📝HISTORIA EN BREVE

  • Dos nuevos estudios presentan pruebas de que los niños vacunados tienen más problemas de salud que los niños que no son vacunados
  • Entre los bebés prematuros no vacunados, no se encontró ningún vínculo con los trastornos del desarrollo neurológico (NDD, por sus siglas en inglés). Sin embargo, se detectó un vínculo significativo entre las vacunas y los NDD, sin importar si el niño era prematuro o nacido a término
  • La combinación de parto prematuro y las vacunas, se asoció con un aumento del 660 % de probabilidades de desarrollar NDD, lo que sugiere que hay un efecto sinérgico

🩺Por el Dr. Mercola

Con respecto a la seguridad de las vacunas, el argumento que he expresado con frecuencia es la falta de estudios confiables que comparen las poblaciones vacunadas con las no vacunadas.

En el mejor de los casos, hemos realizado encuestas de vacunación1 que se basan en información dada por las propias personas,2 y aunque las pruebas sugieren fuertemente que los niños no vacunados experimentan mejor salud y menos problemas médicos, la mayoría de los funcionarios de salud pública las consideraron poco importantes.

También hay estudios publicados que demuestran que la vacunación anual contra la influenza tiene efectos negativos para la salud3,4,5,6 y que a largo plazo podrían causar más daño que beneficio.

Además, dos estudios piloto dirigidos por Anthony Mawson7 un epidemiólogo interdisciplinario y científico social con un doctorado en salud pública, han ayudado a dar mayor claridad a este tema.

La regla de oro de la investigación científica es la replicación y, aunque las conclusiones de estos estudios necesitan ser replicadas con otras fuentes de información, son otra prueba de que hay resultados negativos en la salud de los niños vacunados y que los niños que no reciben vacunación, en realidad son más saludables. Este es un buen comienzo, y es importante saber que estos estudios existen.

Los programas de vacunación podrían poner a los niños prematuros en mayor riesgo de sufrir trastornos del desarrollo neurológico

El primer artículo8 publicado en la revista Journal of Translational Science, el 24 de abril de 2017, es un estudio transversal de niños de 6 a 12 años de edad que exploran la asociación entre el parto prematuro, la vacunación y los trastornos del desarrollo neurológico, con base en información tanto de poblaciones vacunadas como no vacunadas.

Los bebés prematuros reciben las mismas vacunas y el número de dosis recomendadas por el programa federal de vacunación infantil que los bebés nacidos a término, y en el mismo esquema de tiempo.

Los datos demuestran que entre el 8 % y 27 % de los niños demasiado prematuros desarrollan trastorno del espectro autista (ASD por sus siglas en inglés).

Se sabe que el nacimiento prematuro es un factor de riesgo para los problemas del desarrollo neurológico en diferentes grados de severidad, sin embargo, antes de este estudio nunca se había evaluado el impacto que tiene el plan de vacunación sobre este riesgo.

No es sorprendente que los resultados sugieran que es posible que el programa de vacunación infantil recomendado por el gobierno federal no sea apropiado para bebés prematuros. Una parte del extracto dice:

"Se desconoce el posible papel de la vacunación en los trastornos del desarrollo neurológico (NDD) en niños prematuros, en parte porque los ensayos clínicos previos a la autorización de vacunas pediátricas han excluido a los bebés exprematuros.
Este trabajo explora la asociación entre el parto prematuro, la vacunación y los NDD, con base en el análisis secundario de los datos de una encuesta anónima que se realizó a mamás; se compara la historia del nacimiento y los resultados en materia de salud de niños vacunados y no vacunados que estudian en casa entre 6 y 12 años de edad.
Se obtuvo una muestra de conveniencia de 666 niños, de los cuales 261 (39 %) no estaban vacunados; el 7.5 % tenía un NDD... y el 7.7 % fue prematuro. No se encontró ningún vínculo entre el nacimiento prematuro y los NDD en ausencia de vacunación...
Sin embargo, la vacunación junto con el parto prematuro se asoció con el aumento de las probabilidades de padecer NDD, que van desde 5.4 [%] en comparación con niños vacunados, pero no prematuros, a 14.5 [%] en comparación con niños que no eran prematuros ni habían sido vacunados.
Los resultados de este estudio piloto apuntan indicios sobre la epidemiología y la causalidad de los NDD, pero cuestionan la seguridad de las prácticas de vacunación actuales en los neonatos prematuros.
Se necesitan más investigaciones para validar e investigar estas asociaciones con el fin de optimizar el impacto de las vacunas en la salud de los niños".

