📝Historia en breve

  • Si bien estudios previos confirman que trabajar como azafata incrementa el riesgo de cáncer de mama y melanoma, una investigación acaba de ampliar esa lista, ya que relacionó esta profesión con un mayor riesgo de cáncer de útero, cuello uterino, gastrointestinales, tiroides y no melanoma
  • A diferencia de la población general, las mujeres que trabajan como auxiliares de vuelo tienen una tasa hasta 1.5 veces mayor de cáncer de mama, más del doble de melanoma y hasta cuatro veces más de cáncer de piel no melanoma
  • Las tasas de cáncer de mama también son mayores entre mujeres que trabajan como azafata y tienen varios hijos, un dato muy sorprendente, ya que el parto y la lactancia materna suelen reducir el riesgo de esta enfermedad
  • Algunas de las explicaciones sobre el mayor riesgo de cáncer entre las personas que trabajan como azafata incluyen factores como alteraciones del ritmo circadiano debido a horarios de trabajo irregulares, exposición a sustancias carcinógenas como pesticidas, retardantes de llama y combustible para aviones, y exposición a niveles elevados de radiación ionizante cósmica
  • Aquí le diré qué suplemento puede tomar para reducir el daño que causa la exposición a la radiación gamma que se produce al viajar en avión

🩺Por el Dr. Mercola

Aunque muchas profesiones representan ciertos riesgos para la salud, algunas se relacionan con un mayor riesgo de cáncer en particular. Por ejemplo, las mujeres de entre 40 y 50 años que trabajan como bombero tienen un riesgo seis veces mayor de cáncer de mama que el promedio nacional, esto debido a que se exponen a niveles elevados de dioxinas y furanos que se liberan cuando se queman los retardantes de llama.

Trabajar por turnos también incrementa el riesgo de cáncer debido a que altera los ritmos circadianos y reduce la producción de melatonina. De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, que es una dependencia de la Organización Mundial de la Salud, clasificó el trabajo por turnos como un probable carcinógeno humano en 2007.1 Otro grupo de alto riesgo son las azafatas, que tienen mayores tasas de cáncer que la población general, y eso incluye todos los tipos de cáncer que se analizaron.

Trabajar como azafata se relaciona con un mayor riesgo de cáncer

Si bien estudios previos confirman que trabajar como azafata incrementa el riesgo de cáncer de mama y melanoma, una investigación2,3 que se publicó en Environmental Health acaba de ampliar esa lista, ya que relacionó esta profesión con un mayor riesgo de cáncer de útero, cuello uterino, gastrointestinales, tiroides y no melanoma.

A diferencia de la población general, las mujeres que trabajan como auxiliares de vuelo tienen una tasa hasta 1.5 veces mayor de cáncer de mama, más del doble de melanoma y hasta cuatro veces más de cáncer de piel no melanoma. De manera curiosa, sólo los hombres de la tripulación que se expusieron al humo de segunda mano tenían tasas elevadas de estos tipos de cáncer. Según los autores:

"en el caso de las mujeres, encontramos que cada periodo de cinco años en este trabajo se relacionó con un incremento en el riesgo de cáncer de piel no melanoma, mientras que en hombres, se encontró una relación limítrofe con el cáncer de piel melanoma y no melanoma. Pero, la permanencia laboral en general, no se relacionó con el cáncer de mama, tiroides o melanoma entre las mujeres.
Estos resultados coinciden con los hallazgos de estudios previos sobre la incidencia y la mortalidad por cáncer entre las personas que trabajan como azafata, encontramos una mayor prevalencia de cáncer de mama, melanoma y no melanoma (que incluyen carcinomas de células basales y células escamosas) entre las personas con esta profesión.
"Estos resultados son sorprendente dadas las bajas tasas de sobrepeso y tabaquismo entre las personas que participaron en nuestro estudio, que consideramos buenos indicadores de salud y hábitos saludables, además de ser factores de riesgo independientes para algunos tipos de cáncer".

Las tasas de cáncer de mama también son mayores entre mujeres que trabajan como azafata y tienen varios hijos, un dato muy sorprendente, ya que el parto y la lactancia materna suelen reducir el riesgo de esta enfermedad. Según el Instituto Nacional del Cáncer, una mujer que dio a luz a cinco o más hijos tiene la mitad del riesgo de cáncer que una mujer sin hijos. 4

Factores de riesgo de viajar en avión

¿Por qué este incremento en el riesgo de cáncer entre las personas que trabajan dentro de un avión? Al igual que los trabajadores por turnos, los auxiliares de vuelo suelen trabajar en horarios irregulares, lo que altera su ritmo circadiano, que es un factor de riesgo del cáncer.5 Otras posibles explicaciones incluyen la exposición a carcinógenos como pesticidas, retardantes de llama y combustible para aviones, así como la exposición a niveles elevados de radiación ionizante cósmica,6 que son factores de riesgo del cáncer.

