Los esfuerzos de limpieza integral exigen altos niveles de coordinación, financiamiento e innovación tecnológica.

Las PFAS están provocando una crisis de salud pública

Las PFAS no son solo un problema ambiental, sino que son una crisis de salud pública. Los estudios han demostrado que prácticamente todas las personas tienen PFAS en la sangre, sobre todo a través del consumo de alimentos y agua contaminados. Por ejemplo, se han encontrado PFAS en el cuerpo de 97 % de los residentes de Estados Unidos.12

Sin embargo, el dilema de las PFAS se extiende más allá de las fronteras nacionales y requiere una respuesta mundial coordinada. Aunque la Unión Europea está tomando medidas para restringir las PFAS, es imprescindible una normativa mundial exhaustiva para evitar que estas sustancias químicas se trasladen a regiones menos reguladas.

El documental indica que un convenio mundial sobre las PFAS podría garantizar el control universal de la producción y el uso, abordando la raíz de los problemas ambientales y de salud en lugar de limitarse a desplazar el problema de un lugar a otro. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos reconoce que la exposición a las PFAS es perjudicial y cita investigaciones científicas revisadas por pares que indican que la exposición a ellas puede provocar:13

Efectos reproductivos como una menor fertilidad o aumento de la presión arterial alta en mujeres embarazadas

Efectos o retrasos en el desarrollo de los niños, como un peso bajo al nacer, pubertad acelerada, variaciones óseas o cambios de comportamiento

Un riesgo mayor de desarrollar algunos tipos de cáncer, como el de próstata, riñón y testículos

Un sistema inmunológico incapaz de combatir infecciones, así como una menor respuesta a las vacunas

Interferencia con las hormonas naturales del cuerpo

Mayores niveles de colesterol y riesgo de obesidad

Además, se sabe que las PFAS aceleran los cambios metabólicos que provocan la enfermedad del hígado graso. Los investigadores dijeron lo siguiente para la revista Environmental Health Perspectives:

"Esta bioacumulación, junto con el hecho de que las PFAs pueden permanecer dentro del cuerpo por mucho tiempo, genera preocupación sobre la capacidad de estas sustancias para alterar la homeostasis hepática cuando se acumulan en el tejido humano, incluso si se reduce su uso industrial".14

Además, la exposición a las PFAS induce la inflamación y el estrés oxidativo en los jóvenes, lo que provoca diversos problemas de salud como obesidad, resistencia a la insulina y un mayor riesgo de enfermedad del hígado graso y cáncer. 15,16

Cómo proteger su salud de las PFAS

Puede encontrar PFAS en muchos artículos domésticos, como tejidos repelentes al agua y a las manchas, productos de limpieza, utensilios de cocina antiadherentes, pinturas e incluso agua potable. Las fuentes comunes de exposición a estas sustancias incluyen envases de comida rápida, bolsas de palomitas de maíz para microondas, cajas de pizza y envoltorios de dulces.17

Además, suelen encontrarse en alimentos procesados como pastas y salsas de tomate, así como en productos de cuidado personal como brasieres deportivos y ropa interior menstrual.18 Una preocupación importante es la contaminación de las tierras agrícolas, que a menudo se describe como un "desastre en cámara lenta",19 debido al uso de desechos humanos tóxicos como fertilizante. Se estima que cerca de 20 millones de acres de tierras agrícolas de Estados Unidos podrían verse afectadas por la contaminación por PFAS.20

Aunque los alimentos que se cultivan con aguas negras contaminadas con PFAS no se etiquetan como tal, la mejor opción para reducir su exposición a ellas es apoyar la agricultura sostenible en su localidad.  Asegúrese de comprar alimentos de una fuente confiable que utilice métodos de cultivo orgánicos o biodinámicos, seguros y no tóxicos. Además, comer alimentos frescos y enteros ayuda a minimizar el consumo de estas sustancias químicas presentes en los envases de alimentos procesados.

Filtrar el agua potable es otro paso importante para evitar las PFAS. El New Jersey Drinking Water Quality Institute recomienda el carbón activado granulado o una tecnología igual de efectiva para eliminar las sustancias químicas como PFOA y PFOS del agua potable. Los filtros de carbón activado eliminan cerca del 90 % de estas sustancias químicas nocivas.21

Los sistemas de ósmosis inversa también ofrecen cierta protección, aunque es posible que no capturen todos los tipos de PFAS.22 Otras estrategias para reducir su exposición a estas sustancias persistentes incluyen:23

Evitar los productos pretratados o resistentes a las manchas: evite los tratamientos antimanchas en la ropa, muebles y alfombras. Los artículos etiquetados como "transpirables", a menudo, contienen politetrafluoroetileno (PTFE), que es un fluoropolímero sintético.

Elegir materiales que no contengan retardantes de llama: opte por muebles, alfombras, colchones y productos para bebés fabricados con materiales que sean menos inflamables por naturaleza, como cuero, lana y algodón, en lugar de aquellos tratados con productos químicos retardantes de llama.

Limitar la comida rápida y para llevar: los envases que se utilizan para estos alimentos suelen estar tratados con PFAS.

Dejar de consumir palomitas de maíz para microondas: las PFAS pasan de los recubrimientos internos de las bolsas de palomitas al aceite cuando se calientan. En su lugar, prepare palomitas de maíz con métodos de cocción y granos que no sean transgénicos.

Utilizar utensilios de cocina seguros: reemplace las sartenes antiadherentes y otros utensilios de cocina tratados con PFAS con alternativas más saludables, como utensilios de cerámica o de hierro fundido esmaltado, que son duraderos, fáciles de limpiar y no emiten sustancias químicas y nocivas.

Seleccionar productos de cuidado personal que no contengan PFAS: evite los productos que contengan PTFE, ingredientes “fluorados” o “perfluorados”, como ciertos hilos dentales, tales como los Oral B Glide. La base de datos Skin Deep del Grupo del Trabajo Ambiental es un excelente recurso para encontrar opciones de cuidado personal más seguras. 24

Aunque adoptar estas prácticas le ayudará a reducir de forma significativa su exposición a las PFAS, la batalla contra la contaminación por PFAS es un ejemplo emblemático del conflicto más amplio entre el progreso industrial y la protección del medio ambiente. Hace un llamado a cada uno de nosotros para que nos mantengamos informados, aboguemos por una normativa estricta y apoyemos las innovaciones sostenibles.

La persistencia de las PFAS en nuestro medio ambiente es un duro recordatorio de las consecuencias a largo plazo del uso inadecuado de sustancias químicas. No obstante, con un esfuerzo conjunto y elecciones responsables en el día a día, podremos acabar con la influencia omnipresente de las sustancias químicas para siempre y fomentar un mundo en el que prevalezcan la salud y la sostenibilidad.