📝HISTORIA EN BREVE

  • Un estudio de la revista The Lancet de 2024 confirma que las estatinas aumentan el riesgo de diabetes y que las de alta intensidad aumentan dicho riesgo en un 36 %. Esto valida las preocupaciones que se plantearon por primera vez en el estudio JUPITER de 2008
  • Las estatinas también pueden aumentar el riesgo de cáncer, cataratas y problemas neurológicos. El uso a largo plazo se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de páncreas, sobre todo después de cinco años de usarlas
  • La actualización de las directrices podría hacer que se reduzca en un 40 % la prescripción de estatinas, ya que las nuevas herramientas de evaluación del riesgo sugieren que son menos los adultos que necesitan estatinas para una prevención primaria
  • La causa principal de la aterosclerosis podría ser la resistencia a la insulina, no el colesterol LDL elevado. La salud intestinal y la función metabólica ejercen un rol importante en la salud cardiovascular
  • Se recomienda un enfoque holístico de la salud cardíaca, que tenga en cuenta otros factores además del colesterol. Las pruebas adicionales, como los niveles de insulina en ayunas, pueden proporcionar una evaluación de riesgo más completa

🩺Por el Dr. Mercola

Durante más de una década y media, la comunidad médica se ha enfrentado a una paradoja en la gestión de la salud cardiovascular. Las estatinas, que son los medicamentos de amplia prescripción para reducir el colesterol, aunque tienen una eficacia innegable para reducir el colesterol, apenas reducen el riesgo de enfermedades cardíacas y causan importantes efectos secundarios, como un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo II.

En 2024, un estudio innovador publicado en la revista The Lancet1 muestra evidencia más completa hasta la fecha sobre esta conexión, ya que confirma y amplía los hallazgos que se dieron a conocer por primera vez en investigaciones anteriores, lo que incluye al histórico estudio JUPITER de 2008.2

Este nuevo metaanálisis, realizado por la colaboración de Cholesterol Treatment Trialists' (CTT), profundiza en los datos de pacientes individuales de múltiples ensayos controlados aleatorizados a gran escala y a largo plazo. Sus hallazgos no solo consolidan nuestra comprensión del vínculo que existe entre las estatinas y la diabetes, sino que también ofrecen información crucial sobre la magnitud, el momento y los factores de riesgo que se asocian con este efecto secundario.

Para apreciar en toda su magnitud la importancia de esta nueva investigación, es esencial repasar cómo han evolucionado nuestros conocimientos desde que el estudio JUPITER suscitó por primera vez la preocupación por las estatinas y el riesgo de diabetes.

El estudio JUPITER: un momento crucial en la investigación sobre las estatinas

En 2008, el estudio JUPITER marcó un hito importante en nuestra comprensión de los tratamientos con estatinas.3

Este estudio, en el que participaron 17 802 personas, se diseñó para evaluar la eficacia de la estatina rosuvastatina para prevenir los episodios cardiovasculares en personas con niveles normales de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL), pero con niveles elevados de proteína C reactiva de alta sensibilidad (PCR-as), que es un marcador de la inflamación.

El estudio se enfocó principalmente en los resultados cardiovasculares. Sin embargo, entre los datos cardiovasculares había una observación que suscitaría años de debate y nuevas investigaciones: el grupo que tomó rosuvastatina presentó una mayor incidencia de diabetes declarada por los médicos. Este hallazgo planteó preguntas importantes sobre los efectos metabólicos a largo plazo del tratamiento con estatinas.

El hallazgo sobre la diabetes en el estudio JUPITER causó una intriga particular, ya que surgió en una población que no tenía un alto riesgo de padecer diabetes en un principio. Los participantes tenían niveles normales de colesterol LDL y el estudio excluyó a los individuos con diagnóstico de diabetes al inicio del estudio. Esto sugiere que el riesgo de diabetes que conlleva el uso de estatinas se extiende más allá de las personas con factores de riesgo metabólico preexistentes.

Cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos revisó los resultados del estudio JUPITER, "informó un aumento del 27 % en la diabetes mellitus informada por los investigadores en pacientes que recibían tratamientos con rosuvastatina, en comparación con los pacientes que recibieron un placebo".4 También, un subestudio descubrió que la atorvastatina en dosis altas perjudica el control glucémico.5

En los años posteriores al estudio JUPITER, numerosos estudios y metaanálisis intentaron cuantificar y explicar el riesgo de diabetes relacionado con el uso de estatinas. Estos esfuerzos produjeron un consenso creciente de que las estatinas sí aumentan el riesgo de diabetes,6 pero la magnitud de este riesgo y su importancia clínica siguieron siendo temas de debate.

Estudio de la revista The Lancet de 2024: un nuevo nivel de comprensión

En 2024, un metaanálisis publicado en la revista The Lancet transformo el panorama de la investigación sobre las estatinas.7 Este estudio, que aprovecha los vastos recursos de la Colaboración CTT, representa el examen más exhaustivo de la conexión entre las estatinas y la diabetes que se ha llevado a cabo hasta la fecha.

Mediante el análisis de los datos individuales de los participantes en 23 grandes ensayos a largo plazo, aleatorizados y a doble ciego, los investigadores pudieron aportar una claridad sin precedentes sobre varias cuestiones fundamentales:

1. El riesgo de diabetes depende de la dosis: el estudio demostró que el riesgo de sufrir diabetes aumenta con la intensidad de las estatinas. El tratamiento con estatinas de intensidad baja a moderada se asoció con un aumento del 10 % en el riesgo de diabetes de nueva aparición, mientras que las estatinas de intensidad alta aumentaron el riesgo en un 36 %. Esta relación dependiente de la dosis proporciona información crucial para los médicos que sopesan los beneficios y los riesgos de diferentes regímenes con estatinas.

2. Cambios glucémicos: los investigadores descubrieron que el tratamiento con estatinas produjo aumentos pequeños pero significativos en los niveles de glucosa en la sangre y HbA1c. La HbA1c, o hemoglobina glucosilada, es una medida de los niveles promedio de azúcar en la sangre de una persona durante los últimos dos o tres meses.

En los participantes sin diabetes inicial, la glucosa media aumentó en 0.04 mmol/l, tanto con las estatinas de intensidad baja/moderada como con las de intensidad alta. La HbA1c aumentó un 0.06 % con estatinas de intensidad baja/moderada y un 0.08 % con estatinas de intensidad alta. Estos hallazgos ayudan a explicar el mecanismo que se encuentra detrás del mayor riesgo de diabetes.

3. Personas de alto riesgo: es importante destacar que el estudio reveló que el 62 % de los nuevos casos de diabetes ocurrieron entre participantes que ya estaban en el cuarto superior de las medidas glucémicas iniciales. Esto sugiere que las personas con intolerancia a la glucosa preexistente tienen mayor riesgo de padecer diabetes inducida por estatinas.

4. Efectos sobre la diabetes existente: el estudio también examinó el impacto de las estatinas en personas con diabetes preexistente. Se descubrió que las estatinas se relacionaban con un modesto deterioro del control glucémico en estos pacientes, con riesgos relativos de 1.10 para el tratamiento de intensidad baja/moderada y de 1.24 para el de intensidad alta. En otras palabras, las estatinas tuvieron un pequeño efecto negativo sobre el control del azúcar en la sangre en las personas con diabetes y este efecto fue más fuerte con dosis más altas.

5. Coherencia entre poblaciones: los efectos relativos del tratamiento con estatinas sobre la diabetes de nueva aparición fueron similares entre los diferentes tipos de participantes y a lo largo del tiempo, lo que sugiere una amplia aplicabilidad de estos hallazgos.

Estos resultados proporcionan una comprensión mucho más detallada de la relación entre las estatinas y la diabetes que la disponible en el ensayo JUPITER o en estudios posteriores, pero en última instancia confirman lo que siempre hemos sabido: que las estatinas aumentan el riesgo de diabetes.