En términos generales, las tripulaciones europeas se exponen menos a la radiación ionizante, ya que en aquel continente controlan mejor la exposición a la radiación ionizante y existen leyes que limitan las dosis. En Estados Unidos, no existen tales límites de dosis para las tripulaciones de vuelo. El objetivo de este estudio fue reunir evidencia que, con suerte, pueda utilizarse para crear normas para proteger a las personas que trabajan con aviones.

También vale la pena señalar que, aunque hay pocos estudios sobre el riesgo de las personas que viajan de forma frecuente en avión, hay motivos para sospechar que su riesgo de cáncer sería similar al de las azafatas, aunque por más que viaje en avión es difícil igual el nivel de exposición de la tripulación.

El peligro de la radiación cósmica

Según los autores, los resultados sugieren que la exposición ambiental, que incluye la radiación ionizante, la alteración del ritmo circadiano, la exposición previa al humo de segunda mano durante los vuelos (para las personas que trabajaron en la época en la que se podía fumar en los vuelos) y una variedad de agentes químicos con potencial cancerígeno, incrementa el riesgo de cáncer de las tripulaciones de vuelo, pero de todos estos factores, la radiación ionizante podría considerarse la mayor amenaza. Los investigadores hablaron de la radiación cósmica, y dijeron que:

"la radiación ionizante es un factor causal del cáncer de piel no melanoma y el cáncer de mama, mientras que los estudios sobre el melanoma y la radiación ionizante son más contradictorios.
Es importante mencionar que, de todas las profesiones, la tripulación de cabina de un avión es la que más se expone a la radiación ionizante (por ejemplo, 3.07 mSv, mientras que los trabajadores del Departamento de Energía de Estados Unidos se exponen a 0.59 mSv). Por lo que, es fácil exceder el nivel de exposición que establecen las normas de la NCRP o Comisión Internacional de Protección Radiológica.
Aunque analizamos la permanencia en el trabajo antes de los 45 o 40 años con respecto a la prevalencia del cáncer, en parte para aislar los posibles efectos de la exposición a la radiación ionizante a edades más tempranas, estas restricciones no influyeron mucho en nuestros resultados.
Esto puede deberse a que la exposición a la radiación ionizante también incrementa el riesgo de cáncer en edades más avanzadas, pero es difícil establecer con precisión los años de exposición relevantes en nuestra población de estudio, ya que tiene una permanencia media de 19 años en este empleo, y no existe registro de la fecha de diagnóstico de cáncer.
Una posible excepción es el cáncer de mama, ya que, en este caso, el vínculo fue más fuerte al momento de evaluar la permanencia en ese trabajo antes de los 45 años en lugar de la permanencia durante toda la vida. Aunque estos resultados no son precisos y deben replicarse en un estudio que calcule de forma directa la exposición a la radiación ionizante cósmica (en lugar de utilizar la permanencia laboral como indicador), podrían sugerir que las exposiciones que se producen durante los vuelos influyen más en el riesgo de cáncer de mama cuando ocurren a edades más tempranas".

Mi trabajo de investigación más reciente

Estoy en proceso de escribir tres libros, ya que hace unos tres meses me embarqué en una búsqueda exhaustiva para poder dar una explicación coherente sobre la forma en que los campos electromagnéticos dañan la biología. Y, creo que lo logré, ya que ahora puedo explicar mejor la forma en que la exposición a la radiación ionizante y no ionizante, que se produce al viajar en avión, dañan el ADN y, lo mejor de todo es que encontré una estrategia efectiva para contrarrestar el daño biológico.

Después de leer una gran cantidad de estudios científicos, escribí un artículo de 50 páginas con más de 200 referencias. Los Dres. Martin Pall, Thomas Seyfried y Richard Veech, junto con algunos otros expertos en biología molecular, revisaron mi artículo y me hicieron comentarios muy positivos. Aún queda mucho trabajo por hacer, pero espero publicarlo a finales de este año.

