📝Historia en Breve

  • Un estudio de 2024 encontró 16 tipos de metales pesados, incluyendo plomo y arsénico, en tampones. Estos metales pueden provenir de los procesos agrícolas o de fabricación, y podrían absorberse a través del tejido vaginal
  • La exposición prolongada a metales pesados a través del uso de tampones podría contribuir a diversos problemas de salud, como un riesgo mayor de demencia, cáncer e infertilidad, aunque es necesario realizar más estudios al respecto
  • Los expertos no se sorprendieron con los hallazgos, ya que otros estudios también encontraron sustancias químicas dañinas en varios productos de higiene femenina. La estructura de la vagina la hace propensa a absorber sustancias químicas
  • Los tampones orgánicos tuvieron niveles más bajos de plomo en comparación con los no orgánicos. Los tampones no orgánicos también podrían contener pesticidas y algodón genéticamente modificado, lo que plantea riesgos adicionales
  • El precio de los tampones ha aumentado de forma significativa, lo que genera preocupación por la "pobreza menstrual". Las alternativas reutilizables, como las copas y los discos menstruales, cada vez son más comunes como alternativas más rentables y seguras

🩺Por el Dr. Mercola

Los tampones son el producto más popular para las mujeres en etapa de menstruación. En una encuesta de 2023 en la que participaron más de 7 000 personas, el 47 % informó que usa tampones para controlar su flujo menstrual. 1 La mayor ventaja de los tampones es que son discretos; a diferencia de las toallas sanitarias, son más cómodos de llevar y les dan a las mujeres mayor libertad de movimiento.

Pero los tampones tienen un peligro oculto, un estudio reciente2 encontró que cada vez que usa uno, podría exponerse a metales pesados dañinos, incluyendo plomo y arsénico.

Un estudio encuentra más de diez metales pesados en tampones

Un estudio de 2024 que se publicó en la revista Environment International3, encontró que los tampones exponen a las mujeres a metales pesados tóxicos. De acuerdo con sus hallazgos, estos productos de higiene están contaminados con 16 tipos de metales pesados peligrosos. Según los autores del estudio:

"En Estados Unidos, entre el 52 % y el 86 % de las mujeres en etapa de menstruación usan tampones (de algodón o rayón/viscosa) para absorber la sangre. Los tampones pueden contener metales que provienen de los procesos agrícolas o de fabricación, los cuales podrían absorberse a través del tejido vaginal, lo que resulta en una exposición sistémica".4

Los investigadores seleccionaron 30 tipos de tampones de 14 marcas y 18 líneas de productos (tampones con diferentes nombres, pero de la misma marca). Incluyeron los productos más vendidos y marcas propias de grandes cadenas minoristas; los tampones estaban hechos de algodón, rayón y viscosa (o una mezcla) y tenían distintas capacidades de absorción. También incluyeron marcas orgánicas y no orgánicas, así como tampones con aplicadores de plástico y cartón.

Con ayuda del método de digestión ácida, un proceso que se utiliza para el análisis de metales traza, los investigadores evaluaron los tampones para detectar 16 tipos de metales pesados, entre ellos:5

Arsénico

Bario

Calcio

Cadmio

Cobalto

Cromo

Cobre

Hierro

Mercurio

Manganeso

Níquel

Plomo

Selenio

Estroncio

Vanadio

Zinc

 

Los resultados revelaron "concentraciones medibles" de todos esos metales pesados en los tampones que analizaron. También encontraron que las concentraciones de estos metales varían según la marca y el lugar donde se venden. Por ejemplo, los tampones que se venden en Estados Unidos tuvieron concentraciones más elevadas de plomo en comparación con los de Europa.

