📝HISTORIA EN BREVE

  • La vitamina B6 desempeña una función trascendental en la regulación del azúcar en sangre a través de las células beta "de primera respuesta" en el páncreas. Algunos casos de diabetes se relacionan con una deficiencia o disfunción de la vitamina B6
  • La deficiencia de vitamina D se asocia con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Mantener niveles adecuados de vitamina D podría mejorar el metabolismo de la glucosa y reducir el riesgo de diabetes
  • Las vitaminas B, especialmente la B6, B12 y folato, son importantes tanto para el control del azúcar en sangre como para la salud mental. Controlan los síntomas de la diabetes y reducen la ansiedad y la depresión
  • Los minerales como el zinc, el magnesio y el cromo son esenciales para regular la glucemia y el bienestar mental. Las deficiencias de estos minerales se relacionan con la progresión de la diabetes y los trastornos del estado de ánimo
  • La salud mitocondrial es crucial para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes. Reducir la exposición a toxinas como aceites de semillas, disruptores endocrinos y campos electromagnéticos (CEM) mejora la producción de energía celular y la salud general

🩺Por el Dr. Mercola

La capacidad del cuerpo para regular el azúcar en sangre depende de una danza compleja entre diferentes células del páncreas. Las investigaciones acaban de descubrir un nuevo y fascinante actor en este complejo proceso: las células beta, las "primeras en responder".1 Estas células especiales son las más rápidas en reaccionar cuando los niveles de glucosa aumentan, lo que desencadena una cascada de actividad en todo el páncreas.

Los científicos descubrieron que estos primeros intervinientes tienen una firma molecular única que los distingue de otras células beta.2 Resulta curioso que expresan niveles más elevados de una enzima llamada piridoxamina 5'-fosfato oxidasa (PNPO), que es crucial para producir vitamina B6.3

Es posible que haya oído hablar del piridoxal 5'-fosfato (PLP), que se diferencia de la piridoxamina 5'-fosfato oxidasa (PNPO). Ambos son vitales para el metabolismo de la vitamina B6 y cumplen funciones diferentes. La PNPO es una enzima que convierte otras formas de vitamina B6 en PLP, la vitamina B6 activa. La PLP actúa como coenzima en muchos procesos metabólicos, como el metabolismo de aminoácidos y la síntesis de neurotransmisores.

La deficiencia de la PNPO provoca epilepsia dependiente de vitamina B6, mientras que, la deficiencia del PLP causa diversos problemas neurológicos y metabólicos. Es común que el PLP se utilice como suplemento debido a su participación directa en el metabolismo, mientras que la PNPO no se suplementa. El PLP es sensible a la luz y necesita un almacenamiento cuidadoso, a diferencia de la enzima estable PNPO.

Dicho descubrimiento sugiere que la vitamina B6 podría desempeñar un papel más importante de lo que se creía antes en la secreción de insulina y el control del azúcar en sangre. Al comprender la importancia de estas células de primera respuesta y su dependencia de la vitamina B6, los investigadores están abriendo nuevas vías para la prevención y el tratamiento de la diabetes.

Vitamina B6: la clave para regular el azúcar en sangre

Los hallazgos del estudio resaltan la importancia crucial de la vitamina B6 para mantener niveles saludables de azúcar en sangre. Cuando los investigadores interfirieron en la producción o función de la vitamina B6, observaron un deterioro dramático en la capacidad del páncreas para responder a los niveles crecientes de glucosa.4

Este efecto no solo se observó en el pez cebra, sino también en el tejido pancreático del ratón, lo que sugiere que es probable que el mecanismo se conserve en todas las especies, incluso en los seres humanos. Las implicaciones de este descubrimiento son vastas. Se plantea la posibilidad de que algunos casos de diabetes o prediabetes puedan tener su origen en una deficiencia o disfunción relacionada con el metabolismo de la vitamina B6.

Esta nueva perspectiva podría propiciar tratamientos más específicos y efectivos para ciertas personas que tienen dificultades para controlar el azúcar en sangre. En lugar de centrarse solo en el metabolismo de la insulina o la glucosa, abordar el estado de la vitamina B6 podría restaurar la función pancreática normal en algunos pacientes.

Un entendimiento nuevo de la coordinación pancreática

El páncreas no libera insulina de una manera simple y uniforme. En cambio, se basa en una sofisticada jerarquía de comunicación celular. La investigación revela que las células de primera respuesta actúan como líderes, ya que coordinan las células beta circundantes. Esta organización permite una respuesta rápida y sincronizada a los niveles crecientes de azúcar en sangre.