Cuando me encontré con este estudio que documenta los efectos de viajar en avión, pensé que debía compartirles algunos de los aspectos destacados de mi artículo. El daño del que habla este estudio es en gran parte el resultado de las partículas subatómicas del sol y del espacio profundo que entran en contacto con la atmósfera de la Tierra.

Cuando vuela a 30 000 pies de altura, las reacciones entre esas partículas y la atmósfera producen partículas secundarias, que entran a los aviones y penetran la piel de las personas, y si no toma las medidas para protegerse, esta exposición dañará su ADN.

Los mecanismos de daño de la radiación ionizante

Los aviones comerciales vuelan a 35 000 pies de altura, eso provoca que las personas se expongan, no solo a radiación ionizante, sino también a rayos X. Las tomografías computarizadas son la principal fuente de exposición a este tipo de radiación, y por esa razón, si es posible, le recomiendo que las evite por completo. Puede sustituirlas con resonancias magnéticas que no dañan el ADN como lo hacen las tomografías computarizadas. Por lo tanto, el protocolo del que le hablaré en la siguiente sección, puede implementarse si viajará en avión o si se expondrá a rayos X a través de cualquier otra fuente.

Sin duda la exposición a las frecuencias de alta energía de la radiación ionizante romperá las cadenas simples y dobles en su ADN. Pero ¿es posible reparar este daño? Por suerte, nuestro cuerpo cuenta con sistemas de reparación que pueden ayudar a reparar el daño. Todo con ayuda de un grupo de 18 enzimas que se llaman poli ADP ribosa polimerasas (PARP) y funcionan como sensores de daño del ADN. Las PARP reparan las rupturas simples y dobles del ADN. 7

Se unen al ADN dañado y forman ramas largas de polímeros de ADP-ribosa que pueden alcanzar hasta 200 unidades en proteínas objetivo, como las histonas y las mismas PARP.  8 Pero, este proceso de reparación agota el NAD+ de las células y, en última instancia, cuando las PARP se sobreactivan, pueden causar una necrosis por colapso bioenergético. Cuando estudié medicina, no se sabía nada sobre las PARP. Fue hasta 1963 que comenzó a hablarse de estas enzimas.9

Cuando su ADN se daña, se activan las PARP y comienzan a reparar el daño. Pero, cada vez que esto sucede, las mitocondrias dejan de funcionar de forma óptima y reducen su consumo de oxígeno, y no solo eso, sino que también se produce una reducción en los niveles de NAD+ dentro de las células.

Estos efectos ralentizan la glucólisis, el transporte de electrones y la formación de ATP, lo que deteriora la función de las células e incluso puede causar su muerte, además se produce una regulación ascendente de varias vías proinflamatorias y, en el peor de los casos, un daño irreversible y muerte celular necrótica.

Si aún no lo sabe, el NAD+ es uno de los cofactores metabólicos más importantes de las células eucariotas, ya que ayuda a regular el metabolismo celular y la homeostasis energética a través del equilibrio redox. En su forma reducida (NADH), dona sus electrones en la cadena de transporte mitocondrial, lo ayuda a producir ATP. 10

El punto importante aquí es que el NAD+ es el combustible principal de las PARP. Al parecer, si tiene niveles óptimos de NAD+, podrá limitar bastante el daño que causa la radiación ionizante, ya que las PARP tendrán el combustible que necesitan para reparar el daño.

Estrategias para disminuir su exposición a la radiación gamma durante un vuelo

Hay tres estrategias que puede implementar. La primera es optimizar sus niveles de NAD+, la segunda es optimizar sus niveles de cetonas y la tercera sería activar la vía antioxidante Nrf2.

• NAD+: existen cuatro precursores alimentarios de NAD: niacina, nicotinamida, ribósido de nicotinamida (NR) y mononucleótido de nicotinamida (NMN). También se puede utilizar NAD+ por vía intravenosa, pero por obvias razones, eso no es posible mientras vuela, aunque en realidad no creo que sea la mejor opción.

La forma más fácil y económica es tomar 50 mg de niacinamida en polvo tres veces al día. Dado que es muy difícil pesarla, le recomiendo que compre un juego de cucharaditas de acero inoxidable y mezcle una cucharadita de 1/64 de con agua.

