📝HISTORIA EN BREVE

  • El ejercicio beneficia a las pacientes con cáncer de mama, ya que refuerza la función del sistema inmunológico y disminuye el riesgo de recurrencia. Una sesión de ciclismo de intensidad moderada de 30 minutos aumentó en un 202 % los glóbulos blancos que destruyen tumores, en particular las células asesinas naturales
  • Para las pacientes con cáncer de mama que recibían quimioterapia, hacer ejercicio en el hogar y llevar una alimentación nutritiva produjo mejores resultados. El 53 % de los participantes no mostraron signos de cáncer después del tratamiento, en comparación con el 28 % en el grupo de atención habitual
  • El ejercicio mejora la función cognitiva en las pacientes que sobreviven al cáncer de mama, y el entrenamiento aeróbico es el más estudiado. Es probable que la comunicación músculo-cerebro influya en estos beneficios
  • Una combinación de varios tipos de ejercicio y cambios en la alimentación es lo más efectivo para las pacientes con cáncer de mama. Los programas multimodales que combinan diferentes ejercicios con cambios en la alimentación reducen mejor la grasa y mantienen la masa muscular
  • Caminar es un ejercicio accesible y de bajo impacto que podría ayudar a disminuir el riesgo de cáncer y mejorar los índices de supervivencia. Las sobrevivientes de cáncer de mama que caminaban más de 15 minutos todos los días, tenían un riesgo 60 % menor de muerte

🩺Por el Dr. Mercola

El ejercicio podría mejorar los resultados para las pacientes con cáncer de mama. Aunque desde hace mucho tiempo se demostró que la actividad física beneficia la salud general, cada vez existe más evidencia que demuestra sus ventajas específicas para quienes luchan contra el cáncer de mama. Desde reforzar la función del sistema inmunológico hasta mejorar la salud cognitiva, el ejercicio es una herramienta poderosa que podría ayudar en el tratamiento del cáncer.

Un estudio que se publicó en la revista Frontiers in Immunology se centró en pacientes recién diagnosticados, y encontró que incluso una sola sesión de ejercicio es beneficiosa y genera cambios positivos en las células inmunitarias circulantes.1 Estos hallazgos brindan información nueva sobre los mecanismos por los que la actividad física podría favorecer la recuperación y apoyar a los pacientes en su lucha contra el cáncer de mama.

Una sesión de ejercicio de 30 minutos aumenta los glóbulos blancos que destruyen tumores

Investigadores de la Universidad de Turku en Finlandia analizaron cómo una sesión de ciclismo de intensidad moderada de 30 minutos influyó en varios subconjuntos de células inmunitarias en la sangre de 19 pacientes con cáncer de mama de entre 36 y 68 años.2 Los participantes aún no comenzaban sus tratamientos contra el cáncer y participaron en la sesión de ciclismo a su propio ritmo.3

Después de la sesión de ejercicio se generaron cambios significativos en la composición de las células inmunitarias, incluyendo un aumento en varios tipos de células inmunitarias, como leucocitos totales, neutrófilos, linfocitos y varios subconjuntos de células T. Algo que llamó mucho la atención fue el aumento considerable de las células asesinas naturales (NK, por sus siglas en inglés), las cuales mostraron un aumento del 202 % al final del período de ejercicio en comparación con los niveles de reposo.

Los investigadores también observaron cambios en las proporciones de diferentes células inmunitarias. El porcentaje de células NK y células T CD8+ aumentó, mientras que la proporción de células supresoras derivadas de mieloides (CSDM) disminuyó. Estos cambios sugieren una posible evolución hacia un perfil inmunológico con mayor resistencia a los tumores después del ejercicio.

Según Tiia Koivula, autora del estudio:

"El equilibrio de los diferentes tipos de glóbulos blancos determina si el sistema inmunológico trabaja para destruir o apoyar el cáncer. Si hay más células que destruyen el cáncer que células que lo promueven en el área del tumor, el cuerpo tendrá una mayor capacidad para combatir el cáncer".4

Por interesante que parezca, el estudio también encontró una correlación entre algunos movimientos de las células inmunitarias y varios aspectos del estado de la enfermedad, como el tamaño del tumor y el estado del receptor hormonal. Tiia continuó:5

"Descubrimos que, durante el ejercicio, la cantidad y proporción de células que destruyen el cáncer aumentan en el torrente sanguíneo, mientras que la proporción de células que promueven el cáncer se mantiene igual o disminuye. Sin embargo, no sabemos con exactitud si estos cambios en el torrente sanguíneo también provocan cambios en el recuento de glóbulos blancos en el área del tumor.
En este estudio, se observó que el número de casi todos los tipos de glóbulos blancos disminuyó a los valores de reposo una hora después del ejercicio. Con la información actual no podemos determinar a dónde van los glóbulos blancos después del ejercicio, pero en varios estudios preclínicos se observó que las células que destruyen el cáncer migran al área del tumor".

