📝HISTORIA EN BREVE

  • Las exenciones de vacunas entre los niños de jardín de infantes aumentaron del 3 al 3.3%, según datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados unidos, lo que indica un cambio en las actitudes de los padres hacia las vacunas
  • La disminución de las tasas de vacunación se les atribuye a las crecientes preocupaciones de los padres sobre el creciente número de vacunas recomendadas, así como sus efectos secundarios
  • La disminución de las tasas de vacunación provocó informes y comentarios que generan temor por parte de los funcionarios de salud. Pero muchos estudios cuestionaron durante mucho tiempo la eficacia de las vacunas
  • Se han asociado numerosos eventos adversos graves con las vacunas programadas, lo que provoca mayores preocupaciones de seguridad entre los padres
  • Proteger el derecho a las exenciones es esencial para tomar decisiones informadas. Si sentimos que los riesgos superan los beneficios, deberíamos tener la libertad de rechazar ciertas vacunas, ya sea para nosotros o nuestros hijos

🩺Por el Dr. Mercola.

A menudo, en este país nos hacen creer que a las vacunas las respalda una ciencia sólida y tienen una seguridad incuestionable. No obstante, cuando comienza a investigar más a fondo, descubre que la evidencia que respalda su seguridad y eficacia suele ser bastante débil.

Desde el rápido desarrollo de las vacunas de ARNm durante la pandemia, muchos padres han sido más proactivos a la hora de tomar decisiones sobre las vacunas de sus hijos. Datos recientes de los CDC de los Estados unidos1 reflejan este cambio, al demostrar que, más padres de niños de kínder son selectivos sobre qué vacunas recibe su hijo, u optan por retrasar ciertas vacunas.

Dicho cambio lo impulsa un aumento en el número de vacunas recomendadas para los niños, junto con preocupaciones crecientes sobre sus efectos adversos. Aunque los medios de comunicación tradicionales presentan este desarrollo como preocupante, creo que refleja un cambio positivo hacia una mayor conciencia y un deseo de los padres de tomar decisiones informadas sobre la atención médica de sus hijos.

Cada vez menos padres aceptan a ciegas las vacunas programadas

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades,2 para el año escolar 2023 a 2024, la cobertura de vacunación entre los niños de jardín de infantes disminuyó para todas las vacunas informadas, con un porcentaje para la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) del 92.7 % y la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina acelular (DTaP) del 92.3 %.

Estas cifras están por debajo del umbral del 95 % que recomienda el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.3 Los CDC también observaron un aumento récord en las exenciones de vacunas entre los niños de jardín de infantes: el porcentaje de niños exentos de una o más vacunas requeridas aumentó del 3 al 3.3 % durante el año pasado. Este aumento equivale a una cifra promedio entre 80 mil a 127 mil niños.4

La mayoría de estas exenciones no son médicas, lo que indica que los padres toman cada vez más decisiones conscientes de no administrar ciertas vacunas por razones distintas a las contraindicaciones de salud. Esta disminución va de la mano con la tendencia que comenzó en el año escolar 2019-2020, cuando más de 30 estados informaron tasas de vacunación más bajas en comparación con el año anterior.5

Los datos por estado presentan variaciones en la cobertura de vacunación en todo el país. Idaho informó la cobertura de vacunación más baja, con un 79.5 %, mientras que Virginia Occidental mantuvo la más alta, con un 98.4 %. Catorce estados informaron tasas de exención superiores al 5 %, lo que indica que, en algunas regiones, un número considerable de padres optan por enfoques alternativos para la vacunación.6

Como era de esperar, esta disminución en las tasas de vacunación ocasionó informes aterradores en varios medios de comunicación y comentarios de funcionarios de salud. Por ejemplo, en un informe de AP News, el Dr. Raynard Washington que es presidente de la Big Cities Health Coalition y representa a 35 importantes departamentos de salud pública metropolitanos, señaló que la disminución en las tasas de vacunación "explica un aumento preocupante de los casos de tos ferina, sarampión y otras enfermedades prevenibles mediante la vacunación".7

Investigaciones anteriores cuestionan la eficacia de las vacunas

Aunque la disminución de las tasas de vacunación se relaciona con el resurgimiento de ciertas enfermedades, numerosos estudios han puesto en duda la eficacia de las vacunas para prevenir esas enfermedades desde el principio. Ello plantea preocupaciones válidas para los padres que temen exponer a sus hijos a sustancias que, según ellos, conllevan más riesgos que beneficios.

