📝HISTORIA EN BREVE

  • Mantener controlados los niveles de azúcar en la sangre, en personas con diabetes, está relacionado con un riesgo menor de demencia. Mantener los niveles de azúcar en la sangre dentro de los rangos deseados a lo largo del tiempo, medido por el tiempo en rango de HbA1c, es fundamental para la salud cerebral
  • La prediabetes acelera el envejecimiento del cerebro, y los hombres son los más afectados. Incluso sin diabetes, el nivel elevado de azúcar en la sangre afecta la salud cognitiva, lo que destaca la importancia de una intervención temprana a través de cambios en el estilo de vida
  • La diabetes aumenta el riesgo de demencia a través de diversos mecanismos, incluyendo el daño vascular, la inflamación y la resistencia a la insulina. Estos procesos podrían disminuir la función del cerebro y producir cambios estructurales a lo largo del tiempo
  • El eje intestino-cerebro influye en gran medida en la conexión entre la diabetes y la demencia. La disbiosis intestinal y la mayor permeabilidad intestinal provocan inflamación sistémica, lo que afecta la salud metabólica y cognitiva
  • Mantener la salud intestinal, al incrementar las bacterias beneficiosas intolerantes al oxígeno, es esencial para el bienestar general. Estas bacterias producen compuestos esenciales como el butirato, el cual apoya la integridad del intestino y podría disminuir el riesgo de alzhéimer

🩺Por el Dr. Mercola

La manera en la que controla sus niveles de azúcar en la sangre podría influir en gran medida en su riesgo de desarrollar demencia. Un estudio de 374 021 veteranos mayores con diabetes encontró una relación significativa entre el control del azúcar en la sangre a largo plazo y la salud cognitiva.1 Los investigadores encontraron que mantener niveles estables de azúcar en la sangre dentro de los rangos deseados tuvo una relación con un menor riesgo de alzhéimer y demencias relacionadas.

No solo se trata de evitar cambios extremos en sus niveles, sino de ser constante a lo largo del tiempo. El estudio utilizó una medida llamada tiempo en rango (TIR, por sus siglas en inglés) de hemoglobina A1c (HbA1c), la cual analiza la frecuencia con la que sus niveles de azúcar en la sangre se mantienen dentro del objetivo recomendado durante un período de tres años. Entre más alto sea su TIR de HbA1c, menor será su riesgo de padecer demencia.2 Los hallazgos se suman a un gran número de investigaciones que vinculan a la diabetes con el alzhéimer.

La diabetes afecta la salud cerebral

El estudio reveló que las personas con los TIR de HbA1c más bajos tuvieron un riesgo 19 % mayor de desarrollar demencia, en comparación con aquellos con el TIR más alto.3 Los participantes que mantuvieron un porcentaje de tiempo mayor (al menos 60 % o más) con niveles de A1c en su rango objetivo tuvieron un riesgo menor de padecer alzhéimer y demencias relacionadas. Por el contrario, los riesgos de demencia aumentaron cuando los niveles de A1c estuvieron por debajo del rango objetivo.

La medida del tiempo en rango de HbA1c evalúa el panorama general de su control de glucosa a lo largo de los años. Piense en ello como un informe que le permite saber con qué frecuencia alcanza sus objetivos. Este enfoque recalca que la estabilidad es esencial, ya que los cambios bruscos en los niveles de azúcar en la sangre, incluso si su promedio parece bueno, podrían afectar su cerebro.

Los investigadores encontraron que los pacientes con el TIR de HbA1c más alto (lo que significa que su nivel de azúcar en la sangre se mantuvo dentro del rango objetivo el 80 % del tiempo o más) tuvieron un riesgo menor de desarrollar demencia.

Esto sugiere que disminuir esos cambios bruscos en los niveles de azúcar en la sangre podría ayudar a proteger el sistema cognitivo. Aunque los dispositivos para monitorear la glucosa son cada vez más comunes, este estudio demuestra que incluso las pruebas estándar de HbA1c, cuando se analizan a lo largo del tiempo, brindan información importante sobre la estabilidad del azúcar en la sangre a largo plazo.

Prediabetes: una amenaza silenciosa para el cerebro

Muchas personas piensan que si no tienen diabetes están a salvo, pero una investigación que se publicó en la revista “Diabetes Care” demuestra que incluso la prediabetes favorece el envejecimiento prematuro del cerebro.4 El estudio encontró que los cerebros de las personas con prediabetes parecían medio año más viejos que su edad real. Aunque esto podría parecer poco, es una señal de advertencia importante.

