📝HISTORIA EN BREVE

  • Según los estudios, cocinar con papel aluminio incrementa hasta en 8.1 % las concentraciones de este metal en la orina durante períodos de alta exposición
  • El aluminio que contiene este producto puede filtrarse en los alimentos, lo que podría provocar que se excedan los límites de seguridad. Hay factores como la acidez, el contenido de sal, la grasa, la temperatura y el tiempo de cocción que influyen en la cantidad de aluminio que se filtra en los alimentos
  • Tener niveles elevados de aluminio en el cuerpo se relaciona con problemas neurológicos como el alzhéimer, el autismo, la esclerosis múltiple y el párkinson. Además, afecta la salud de los huesos y causa anemia
  • Algunos de los síntomas de toxicidad por aluminio incluyen pérdida de memoria, confusión, mala coordinación, dolor de huesos, disfunción renal y problemas respiratorios. Identificar el problema a tiempo y reducir la exposición tan pronto como sea posible son dos aspectos fundamentales para proteger su salud
  • Para reducir su exposición, no utilice papel aluminio ni utensilios de cocina que contengan este metal, mejor opte por materiales alternativos; además es importante que filtre su agua, limite su consumo de alimentos procesados y que evite otros productos que contienen aluminio, como los artículos para el cuidado personal y las vacunas

🩺Por el Dr. Mercola

Hoy en día, el aluminio está en todas partes, desde los utensilios de cocina hasta los empaques de alimentos. Sin embargo, sabía que el papel aluminio es una de las principales fuentes de este metal dañino. Una investigación que se publicó en la revista Environment International descubrió que el papel aluminio y los recipientes hechos de este material, que se utilizan para preparar los alimentos, incrementan la carga de aluminio del cuerpo,1 lo que representa una amenaza grave para la salud.

Si bien el aluminio se encuentra de forma natural en el medio ambiente, utilizarlo para cocinar ha incrementado bastante la exposición humana. Dado que el cuerpo no necesita aluminio para ningún proceso biológico, tener niveles elevados de este metal puede ser algo muy peligroso.

El aluminio se relaciona con una serie de problemas de salud, incluyendo enfermedades neurológicas y trastornos óseos. Además, en ocasiones, el cuerpo no puede eliminar el exceso de aluminio, sobre todo si su función renal no está en óptimas condiciones. Por otro lado, un estudio acaba de demostrar que una de las principales fuentes de exposición a este metal en nuestra vida cotidiana se encuentra en la cocina.

Cocinar con papel aluminio incrementa bastante la carga de metales en el cuerpo

Esta investigación, que fue un estudio de intervención humana (el primero de su tipo), analizó el impacto de preparar los alimentos con papel y recipientes de aluminio en los niveles de este metal en el cuerpo. Este estudio involucró a 11 participantes sanos que llevaron una alimentación controlada durante 30 días.

Durante los 10 días intermedios, sus comidas se prepararon con papel aluminio y se guardaron en recipientes que contenían este metal. Durante todo el estudio, se tomaron muestras de orina dos veces al día para analizar la excreción de aluminio. Este diseño permitió que los investigadores detectaran incluso los cambios leves en los niveles de aluminio, así como determinar si podían revertirlo, aunque fuera un poco.

Los resultados fueron claros: consumir alimentos que se preparan con papel o recipientes de aluminio incrementa los niveles de aluminio en el cuerpo.2 Durante la fase de exposición, los participantes experimentaron un incremento promedio del 8.1 % en sus concentraciones de aluminio en la orina.

La buena noticia es que los adultos sanos con función renal normal pudieron revertir este incremento, ya que una vez que dejaron de exponerse a los utensilios de cocina de aluminio, sus niveles de aluminio volvieron al valor inicial en cuestión de días. La cuestión es que, para producir este efecto, las personas deben tener su función renal en óptimas condiciones.

