📝HISTORIA EN BREVE:

  • Las bacterias intestinales provocarían atracones y aumento de peso. Los estudios demuestran similitudes en los patrones del microbioma entre los seres humanos y ratones con conductas alimentarias compulsivas, lo que incluye un aumento de proteobacteria y una disminución de actinobacteria y blautia.
  • El eje intestino-cerebro tiene una función crucial en la adicción a la comida y los trastornos alimentarios. La microbiota intestinal es capaz de producir sustancias que afectan el apetito y el estado de ánimo, lo que es posible que influya en los comportamientos alimentarios a través del nervio vago.
  • Las investigaciones han identificado vías neuronales distintas para los antojos de grasas y azúcares que se originan en el intestino. Cuando se activan a la par conducen a una mayor liberación de dopamina, lo que es posible que impulse a comer en exceso.
  • La akkermansia muciniphila es una bacteria intestinal beneficiosa que se asocia con una mejor salud metabólica y el control del peso. Esta mejora la función de la barrera intestinal, reduce la inflamación y podría ayudar a regular el apetito, a través de efectos similares a los medicamentos GLP-1.
  • Sanar el microbioma intestinal ayudaría a acabar con la adicción a la comida. Incrementar la cantidad de bacterias beneficiosas intolerantes al oxígeno, fortalece las defensas intestinales, mientras que, los desequilibrios provocan el síndrome del intestino permeable y contribuyen a conductas de atracones.

🩺Por el Dr. Mercola

Si alguna vez ha experimentado síntomas de adicción a la comida, tales como: antojos intensos de alimentos que son poco saludables, o comer hasta el punto de sentirse enfermo, las bacterias de su intestino podrían ser las culpables. Los seres humanos y los ratones comen de manera compulsiva y comparten patrones de microbioma similares, incluyendo aumento de la proteobacteria y una menor cantidad de la actinobacteria y de las bacterias llamadas blautia. 1

Los hallazgos publicados en la revista Gut2 sugieren que, el encausar la salud intestinal podría ser fundamental para frenar los atracones y el aumento de peso asociado a estos.

La autora del estudio Elena Martin-Garcia quien es profesora asociada de la Universitat Pompeu Fabra en Barcelona, España, dijo a NBC News: "Especulamos que el intestino habla con el cerebro, lo cual cambiaría la función de algunas áreas del cerebro, tales como: la corteza prefrontal, que involucra al autocontrol".3

La microbiota intestinal podría desencadenar la adicción a la comida

A través del estudio sobre la microbiota, se descubrió la relación entre la microbiota intestinal y la adicción a la comida, el cual es un desorden que se caracteriza por la pérdida de control sobre lo que se come. Se estima que cerca del 20 % de los adultos enfrentan problemas de adicción a la comida,4 lo que lleva a conductas alimentarias compulsivas similares a la adicción a las drogas.

Los investigadores utilizaron la escala Yale Food Addiction 2.0, para identificar la adicción a la comida. Mientras los seres humanos respondían 35 preguntas, a los ratones les buscaban signos de adicción a la comida, incluida la búsqueda persistente de comida, comportamiento compulsivo y alta motivación por la comida. 5

Después, se estableció un comparativo entre las bacterias intestinales de seres humanos en comparación con ratones que eran o no adictos a la comida. Se revelaron similitudes sorprendentes a través de la microbiota intestinal, las cuales se relacionan con la adicción a la comida, tanto en seres humanos como en ratones. Por lo que, se asoció con efectos dañinos a las bacterias filo proteobacteria; mientras que, la actinobacteria demostró poseer efectos protectores contra el desarrollo de la adicción a la comida.6

Fue de destacar que, se observó una disminución en la abundancia del género blautia en seres humanos y ratones adictos a la comida. Los investigadores descubrieron que, la alimentación con carbohidratos no digeribles como: lactulosa y ramnosa, que son prebióticos conocidos por ayudar al crecimiento de blautia, provocó una mayor abundancia de esta en las heces de los ratones. Además, este cambio se produjo a la par de mejoras significativas en los síntomas de adicción a la comida. Después de que a los ratones se les administró blautia wexlerae por vía oral como probiótico, se encontraron resultados positivos similares. 7