Las estadísticas más recientes demuestran que el 38.0 % de los adultos en Estados Unidos tienen prediabetes, con base en sus niveles de glucosa en ayunas o A1C. Esta estadística proviene del Informe Nacional de Estadísticas de Diabetes de los CDC, que utilizó datos de 2017 a 2020. El informe también demuestra que 97.6 millones de adultos de 18 años o más tuvieron prediabetes en 2021.5 Sin embargo, las estadísticas reales son peores. Es probable que más del 99 % de la población tenga resistencia a la insulina, que es el precursor de la prediabetes.

Por fortuna, existe una herramienta poderosa para identificar la resistencia a la insulina: la prueba HOMA-IR. Esta prueba se desarrolló en 1985, y combina los niveles de glucosa e insulina en ayunas para brindarnos un panorama claro de qué tan bien responde su cuerpo a la insulina. Es una herramienta confiable y práctica para identificar la resistencia a la insulina y la prediabetes.

Esta prueba destaca por su accesibilidad y confiabilidad. A diferencia de los procedimientos invasivos y complejos, para esta prueba solo se necesita una muestra de sangre. Esto la hace cómoda para los pacientes y práctica para su uso en clínicas. La prueba también proporciona una medida clara de la resistencia a la insulina. Ayuda a las personas y médicos a detectar problemas metabólicos de forma temprana y a realizar un seguimiento de las mejoras a largo plazo. La fórmula HOMA-IR es la siguiente:

HOMA-IR = (glucosa en ayunas x insulina en ayunas) / 405, en donde

  • la glucosa en ayunas se mide en mg/dL
  • La insulina en ayunas se mide en μIU/mL (microunidades internacionales por mililitro)
  • 405 es una constante que normaliza los valores

Sin embargo, si utiliza mmol/l para la glucosa en lugar de mg/dl, la fórmula cambia un poco:

HOMA-IR = (glucosa en ayunas x insulina en ayunas) / 22.5, en donde

  • la glucosa en ayunas se mide en mmol/L
  • La insulina en ayunas se mide en μIU/mL
  • 22.5 es el factor normal para esta unidad de medida

Pero ¿qué se considera una puntuación saludable? Cualquier valor por debajo de 1.0. Por encima de ese valor, se considera resistencia a la insulina. Mientras más altos sean sus valores, mayor será su resistencia a la insulina. Por el contrario, cuanto menor sea su puntuación HOMA-IR, menor resistencia a la insulina tendrá, siempre y cuando no tenga diabetes tipo 1 que no produce insulina. La resistencia a la insulina suele aparecer mucho antes de que aparezcan signos evidentes de problemas, lo que altera el equilibrio del cuerpo y prepara el escenario para desarrollar enfermedades graves.

Por cierto, mi puntuación HOMA-IR es 0.2, que se considera muy baja. De hecho, la Dra. Cate Shanahan, que me presentó la prueba HOMA-IR, me dijo que es el nivel más bajo que ha visto. Esto se debe a que mi cuerpo se volvió muy bueno para quemar energía, todo gracias a que tiene una mayor disponibilidad de glucosa. Consumí más carbohidratos, y eso ayudó a darle más energía a mis células, lo que les ayudó a funcionar mejor y, en última instancia, mejoró mi salud metabólica.

Los hombres con diabetes se enfrentan a un envejecimiento acelerado del cerebro

Si es hombre y tiene diabetes u otros problemas de salud metabólica, su cerebro podría envejecer más rápido. El estudio reveló que el impacto de la diabetes en la edad del cerebro fue más marcado en los hombres.

Por ejemplo, los hombres con prediabetes tenían cerebros que parecían 0.75 años más viejos que su edad real, mientras que, para las mujeres, la diferencia era de 0.27 años.6 Esta diferencia se amplió aún más con la diabetes, donde los cerebros de los hombres envejecieron 2.63 años más rápido en comparación con los 1.76 años de las mujeres. Además, las personas con dos o más factores de riesgo cardiometabólico, como obesidad, presión arterial alta o niveles irregulares de colesterol, experimentaron efectos mayores en el envejecimiento del cerebro por la diabetes y prediabetes.

Los investigadores utilizaron técnicas avanzadas de imágenes cerebrales para calcular la "edad cerebral" y, además del volumen del cerebro, también consideraron factores como la integridad de la materia blanca, la conectividad funcional y cómo el cerebro responde a las tareas. Este enfoque integral brinda una comprensión más detallada sobre la salud del cerebro.