Bajo esta situación de alta exposición, el consumo adicional estimado de aluminio representó alrededor del 4.4 % del consumo semanal tolerable que establecen las autoridades europeas de seguridad alimentaria. Sin embargo, la exposición al aluminio es acumulativa y se produce de varias fuentes diferentes en su entorno.

Incluso las exposiciones leves pueden incrementar la carga con el tiempo, y las directrices de seguridad actuales no consideran a las poblaciones más vulnerables ni los efectos de la exposición crónica.

Los peligros de cocinar con papel aluminio

Un estudio que se publicó en el International Journal of Environmental Research and Public Health también descubrió que, cuando cocina con papel aluminio, el metal se filtra en los alimentos.3 Los investigadores examinaron el contenido de aluminio en la carne y el pescado que se envolvieron en papel aluminio para cocinarlos en el horno.

Utilizar papel aluminio incrementó bastante los niveles de aluminio en los alimentos. Por ejemplo, el pollo y el pescado condimentados que se cocinaron con papel aluminio tuvieron concentraciones de hasta 40 a 42 mg/kg. Y cuando se cocinaron sin condimentar, los niveles de aluminio fueron mucho mayores.

Estos hallazgos son muy preocupantes porque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estableció un consumo semanal tolerable (TWI) de 1 mg de aluminio por kg de peso corporal. El estudio sugiere que consumir de forma regular alimentos que se cocinan con papel aluminio podría provocar que exceda este límite recomendado, sobre todo si también se expone a otras fuentes de aluminio.

Factores que influyen en la cantidad de aluminio que se filtra a los alimentos

Hay varios factores que influyen en la cantidad de aluminio que se filtra en los alimentos cuando se cocinan con papel de aluminio. El estudio descubrió que los niveles de pH, la salinidad, el contenido de grasa, la temperatura y el tiempo de exposición son factores importantes en este proceso.4 Los alimentos ácidos, es decir, los que contienen mucha sal, y los alimentos grasosos suelen incrementar la cantidad de aluminio que termina en los alimentos.

En algunos casos, como el de la carne de res, cocinarla sin condimentarla incrementó los niveles de aluminio. Este resultado inesperado se atribuyó al alto contenido de grasa en la carne de res, la cual puede interactuar con los ácidos orgánicos en la carne para incrementar la cantidad de metal que se absorbe del papel aluminio.

El estudio también afirmó que el grosor del papel aluminio influye en la cantidad de metal que se libera. Aunque la investigación utilizó un producto con láminas delgadas, los análisis preliminares sugirieron que utilizar láminas más gruesas podría provocar que se filtre más aluminio en los alimentos.

Para comprender mejor el proceso de filtración del aluminio, los investigadores analizaron el papel aluminio con ayuda de un microscopio electrónico de barrido. Los resultados fueron sorprendentes: el papel aluminio que estuvo en contacto directo con los alimentos experimentó un deterioro significativo, ya que presentó agujeros de entre 100 y 150 micrómetros de diámetro.5 Mientras que el papel aluminio que se utilizó para cocinar alimentos condimentados presentó agujeros más grandes y en mayores cantidades.

Esta degradación visible de la superficie de la lámina es una evidencia clara de la filtración de aluminio en los alimentos. Incluso las partes del papel aluminio que no entraron en contacto directo con el alimento mostraron cierto deterioro, aunque en menor medida. Estos hallazgos microscópicos ilustran la forma en que el aluminio termina en los alimentos.

