📝HISTORIA EN BREVE

  • Durante décadas, dijeron que las grasas saturadas y el colesterol eran una de las causas principales de las enfermedades cardíacas y derrames cerebrales, lo que llevó a los fabricantes a sustituirlas con grasas trans
  • Cuando la ciudad de Nueva York limitó la cantidad de grasas trans que los restaurantes podían utilizar para preparar sus platillos, muchos investigadores comenzaron a interesarse en las tasas de infarto, y después de analizarlas, descubrieron que esta medida produjo una reducción importante en el número de casos
  • Los alimentos procesados contienen una gran cantidad de grasas trans, incluyendo los productos que tienen la frase: “sin grasas trans”, y por esa razón es muy importante que aprenda a leer las etiquetas para identificar los aceites parcialmente hidrogenados, como los aceites de semilla de algodón, soya, vegetales, palma y canola

🩺Por el Dr. Mercola

Durante las últimas seis décadas, dijeron que las grasas saturadas y el colesterol eran una de las causas principales de las enfermedades cardíacas y derrames cerebrales e incluso de los problemas vasculares. Pero, las investigaciones demuestran que los verdaderos culpables son las grasas trans y los aceites vegetales procesados que contienen la mayoría de los alimentos procesados.

Todas las mentiras que dijeron sobre las grasas saturadas provocó que la industria alimentaria las remplazara con grasas trans más estables, y eso marcó el inicio de los alimentos bajos en grasas (ricos en azúcar).

Fue un error que, no solo causó un terrible impacto en la salud pública, sino que cobró la vida de millones de personas. Para empeorar las cosas, el aceite de soya transgénico, que es una fuente importante de grasas trans, puede oxidarse dentro de su cuerpo, lo que daña su corazón y su cerebro.

En 1957, el Dr. Fred Kummerow publicó uno de los primeros artículos que desmienten que las grasas saturadas son dañinas,1 el problema es que esta información pasó ocho décadas en el olvido. En 2013, el Dr. Fred Kummerow demandó a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) por no retirar las grasas trans del mercado. 2 De hecho, fue el trabajo del Dr. Fred Kummerow el que demostró los peligros de las grasas trans y el colesterol oxidado, así como su relación con las enfermedades cardíacas.

No es una sorpresa que las grasas trans también se relacionen con otras enfermedades como la demencia, ya que los cambios que se producen en el músculo cardíaco también ocurren en el cerebro, y eso causa daño neurológico. Las investigaciones demuestran que los alimentos que contienen grasa trans no solo representan una amenaza para la salud, sino también para la economía de las personas.

El origen de las grasas trans

En 1912, Paul Sabatier ganó el Premio Nobel de Química por descubrir el método de hidrogenación que ayudó a crear los aceites parcialmente hidrogenados, o grasas trans.3 En 1911, la compañía Proctor and Gamble lanzó Crisco como un sustituto económico de la manteca de cerdo y la mantequilla.

Por desgracia, esto causó cientos de miles de muertes prematuras en las últimas ocho décadas, sin mencionar el costo económico en atención médica. Durante la Segunda Guerra Mundial, se tuvo que racionar la mantequilla para controlar el suministro y utilizaron las plantas de fabricación para otros fines, lo que hizo que la margarina, que contiene una gran cantidad de grasas trans, se volvieran un producto muy popular. En 1957, el gobierno de Estados Unidos recomendó a la población limitar su consumo de grasas saturadas, lo que incrementó las ventas de margarina.4

En los años de 1980, se lanzó una campaña de desprestigio en contra de las grasas saturadas como la grasa de res y los aceites tropicales que utilizaban los restaurantes de comida rápida para freír sus alimentos, y eso disparó las ventas de aceites parcialmente hidrogenados. Pero, a principios de los años de 1990, los medios de comunicación comenzaron a informar sobre estudios que demostraban la relación entre las grasas trans y las enfermedades cardíacas. En 1993, los grupos de defensa comenzaron a solicitar que las cadenas de comida rápida dejaran de utilizar las grasas trans para preparar sus alimentos.5

En esa época, las grasas trans representaban entre el 4 % y 7 % de las calorías diarias que consumían las personas en Estados Unidos.6 En 2004, Dinamarca declaró que prohibiría cualquier alimento que contuviera más del 2 % de grasas trans.7 Después, otros países lanzaron políticas para limitar las grasas trans, una medida que según la Organización Mundial de la Salud fue muy efectiva, tanto que ahora pide que se prohíban por completo en todo el mundo.8

En 2007, la ciudad de Nueva York se convirtió en la primera ciudad en prohibir el uso de aceites parcialmente hidrogenados en restaurantes. Después de realizar un seguimiento de cinco años, se demostró que esta medida redujo entre 3 % al 0.5 % del consumo promedio de grasas trans.9

¿Qué son las grasas trans?