No se trata solo de prevenir el deterioro cognitivo o la demencia, sino de mantener una función óptima del cerebro a medida que envejece. El estudio también consideró factores genéticos relacionados con el riesgo de alzhéimer, y demostró que los efectos de la diabetes sobre el envejecimiento del cerebro persistieron incluso cuando se tomó en cuenta la predisposición genética.

La buena noticia es que la prediabetes se puede revertir. Al tomar medidas para mejorar su salud, ayudará a su cerebro a protegerse del envejecimiento prematuro. El estudio encontró que las personas con diabetes que llevaban un estilo de vida saludable (actividad física regular, no fumar y consumo moderado o nulo de alcohol) tenían cerebros que parecían solo 0.78 años mayores que su edad real.

Por el contrario, las personas con diabetes y un estilo de vida poco saludable tenían cerebros que envejecían 2.46 años más rápido, lo que supone una diferencia de 1.68 años.7 Esto sugiere que los hábitos saludables contrarrestan algunos de los efectos negativos de la diabetes en el cerebro. Incluso si no tiene diabetes, un estilo de vida saludable se relacionó con una edad cerebral más joven en todos los grupos.

Entonces, si tiene diabetes o prediabetes, no solo debe concentrarse en su nivel de azúcar en la sangre, también ponga atención a su estilo de vida. Cambios sencillos como mejorar su alimentación, salir a caminar todos los días y mantener un peso saludable ayudan a mantener un cerebro más joven y saludable.

El vínculo entre la diabetes y la demencia

Varios estudios descubrieron que las personas con diabetes tipo 2 tienen una probabilidad más alta de sufrir deterioro cognitivo y demencia, en comparación con las personas que no tienen diabetes. Un metaanálisis encontró que las personas con diabetes tuvieron un riesgo 73 % mayor para todos los tipos de demencia y un 56 % mayor de alzhéimer. 8

Los niveles elevados de azúcar en la sangre dañan los vasos sanguíneos y nervios en todo el cuerpo, incluyendo el cerebro. Esto podría disminuir el flujo sanguíneo y provocar cambios en la estructura del cerebro, lo que podría favorecer los problemas cognitivos. Los niveles elevados de azúcar en la sangre también podrían provocar estrés oxidativo e inflamación, así como formar productos finales de glicación avanzada (AGE, por sus siglas en inglés) que dañan los tejidos.9

La diabetes tipo 2 y el alzhéimer se caracterizan por una inflamación crónica de bajo grado en todo el cuerpo. Este estado inflamatorio constante podría dañar los tejidos, alterar los procesos celulares y favorecer la progresión de la enfermedad. En la diabetes, la inflamación tiene una relación cercana con la resistencia a la insulina y la disfunción metabólica.

De la misma manera, la neuroinflamación es un factor esencial de la patología de la enfermedad de alzhéimer. Los procesos inflamatorios en estas enfermedades comparten muchas vías y mediadores comunes, incluyendo citocinas proinflamatorias como la TNF-α, IL-6 e IL-1β.10 Estos procesos inflamatorios ayudan a explicar una forma en la que la diabetes aumenta el riesgo de demencia.

En el cerebro, esto podría contribuir a lesiones neuronales, menor plasticidad y mal funcionamiento de la barrera hematoencefálica. La resistencia a la insulina también parece influir en gran medida, ya que altera la señalización de insulina en el cerebro, que es esencial para la función cognitiva. Los efectos combinados de estos mecanismos podrían explicar por qué la diabetes aumenta el riesgo de demencia.

Comprender estas conexiones brinda información importante sobre cómo proteger la salud cerebral.

El eje intestino-cerebro: un factor oculto en la demencia

El eje intestino-cerebro es otro factor esencial en la conexión entre la diabetes y la demencia. Este sistema de comunicación bidireccional entre el intestino y cerebro influye en gran medida en el metabolismo y la salud cognitiva. Su microbioma intestinal, los billones de microorganismos que viven en sus intestinos, son mediadores esenciales en esta relación.

En la diabetes, a menudo, hay un estado de disbiosis intestinal, que es un desequilibrio en la comunidad de microbios. Esta disbiosis favorece una mayor permeabilidad intestinal, también conocida como “intestino permeable”, lo que permite que sustancias dañinas entren al torrente sanguíneo y provoquen una inflamación sistémica.