Cocinar con este producto incrementa hasta 40 veces la cantidad de aluminio

En otro estudio que analizó el impacto de cocinar los alimentos con papel aluminio, se encontraron niveles mucho mayores en varios alimentos, sobre todo en lo que se marinaron.6

Por ejemplo, la caballa marinada que se envolvió en papel de aluminio para hornearse, tenía niveles de aluminio de hasta 49.34 mg/kg, lo que representa una cantidad 40 veces mayor que las muestras de control. Mientras tanto, alimentos como el salmón y la pechuga de pato experimentaron niveles muy elevados de aluminio, incluso cuando no se marinaron. Los autores del estudio concluyeron que "consumir muchos alimentos que se preparan con papel aluminio representa una amenaza para la salud".7

Repito, el estudio descubrió que la cantidad de aluminio que termina en los alimentos depende de varios factores. La temperatura es la clave, ya que cocinar los alimentos a altas temperaturas incrementa bastante la liberación de este metal. En este estudio, los alimentos se hornearon a 220 °C (428 °F) durante 40 minutos, lo que produjo una liberación importante de aluminio.8

La acidez y el contenido de sal de los alimentos también influyen en este aspecto. Los alimentos marinados tuvieron mayores niveles de aluminio que los alimentos sin marinar. Por ejemplo, la pechuga de pato sin piel y marinada tuvo niveles de hasta 45.18 mg/kg cuando se cocinó en papel aluminio, mientras que el mismo alimento, pero sin marinar, solo experimentó un incremento del 0.61 mg/kg.9

Al parecer, la piel produce cierto efecto de protección, ya que la pechuga de pato con piel tuvo niveles menores de aluminio, lo que sugiere que puede actuar como una barrera. El tipo específico de papel aluminio también puede influir en la cantidad que se libera. El estudio analizó cinco marcas diferentes y encontró diferencias en sus tasas de liberación de aluminio, lo que demuestra que, cuando se trata de seguridad alimentaria, no todos los productos son iguales.

El aluminio se acumula en el cerebro

El aluminio se relaciona con varios problemas de salud graves, incluyendo el alzhéimer y autismo. Se considera una neurotoxina que se acumula en diversos tejidos, tales como los huesos, la glándula paratiroidea y el cerebro.

Por ejemplo, algunos estudios encontraron que las personas con alzhéimer tienen mayores concentraciones de aluminio en el cerebro, sobre todo en áreas como el hipocampo y los lóbulos temporales, que las personas sin esta enfermedad.10

Además, estudios a largo plazo descubrieron que beber agua con niveles elevados de aluminio (más de 0.1 mg/l) también se relacionó con una prevalencia dos o tres veces mayor de alzhéimer.11 Mientras que reducir la carga de aluminio, al beber agua mineral rica en silicio, mejoró la función cognitiva en algunos pacientes con alzhéimer. Al parecer, el silicio es un antagonista natural del aluminio, lo que significa que ayuda a reducir su absorción y acumulación.

Mientras tanto, las tasas de autismo han incrementado bastante desde finales de los años 90, y algunos investigadores afirman que entre el 75 % y el 80 % de este incremento se relaciona con factores ambientales, y no solo con los avances en los métodos de diagnóstico. Varios estudios encontraron mayores concentraciones de aluminio en muestras de cabello y orina de niños con autismo,12 una enfermedad en la que las personas suelen tener problemas para para metabolizar y excretar aluminio.

La relación entre el aluminio, la esclerosis múltiple y el párkinson

Los pacientes con esclerosis múltiple (EM) también suelen tener mayores niveles de aluminio en el tejido del cerebro que las personas sin esta enfermedad. De hecho, un estudio descubrió que los pacientes con EM tenían una excreción urinaria de aluminio comparable a la de las personas que se sometían a la terapia de quelación de metales, lo que sugiere que su cuerpo hace todo lo posible para eliminar el exceso de este metal.13

Beber agua mineral con silicio mejoró la excreción de aluminio en pacientes con EM, lo que redujo su acumulación.14 En el caso de la enfermedad de Parkinson (EP), exponerse al aluminio en el trabajo parece duplicar el riesgo. Por ejemplo, los mineros tuvieron un riesgo 30 % mayor de padecer párkinson.15

Además, el aluminio se acumula en la sustancia negra y los cuerpos de Lewy, lo que altera la producción de dopamina. También puede afectar a los genes que influyen en la EP. Por lo tanto, combinar la exposición al aluminio con otros metales o pesticidas parece empeorar el problema. Los niveles de aluminio también dicen mucho sobre el riesgo de EP.