El estudio utilizó técnicas de vanguardia, incluyendo la optogenética, para manipular células individuales dentro del páncreas de peces cebra vivos. Al activar o silenciar células específicas, los científicos pudieron observar cómo respondía todo el sistema. Fue impresionante cuando descubrieron que interferir con una sola célula de primera respuesta podía alterar toda la respuesta pancreática a la glucosa.5

Lo que demuestra lo cruciales que son estas células ricas en vitamina B6 para que funcione el páncreas. Comprender esta jerarquía celular proporciona nuevos conocimientos sobre cómo podría desarrollarse la diabetes, además de que ofrece posibles objetivos para tratamientos futuros. Si bien se necesitan más investigaciones, dichos hallazgos sugieren que garantizar un estado adecuado de vitamina B6 podría ser una estrategia importante para mantener niveles saludables de azúcar en sangre.

Para algunas personas, abordar una deficiencia de vitamina B6 podría incluso ser suficiente para restablecer la función pancreática normal y regular la glucosa. La vitamina B6 es abundante en alimentos de origen animal, como la carne orgánica de res de animales criados con pastura, así como en verduras de hoja verde oscuro, papaya, naranja, melón y plátano.6 La levadura nutricional es otra fuente.

Deficiencia de vitamina D: un factor de riesgo oculto para la diabetes tipo 2

Incluso la investigación esclarece que los niveles de vitamina D podrían tener una fascinante conexión con la diabetes tipo 2.7 En un estudio realizado en la India se examinó la relación entre la vitamina D y la hemoglobina glicosilada (HbA1c), un marcador clave del control del azúcar en sangre a largo plazo. Los hallazgos revelan que las personas con diabetes tipo 2 tienden a tener niveles de vitamina D mucho más bajos en comparación con aquellos que no padecen la enfermedad.8

Además, existe una relación inversa entre los niveles de vitamina D y HbA1c: a medida que aumenta la vitamina D, la HbA1c disminuye. Esto sugiere que mantener niveles adecuados de vitamina D podría ser esencial para controlar el azúcar en sangre y reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La exposición a la luz solar es una fuente principal de vitamina D, pero muchas personas tienen dificultades para mantener niveles suficientes, incluso en regiones tropicales.

Factores como el estilo de vida en espacios interiores, la pigmentación más oscura de la piel y las fuentes alimenticias limitadas contribuyen a la tan generalizada deficiencia de vitamina D, lo que lo convierte en un problema de salud mundial. La importancia de la vitamina D va más allá de la salud ósea.

Esta hormona esencial influye en muchas de las funciones corporales, como los procesos celulares, la actividad neuromuscular y la función inmunológica. La deficiencia de vitamina D se relaciona con una serie de problemas de salud, que van desde el raquitismo en los niños, hasta la osteoporosis, el cáncer9 y el autismo10 en adultos.

Si bien aún se están explorando los mecanismos exactos que vinculan a la vitamina D con el metabolismo de la glucosa, la evidencia emergente sugiere varias posibles vías. La vitamina D mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la inflamación, ambas cruciales para mantener niveles saludables de azúcar en sangre. 11

Conexión entre la vitamina D y la diabetes

Al mantener niveles óptimos de vitamina D, es posible que pueda mejorar cómo metaboliza la glucosa y así disminuir el riesgo de desarrollar esta enfermedad crónica. Las investigaciones también han demostrado que la deficiencia de vitamina D afecta la sensibilidad a la insulina e influye justo en la secreción de insulina de las células β pancreáticas.12 Se ha descubierto que la suplementación con vitamina D mejora la glucosa en sangre en ayunas, los niveles de insulina y la resistencia a la insulina en pacientes diabéticos.13

Además de modular la inflamación y el estrés oxidativo, la vitamina D es un factor clave, tanto en la diabetes como en la salud mental de los diabéticos. Cuando se padece de diabetes, la vitamina D ayuda a reducir la inflamación sistémica, ya que obstaculiza la transcripción nuclear y disminuye la producción de citocinas. Este efecto antiinflamatorio es crucial, ya que la inflamación es un factor importante en la resistencia a la insulina y la disfunción de las células β.14

Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos mentales como depresión y ansiedad, así como deterioro cognitivo.15 La capacidad de la vitamina D para regular de manera descendente los eventos relacionados con el estrés oxidativo e influir en los mecanismos de defensa antioxidante es muy beneficiosa.

Los estudios revelaron un módulo de red formada por genes y nutracéuticos entre la resistencia a la insulina y la depresión, lo que sugiere que abordar la deficiencia de vitamina D podría prevenir ambas afecciones.16 El monitoreo regular de los niveles de vitamina D y la exposición adecuada al sol, junto con la suplementación si es necesario, pueden ser beneficiosos para las personas en riesgo de, o que ya enfrentan, problemas de diabetes y salud mental.

