📝Historia en breve

  • En un estudio reciente a gran escala se reveló que incluso el consumo ligero a moderado de alcohol aumenta el riesgo de sufrir gota y la cerveza y los chupitos tienen una relación más fuerte con esto. Los hombres enfrentan mayores riesgos que las mujeres
  • El alcohol altera el microbioma intestinal y daña a las bacterias beneficiosas que ayudan a descomponer las purinas, lo que conduce a una mayor acumulación de ácido úrico y un mayor riesgo de padecer gota.
  • Los tipos de carbohidratos influyen en el riesgo de padecer gota: los azúcares naturales, el almidón y la fibra reducen el riesgo, mientras que los azúcares refinados lo aumentan. La genética también es determinante en la susceptibilidad a la gota.
  • El alcohol produce aldehídos reactivos dañinos, que perjudican la función mitocondrial, aceleran el envejecimiento, agotan los nutrientes y aumentan el riesgo de cáncer a través de diversos mecanismos, incluidos los desequilibrios hormonales.
  • No aconsejo el consumo de ningún tipo de alcohol. Eliminar el alcohol puede mejorar de manera importante la salud general y reducir el riesgo de gota.

🩺Por el Dr. Mercola

Es posible que haya escuchado que el consumo moderado de alcohol no daña a la salud e incluso puede ser beneficioso. Pero está más claro cada vez que, incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden ser perjudiciales para la salud.

En un estudio reciente a gran escala en el que participantes del Biobank del Reino Unido arrojó nueva información sobre la relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de padecer gota.1 Por sorpresa, incluso el consumo moderado de varias bebidas alcohólicas se asoció con un mayor riesgo de padecer gota. En el estudio, el cual monitoreó a más de 401 128 participantes durante una media de 12.7 años, se descubrió que, en este caso, es muy importante el tipo de alcohol que elige.

Si bien la cerveza y los chupitos tienen la relación más fuerte con el riesgo de gota, el vino blanco y el champán tampoco quedaron exentos. Incluso el vino tinto, del cual se destacan sus beneficios para la salud, demostró un aumento modesto en el riesgo de gota entre los hombres. Esto desafía la creencia sostenida durante mucho tiempo de que el vino, sobre todo el vino tinto, podría ser una opción más segura para quienes se preocupan por la gota y otros riesgos para la salud.

Entonces, ¿cuál es la conclusión? Beber incluso pequeñas cantidades de alcohol puede tener un impacto más considerable en el riesgo de padecer gota de lo que se creía antes, independientemente del tipo de bebida que prefiera.

Hombres y mujeres: bebidas y riesgos distintos

El sexo determina cómo el alcohol le hace propenso a desarrollar gota. El estudio reveló algunas diferencias interesantes entre hombres y mujeres, cuando se trata del consumo de alcohol y la gota. En el caso de los hombres, ser un bebedor habitual se asoció con un riesgo 69 % mayor de padecer gota en comparación con los que nunca lo hacen.2 Por otro lado, las mujeres tuvieron un aumento importante del riesgo tan sólo por ser bebedoras habituales.

No obstante, cuando se trata del consumo frecuente de alcohol, el cual se determina al consumirlo cinco o más veces por semana, ambos sexos experimentaron un mayor riesgo: un aumento sustancial del 105 % para los hombres y un aumento del 34 % para las mujeres.3 La posible explicación de esta diferencia radica en las preferencias de bebidas.

En el estudio los hombres consumieron mucha más cerveza o sidra que las mujeres, un promedio de 4.2 pintas por semana, en comparación con solo 0.4 pintas para las mujeres. Dado que la cerveza obtuvo la asociación más fuerte con el riesgo de gota, este patrón de consumo podría explicar por qué los hombres presentaron un mayor riesgo general por el consumo de alcohol.

EL consumo de cerveza podría provocar gota

Si ama la cerveza, quizá quiera pensarlo dos veces antes de tomar una pinta. En el estudio se encontró que el consumo de cerveza o sidra, de entre todas las bebidas alcohólicas, tuvo una alta relación con el riesgo de gota. Tanto en hombres como en mujeres, cada pinta adicional de cerveza por día se relacionó con un aumento del 60 al 62 % en el riesgo de padecer gota.

Esta fuerte relación podría deberse a los niveles más altos de purinas encontrados en la cerveza en comparación con otras bebidas alcohólicas. Las purinas son compuestos que cuando se descomponen en el cuerpo, producen ácido úrico, el principal culpable de la gota.

La doble carga de alcohol y purinas de la cerveza la hace riesgosa en específico para quienes padecen gota o tiene riesgo de padecerla. Por lo que, si le preocupa la gota, considere reducir su consumo de cerveza o explorar alternativas saludables sin alcohol.