"Hasta donde sabemos, nuestro estudio es el primero en analizar las concentraciones de metales en tampones, a pesar de que el tejido vaginal es propenso a absorber dichos metales y los tampones son el principal producto de higiene femenina que utilizan las mujeres", mencionaron los autores del estudio.6

Los expertos no se sorprenden por los resultados del estudio

Si bien, estos hallazgos pueden parecer preocupantes, algunos expertos mencionan que esto ya no es raro, ya que, en los últimos años, diversos estudios han encontrado sustancias químicas dañinas en los productos de higiene personal.7

En un artículo de NPR,8 Catherine Roberts, periodista científica y de salud de Consumer Reports, menciona que está más sorprendida de que se haya investigado antes, y dice que, "los tampones se colocan en la parte más sensible del cuerpo. Está tan cerca de nosotras. Usamos muchos a lo largo de la vida. "Me parece increíble que no se realicen más investigaciones e implementen regulaciones sobre esto".

Un estudio que se publicó en 2020,9 encontró compuestos orgánicos volátiles (COVs) en productos de higiene femenina. Además de los tampones, se descubrió que las toallas sanitarias, jabones, aerosoles, polvos y toallitas femeninas contienen COVs, los cuales podrían ser cancerígenos.

Por ejemplo, se encontró cloroformo en el 62 % de los productos que analizaron; el nivel más alto se encontró en una marca de jabón femenino. En el 83 % de los productos, incluyendo los humectantes, jabones, aerosoles y polvos femeninos, se detectó benceno, que también es cancerígeno.10

Además, se detectó 1.4-dioxano en el 92 % de los jabones femeninos y en el 75 % de las toallitas femeninas; el 50 % de los productos que se analizaron contienen este compuesto que podría ser cancerígeno.11

A principios de este año, la marca de ropa interior menstrual Thinx llegó a un acuerdo por una demanda colectiva después de que se descubriera que sus productos, que se promocionaban como "más seguros y sostenibles para la higiene menstrual", contenían "químicos permanentes" dañinos.12

Según la demanda, que se presentó en 2022,13 los productos Thinx contienen diversas sustancias polifluoroalquiladas (PFAS) y nanopartículas de plata, que podrían ser perjudiciales para la salud humana.

"La demanda afirma que Thinx utiliza sustancias químicas PFAS para 'mejorar el rendimiento de la ropa interior, incluyendo sus cualidades de 'absorción' y 'resistencia a las fugas'".
La demanda explica que, las miles de sustancias químicas PFAS que existen se clasifican como de "cadena larga" o "cadena corta", según su contenido de átomos de carbono.
De acuerdo con la demanda, se sabe que los productos químicos de cadena larga, también conocidos como "químicos permanentes", afectan la salud, y se han eliminado de forma gradual en los Estados Unidos, y agrega que los productos químicos de cadena corta se utilizan como reemplazos en la industria de la moda", menciona NPR.14

¿Cómo llegan los metales pesados a los tampones?

No es la primera vez que hablamos de los metales pesados que contaminan los productos de consumo, he escrito muchos artículos sobre cómo los metales pesados se encuentran en el medio ambiente y en los productos que utilizamos todos los días, incluso en el suministro de alimentos; se encuentran en la comida rápida, desayunos escolares y en las fórmulas infantiles.

Sin embargo, el tema de los metales pesados en los tampones es de suma importancia, ya que millones de mujeres dependen de ellos durante los días más sensibles del mes. Imagínese usar estos productos de higiene durante décadas, sin saber que aumentan su carga tóxica y ponen en riesgo su salud. Como lo indicó el Time,15 "la absorción crónica de metales podría tener una relación con un riesgo mayor de demencia, cáncer, infertilidad y otros problemas de salud".

Pero ¿cómo llegan estas sustancias químicas a los tampones? De acuerdo con el estudio presentado, la contaminación puede ocurrir durante los procesos agrícolas y de fabricación. 16 El algodón que se utiliza podría absorber sustancias químicas del agua, suelo o aire. También podría estar expuesto a contaminantes cercanos, por ejemplo, si hay una fundidora de plomo cerca del campo de algodón.17

Durante el proceso de fabricación, estas sustancias químicas podrían llegar a los tampones como parte de un blanqueador, pigmento o agente antibacteriano. Por ejemplo, el zinc y el calcio, que son los dos metales con mayores concentraciones, se utilizaban en los tampones para "controlar el olor, lubricar y como agentes antimicrobianos".18