La vacunación también está relacionada con un mayor riesgo de NDD entre los bebés nacidos a tiempo

El hecho de que no se haya encontrado ningún vínculo entre el nacimiento prematuro y los NDD en los niños que no fueron vacunados, plantea la inquietante posibilidad de que el programa de vacunación para bebés prematuros podría ser responsable de los trastornos neurológicos que algunos bebés prematuros presentan, los cuales se suponía que simplemente eran el resultado de su nacimiento antes de tiempo.

De hecho, esta provocadora posibilidad está reforzada por el descubrimiento de que la vacunación también se vincula con un mayor riesgo de sufrir NDD entre los niños nacidos a tiempo.

Como se señala en el artículo, además de que los bebés prematuros han sido excluidos de los ensayos previos a la autorización de la licencia de la vacuna, otra de las razones por las que nunca se ha investigado formalmente esta situación es "la supuesta seguridad general de las vacunas". Los resultados revelan por qué asumir dicha seguridad tiene una lógica equivocada.

Otro ejemplo notable de porqué nunca se debe asumir la seguridad son los estudios realizados en África Occidental que revelaron que una vacuna de altos títulos contra el sarampión interactuó con una vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP, por sus siglas en inglés), lo cual dio como resultado un aumento del 33 % en la mortalidad infantil.9

Esos impactantes resultados hicieron que se retirara la vacuna contra el sarampión. Sin embargo, ¿qué habría sucedido si esos estudios nunca se hubieran llevado a cabo? Está claro que necesitamos más de ellos.

El hecho es que todas las vacunas deben ser cuidadosamente evaluadas no sólo de forma individual para la seguridad a largo plazo, sino también para la toxicidad sinérgica cuando se administran en combinación con otras vacunas, y si se administran en repetidas ocasiones durante un período de tiempo.

En el año 2013, un comité de médicos del Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés) de la Academia Nacional de Ciencias, señaló que el actual programa de vacunación infantil que recomienda el gobierno federal para bebés y niños desde el nacimiento hasta los 6 años no había sido estudiado apropiadamente en materia de seguridad.10

Los médicos y el personal del OIM sólo pudieron identificar menos de 40 estudios publicados en los últimos 10 años con respecto al programa de vacunación en niños de 0 a 6 años.

El comité del OIM concluyó que no había suficiente evidencia científica para determinar si el número de dosis y el tiempo en que fueron recomendadas las vacunas que reciben los niños de acuerdo con el programa federal, durante los primeros seis años de vida están asociadas con problemas de salud en bebés prematuros o con el desarrollo de trastornos cerebrales crónicos y del sistema inmunológico, los cuales afectan el desarrollo intelectual, aprendizaje, atención, comunicación y comportamiento de los niños, tales como el ADD (trastorno por déficit de atención)/ADHD (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), problemas de aprendizaje y autismo.

Esta es la razón por la que los estudios piloto de Mawson tienen gran valor y por qué deben llevarse a cabo muchos más estudios sobre la salud de los niños vacunados en comparación con los no vacunados.