Las estatinas se relacionan con el cáncer, las cataratas y los efectos adversos neurológicos

Los medicamentos para reducir el colesterol a base de estatinas se encuentran entre los medicamentos más recetados en Estados Unidos, pero pueden causar efectos adversos, hasta más graves que la diabetes.8 El efecto adverso más común y mejor documentado son los síntomas relacionados con los músculos, que van desde una miopatía leve hasta una rabdomiólisis grave. Se cree que estos problemas musculares se deben a una disfunción de las mitocondrias y a alteraciones en el metabolismo de las proteínas musculares.

Aunque los casos graves son raros, el impacto en la calidad de vida y la adherencia al tratamiento son importantes para los afectados. También se han examinado los efectos neurológicos de las estatinas y se reveló un posible vínculo con un mayor riesgo de derrame cerebral hemorrágico.9

Una investigación publicada en Scientific Reports también encontró una relación significativa entre el uso a largo plazo de medicamentos anticolesterol (sobre todo estatinas) y un mayor riesgo de cáncer de páncreas.10 Este efecto fue pronunciado en individuos que habían usado estos medicamentos durante más de cinco años.

El mayor riesgo de cáncer de páncreas se observó en la población total y también cuando se consideraron a hombres y mujeres por separado. Esto sugiere que el efecto no se limita a un género específico. Si bien el estudio no explica bien el mecanismo detrás de este aumento en el riesgo, si hace referencia a un estudio en animales que sugirió que las estatinas podrían tener propiedades cancerígenas en dosis equivalentes a las que suelen recetarse a los humanos.11

También existe la preocupación de que las estatinas aumenten el riesgo de cataratas cuando interfieren con la biosíntesis del colesterol en el epitelio del cristalino. Un estudio encontró que el 1.9 % de los pacientes se sometieron a cirugía de cataratas durante un período de seguimiento de tres años.12

En particular, la rosuvastatina se asoció con una incidencia 1 % mayor de cirugía de cataratas en comparación con la atorvastatina, y es probable que esto se deba a su mayor capacidad para reducir el colesterol LDL. Esto sugiere que las estatinas más potentes, como la rosuvastatina, conllevan un mayor riesgo de que se formen cataratas.

Las directrices actualizadas podrían llevar a que las prescripciones de estatinas disminuyan un 40 %

Un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine sugiere que si las agencias sanitarias de Estados Unidos adoptan directrices actualizadas basadas en las ecuaciones de la guía titulada “Predicting Risk of Cardiovascular Disease Events” (PREVENT) de 2023 de la Asociacion Ameericana del Corazon,13 el número de adultos que podría recibir tratamiento con estatinas se reduciría de forma drástica de 45.4 millones a 28.3 millones.14

Esta reducción del 40 % en las prescripciones de estatinas representa un cambio importante en el enfoque convencional de la prevención de enfermedades cardiovasculares. El estudio, que analizó datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (2017 a marzo de 2020), encontró que las ecuaciones PREVENT estiman un riesgo mucho menor de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) a 10 años en comparación con las ecuaciones de cohorte agrupadas (PCE) que se utilizaron con anterioridad.

En promedio, las ecuaciones PREVENT estimaron un riesgo de ASCVD a 10 años del 4.3 %, casi la mitad del riesgo del 8 % que se calculó mediante los ECP. Esta diferencia fue notable entre los adultos de raza negra y las personas de entre 70 y 75 años. Si se adoptan estas nuevas directrices, podría significar que cerca de 17.3 millones de adultos menos cumplirían los criterios para recibir tratamiento con estatinas en prevención primaria.

Además, unos 4.1 millones de personas que están tomando estatinas en la actualidad podrían dejar de cumplir los criterios de elegibilidad, lo que podría dar lugar a que se les suspenda la medicación. Este cambio podría tener implicaciones de largo alcance para la atención al paciente y las estrategias de salud pública, lo que incluye una menor prescripción de estatinas.

La disfunción metabólica podría provocar aterosclerosis

En 1977, con la publicación del estudio Framingham,15 no se encontró ninguna correlación entre las enfermedades cardíacas y el colesterol total. Además, aunque las estatinas se recetan sobre todo para reducir el colesterol LDL, algunos expertos argumentan que la resistencia a la insulina, y no el LDL alto, es la causa principal de la aterosclerosis, que es la base de muchas enfermedades cardíacas.