• Cetonas: son otra gran estrategia para reducir el daño oxidativo que causa la radiación ionizante. A diferencia de los antioxidantes como la vitamina E, C y el glutatión, que son moléculas con carga elevada que no pueden penetrar con facilidad las membranas celulares, las cetonas se transportan muy fácil a la célula a través de un transportador de monocarboxilato y, una vez dentro, comienzan a producir sus efectos beneficiosos,

tales como incrementar los niveles de NADPH, que es la forma principal en que se recargan los antioxidantes. El NADPH suministra los electrones para recargar las vitaminas C, E y el glutatión. Pero, esto se pone aún mejor, ya que las cetonas inhiben la histona desacetilasa (HDAC) y activan FOXO3a, lo que hace que el cuerpo produzca antioxidantes dentro de las células que se recargan cada vez que incrementan los niveles de NADPH.

Existen suplementos como ésteres y sales de cetonas que pueden ayudar a incrementar los niveles desde 0.5 hasta 8 mmol. Los ésteres son mucho más efectivos, pero también son mucho más costosos. Los isómeros D podrían considerarse muy superiores a las versiones racémicas. El problema es que son caros: cuestan 1 dólar el gramo y suelen requerirse entre 15 y 25 gramos. Un ejemplo, es el producto KetonAid.

Hablaré a mayor detalle sobre este tema en otros artículos, ya que este es un campo nuevo y cada vez hay más suplementos innovadores en el mercado. De hecho, la NASA tiene análisis en curso sobre el uso de cetonas para disminuir el daño oxidativo en el espacio.

• Activación de Nrf2: es la vía antioxidante maestra que regula la expresión de proteínas antioxidantes que lo protegen del daño oxidativo que se produce a causa de las lesiones y la inflamación. Es muy similar al FOXO3a. Comer vegetales crucíferos como brotes de brócoli, que contienen niveles elevados de sulforafano, puede ayudar a activar esta vía.

El hidrógeno molecular es otra forma muy sencilla de hacerlo. En lo personal, prefiero las tabletas de nanoburbujas de dosis alta (9 mg/litro) que puede tomar varias horas antes de su vuelo, ya que se requiere tiempo para maximizar su expresión antioxidante. El CBD también es muy bueno para activar la vía Nrf2, y al igual que el hidrógeno molecular, debe tomarlo varias horas antes para alcanzar su máximo potencial.

• Ejercicio: todos sabemos que el ejercicio es uno de los pilares de una buena salud, pero ¿por qué es bueno para reparar el daño al ADN que causa la radiación ionizante? En términos muy simples, se sabe que el ejercicio estimula el factor de transcripción PGC-1 alfa, que es el estímulo más poderoso para la biogénesis mitocondrial, y todos conocemos la importancia de las mitocondrias en la salud.

Pero, la PGC 1-alfa también activa FOXO3 y Nrf2 que hacen que el cuerpo produzca más glutatión, superóxido dismutasa y catalasa, lo que reducirá de forma radical el daño oxidativo que causa la radiación ionizante.

Otras estrategias simples para reducir su riesgo de cáncer

Si bien implementar las estrategias que mencioné en la sección anterior puede ayudar a proteger a todas las personas que trabajan en aviones y aquellos que viajan de forma frecuente, hay otras estrategias de estilo de vida que pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer de la población en general. Si pasa mucho tiempo en el aire, lo mejor es que implemente varias estrategias para protegerse, incluyendo las siguientes:

Optimizar su alimentación y programar sus horas de comida: para controlar sus niveles de insulina es muy importante limitar tanto como sea posible su consumo de alimentos procesados y azúcares, sobre todo en forma de fructosa. Esta es una de las estrategias más poderosas para reducir su riesgo de cáncer. Al evitar los alimentos procesados, también minimizará su exposición a pesticidas, herbicidas, ingredientes transgénicos y alimentos que provienen de granjas industriales. Lo ideal es que, siempre que sea posible, compre alimentos enteros que se cultiven de forma local con prácticas orgánicas o biodinámicas.

Una vez que se acostumbre a comer alimentos enteros, considere implementar una dieta cetogénica cíclica y luego realizar ayunos y comidas intermitentes. Para más detalles, lea mi libro: "Contra el Cáncer". (Una dieta cetogénica cíclica junto con el ayuno intermitente son dos de los mejores complementos del tratamiento contra el cáncer).

Además, este enfoque incrementará sus niveles de cetonas, de las que ya hablé en la sección anterior. Por último, hierva, escalfe o cocine al vapor sus alimentos en vez de freírlos o asarlos al carbón, para evitar que se produzca acrilamida, que es un agente carcinógeno conocido. Por esta misma razón, es muy importante que evite todas las carnes procesadas.