Como señala el informe del OIM11 titulado: "Programa de Seguridad y Vacunación Infantil" en el año 2013, se necesitan estudios para examinar:

  • Los efectos acumulativos a largo plazo de las vacunas
  • El momento de la vacunación en relación con la edad y la salud del niño
  • Los efectos de la dosis total o del número de vacunas administradas en un momento determinado
  • El efecto de los componentes de la vacuna en relación con los resultados médicos
  • Los mecanismos biológicos de los daños relacionados con las vacunas

También es importante que las personas comprendan que la base de datos de datos Vaccine Safety Datalink (VSD), que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos usan para publicar estudios que concluyen que los riesgos de la vacuna son insignificantes o inexistentes, es un sistema cerrado.12

Los datos de los expedientes médicos de los pacientes en la VSD se obtienen de organizaciones para la prevención de la salud que son pagadas por los CDC con el fin de que participen. Los datos de los expedientes médicos de la VSD no son de fácil acceso para los investigadores, lo cual, en todo caso, hace que las conclusiones de los CDC sean prácticamente imposibles de replicar y verificar.

Esto definitivamente no es correcto porque impide la confirmación independiente de las conclusiones de los CDC que afirman que los riesgos de las vacunas son mínimos y que el programa gubernamental de vacunación para la primera infancia es seguro, lo cual contribuye a la insuficiente evidencia científica a favor o en contra la seguridad de las vacunas.

Resumen de las conclusiones

Los autores de un estudio recientemente publicado sobre el parto prematuro, la vacunación y los trastornos del desarrollo neurológico, resumen sus hallazgos de la siguiente manera:

  • El parto prematuro sin vacunación no se asoció con NDD
  • El nacimiento a término con vacunación se asoció con 2.7 veces (270 %) mayor probabilidad de padecer NDD
  • El parto prematuro con vacunación se asoció 5.4 veces mayor probabilidad de padecer NDD en comparación con las de un bebé nacido a término con vacunación
  • El parto prematuro con vacunación se asoció con 12.3 veces mayor probabilidad de padecer NDD en comparación con un bebé prematuro sin vacunación (técnicamente no es significativo porque ningún niño en la muestra que padeciera NDD fue prematuro y no vacunado)
  • El parto prematuro con vacunación se asoció con 14.5 veces mayor probabilidad de padecer NDD en comparación con los niños que no eran ni prematuros ni habían sido vacunados

En los análisis de regresión ajustados, la asociación entre la vacunación y los NDD permanecieron incluso después de tener en cuenta otros factores contribuyentes.

En el modelo ajustado final, la combinación de nacimiento prematuro y vacunación, se asoció con un aumento del 660 % en las probabilidades de padecer NDD, "lo que sugiere un efecto sinérgico".

¿Cómo explican los autores estos hallazgos? Una "hipótesis tentativa" de porqué los bebés prematuros tienen mayor riesgo de padecer NDD se asoció con la administración de una o más vacunas. Los autores concluyeron:

"La administración de una o más vacunas podría acelerar los NDD en algunos recién nacidos prematuros al agravar un estado inflamatorio preexistente que está asociado con la prematuridad, esto da lugar a un daño cerebral como encefalopatía hepática y encefalopatía hipóxico-isquémica.
La insuficiencia hepática es un factor que predispone al nacimiento prematuro y este último se asocia con un mayor riesgo de lesión cerebral hipóxico-isquémica... De acuerdo con esta hipótesis, la disfunción hepática se reporta como un efecto adverso de la vacunación y como una característica de los niños con autismo.
Además, la hiperbilirrubinemia se asocia con el daño cerebral hipóxico-isquémico y es una característica de los recién nacidos prematuros, así como de los niños con trastornos cognitivos de aparición tardía y trastornos del espectro autista".

Un estudio piloto compara la salud de los niños vacunados y los no vacunados

El segundo artículo13 publicado en el mismo número de la revista, fue un estudio piloto "diseñado como una encuesta transversal a madres de niños vacunados y no vacunados que escolarizan en casa a sus hijos biológicos de entre 6 y 12 años", en donde se evaluó una mayor variedad de resultados de salud. Los resultados demostraron que los niños vacunados tuvieron:

"Muchas más probabilidades de ser diagnosticados con neumonía, otitis media, alergias y NDD (es decir, ASD, ADHD y/o un problema de aprendizaje).
Los niños vacunados también eran más propensos a utilizar medicamentos contra las alergias, haber tenido miringotomías con inserción de tubo, haber visitado al médico por un problema de salud durante el año anterior, y haber sido hospitalizados en algún momento del pasado".