Asimismo, se han observado cambios en el microbioma intestinal en pacientes con alzhéimer. Estos cambios afectan la producción de neurotransmisores, las respuestas inmunitarias e incluso la integridad de la barrera hematoencefálica. Por interesante que parezca, algunas bacterias del intestino producen compuestos que imitan las proteínas amiloides, lo que podría agravar la patología del alzhéimer. 11

Por su parte, incrementar las bacterias beneficiosas intolerantes al oxígeno en el intestino, incluyendo especies importantes como la Akkermansia, refuerza las defensas del intestino y favorece el bienestar general. Estas bacterias beneficiosas fermentan las fibras alimenticias para producir ácidos grasos de cadena corta (AGCC), en particular, butirato.

En concreto, las bacterias que producen butirato, como la Eubacterium y Eisenbergiella, tuvieron relación con un menor riesgo de alzhéimer.12 El butirato nutre las células epiteliales del colon, lo que refuerza la barrera intestinal. Los AGCC también favorecen la producción de mucina y ayudan a proteger contra bacterias dañinas.

Las alimentaciones ricas en grasas poliinsaturadas (PUFA), incluyendo ácido linoleico, que se encuentran en los aceites de semillas, destruyen la salud intestinal, lo que genera múltiples efectos nocivos, desde diabetes tipo 2 hasta alzhéimer.

La endotoxemia afecta la integridad del intestino y la salud sistémica

El equilibrio del microbioma intestinal tiene efectos de gran alcance en la función metabólica y cognitiva, así como en la longevidad. Una menor cantidad de bacterias intolerantes al oxígeno provoca intestino permeable. Estos microorganismos son fundamentales para descomponer las fibras vegetales complejas y producir ácidos grasos que promueven la salud. Sin embargo, necesitan un entorno libre de oxígeno para prosperar, y esto requiere una gran cantidad de energía celular.

Diversos factores del estilo de vida, incluyendo el consumo de aceites de semillas procesados y la exposición a sustancias químicas disruptoras endocrinas y a los campos electromagnéticos (EMF), afectan la capacidad de las células para generar energía de manera efectiva. Este déficit de energía dificulta mantener el entorno libre de oxígeno necesario para que estas bacterias beneficiosas prosperen.

A medida que la barrera intestinal se debilita, permite que diversas sustancias dañinas atraviesen la pared intestinal y entren al torrente sanguíneo. Esto provoca una respuesta inflamatoria sistémica con efectos de gran alcance sobre la salud, ya que incluso puede afectar la función del cerebro. Otro factor preocupante es la proliferación de bacterias tolerantes al oxígeno, que no son apropiadas para el entorno del intestino.

Estos microorganismos producen una potente forma de endotoxina, conocida como lipopolisacárido (LPS). Cuando el LPS llega al torrente sanguíneo a través de una barrera intestinal comprometida, provoca una afección grave conocida como endotoxemia, la cual podría progresar a un shock séptico, que es un estado de inflamación sistémica que podría causar la muerte.

La gravedad de la endotoxemia radica en su capacidad para alterar la función de las mitocondrias. Las mitocondrias, que son las fuentes de energía de las células, son vulnerables a los efectos de las endotoxinas. Este daño a las mitocondrias tiene consecuencias graves para la salud general. Se cree que la inflamación crónica de bajo grado por estas toxinas que provienen del intestino son la causa de la disfunción metabólica.

Estos cambios en el metabolismo podrían desencadenar varias enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes tipo 2 y los trastornos neurodegenerativos como el alzhéimer. De hecho, los cambios en el microbioma intestinal y el síndrome del intestino permeable resultante se reconocen como factores fundamentales en una gran variedad de problemas de salud.

Para abordar estos problemas es necesario tomar un enfoque integral que se centre en mejorar la función de las mitocondrias y fomentar un ecosistema intestinal saludable. Al promover el crecimiento de bacterias beneficiosas y disminuir los efectos nocivos de las endotoxinas, puede abordar las causas fundamentales de la inflamación y disfunción metabólica.

Esta estrategia ofrece un enfoque más integral para prevenir y controlar las enfermedades crónicas, incluyendo la demencia y diabetes, en lugar de centrarse en eliminar agregados de proteínas en el cerebro.

A medida que avanzan las investigaciones en esta área, continúan desarrollándose las conexiones tan complejas entre la salud intestinal, inflamación sistémica, salud mitocondrial y función cognitiva, lo que destaca la importancia de mantener la integridad del intestino para el bienestar general y la longevidad. Adoptar un enfoque proactivo e integral que beneficie su salud metabólica y cerebral, podría disminuir de forma significativa su riesgo de deterioro cognitivo y demencia a medida que envejece.