Además, si le preocupa dicho padecimiento podría pensar que cambiar a vino o chupitos podría ser más saludable. Pero los resultados del estudio dicen que no es tan sencillo. Si bien la cerveza tuvo el vínculo más fuerte con el riesgo de gota, las otras bebidas alcohólicas no se quedaron atrás. El consumo de champán o vino blanco se asoció con un mayor riesgo de gota tanto en hombres como en mujeres.4

También los chupitos se relacionaron de manera importante, además habría mayor perjuicio para las mujeres que para los hombres. El vino tinto tuvo un aumento modesto en el riesgo de gota entre los hombres, pero no entre las mujeres. Dichos hallazgos desafían la noción de que algunos tipos de alcohol son "más seguros" que otros cuando se trata del riesgo de gota.

La conexión con los carbohidratos: cómo la alimentación le hace propenso a padecer gota

Si bien el consumo de alcohol puede aumentar el riesgo de desarrollar gota, no todos los carbohidratos son iguales cuando se trata de esta afección. En un estudio a gran escala se exploró cómo los diferentes tipos de carbohidratos impactan sobre las posibilidades de desarrollar esta dolorosa forma de artritis.5 Si bien el consumo total de carbohidratos se asoció con un menor riesgo de gota, el tipo y la fuente de carbohidratos son muy importantes.

Por ejemplo, consumir más azúcares, almidón y fibra naturales se asoció con un menor riesgo de padecer gota. Asimismo, un mayor consumo de alimentos refinados o azúcares libres, como los que se encuentran en las bebidas azucaradas y los alimentos procesados, se asoció con un mayor riesgo.

Lo que refleja hallazgos previos sobre el alcohol y las bebidas azucaradas, los cuales pueden elevar los niveles de ácido úrico en la sangre. Entonces, ¿cuál es la conclusión? El consumo general de carbohidratos no es tan crucial como los tipos específicos de carbohidratos que come cuando se trata de prevenir la gota.

Si bien sus elecciones alimenticias son clave en el riesgo de padecer gota, su composición genética también es un factor determinante. El estudio reveló información sobre cómo interactúan estos dos elementos. Los participantes con un riesgo genético bajo de padecer gota que consumían mayores cantidades de carbohidratos totales, azúcares no libres, almidón y fibra tenían el menor riesgo de desarrollar la enfermedad.

Por otro lado, aquellos con un alto riesgo genético que consumían altos niveles de azúcares libres enfrentaban el mayor riesgo de padecer gota.6 Los investigadores también encontraron algo sorprendente sobre cómo la alimentación y la genética trabajan en conjunto para impactar en el riesgo de gota. El comer más carbohidratos totales o almidón redujo el riesgo más de lo esperado en el caso de las personas que, por genética, son más propensas a padecer gota.

De la misma manera, tener una alimentación rica en ciertos carbohidratos y tener genes que aumentan el riesgo de sufrir gota funcionaron en conjunto de una manera inesperada. El riesgo genético se anuló a través de la alimentación. Lo que significa que si tiene antecedentes familiares de gota o sabe que tiene un riesgo genético mayor, prestar atención a los tipos de carbohidratos que consume podría ser muy útil para reducir sus probabilidades de desarrollar gota.

Para comprender cómo los carbohidratos de la alimentación influyen en el riesgo de gota, los investigadores examinaron varios biomarcadores en la sangre y orina. Identificaron 11 biomarcadores que mediaban la relación entre el consumo de carbohidratos y el riesgo de gota. Como era de esperarse, los niveles de ácido úrico sérico fueron lo más importante. Lo cual se alinea con el efecto del alcohol sobre la gota, ya que tanto el alcohol como ciertos carbohidratos pueden influir en los niveles de ácido úrico sérico.

Otros dos mediadores notables fueron la cistatina C (CYS) y la gamma-glutamil transferasa (GGT). Un mayor consumo de carbohidratos se asoció con mayores niveles de cistatina, mientras que, ciertos alimentos ricos en carbohidratos se relacionaron con niveles más bajos de gamma-glutamil transferasa. Ambos biomarcadores se asociaron con el riesgo de gota en estudios anteriores.

Estos hallazgos proporcionan información valiosa sobre los mecanismos biológicos a través de los cuales sus elecciones alimenticias, incluido el consumo de carbohidratos y alcohol, influyen en su probabilidad de desarrollar gota.7 Una de las consecuencias de una alimentación baja en carbohidratos es un mayor riesgo de gota; por lo que, es importante consumir carbohidratos de fuentes saludables, como la fruta y no aquellos de alimentos procesados o alcohol.