"A pesar del gran riesgo que podría significar para la salud pública, se han realizado muy pocas investigaciones para medir las sustancias químicas presentes en los tampones", menciono Jenni A. Shearston, investigadora postdoctoral de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley y autora principal del estudio.
"De verdad espero que se obligue a los fabricantes a analizar sus productos para detectar metales tóxicos. Sería emocionante ver a las personas exigir esto, o pedir un mejor etiquetado en los tampones y otros productos de higiene menstrual".19

La estructura de la vagina hace que absorba más sustancias químicas

Los autores del estudio mencionan que es necesario realizar más investigaciones para determinar si los metales pesados pueden "filtrarse de los tampones y atravesar el epitelio de la vagina". Sin embargo, explicaron que la biología única de la vagina, en especial su revestimiento (que es más permeable que otras partes del cuerpo) y los pequeños pliegues que contiene, la hacen muy propensa a absorber sustancias químicas.

Además, cuando los metales pesados entran a través de la vagina, no llegan al hígado para poder ser filtrados. Más bien, entran al torrente sanguíneo. Los autores mencionaron la epidemia del síndrome de choque tóxico (TSS, por sus siglas en inglés) de la década de los 80's, como un ejemplo de cómo las sustancias que ingresan al torrente sanguíneo a través de la vagina podrían tener efectos muy dañinos:20

"En esa epidemia, los tampones de la marca Rely (y otros tampones superabsorbentes que podían usarse durante períodos prolongados) interactuaron con la sangre menstrual y la microbiota vaginal, y provocaron un crecimiento excesivo de la bacteria Staphylococcus aureus y su toxina en la vagina.
La toxina atravesó el epitelio de la vagina, entró en la circulación sistémica y generó una serie de síntomas graves, incluyendo shock hipotensivo e incluso la muerte".21

Si tomamos en cuenta la cantidad de tampones que utiliza una mujer a lo largo de su vida (alrededor de 7 400, según los cálculos del estudio22 presentado), y como cada tampón permanece en el cuerpo durante cuatro a seis horas, la posibilidad de que estos metales pesados se filtren al cuerpo se vuelve más preocupante.

En un artículo de USA Today,23 Kathrin Schilling, coautora del estudio, comentó que, "aunque los metales tóxicos se encuentran en todas partes y estamos expuestos a niveles bajos en cualquier momento, nuestro estudio demuestra que los metales también se encuentran en los productos de higiene menstrual y que las mujeres podrían tener un riesgo mayor de exposición".

El plomo podría influir en la infertilidad

Un metal pesado en el que se centraron los investigadores es el plomo, el cual se encontró en todas las muestras de tampones que se utilizaron en el estudio. 24 Los investigadores recalcaron que no existen niveles seguros de exposición al plomo, y que "cualquier cantidad de plomo que pueda filtrarse de un tampón y llegar a la circulación sistémica podría afectar de forma negativa la salud".

También advirtieron que el plomo puede almacenarse en los huesos y reemplazar al calcio, además que permanece en el cuerpo durante décadas.25 Esto se debe a que el plomo y el calcio son muy similares en términos químicos,26 razón por la cual altera muchos sistemas del cuerpo. Por ejemplo, en el sistema neurológico, podría alterar las neuronas que utilizan el calcio para transmitir información.27 El plomo también podría provocar que algunas neuronas se alteren cada vez más y las señales en otras disminuyan.

De hecho, incluso los niveles bajos de plomo en la sangre podrían provocar efectos graves, duraderos o permanentes para la salud, como la infertilidad. Un artículo que se publicó en Lead Chemistry28 analizó la relación entre el plomo y la salud reproductiva, y encontró que, "con respecto al sistema reproductor, se observaron daños a la salud de las mujeres incluso en niveles muy bajos de exposición".