El estudio sugiere que, el contenido específico de la microbiota intestinal podría servir como biomarcador de vulnerabilidad a la adicción a la comida, lo que apertura nuevas vías para el diagnóstico y el tratamiento. También esto abre el camino a tratamientos innovadores que utilizan microbios beneficiosos y suplementos alimenticios. Este nuevo conocimiento podría revolucionar los enfoques para controlar la adicción a la comida, y poder así, contribuir a abordar el problema más amplio del aumento de peso y la obesidad. De acuerdo con Martin-Garcia:8

"Hemos demostrado por primera vez una interacción directa entre la composición intestinal y la expresión genética cerebral, lo cual revela el origen complejo y multifactorial de este importante trastorno del comportamiento que se relaciona con la obesidad. El comprender la interacción entre las alteraciones del comportamiento y las bacterias en el intestino constituye un paso adelante para futuros tratamientos de la adicción a la comida y los trastornos de alimentación relacionados”.

Vínculo entre el microbioma intestinal dañado y el trastorno por atracón

El trastorno por atracón, es una afección definida por episodios recurrentes de ingerir grandes cantidades de comida en un período corto de tiempo, comparte muchas similitudes con la adicción a la comida, incluido un vínculo con la microbiota intestinal.

Cabe la posibilidad de que, el microbioma intestinal influya en los comportamientos alimentarios a través del eje microbiota-intestino-cerebro. Se trata de un sistema de comunicación complejo entre el intestino y el cerebro. La microbioma es capaz de producir diversas sustancias, como ácidos grasos de cadena corta y neurotransmisores, que afectan a el apetito y el estado de ánimo. Por ejemplo, algunas bacterias intestinales producen moléculas que imitan a las hormonas reguladoras del apetito.9

El nervio vago, que conecta al intestino con el cerebro, también es crucial en esta comunicación. En estudios recientes se ha demostrado que, ciertos metabolitos producidos por las bacterias intestinales interactúan con los receptores del nervio vago, lo que podría influir en los hábitos alimentarios.

Se ha descubierto que, uno de estos metabolitos, el cual es el ácido quinurénico (KYNA), es más bajo en personas con bulimia nerviosa, lo que implica conductas de atracones alimentarios. Cuando los investigadores administraron KYNA a ratones propensos a los atracones, este redujo su preferencia por alimentos sabrosos y la ingesta calórica general.10

En estudios de imágenes cerebrales se ha revelado que los individuos con trastorno por atracón presentan diferencias en la actividad cerebral; en específico, en áreas involucradas en el procesamiento de recompensas, la motivación y la toma de decisiones. Dichas diferencias podrían explicar por qué las personas con trastorno por atracón tienen antojos más fuertes de comida, toman decisiones más riesgosas en torno a la comida y tienen dificultad para controlar su alimentación.

Los investigadores explicaron en Gut Microbes lo siguiente: "las pruebas incipientes corroboran la noción de que la disbiosis del microbioma gastrointestinal y sus metabolitos, la alteración del eje intestino-cerebro, así como, el mal funcionamiento de los circuitos centrales que regulan la motivación, la ejecución y la recompensa, contribuyen a la patología de los atracones".11

Cómo los circuitos intestino-cerebro podrían ayudar a controlar el hábito de comer demasiado

También en otra investigación se destaca la compleja interacción entre el intestino, el cerebro y el deseo de comer, o de comer en exceso. En el estudio, que realizaron los científicos del Monell Chemical Senses Center en Filadelfia, se descubrieron vías neuronales distintas para los antojos de grasas y azúcares que se originan en el intestino.12

Cuando se activan las vías a la par, se produjo una liberación un cuanto mayor de dopamina, lo que preparó el terreno para los antojos y, cabe la posibilidad de que también para comer en exceso.  El autor del estudio, el Dr. Guillaume de Lartigue, dijo lo siguiente en un comunicado de prensa:13