Los efectos tóxicos del aluminio

Cuando se expone al aluminio a través de los alimentos, el agua u otras fuentes, este metal se acumula en varios órganos y tejidos, lo que provoca una serie de problemas de salud. En el cerebro, el aluminio interfiere con la expresión de los genes y la función de las enzimas, lo que incrementa el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Como si todo eso no fuera suficiente, también altera la función mitocondrial y provoca la muerte celular.16

En los huesos, el aluminio remplaza al calcio, lo que debilita los huesos e incrementa el riesgo de fracturas. También inhibe la enzima que activa la vitamina D, lo que empeora aún más la salud ósea. Mientras que tener niveles elevados de aluminio en la médula ósea interfiere con la síntesis de hemoglobina, lo que podría causar anemia. En el hígado, el aluminio altera el metabolismo del hierro y la función mitocondrial, lo que incrementa el riesgo de enfermedad del hígado graso y trastornos metabólicos.17

Al principio, los síntomas de toxicidad por aluminio suelen ser muy sutiles, pero empeoran con la exposición crónica. Algunos de los síntomas incluyen pérdida de memoria, confusión y problemas de coordinación o habla. En casos graves, puede causar convulsiones e incluso coma.

El aluminio también afecta el sistema musculoesquelético y provoca dolor en los huesos, fracturas y debilidad muscular. Es posible que los riñones no puedan filtrar de forma correcta el aluminio, lo que provoca disfunción renal e incrementa el riesgo de cálculos renales. También puede causar problemas respiratorios como asma, bronquitis crónica y fibrosis pulmonar, sobre todo en entornos laborales con alta exposición.18

También puede provocar cambios en sus células sanguíneas, lo que provoca anemia y lo hace más susceptible a las infecciones. Además, deteriora la función del hígado, lo que altera los niveles de enzimas e incrementa el riesgo de enfermedades hepáticas. Todos estos síntomas demuestran la importancia de identificar y tratar a tiempo la toxicidad del aluminio,19 y tomar medidas para reducir su exposición.

Estrategias para reducir la exposición al aluminio

Para protegerse del daño que causa el aluminio, comience por analizar su alimentación y estilo de vida. No utilice papel o utensilios de aluminio para cocinar y tampoco guarde sus alimentos en recipientes de aluminio, ya que esto puede provocar que este metal termine en sus alimentos. Mejor, opte por utensilios de cocina de acero inoxidable, vidrio o cerámica.

Aunque no recomiendo cocinar alimentos en papel aluminio, si lo hace, asegúrese de evitar los alimentos ácidos o salados, ya que incrementan la cantidad de aluminio que se libera. Reducir las temperaturas y los tiempos de cocción cuando se utiliza papel aluminio también podría ayudar a limitar la cantidad que se libera. Sin embargo, se vuelve aún más importante evitar el papel aluminio, si la comida que prepara es para niños pequeños. Los niños menores de 3 años se consideran un grupo de alto riesgo.20

También es importante evitar las bebidas y los alimentos procesados, ya que suelen contener aditivos de aluminio. Lea bien la etiqueta de sus productos de cuidado personal, sobre todo los desodorantes, y elija alternativas sin aluminio. Analice su agua para detectar aluminio, y si tienen niveles elevados, considere utilizar un filtro de ósmosis inversa.

Para reducir aún más su exposición, evite los antiácidos a base de aluminio y considere que el aluminio es el adyuvante de vacunas más común,21 lo que las hace otra fuente importante de exposición.

Informarse y tomar decisiones informadas sobre sus utensilios de cocina y métodos de preparación de alimentos, puede ayudarlo a tomar las medidas necesarias para proteger su salud y reducir la exposición innecesaria al aluminio. Recuerde que hacer pequeños cambios en sus hábitos puede tener un impacto profundo en su salud y bienestar a largo plazo.