Sin embargo, los autores indicaron que los efectos del plomo también se pueden observar en hombres, y mencionan que, "el plomo puede reducir la libido y afectar la espermatogénesis, lo que disminuye la calidad del esperma. La exposición al plomo también podría afectar la función de la glándula prostática y disminuir los niveles de testosterona en la sangre".29

El plomo también afecta de forma significativa a las mujeres embarazadas, ya que podría aumentar el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro, diabetes gestacional, hipertensión y preeclampsia.30

Riesgos para la salud de los tampones no orgánicos

De acuerdo con el estudio presentado, aunque no hubo una diferencia significativa en el contenido de metales pesados entre los tampones orgánicos y no orgánicos, sí encontraron que los tampones orgánicos tuvieron niveles más bajos de plomo.31

Otra desventaja de los tampones no orgánicos es que suelen estar contaminados con pesticidas, que también podrían absorberse a través del tejido vaginal. La mayoría están hechos con algodón genéticamente modificado (GM), lo que plantea riesgos desconocidos.

Los tampones fabricados con materiales distintos al algodón también representan ciertos riesgos. Por ejemplo, el rayón y la viscosa, que están hechos de pulpa de madera, tienen fibras sueltas que podrían quedarse en la vagina cuando se retira el tampón.

Para darles una apariencia más limpia e higiénica, los tampones hechos de rayón también se blanquean con cloro. El cloro podría favorecer la creación de sustancias como dioxinas y subproductos de desinfección (DBPs por sus siglas en inglés) como los trihalometanos. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, la dioxina es un problema de salud pública tan grave que, al igual que el plomo, no existe un nivel seguro de exposición.

Aun así, el gobierno no hace nada sobre los productos de higiene femenina, lo que sugiere, de forma ilógica, que las dioxinas presentes en tampones y toallas sanitarias no representan un riesgo para la salud. Incluso si el producto se blanquea con dióxido de cloro (el cual se promociona como un proceso de blanqueo "sin de cloro"), aún podría generar dioxinas.

El plástico que se utiliza en los tampones también contiene ftalatos, que son disruptores endocrinos que podrían tener una relación con diversos problemas de salud, como problemas respiratorios, efectos metabólicos e infertilidad debido al mal funcionamiento de los testículos y los ovarios, y partos prematuros.32

Elija productos de higiene menstrual más seguros

Además del riesgo de exposición a metales pesados, los tampones y otros productos de higiene afectan cada vez más la economía de muchas mujeres, ya que sus costos aumentan más rápido en comparación incluso con el costo de los alimentos. Hoy en día, los tampones cuestan un 36 % más que en 2019, y existe una gran preocupación de que esto conduzca a la “pobreza menstrual”, es decir, la incapacidad de acceder a productos de higiene menstrual.33

Optar por productos reutilizables en lugar de tampones y toallas sanitarias de un solo uso podría ser más seguro y rentable. Un ejemplo son las copas menstruales, que están hechas de silicona o látex de grado médico, las cuales se insertan en la vagina para recoger la sangre, en lugar de absorberla. Después de varias horas, solo necesita retirar la copa, vaciar la sangre (lo ideal es hacerlo por lo menos dos veces al día), limpiarla y volver a colocarla.

Las copas menstruales son muy útiles cuando hace ejercicio, nada o si tiene un flujo abundante. Existen muchas marcas de copas menstruales, incluyendo Moon Cup, Keeper Cup, Lunette Menstrual Cup, DivaCup, Lena Cup y Lily Cup.

Con el cuidado adecuado, una copa menstrual puede durar varios años, lo que le ahorrará mucho dinero. Un metaanálisis de 2019 también indica que las copas menstruales plantean un riesgo menor de fugas y síndrome de choque tóxico (TSS, por sus siglas en inglés) en comparación con los tampones.34

Otra alternativa son los discos menstruales. Aunque están hechos del mismo material, los discos menstruales son planos y están diseñados para colocarse en el cuello uterino, detrás del hueso púbico. Y, al igual que las copas menstruales, hay varias marcas para elegir, lo que las convierte en una opción más sostenible a los tampones o toallas sanitarias.35