Los aceites parcialmente hidrogenados pueden tolerar el calentamiento sin descomponerse, pueden convertir un aceite líquido en un sólido y son más económicos que la grasa animal, lo que hace que sea una opción muy atractiva para los fabricantes de alimentos.10 Además, alargan la vida útil de los productos horneados y los bocadillos, lo que hace que los fabricantes obtengan mayores ganancias. Las grasas trans son diferentes a las grasas insaturadas, ya que contienen una sola molécula de hidrógeno en el lado opuesto de un enlace de carbono. 11

Este cambio de posición es responsable de la diferencia en las características de la grasa, y el nivel de riesgo para la salud. Aunque casi todas las grasas trans se producen dentro de una planta de fabricación, algunas se obtienen de forma natural de animales rumiantes como vacas, ovejas y cabras. Este tipo de grasas trans se producen cuando las bacterias digieren la hierba en el estómago de los animales. Pueden representar entre el 2 % y el 5 % de la grasa que contiene los productos lácteos y entre el 3 % y el 9 % de la grasa que contiene la carne de res y cordero.

Pero, aunque tienen una estructura molecular similar, varios estudios demuestran que estas grasa trans naturales no dañan la salud. 12,13,14 Estas revisiones encontraron que, si bien las grasas trans sintéticas representan una amenaza para la salud, las que provienen de animales rumiantes no causan el mismo nivel de daño.

Una grasa trans natural que proviene de los rumiantes es el ácido linoleico conjugado (CLA), que se cree que es muy beneficioso, y se utiliza como suplemento para mejorar la tolerancia a la glucosa y el metabolismo de los lípidos.15,16 Los productos lácteos que se derivan de vacas alimentadas con pastura contienen grandes cantidades de CLA, que se relaciona con un menor riesgo de enfermedades cardíacas.

El efecto de la medida que se implementó en Nueva York

Cuando la ciudad de Nueva York limitó la cantidad de grasas trans que los restaurantes podían utilizar para preparar sus platillos, llamo el interés de los investigadores al grado que empezaron a analizar el antes y después en las tasas de infarto y derrame cerebral.17

Después de unos tres años o más que se impusieron las restricciones en condados específicos de Nueva York, los investigadores encontraron una reducción del 6.2 % en las tasas de infarto y derrame cerebral en esas áreas de la ciudad.

Si consideramos que, desde finales de los años de 1950 (hace más de 60 años), las grasas trans se convirtieron en uno de los ingredientes principales de la dieta occidental, la cifra de muertes que se relacionan con estas sustancias podría ascender a millones al año, y lo peor de todo, es que se trata de muertes que pudieron evitarse. Como dijo el Dr. Eric Brandt, autor principal e investigador de la Facultad de Medicina de Yale:18

"Se trata de una reducción importante. Nuestro estudio demuestra el impacto de las políticas públicas en la salud cardiovascular de la población. Las grasas trans dañan la salud cardiovascular y. minimizar o eliminar su consumo puede reducir bastante las tasas de infarto y derrame cerebral".

Una investigación que se realizó en Dinamarca, el primer país en actuar después de que se publicó la investigación sobre los peligros de las grasas trans, obtuvo resultados similares, ya que encontró una reducción importante en las tasas de enfermedades cardiovasculares, varios años después de que se limitara su uso en la producción de alimentos.19 Otras investigaciones concluyeron que, un incremento del 2 % en las calorías que provienen de las grasas trans puede duplicar el riesgo de infarto,20 lo que significa que incluso consumir muy pocas grasas trans puede tener un impacto importante en la salud.

Las grasas trans se relacionan con muchos problemas de salud

De hecho, incluso las pequeñas cantidades de grasas trans pueden dañar la salud del corazón, la sensibilidad a la insulina y el sistema neurológico. El Dr. Gene Bowman, profesor adjunto de neurología en la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, realizó un estudio que encontró una fuerte correlación entre las grasas trans y el rendimiento cognitivo.21

Las personas con niveles elevados de grasas trans, obtuvieron peores resultados en las pruebas cognitivas, y tenían un menor volumen cerebral. Según el Dr. Gene Bowman:22

"Está claro que las grasas trans son malas, tanto para la salud cardíaca como cerebral". Por lo tanto, recomendaría evitar todas las grasas trans. Si no está seguro si están presentes en algún alimento, solo verifique los ingredientes... si aparece alguna grasa vegetal parcialmente hidrogenada... ni siquiera lo compre. Y eso es todo".