Si las estatinas empeoran la sensibilidad a la insulina a la vez que reducen las LDL, hacen muy poco por abordar la causa fundamental de la enfermedad cardiovascular. Esto sugiere que las estrategias que se enfocan en mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el estrés oxidativo podrían ser más eficaces para prevenir enfermedades cardíacas que para reducir el colesterol LDL. También plantea varias cuestiones sobre el uso generalizado de estatinas, sobre todo a la luz de su capacidad para aumentar el riesgo de diabetes.

Mientras tanto, las investigaciones sugieren que la salud intestinal tiene un rol importante en la salud cardiovascular. Se han relacionado ciertas bacterias intestinales, en particular la Oscillibacter, con niveles más bajos de colesterol y un menor riesgo de enfermedades cardíacas.16,17 Estas bacterias pueden descomponer el colesterol en moléculas más pequeñas que no aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas.

Mantener un microbioma intestinal diverso y equilibrado, al igual que fomentar de manera especial las bacterias intolerantes al oxígeno, como la Akkermansia, puede fortalecer las defensas intestinales y la salud general. La importancia de la salud intestinal para prevenir enfermedades cardíacas no solo consiste en controlar el colesterol.

Las bacterias intolerantes al oxígeno producen ácidos grasos de cadena corta que son beneficiosos para la salud intestinal. No obstante, varios factores del estilo de vida moderno, como el consumo de aceite de semillas y la exposición a toxinas como las sustancias químicas disruptoras endocrinas en los plásticos, pueden alterar este delicado equilibrio y provocar un aumento de la producción de endotoxinas y de la inflamación sistémica.

Lo mejor para la salud del corazón es un enfoque holístico

Esto subraya la necesidad de un enfoque holístico para la salud cardíaca que tenga presente el microbioma intestinal, la función mitocondrial y una serie de indicadores de salud más allá de las medidas tradicionales del colesterol, así como estrategias terapéuticas y alternativas a las estatinas.

Asimismo, debe considerarse que, a medida que se envejece, la producción natural de CoQ10 disminuye y que el consumo de estatinas reduce aún más esta importante coenzima. Las estatinas inhiben una enzima que es fundamental para la producción de colesterol y CoQ10, lo que provoca efectos secundarios, como problemas musculares. Además, la reducción del colesterol LDL por las estatinas disminuye de manera inadvertida el transporte de CoQ10 en el torrente sanguíneo.

Para las personas que toman estatinas, es importante complementar su alimentación con CoQ10 o su forma más biodisponible, que es el ubiquinol. La dosis recomendada puede variar mucho, desde 100 a 200 miligramos (mg) diarios para usuarios de estatinas hasta 30 mg y 1200 mg para otros, dependiendo de su estado de salud y factores de estilo de vida. Consulte a su proveedor de atención médica para determinar la dosis adecuada para usted.

También es importante no limitarse al colesterol total y al colesterol LDL para determinar el riesgo de enfermedad cardiaca. Las siguientes pruebas pueden darle una idea más precisa de su riesgo de enfermedad cardíaca:

Índice de omega-3

Relación HDL/colesterol total

Nivel de insulina en ayunas

Nivel de azúcar en la sangre en ayunas

Relación triglicéridos/HDL

Nivel de hierro

El hecho de que la prescripción de estatinas se haya reducido gracias a la actualización de las herramientas de evaluación del riesgo, y su continua relación con problemas de salud, como la diabetes, destaca aún más la importancia de las estrategias personalizadas e integrales para mantener la salud cardiovascular.

A medida que evolucione nuestra comprensión sobre la compleja interacción entre la salud metabólica y las enfermedades cardiovasculares, es probable que se reconsideren las actuales estrategias de prevención y tratamiento, y que se deje de prestar tanta atención a la reducción del colesterol LDL para adoptar un enfoque más integral de la salud metabólica.