El ejercicio podría mejorar los resultados durante el tratamiento

A menudo, las personas se resignan a recibir quimioterapia, ya sea por miedo, decisión propia o indicación de sus seres queridos u oncólogo. Sin embargo, muchos médicos de medicina alternativa que tratan a pacientes con cáncer mencionan que su mayor desafío es que casi nadie acude a verlos antes de que reciban quimioterapia, la cual, a menudo, destruye las capacidades curativas del cuerpo.

De acuerdo con un ensayo aleatorio que se publicó en el Journal of Clinical Oncology, el ejercicio podría beneficiar a las personas que reciben quimioterapia.6 Los investigadores reunieron a un grupo de 173 mujeres con cáncer de mama de diferentes etapas y las dividieron en dos grupos: uno que recibió ejercicio en el hogar y cambios en su alimentación y otro que continuó con su atención habitual.

Entre las mujeres que recibían quimioterapia antes de la cirugía, conocida como quimioterapia neoadyuvante, el grupo que hizo más ejercicio y comió más saludable tuvo resultados mucho mejores. Más de la mitad de ellas (53 %) experimentaron una respuesta patológica completa (RPC), lo que significa que no quedaron signos de cáncer después del tratamiento, en comparación con el 28 % del grupo de atención habitual.

El estudio también indicó que, a pesar del índice elevado de efectos secundarios inducidos por la quimioterapia, los participantes del grupo de intervención pudieron mejorar la calidad de su alimentación durante el tratamiento. "Dado que la RPC es un predictor de recurrencia y mortalidad, nuestros hallazgos podrían brindar a los oncólogos una intervención de atención de apoyo que podría ayudar a mejorar los resultados de supervivencia", concluyeron los investigadores. 7

El ejercicio mejora la función cognitiva en las pacientes que sobreviven al cáncer de mama

Muchas mujeres que sobreviven al cáncer de mama expresan sus inquietudes sobre sus capacidades cognitivas después de la enfermedad. Se trata de un fenómeno conocido como deterioro cognitivo relacionado con el cáncer (CRCI, por sus siglas en inglés), el cual ha despertado el interés de los investigadores. Esta es otra área en la que el ejercicio podría ayudar.

Una revisión que se publicó en la revista Breast Cancer8 se centró en descubrir cómo los programas de actividad física y ejercicio influyen en el CRCI de las pacientes que sobreviven al cáncer de mama, y analizó estudios que se publicaron durante un período de 21 años desde 2000 hasta 2021.

De 1129 artículos, solo 20 cumplieron con los criterios para poder incluirse en esta revisión. La mayoría de los estudios observacionales eran transversales, lo que significa que analizaron datos de un momento específico en el tiempo. En cuanto al aspecto experimental, la mayoría eran ensayos controlados aleatorios o ensayos cruzados aleatorios, los cuales se consideran el estándar en la investigación.

Los estudios utilizaron diversas herramientas para medir la función cognitiva, incluyendo pruebas neuropsicológicas y cuestionarios autoinformados.

En lo que respecta a la actividad física, la mayoría de los estudios se centraron en la actividad física de moderada a vigorosa (AFMV), que se define como actividades que requieren más de 3 MET (o equivalente metabólico de una tarea) de gasto energético. A modo de comparación, 1 MET describe el coste energético de una persona sentada, mientras que caminar a un ritmo moderado de 3 millas (4.8 Km) por hora requiere alrededor de 3.5 MET. 9

Aunque aún no hay mucha evidencia, el ejercicio podría ayudar a mejorar la salud cerebral de las pacientes que sobreviven al cáncer de mama. El entrenamiento aeróbico es el tipo de ejercicio que más se estudió.