De forma más específica, los resultados demostraron que los niños vacunados (parcial o totalmente) tenían significativamente más probabilidades de haber sido diagnosticados con las siguientes enfermedades, en comparación con los no vacunados:

  • Otitis media (19.8 % frente a 5.8 %)
  • Neumonía (6.4 % frente a 1.2 %)
  • Rinitis alérgica (10.4 % frente a 0.4 %), así como otras alergias (22.2 % frente a 6.9 %)
  • Eczema/dermatitis atópica (9.5 % frente a 3.6 %)
  • Cualquier enfermedad crónica (44 % frente a 25 %)

La revisión de la seguridad de las vacunas por el OIM sigue siendo de gran importancia

Este es el momento perfecto para mencionar que la revisión de seguridad de las vacunas por parte del OIM, "Efectos adversos de las vacunas: Evidencia y Causalidad",14 que fue publicada en agosto del 2011.

Junto con otros informes que el OIM ha publicado en materia de la seguridad de las vacunas a partir de 1991, es una de las revisiones de evidencia científica más importantes en la bibliografía médica acerca de que las vacunas pueden causar daños e incluso la muerte.

La Academia Nacional de Ciencias (NAS) a través del OIM (recientemente renombrada División de Salud y Medicina) ha analizado históricamente las políticas de salud y ha emitido informes a petición del gobierno de los Estados Unidos.

El NAS es considerado en todo el mundo como un prestigioso organismo científico y es financiado no sólo por agencias federales, sino también por compañías farmacéuticas, personas y organizaciones filantrópicas independientes.

Aunque los defensores de la seguridad de las vacunas han criticado los informes del OIM por ser demasiado conservadores y minimizar el alcance total de los riesgos de la vacuna, ninguna otra autoridad científica de prestigio ha reconocido de forma tan clara que las vacunas causan daño, en especial para personas susceptibles, y que hay grandes vacíos en los conocimientos científicos sobre la seguridad de las vacunas que necesitan ser abordados.

Los primeros informes del OIM sobre la seguridad de las vacunas se publicaron en los años 1991 (vacunas contra la tos ferina y la rubéola)15 y 1994 (vacunas DPT, polio, tétanos, difteria, sarampión, paperas, Hib y hepatitis B).16,17

Sin embargo, la reciente revisión del OIM sobre la bibliografía médica en el año 2011 fue de gran importancia por ser bastante completa. Durante un período de tres años, un comité médico examinó más de 1 000 estudios sobre vacunas que tenían relación con cuestiones de seguridad.

Curiosamente, y lo que es más importante, es que excluyeron los estudios financiados por la industria farmacéutica. La revisión del OIM se centró en ocho vacunas:

Hepatitis A-hepatitis B

Sarampión, paperas y rubéola

Vacuna antimeningocócica

Vacuna neumocócica

Difteria, tétanos y la tos ferina acelular, también conocida como DTaP o Tdap

Varicela zoster

Vacuna contra el virus del papiloma humano (HPV por sus siglas en inglés)

Vacuna contra la influenza

Conclusión impactante: el OIM no puede hacer conclusiones de causalidad para la mayoría de los resultados médicos adversos relacionados con las vacunas

Quizás lo más importante que el OIM hizo en esta revisión fue examinar dos categorías de ciencia:

  1. Investigación epidemiológica (grandes estudios que comparan los resultados médicos de diferentes grupos de personas)
  2. La ciencia de laboratorio (investigación científica básica sobre los mecanismos biológicos del cuerpo en funcionamiento a nivel celular y molecular)

Esto es importante porque muchos de los estudios que los que los CDC utilizan como evidencia de que las vacunas no causan ningún problema son estudios epidemiológicos y, si tienen deficiencias metodológicas, las conclusiones de los estudios epidemiológicos pueden estar fatalmente equivocados. En la revisión que se llevó a cabo en el año 2011, el comité del OIM revisó ambos tipos de ciencia.