La prevalencia mundial de deficiencia de vitamina D (menos de 20 ng/mL) y la insuficiencia (de 20 a menos de 30 ng/mL) es del 40 al 100 %, 17 pues mucha gente carece de esta vitamina. A nivel mundial, el 76.6 % de los adultos tienen niveles de vitamina D inferiores a 30 ng/mL (75 nmol/l).18

Además, se ha demostrado que 20 ng/mL son insuficientes para mantener una buena salud y prevenir enfermedades, lo que significa que el índice real de personas con niveles bajos de vitamina D es aún mayor. La única manera de determinar cuánta exposición a los rayos del sol es suficiente o cuánta vitamina D3 necesita tomar, es midiendo su nivel de vitamina D dos veces al año.

Una vez que haya confirmado sus niveles de vitamina D mediante análisis de sangre, es importante ajustar su exposición al sol y su suplementación de vitamina D3. Después de tres o cuatro meses recuerde volver a realizar la prueba, para asegurarse de haber alcanzado el nivel deseado.

El nivel óptimo para la salud y la prevención de enfermedades está entre 60 y 80 ng/mL (150 nmol/L a 200 nmol/L), mientras que el límite de suficiencia parece estar alrededor de 40 ng/mL. En Europa, las medidas que se buscan son 150 a 200 nmol/L y 100 nmol/L respectivamente.

El poder de las vitaminas B: más que sólo el control del azúcar en sangre

Si bien la vitamina B6 ocupa un lugar central en el control de la diabetes, todo su complejo desempeña un papel importante, tanto en el control del azúcar en sangre como en la salud mental. Estudios recientes demostraron que las vitaminas B, especialmente la B6, la B12 y el folato, son esenciales para el funcionamiento óptimo del cerebro y la producción de neurotransmisores, como la dopamina y el GABA. 19

La deficiencia de estos micronutrientes se ha relacionado con trastornos neurológicos, incluyendo la ansiedad y la depresión,20 mientras que tomar dosis altas de suplementos de vitamina B6 minimiza los síntomas de ansiedad, estrés y depresión. Por medio de un estudio se informó que los adultos que tomaron suplementos de 25 miligramos (mg) de vitamina B6 dos veces al día durante seis meses experimentaron un mejor bienestar mental. 21

Además, se ha descubierto que la vitamina B6 reduce de manera eficaz los niveles de glucosa en sangre en la diabetes gestacional, así como los niveles de glucosa posprandial después de consumir carbohidratos, al inhibir la actividad de la enzima α-glucosidasa del intestino delgado.22 Por otra parte, la suplementación con complejo de vitamina B demostró la capacidad de mejorar el control glucémico y la función renal en pacientes diabéticos al mitigar los niveles de homocisteína.23

El equilibrio entre los minerales: zinc, magnesio y cromo

Los minerales son esenciales para mantener equilibrada el azúcar en sangre y la salud mental. Por ejemplo, el zinc es crucial para regular la glucemia y la función inmune. Los estudios han demostrado que la suplementación con zinc mejora las concentraciones de glucosa en ayunas y protege contra el daño oxidativo en la diabetes.24 Además, la deficiencia de zinc se ha relacionado con la depresión y la ansiedad, ya que las neuronas que contienen zinc se encuentran en regiones del cerebro que afectan el estado de ánimo y la capacidad cognitiva.25

El magnesio es otro mineral esencial que interviene en más de 300 reacciones enzimáticas, incluyendo aquellas relacionadas con el metabolismo de la glucosa. La hipomagnesemia, o niveles bajos de magnesio, se asocia mucho con la diabetes tipo 2 y conduce a una progresión más rápida de la enfermedad. Mientras tanto, se ha demostrado que la suplementación con magnesio mejora la sensibilidad a la insulina en pacientes con diabetes y mejora los síntomas de depresión y ansiedad.26

Aunque es menos estudiado, también el cromo ha demostrado ser prometedor, tanto en el control de la diabetes como en la salud mental. Los niveles bajos de cromo se asocian con un mayor riesgo de diabetes y una mayor inflamación.27

Se ha descubierto que la suplementación con cromo mejora el control de la glucemia, al igual que reduce los antojos de carbohidratos y los cambios de humor en personas con síntomas depresivos.28 Al garantizar un consumo adecuado de estos oligoelementos en la alimentación o de suplementos específicos, es posible que pueda favorecer tanto el control del azúcar en sangre como el bienestar mental.