"Por naturaleza, la comida es como una recompensa. No obstante, por qué las grasas y azúcares son tan atractivos es algo sin descifrar. Ya se averiguó que, las células nerviosas del intestino son el factor clave y no las células gustativas de la boca.  Se descubrió que, las grasas y los azúcares activan vías específicas entre el intestino y el cerebro, lo que explica porque es tan dificil no comerse esa dona...
Es como un golpe doble al sistema de recompensa del cerebro. En el caso de los ratones, incluso cuando la cantidad total de calorías consumidas en azúcar y grasas se mantuco igual, la combinación de grasas y azúcares provoco una liberación mayor de dopamina y, en última instancia, los hizo comer en exceso... La comunicación entre nuestro intestino y cerebro pasa en el subcosciente: “esto ocurre por debajo del nivel de conciencia… Podemos estar deseando este tipo de alimentos sin siquiera darnos cuenta”.

En otro ejemplo, la obesidad también altera el microbioma intestinal, lo que a su vez influye en el metabolismo del huésped, incluido el apetito.14 En un estudio publicado en la revista Microbiome, los investigadores utilizaron trasplantes fecales de ratones delgados y obesos a ratones receptores, lo que reveló que, los microorganismos intestinales influyen en los mecanismos de recompensa de los alimentos, que incluyen el deseo y el aprendizaje, asociados con la alimentación placentera.

Dichos microbios podrían ser responsables de un impulso excesivo por obtener bolitas de azúcar y de cambios en los indicadores de dopamina y opioides en regiones del cerebro que se relacionan con la recompensa. Los investigadores dijeron que el ácido 3-(3'-hidroxifenil) propanoico (33HPP), el cual es un metabolito que producen ciertos microbios intestinales a través de la descomposición de compuestos alimenticios, tuvo mucha correlación con esta mayor motivación.  Cuando les dieron este compuesto a los ratones, afectó su deseo de comer.

Los científicos explicaron: "nuestros datos sugieren que atacar la microbiota intestinal y sus metabolitos sería una estrategia terapéutica interesante para la alimentación compulsiva, lo que previene el inadecuado consumo heónico de alimentos". 15 Al comprender mejor cómo el microbioma intestinal influye en los comportamientos alimentarios, las terapias dirigidas al microbioma podrían, algún día, ayudar a controlar los trastornos por atracones. Sin embargo, puede tomar medidas ahora para sanar un intestino dañado.

Los beneficios del microbio allermansia para la salud metabólica y el control del peso

La akkermansia muciniphila es una especie bacteriana beneficiosa que se encuentra de manera natural en el intestino humano. De manera idónea, la akkermansia debería representar entre el 3 al 5 % del microbiona intestinal saludable. Asimismo, los análisis genéticos indican que, cerca de un tercio de las personas tienen niveles bajos o indetectables de akkermansia, lo cual es posible que se deba a una mala función mitocondrial que conduce a un nivel de oxígeno elevado en el ambiente intestinal.

Los estudios sobre la akkermansia en personas con sobrepeso y obesidad han demostrado ser prometedores. La akkermansia se asocia con varios resultados positivos para la salud, entre ellos:16

  • Mejor función de la barrera intestinal
  • Menor inflamación
  • Mejor salud metabólica
  • Posibles efectos de pérdida de peso

Resulta curioso que, los efectos de la akkermansia sobre el péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) son similares a los de medicamentos como el Ozempic. El GLP-1 es fundamental para regular la insulina, y también podría afectar al sistema nervioso, lo que podría disminuir del apetito. Dadas sus importantes implicaciones para la salud, se espera que la akkermansia siga siendo un foco importante de investigación científica en los próximos años.17

La akkermansia es una bacteria anaeróbica gramnegativa que crece en ausencia de oxígeno y coloniza el intestino humano a temprana edad a través de la leche materna. Sus beneficios se deben, en gran medida, a su capacidad para descomponer la mucina, un componente clave del moco intestinal. Este proceso estimula la producción de mucina, lo que mejora la integridad de la barrera intestinal.18

La bacteria también aumenta la expresión de proteínas de unión estrecha y disminiuye la producción de lipopolisacáridos intestinales, lo que produce efectos antiinflamatorios. 19 Los estudios en roedores demostraron que, la administración de la akkermansia provocó un aumento de peso menor, una mejor tolerancia a la glucosa y una reducción de la endotoxemia inducida por la dieta. Mientras tanto, en los seres humanos la akkermansia mejoró la sensibilidad a la insulina y los marcadores de la función hepática, y disminuyó el peso corporal y la masa adiposa.20