Los investigadores concluyeron que "el enfoque exploratorio de esta revisión demuestra evidencia limitada, pero cada vez más prometedora, sobre el potencial del ejercicio para mejorar la salud cerebral en las pacientes que sobreviven al cáncer de mama".10 Por interesante que parezca, los investigadores mencionaron que la comunicación entre los músculos y el cerebro podría influir en los beneficios del ejercicio en la función cognitiva.11

Qué tipos de ejercicio son mejores para las pacientes y sobrevivientes de cáncer de mama

Para las pacientes que sobreviven al cáncer de mama, el ejercicio no solo es para ponerse en forma, es para recuperarse tanto física como mentalmente y encontrar una manera de recuperar su vida "normal" después del tratamiento contra el cáncer. Una revisión sistemática y metasíntesis analizó cómo se sienten las pacientes que sobreviven al cáncer de mama con respecto al ejercicio después de terminar su tratamiento.

Los investigadores revisaron nueve bases de datos y 24 estudios para encontrar qué es lo que ayuda a los sobrevivientes a seguir con sus programas de ejercicios y qué les impide hacerlo. Una de las conclusiones principales es que las pacientes que sobreviven al cáncer de mama necesitan apoyo constante para seguir haciendo ejercicio. Además de un buen plan de ejercicios, esto implica apoyo emocional y estímulo por parte de los médicos, familiares y otras personas.

Por último, el estudio reveló que un esfuerzo conjunto de diferentes tipos de expertos, para crear programas de ejercicio que de verdad funcionen, es lo ideal para las pacientes que sobreviven al cáncer de mama.12 En cuanto a qué tipos de ejercicio son los mejores, una revisión sistemática y un metaanálisis que incluyó 84 estudios analizó qué tipo de ejercicio, actividad física y alimentación funciona mejor para disminuir la grasa y aumentar la masa muscular magra.13

La obesidad podría aumentar el riesgo y recurrencia de cáncer de mama. Además, podría provocar resultados peores para quienes luchan contra dicha enfermedad. Por ende, es muy importante encontrar formas efectivas de controlar el peso en mujeres diagnosticadas con cáncer de mama o con riesgo elevado de padecerlo.

El estudio reveló que no es solo un enfoque el que funciona mejor: es una combinación de varios. Las intervenciones más efectivas fueron las que combinaron diferentes estrategias. Por ejemplo, combinar la restricción calórica con ejercicio ayudó a reducir la masa grasa y el peso corporal. No obstante, cuando se trata de desarrollar masa muscular, el ejercicio de resistencia tuvo mejores resultados.

En general, los programas multimodales (que son los combinan diferentes tipos de ejercicio con cambios en la alimentación) fueron los mejores. Esos programas fueron los más efectivos para perder grasa, disminuir el porcentaje de grasa corporal y de peso corporal en general, así como para aumentar o mantener la masa muscular.

Para muchas personas, caminar es una actividad física muy recomendada

Ya sea que quiera reducir su riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer o recuperarse de una enfermedad, caminar podría mejorar su salud física y mental. Además, es gratis y se puede hacer casi en cualquier lugar y, como es de bajo impacto e intensidad moderada, es apropiada para personas de todas las edades y niveles de condición física.

Una revisión que se publicó en la revista GeroScience14 encontró que caminar combate el envejecimiento y que podría reducir el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la edad, como el cáncer. "Un análisis reciente de la cohorte del Biobanco del Reino Unido, el cual midió el recuento de pasos diarios mediante un acelerómetro de 78 500 personas, demostró que aumentar el número de pasos diarios, incluyendo las caminatas, podría tener relación con un riesgo menor de cáncer incidental y mortalidad por cáncer", explicaron los investigadores. 15

En otro ejemplo, un estudio de cohorte, el cual incluyó a pacientes que sobrevivieron al cáncer de mama, descubrió que incluso la actividad física moderada, como caminar, podría tener relación con un riesgo 60 % menor de muerte.16 La Dra. Reina Haque, epidemióloga y autora del estudio, dijo lo siguiente en un comunicado de prensa:17

"Nuestro estudio demuestra que las pacientes que sobreviven al cáncer de mama y que hacen ejercicio a niveles moderados, como caminar más de 15 minutos todos los días, podrían experimentar los mismos beneficios de supervivencia que aquellas que hacen ejercicio más intenso".

A diferencia del ejercicio de alta intensidad, el cual podría ser contraproducente si se realiza en exceso, la actividad de intensidad moderada, como caminar, ofrece los beneficios de la actividad física pero sin los riesgos del ejercicio excesivo.