Por ejemplo, en un artículo publicado en la revista Science Translational Medicine8 en 2018 se reveló que el 25 % de las personas vacunadas contra las paperas pierden su inmunidad en un plazo de ocho años, mientras que la mitad la pierde en un plazo de 19 años. Esta disminución de la inmunidad ayuda a explicar el resurgimiento de las paperas entre las poblaciones en edad universitaria.

Además, en un informe para the Science, el virólogo Stanley Plotkin dijo9 que las investigaciones indican que la vacuna MMR produce una respuesta inmune más débil contra las cepas actuales de paperas en comparación con las de hace 50 años. Después, los funcionarios de salud recomendaron una tercera dosis de MMR para los jóvenes de 18 años, lo cual aumenta aún más el número de vacunas administradas por individuo. Otro estudio publicado en Current Opinion in Virology enseñó hallazgos similares. Según los autores:10

"Las enfermedades prevenibles mediante vacunación, como el sarampión y las paperas, han resurgido en países con una cobertura de vacunación alta y sostenida. En el caso de las paperas, se reconoció que la disminución de la inmunidad es un factor importante que contribuye a los brotes recientes. La evidencia serológica y epidemiológica acumulada sugiere que la inmunidad natural inducida por la infección puede ser más duradera en comparación con la inmunidad inducida por la vacuna”.

En lo que respecta a las vacunas DTaP, investigaciones anteriores también han suscitado preocupaciones respecto a su eficacia a largo plazo y su perfil de seguridad. Por ejemplo, en un estudio de 2021 publicado en la revista Vaccine11 descubrieron que, su eficacia contra la tos ferina disminuye rápido con el tiempo. Este hallazgo corrobora estudios anteriores que indicaron de manera similar una disminución de la inmunidad asociada con la vacuna DTaP.12,13,14

Las vacunas tienen antecedentes de causar efectos adversos

Si una vacuna es muy efectiva y el riesgo de la enfermedad es significativo, es posible que los padres piensen que los beneficios de la vacuna superan sus efectos secundarios. Incluso podrían apoyar la administración de una dosis extra.

Sin embargo, si la vacuna es ineficaz o si la enfermedad no supone una amenaza grave, los riesgos no parecen justificados, en específico si se asociaron a efectos secundarios graves. Por desgracia, ese es el caso de muchas de las vacunas programadas, que se han asociado con miles de eventos adversos graves y cientos de muertes.

Encuestas no oficiales15,16 sugieren que, los niños vacunados tienen más problemas de salud crónicos que los niños no vacunados, y que los niños no vacunados tienen una tasa de incidencia de autismo mucho menor. También hay un creciente número de investigaciones que sugieren que las vacunas se asocian con una variedad de trastornos del cerebro y del sistema inmunológico, incluido un mayor riesgo de:

  • Discapacidades de aprendizaje y desarrollo
  • Daño cerebral
  • Alergias, asma y problemas intestinales.
  • Enfermedades autoinmunes
  • Infecciones crónicas

En un estudio publicado en el Journal of Public Health and Epidemiology17 se examinó la correlación entre el autismo y tres vacunas específicas: la vacuna MMR, la vacuna contra la varicela y la vacuna contra la hepatitis A. Los autores del estudio sugieren que la introducción de vacunas derivadas de líneas celulares fetales humanas, en específico la línea celular WI-38, que puede albergar contaminantes fetales y retrovirales, podría relacionarse con el aumento de las tasas de autismo.

Observaron un fuerte aumento en la prevalencia del autismo lo que coincide con el lanzamiento de estas vacunas. Si bien esta hipótesis ofrece una vía para explorar la creciente incidencia del autismo entre los niños, destaca una cuestión más amplia: hay muchas preguntas sobre la ciencia y la política de las vacunas que deben responderse rápido antes de que se agreguen más a la lista recomendada y obligatoria por el gobierno para niños y adultos. Como lo señaló Children's Health Defense:18

"La verdad es que ninguna de esas vacunas ha sido estudiada ni considerada por su relación con el autismo, por lo que nadie tiene idea. Esto sería como intentar identificar el origen de un accidente aéreo, sospechar un fallo mecánico, analizar sólo una de las alas y luego afirmar que el avión no tuvo fallas”.

Lo que los padres deben saber sobre el aluminio en las vacunas

Un aspecto importante de la seguridad de las vacunas es la presencia de aluminio, una sustancia neurotóxica vinculada al aumento de las tasas de autismo y enfermedad de Alzheimer. He advertido durante años que las vacunas son una fuente importante de exposición al aluminio.