Sin embargo, existen algunos problemas de calidad con la akkermansia, ya que muchos fabricantes utilizan unidades fluorescentes activas (UFA) en lugar de las más tradicionales o unidades formadoras de colonias (UFC, por sus siglas en ingles), para medir las bacterias en sus productos. Las UFC son las masutilizadas en la industria, toman en cuenta a las bacterias viables que pueden crecer, multiplicarse y formar colonias dentro de su sistema digestivo.

Cuando una empresa utiliza UFA, no solo cuenta las bacterias vivas, sino que también incluye células que podrían ser viables o incluso muertas; esto puede generar números inflados que no representan con precisión la verdadera capacidad del probiótico.

Sanar el intestino puede ayudarle a acabar con la adicción a la comida

La influencia del microbioma intestinal en los atracones se puede entender a través del complejo equilibrio de bacterias en los intestinos. Un intestino sano alberga una comunidad diversa de microorganismos que trabajan en armonía para proteger su salud general. Incrementar la cantidad de bacterias beneficiosas intolerantes al oxígeno, como la especie crucial akkermansia, fortalece las defensas intestinales y ayuda a crear un entorno que favorece el bienestar general.

Dichas bacterias beneficiosas descomponen las fibras dietéticas para producir ácidos grasos de cadena corta, en específico el butirato. Este compuesto alimenta a las células epiteliales del colon y fortalece la barrera intestinal. Los ácidos grasos de cadena corta también estimulan la producción de mucina, y así forman una capa protectora contra las bacterias dañinas.

Si las bacterias intolerantes al oxígeno disminuyen, esto provoca el síndrome del intestino permeable. En dicha condición, las toxinas (o alimentos no digeridos y microbios dañinos) ingresan al torrente sanguíneo, lo que desencadena en inflamación sistémica y enfermedades crónicas.

Las bacterias intolerantes al oxígeno son cruciales para convertir las fibras vegetales no digeribles en grasas beneficiosas. Estas bacterias prosperan en un entorno sin oxígeno y esto requiere de energía celular adecuada para que se mantengan. Aunque, factores modernos como el  consumo de aceite de semillas y la exposición a toxinas, tales como: sustancias químicas disruptoras endocrinas que contienen los plásticos, comprometen la producción de energía, lo que terminaría por afectar el mantenimiento ideal del ambiente intestinal sin oxígeno.

Esto provoca un cambio de especies intolerantes al oxígeno por especies tolerantes al oxígeno. Es importante destacar que, las bacterias tolerantes al oxígeno producen endotoxinas más potentes. Como resultado de ello, las personas que tienen más bacterias intestinales tolerantes al oxígeno experimentan reacciones más fuertes a los carbohidratos vegetales debido a una mayor exposición a endotoxinas. En el contexto de los atracones, este desequilibrio bacteriano podría contribuir al trastorno de diferentes formas:

  • Estado de ánimo y comportamiento: una mayor inflamación por las endotoxinas afecta a la función cerebral, lo que es posible que, influya en el estado de ánimo y los comportamientos alimentarios.
  • Mala función del eje intestino-cerebro: la barrera intestinal dañada podría alterar la comunicación intestino-cerebro, lo que afecta la regulación del apetito y las respuestas emocionales a los alimentos.
  • Respuesta al estrés: la inflamación crónica de bajo grado causada por un intestino en supóptimas condiciones aumenta las respuestas al estrés, lo que puede llevar a atracones de comida por el estrés.

Es importante comprender la relación entre la producción de energía celular, los niveles de oxígeno intestinal, la diversidad microbiana y los hábitos alimentarios equilibrados, con el fin de tener un bienestar general. Mejorar la función mitocondrial y mantener un ecosistema intestinal saludable ayuda al crecimiento de bacterias beneficiosas, al tiempo que, reduce los efectos dañinos de las endotoxinas, lo que es posible que ayude a mitigar los factores que contribuyen a los atracones.