La salud mitocondrial es una clave olvidada para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes

El aumento de enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes, podría relacionarse con algo más que deficiencias de nutrientes, como la vitamina B6 y la vitamina D. Estas tres principales toxinas mitocondriales: el ácido linoleico en aceites de semillas, las sustancias químicas disruptoras endocrinas (EDC, por sus siglas en inglés) en plásticos y otros productos de consumo y los campos electromagnéticos (CEM), desempeñan un papel significativo en la afectación de la producción de energía celular..

Dichas toxinas crean un ambiente en el intestino que favorece a las bacterias productoras de endotoxinas, lo que es posible que contribuya a una amplia gama de enfermedades, incluyendo las enfermedades cardíacas, el cáncer y la obesidad. La clave para abordar estos problemas radica en restablecer la producción de energía saludable a nivel celular, lo que, a su vez, ayuda a mantener el equilibrio adecuado de la microbiota intestinal.

Contrario a la creencia popular, la glucosa es en realidad un combustible superior para el cuerpo en comparación con la grasa alimenticia. Si bien el azúcar refinada en grandes cantidades no es saludable, es menos dañina que las grasas poliinsaturadas (PUFA, por sus siglas en inglés) que se encuentran en los aceites de semillas. Eliminar estos aceites, que son abundantes en los alimentos ultraprocesados, es crucial para una salud óptima.

El consumo excesivo de grasas hace que el cuerpo favorezca el metabolismo de las grasas sobre el de la glucosa, lo que resulta en una producción de energía subóptima. Esto es importante porque cada proceso corporal depende de la disponibilidad adecuada de energía. Al centrarse en aumentar la producción de energía mitocondrial, muchos problemas de salud pueden abordarse de forma natural.

Las toxinas industriales, como las grasas omega-6 de los aceites vegetales y de semillas, los plásticos con aditivos similares al estrógeno y los CEM, afectan mucho a la producción de energía mitocondrial. Abordar estos factores, junto con las deficiencias de nutrientes, como la vitamina B6, la vitamina D y los minerales traza, puede ser fundamental para prevenir y controlar enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes.

¿Está cansado de adivinar sobre su estado de salud? Su camino hacia la claridad comienza con HOMA-IR

¿Tiene resistencia a la insulina? El test HOMA-IR es una herramienta poderosa para determinar esto. El test HOMA-IR se desarrolló en 1985 y combina los niveles de glucosa e insulina en ayunas para brindarnos un panorama claro de qué tan bien responde su cuerpo a la insulina. Es confiable y práctico para la resistencia a la insulina y la prediabetes.

Esta prueba es muy distinguida por su accesibilidad y confiabilidad. A diferencia de los procedimientos invasivos y complejos, para esta prueba solo se necesita una muestra de sangre. Esto lo hace cómodo para los pacientes y práctico para su uso en clínicas. La prueba también proporciona una medida clara de la resistencia a la insulina. Ayuda a las personas y a los médicos a detectar problemas metabólicos de forma temprana y a realizar un seguimiento de las mejoras a largo plazo. La fórmula HOMA-IR es la siguiente:

HOMA-IR = (glucosa en ayunas x insulina en ayunas) / 405, en donde

  • la glucosa en ayunas se mide en mg/dL.
  • La insulina en ayunas se mide en μIU/mL (microunidades internacionales por mililitro)
  • 405 es una constante que normaliza los valores

Si utiliza mmol/L para la glucosa en lugar de mg/dL, la fórmula cambia un poco:

HOMA-IR = (glucosa en ayunas x insulina en ayunas) / 22.5, en donde

  • la glucosa en ayunas se mide en mmol/L.
  • La insulina en ayunas se mide en μIU/mL y
  • 22.5 es el factor normal para esta unidad de medida.

Entonces, ¿cuál es la puntuación HOMA-IR saludable? Cualquier valor por debajo de 1.0. Si está por encima de ese valor, se considera que tiene resistencia a la insulina. Cuanto más altos sean sus valores, mayor será su resistencia a la insulina. Por el contrario, cuanto menor sea su puntuación HOMA-IR, menor resistencia a la insulina tendrá, suponiendo que no sea un diabético tipo 1 que no produce insulina. La resistencia a la insulina suele aparecer mucho antes de que aparezcan signos evidentes de problemas, lo que altera en silencio el equilibrio del cuerpo y prepara el terreno para enfermedades graves posteriores.

Por cierto, mi puntuación HOMA-IR es 0.2, lo cual es muy bajo. De hecho, es el nivel más bajo que ha visto la Dra. Cate Shanahan, quien me presentó al HOMA-IR. La razón para esto es que mi cuerpo se volvió más eficiente quemando energía, debido a la mayor disponibilidad de glucosa. Consumí carbohidratos adicionales, lo que le dio energía a mis células. Eso les ayudó a funcionar mejor, lo que, en última instancia, mejoró mi salud metabólica.