Optimizar los niveles de vitamina D y omega-3: debe asegurarse de optimizar sus niveles de vitamina D y omega-3. En 2012, se publicó un estudio11 que incluyó datos de 67 000 mujeres que se recopilaron durante más de una década, que demostró que las mujeres con niveles elevados de vitamina D tenían un riesgo mucho menor de cáncer de mama. Para optimizar su salud y reducir su riesgo de enfermedades, trate de alcanzar un nivel de vitamina D entre 60 y 80 ng/ml y un índice de omega-3 de al menos el 8 %.

Hacer ejercicio: una de las razones principales por las que el ejercicio es tan beneficioso es que reduce los niveles de insulina. Pero, también es importante que se mantenga en movimiento a lo largo del día. Se sabe que pasar menos tiempo sentado, puede tener un impacto muy poderoso en la salud.

Minimizar su exposición a los campos electromagnéticos (EMF): esto incluye tanto las tecnologías inalámbricas como el cableado doméstico. Para obtener más información, consulte mi artículo: "The Harmful Effects of Electromagnetic Fields Explained".

Controlar los factores emocionales: implemente una estrategia que lo ayude a corregir de forma permanente el cortocircuito neurológico que puede activar los genes del cáncer. Mi favorita es la Técnica de Libertad Emocional.

Optimizar su sueño: trate de obtener de siete a nueve horas de sueño de alta calidad todas las noches. Los investigadores reconocieron que el jet lag podría ser un problema y creo que tienen razón, ya que el NAD+ está bajo un estricto control cronobiológico, y alterar el ritmo circadiano reduce los niveles de NAD+.

Desintoxicar su casa y su cuerpo: reduzca su exposición a toxinas ambientales como pesticidas, limpiadores químicos para el hogar, aromatizantes sintéticos y contaminación del aire. Para desintoxicar su cuerpo, una de las formas más sencillas y quizás más seguras es una sauna infrarroja que emita pocos campos electromagnéticos que utilice luz infrarroja cercana, ya que su piel es uno de sus órganos de eliminación más importantes.

Amamantar después del parto: se recomienda que lo haga hasta los seis meses. Las investigaciones demuestran que esto también ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama.

 Tipos de análisis de sangre que ayudan a determinar su riesgo de cáncer

Si bien llevar una alimentación y un estilo de vida saludables es algo que todos deberían hacer, hay una serie de análisis de sangre estándar que pueden ayudarlo a conocer su riesgo de cáncer, y eso lo ayudará a determinar si necesita implementar estrategias de estilo de vida más radicales. La Dra. Leigh Erin Connealy, a quien entrevisté sobre este tema, habla a mayor detalle sobre este tema en su libro: "The Cancer Revolution: A Groundbreaking Program to Reverse and Prevent Cancer". Pero, esta es una lista de algunos de los análisis de sangre más valiosos:

• Prueba de proteína C reactiva (PCR) de alta sensibilidad, que es un indicador no específico de inflamación. Lo ideal es que su proteína C reactiva esté por debajo de 1.

• Prueba de hemoglobina A1C, que refleja sus niveles de azúcar durante los últimos 90 días. Este análisis es importante porque tener niveles elevados de azúcar crea un entorno en el que proliferan las células de cáncer.

• Un análisis de perfil de cáncer (sangre y orina en ayunas) de American Metabolic Laboratories, que verifica los niveles de:

Gonadotropina coriónica humana cuantitativa (hCG)

Fosfohexosa isomerasa (PHI), la enzima de la hipoxia o bajo nivel de oxígeno, que permite que el cáncer prospere

Sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA), una hormona del estrés

Hormonas tiroideas, ya que los niveles bajos de tiroides pueden incrementar el riesgo de cáncer

Gamma-glutamil transferasa (GGT), un indicador hepático y una herramienta para detectar inflamación

Araquidonil-2-cloroetilamida (ACEA), un indicador no específico de muchos tipos de cáncer

• ONCOblot, que puede identificar hasta 33 tipos de tejidos de cáncer y tiene una tasa de precisión del 95 %, que analiza los niveles de la proteína ENOX2

• Análisis de células tumorales circulantes del Research Genetic Cancer Center. La mayoría de las personas no mueren por el tumor en sí, sino por las células madre cancerosas circulantes, que permiten que el cáncer haga metástasis y se propague por todo el cuerpo. Este análisis se realiza después del tratamiento contra el cáncer, con el fin de determinar si es necesario continuar con un programa contra el cáncer o no.