El microbioma intestinal: su aliado secreto contra la gota

Las bacterias intestinales son cruciales en el control de los niveles de ácido úrico, el principal culpable de la gota. En una investigación reciente publicada en Cell Host & Microbe se descubrió que ciertas bacterias intestinales pueden descomponer la purina, lo que reduce el riesgo de padecer gota.8 Aunque, el consumo de alcohol altera este delicado equilibrio. Cuando consume alcohol no sólo afecta al hígado, sino que, también impacta al complejo ecosistema de los intestinos.

El alcohol daña al microbioma intestinal y al eje intestino-hígado-cerebro, que es una red de comunicación bidireccional que conecta estos tres sistemas. Las propiedades antimicrobianas del alcohol, que lo hacen una gran herramienta para fines de esterilización, también matan a las bacterias intestinales beneficiosas.

Por ejemplo, consumir alcohol puede reducir los niveles de Akkermansia muciniphila, una especie bacteriana beneficiosa que se encuentra de manera natural en el intestino.9 Esto, a su vez, se asocia o con "la mala producción de metabolitos microbianos, mala la permeabilidad intestinal, aparición de inflamación crónica y producción de citocinas".10

Introduce más purinas en su sistema cuando consume bebidas alcohólicas, en específico cerveza y chupitos. El cuerpo descompone estas purinas en ácido úrico, lo que puede sobrepasar la capacidad de los riñones para filtrarlo y excretarlo. Además, el alcohol le deshidrata, lo que dificulta que el cuerpo elimine el exceso de ácido úrico. Pero la historia no termina ahí.

El estudio Cell Host & Microbe reveló que ciertas bacterias intestinales descomponen las purinas en los intestinos antes de que se absorban en el torrente sanguíneo. 11 Al dañar estas bacterias beneficiosas, el alcohol no sólo aumenta el consumo de purinas, sino que también reduce la defensa natural del cuerpo contra la acumulación de ácido úrico. Este doble impacto aumenta de manera importante el riesgo de desarrollar gota o de experimentar ataques de gota más frecuentes y graves si ya padece la afección.

El consumo de alcohol y los riesgos para la salud más allá de la gota

El alcohol produce compuestos dañinos similares a los del exceso de grasas omega-6, como el ácido linoleico (AL), que se encuentra en aceites vegetales o de semillas comunes en los alimentos procesados. Cuando se metabolizan, se convierten en OXLAM o metabolitos linoleicos oxidados. Lo que es consistente con todas esas moléculas es que son aldehídos reactivos.

El alcohol se convierte en un aldehído reactivo, llamado aldehído ácido, y estos aldehídos reactivos causan estragos en todo el cuerpo, lo que daña a las mitocondrias y acelera el envejecimiento a nivel celular. Los efectos negativos del alcohol se extienden mucho más allá de un mayor riesgo de gota. Consumir alcohol:

Altera la función mitocondrial12 al acelerar el envejecimiento

Agrava la ansiedad y la depresión.

Agota nutrientes cruciales

Afecta hormonas como la leptina y la grelina.

Aumenta de manera drástica el riesgo de cáncer13

Contribuye a la resistencia a la insulina y a la disfunción metabólica.14

Beber alcohol también afecta a las hormonas, en específico al equilibrio entre testosterona y estrógeno. El alcohol aumenta la conversión de testosterona en estrógeno,15 que puede tener diversos efectos negativos tanto en hombres como en mujeres. Los estrógenos son uno de los principales factores que aumentan el riesgo de cáncer.

El alcohol también aumenta el riesgo de cáncer a través de otros mecanismos, incluida la toxicidad del acetaldehído, que puede causar daño al ADN, inflamación, intestino permeable y debilitamiento de la función inmunológica. También beber alcohol altera el sueño, lo que significa que no podrá tener un sueño reparador.

La cruda realidad sobre el alcohol y la salud

La evidencia contra el consumo de alcohol crece. Los efectos negativos del alcohol en la salud son de amplio alcance e importantes; van desde aumentar el riesgo de padecer gota, hasta alterar el microbioma intestinal y acelerar el envejecimiento celular. A pesar del mito persistente de la “moderación saludable”, no recomiendo beber alcohol.

La evidencia científica es clara: los riesgos asociados al consumo de alcohol, incluso en pequeñas cantidades, superan cualquier supuesto beneficio. Incluso beber de vez en cuando puede desencadenar dolorosos ataques de gota, alterar el delicado equilibrio del microbioma intestinal y preparar el terreno para una serie de otros problemas de salud.

Eliminar el alcohol de su estilo de vida es un paso importante en la dirección correcta, ya sea que su principal preocupación sea la prevención de la gota o sólo esté comprometido en lograr y mantener una salud óptima.

Recuerde que su salud es el activo más valioso. Al tomar decisiones informadas sobre lo que ingiere, puede tomar control de su salud y reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la gota. La decisión de abstenerse de consumir alcohol puede parecer un desafío en esta cultura centrada en el alcohol, pero su cuerpo se lo agradecerá a largo plazo.