Contienen una variedad de componentes, cada uno de los cuales desempeña un papel específico en la función prevista del producto. El ingrediente principal es el antígeno, que es una forma debilitada o inactivada del patógeno objetivo. Se incluyen adyuvantes para mejorar la respuesta inmune, y es el aluminio uno de los más comunes. También pueden estar presentes en el producto final conservantes, estabilizadores y componentes residuales del proceso de fabricación.19

Los adyuvantes de aluminio se utilizaron en vacunas durante casi un siglo y fueron aprobados en función de su eficacia más que de datos de seguridad. La suposición de seguridad, en lugar de pruebas rigurosas, generó crecientes preocupaciones sobre los efectos a largo plazo. Esto preocupa, dado que el aluminio inyectado evita los sistemas de filtración naturales del cuerpo, lo que lo hace más biodisponible que el aluminio consumido.20,21

La presencia de aluminio en las vacunas es en específico preocupante para los bebés y niños pequeños que reciben múltiples dosis según los calendarios recomendados. Los estudios demostraron que, cuando se ajusta en función del peso corporal, el actual programa de vacunación infantil de los CDC expone a los niños a niveles de aluminio que superan por mucho los límites seguros estimados. Esto plantea preguntas sobre la acumulación de aluminio en varios órganos, incluido el cerebro.

Las investigaciones han demostrado la capacidad del aluminio para atravesar la barrera hematoencefálica y acumularse en el tejido cerebral.22 En estudios se han encontrado cantidades significativas de aluminio en los cerebros de personas con enfermedad de Alzheimer, a menudo localizadas junto con placas de proteína beta amiloide. Incluso algunos investigadores sugirieron que, sin la exposición al aluminio, la enfermedad de Alzheimer casi seria inexistente.23

Los efectos biológicos del aluminio son de amplio alcance y afectan a múltiples sistemas corporales. Se demostró que el aluminio afecta a la función neuronal, altera la señalización celular, empeora los efectos de otros metales pesados e influye en la expresión genética. También provoca disfunción mitocondrial y agotamiento de ATP, lo que le prepara el terreno para diversas enfermedades crónicas.24

Por qué es importante proteger las exenciones de vacunas

Estos efectos secundarios conocidos de las vacunas nos recuerdan porqué es tan importante proteger nuestro derecho a tomar decisiones informadas sobre las vacunas y obtener exenciones de vacunas en los Estados Unidos. Cada individuo debe de tener la libertad de elegir lo que es mejor para sí mismo y sus hijos, incluida la opción de rechazar ciertas vacunas si cree que los riesgos son demasiado altos.

El consentimiento voluntario es la base de la atención sanitaria ética. Permite a las familias considerar los riesgos y beneficios de las vacunas en función de sus condiciones de salud específicas. Dada la falta de ciencia que respalde la seguridad de las vacunas, mantener la exención de la vacuna es una medida de protección necesaria. Esto no es una medida contra la ciencia, sino un llamado a una investigación más exhaustiva e independiente y a una mayor transparencia.

Mantenerse informado es su mejor estrategia, cuando se trata de proteger la salud de su familia. Tómese el tiempo para hacer su propia investigación, hacer preguntas y confiar en sus instintos, en lugar de sólo seguir mandatos o ceder a la presión social. Al buscar información, usted se asegura de que la salud de su familia esté en sus manos, no dictada por el miedo o los poderes fácticos.

VAERS: un recurso importante para el control de la seguridad de las vacunas

El Sistema para reportar eventos adversos a las vacunas (VAERS)que fue establecido en 1990, sirve como una herramienta importante para monitorear la seguridad de las vacunas en los Estados Unidos.  VAERS es un sistema nacional de alerta temprana, administrado en conjunto por los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos, (FDA), cuyo objetivo es detectar posibles problemas de seguridad con las vacunas.25

El sistema permite a los proveedores de atención médica, fabricantes de vacunas y al público en general enviar informes de eventos adversos que ocurren después de la vacunación. Cualquier persona puede acceder y buscar en la base de datos VAERS, que incluye información, como el tipo de vacuna administrada, el momento del evento adverso y una descripción de los síntomas notificados.

Para los padres que consideren vacunar a sus hijos, revisar los datos de VAERS puede ser parte del proceso de tomar una decisión informada. Para un acceso fácil consulte: OpenVaers.com.26