Consejos importantes para prevenir el cáncer de mama

La disfunción mitocondrial es la base de la mayoría de las enfermedades crónicas, incluyendo el cáncer. Además del consumo excesivo de ácido linoleico, la disbiosis intestinal que provoca que se produzcan endotoxinas y la exposición a campos electromagnéticos (CEM), el predominio de estrógenos es uno de los factores principales en la disfunción mitocondrial.

Los estrógenos son uno de los factores principales que podrían aumentar el riesgo de cáncer, al igual que la exposición a la contaminación por plásticos que aporta sus xenoestrógenos, ya que ambos afectan la función de las mitocondrias. La progesterona es el antídoto porque no sólo es antiestrogénica, sino que también inhibe el cortisol y estimula la producción de energía celular en las mitocondrias, ya que bloquea el estrógeno y cortisol.

Los anticonceptivos hormonales también podrían aumentar el riesgo de cáncer de mama. Un estudio de casos, controles y metaanálisis que se publicó en la revista PLOS Medicine, evaluó el riesgo de cáncer de mama relacionado con diferentes tipos de anticonceptivos hormonales.18 El estudio encontró que el uso actual o reciente de anticonceptivos hormonales podría tener relación con un riesgo mayor de cáncer de mama, mientras que los investigadores mencionaron lo siguiente:19

"Nuestros hallazgos sugieren que existe un aumento relativo del 20 % al 30 % en el riesgo de cáncer de mama relacionado con el uso actual o reciente de anticonceptivos por vía oral combinados o solo de progestágenos...
Cuando combinamos nuestros hallazgos sobre los anticonceptivos por vía oral con los resultados de estudios previos (que incluyeron mujeres en un rango de edad más amplio), ambos sugieren que el exceso de riesgo absoluto de cáncer de mama a 15 años, relacionado con el uso de anticonceptivos por vía oral, varía de 8 por 100 000 usuarias (un aumento del 0.084 % al 0.093 % en la incidencia) para el uso entre los 16 y 20 años a cerca de 265 por 100 000 usuarias (del 2.0 % al 2.2 %) para el uso entre los 35 y 39 años".

Estrategias adicionales para disminuir sus niveles de estrógeno

Elija productos naturales: elija productos de cuidado personal naturales y orgánicos, incluyendo maquillaje y productos para el cuidado de la piel y el cabello, con el fin de reducir la exposición a productos químicos sintéticos como parabenos y ftalatos, los cuales tienen propiedades estrogénicas.

Reduzca la exposición a pesticidas: siempre que sea posible, elija productos orgánicos para reducir la exposición a los pesticidas, ya que la mayoría tienen efectos estrogénicos. Lavar muy bien las frutas y vegetales también podría ayudar a eliminar los residuos de pesticidas.

Revise los productos de su hogar: muchos productos de limpieza para el hogar, detergentes para ropa y aromatizantes ambientales contienen sustancias químicas con propiedades estrogénicas. En su lugar, elija opciones naturales y no tóxicas o prepare sus propios productos de limpieza con vinagre, bicarbonato de sodio y aceites esenciales.

Evite los envases de plástico: disminuya el uso de recipientes de plástico y empaques de alimentos, ya que podrían filtrar compuestos estrogénicos a los alimentos y bebidas. En su lugar, utilice recipientes de vidrio o acero inoxidable para guardar sus alimentos o agua.

Mantenga un peso saludable: Lleve una alimentación balanceada y haga ejercicio con regularidad. Esto disminuye el riesgo de sobrepeso u obesidad. El exceso de grasa corporal, en especial alrededor de los muslos, cadera y glúteos, también podría ser un factor en los niveles elevados de estrógeno.

Apoye la salud de su hígado: el hígado es fundamental para metabolizar y eliminar el exceso de estrógeno del cuerpo. Lleve una alimentación nutritiva, disminuya el consumo de alcohol y considere agregar hierbas y suplementos que beneficien el hígado, como el cardo mariano o la raíz de diente de león.

Promueva el equilibrio hormonal de forma natural: explore enfoques naturales que promuevan el equilibrio hormonal, como consumir vegetales crucíferos bien cocidos, como brócoli, coliflor y col rizada, los cuales contienen compuestos que favorecer el metabolismo de los estrógenos y la desintoxicación.

Disminuya el estrés: controle el estrés a través de técnicas de relajación, como la meditación, el yoga, los ejercicios de respiración profunda o pasar tiempo en la naturaleza. El estrés crónico podría alterar el equilibrio hormonal, incluyendo los niveles de estrógeno, por lo que es esencial aprender a reducirlo.