Las grasas trans también dañan el músculo cardíaco y las arterias, se relacionan con la enfermedad cardíaca coronaria y la muerte súbita por causas cardíacas.23 En estudios observacionales y clínicos, los investigadores encontraron una relación entre las grasas trans y las enfermedades cardiovasculares.24 Por ejemplo, un estudio a gran escala que involucró a más de 80 000 mujeres encontró un incremento del 40 % en el riesgo de diabetes cuando las participantes llevaban una dieta rica alimentos procesados, productos horneados y comida chatarra, todos con alto contenido de grasas trans.25

Otros estudios no son tan consistentes con respecto a la diabetes y la sensibilidad a la insulina. Pero, aunque la investigación sobre las grasas trans y la modulación de la glucosa no es concluyente, existe una relación entre los alimentos ricos en grasas trans y el aumento de peso, que es un factor de riesgo importante para la diabetes y las enfermedades cardíacas.

En un estudio con animales, los investigadores encontraron mayor riesgo de obesidad abdominal26 y aumento de peso en el grupo que llevó una dieta con alto contenido de grasas trans, esto sin importar que el consumo de calorías era el mismo que el grupo que llevó una dieta sin grasas trans.27

El impacto de los aceites vegetales

En respuesta a las investigaciones y a la opinión pública, muchos restaurantes sustituyeron los aceites parcialmente hidrogenados con aceites vegetales. Y, aunque estos aceites no contienen grasas trans, cuando se calientan pueden transformarse en productos de oxidación tóxicos que son aún más peligrosos, como los aldehídos cíclicos

El aceite vegetal contiene muchas grasas omega-6, lo que crea un desequilibrio en la proporción de omega-3 y omega-6 que, a su vez, puede causar o incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis, deterioro cognitivo y ciertos tipos de cáncer.28 Cuando se trata de aceites vegetales, el ingrediente más peligroso de todos es el ácido linoleico.

El ácido linoleico (AL) es la grasa omega-6 que se encuentra en todos los aceites vegetales y representa hasta el 80 % de su composición total. De hecho, considero que es la toxina más dañina en la dieta moderna. Le recomiendo descubrir más al respecto en mi artículo: “Linoleic Acid — The Most Destructive Ingredient in Your Diet”.

Además, muchos de los aceites vegetales que se producen hoy en día (cacahuate, maíz y soya) provienen de productos transgénicos, que son una fuente importante de exposición al glifosato. Una razón más para dejar de consumir estos aceites.

Los aceites vegetales no pueden extraerse del maíz, la soya o el cacahuate, por lo que deben someterse a un procesamiento químico, desodorizarse y modificarse antes de que se consideren seguros de consumir. Y, este es el tipo de aceite que contiene la mayoría de los alimentos procesados, desde aderezos para ensaladas y mayonesa, hasta nueces y semillas convencionales.29,30

Aunque las grasas son esenciales para producir hormonas y reconstruir las células, es fundamental darle al cuerpo un tipo de grasa que pueda utilizar. El problema con los aceites vegetales es que son inestables, se oxidan muy fácil en el cuerpo o durante la producción, lo que causa mutaciones celulares e inflamación.

Aprenda a leer las etiquetas de sus alimentos

En este breve video, verá que es muy fácil comer más de 1 gramo de grasas trans al día. La Administración de Alimentos y Medicamentos permite que los fabricantes promocionen o etiqueten un producto con la frase: "sin grasas trans", si contiene menos de 0.5 g por porción.31 Y, los fabricantes solo tendrían que modificar el tamaño de las porciones para poder cumplir con este requisito.

Al reducir el tamaño de las porciones, reducen la cantidad de grasas trans que se encuentran en cada porción, y de ese modo ya pueden etiquetar su producto con la frase: "sin grasas trans". De hecho, es posible que la etiqueta afirme que no contiene grasas trans.32 Por esa razón, es muy importante que aprenda a leer bien la etiqueta de los alimentos procesados que compre. Si el tamaño de la porción es demasiado pequeña, es una señal de que, es posible que contenga grasas trans.

Los aceites parcialmente hidrogenados son la fuente principal de grasas trans en los alimentos procesados, y suelen etiquetarse como aceite parcialmente hidrogenado en la lista de ingredientes. Este tipo de aceites pueden ser de palma, semilla de algodón, soya, canola y vegetales. Por desgracia, se esconden en muchos alimentos procesados.33

Por ejemplo, las cortezas hojaldradas de los pasteles suelen elaborarse con manteca vegetal que contiene aceite parcialmente hidrogenado. Las cremas artificiales, los postres congelados a base de lácteos y el glaseado de los pasteles también contienen aceites parcialmente hidrogenados, ya que le dan la textura "cremosa" a estos alimentos procesados.