La conclusión más impactante de este informe es que, aunque se reportaron más de 100 resultados médicos adversos después de la administración de ocho vacunas, el comité del OIM no pudo determinar si las vacunas causaban un trastorno cerebral o del sistema inmunológico, los cuales fueron comúnmente encontrados.

En resumen: en la mayoría de los casos la evidencia científica era insuficiente para llegar a una conclusión. Por lo tanto, el comité no pudo confirmar o negar la causalidad de la mayoría de los resultados médicos adversos que se reportaron después de la administración de ciertas vacunas, como esclerosis múltiple, lupus y autismo.

El OIM no exoneró a las vacunas como seguras para todas las personas

¿Por qué el OIM no pudo determinar si existía un vínculo causal directo entre las vacunas y los muchos resultados de salud adversos y graves que fueron evaluados en estos estudios?

Barbara Loe Fisher, fundadora del Centro Nacional de Información sobre Vacunas, www.NVIC.org, que es sin duda, el mejor recurso para acceder a información referenciada sobre las políticas y leyes de las vacunas en los Estados Unidos y la seguridad y efectividad de las mismas; sugirió cuatro posibles explicaciones:

  1. Los estudios no estaban disponibles en la bibliografía publicada
  2. Hubo muy pocos estudios que demostraran el mismo vínculo
  3. Los estudios disponibles carecían de solidez metodológica
  4. Los estudios disponibles eran conflictivos (es decir, había evidencia tanto a favor como en contra)

Fisher dice:

"Yo llamo a esta categoría, la categoría de "No sabemos". Cuando lo piensas, estas vacunas son obligatorias para niños, y sin embargo en la mayoría de los casos la evidencia científica [sobre seguridad] es tan insuficiente que, no saben.
Cuando se publicó el informe, había muchas organizaciones, como la Academia Americana de Pediatría, que salieron a decir: 'No encontraron la causalidad... así que las vacunas son seguras'.
Eso NO es lo que el reporte informa en absoluto. Creo que las personas necesitan comprender el significado del reporte... La categoría del "No sabemos" es muy importante".

La susceptibilidad individual que propone el OIM puede ser un cofactor

Es importante destacar que el informe de la OIM también habla sobre la susceptibilidad individual: el hecho de que algunas personas son más vulnerables a sufrir reacciones y lesiones a causa de la vacunación, por razones biológicas, genéticas y ambientales.

Según el informe, tanto las investigaciones de los mecanismos epidemiológicos como biológicos sugieren que muchas personas que experimentan una reacción adversa a las vacunas tienen una susceptibilidad preexistente.

Sin embargo, el informe también indica que, en la mayoría de los casos, los médicos NO SABEN cuáles son esas susceptibilidades individuales y no pueden predecir con anticipación quién sufrirá daños a causa de las vacunas.

Dicho esto, el comité médico que llevó a cabo la revisión de la bibliografía médica del OIM en 2011, enumeró algunas susceptibilidades individuales que creen que podrían ser importantes:

  • Variación genética
  • Edad
  • Coincidencia de enfermedades
  • Factores ambientales

Es un informe de 600 páginas, por lo que de ninguna manera es una lectura ligera. Sin embargo, todos los médicos que administran vacunas en realidad deben leerlo. Estar informados sobre lo que está publicado en la literatura médica, es parte de su responsabilidad.

Este informe deja claro que cuando la salud de un paciente se deteriora después de la vacunación, el hecho no puede ser descartado sólo como una coincidencia.

Los médicos tienen la responsabilidad de tomar en serio cada un problema de salud que implique la vacunación, en especial las visitas a la sala de emergencias, hospitalizaciones, lesiones y muertes, y deben presentar un informe al Sistema federal del Sistema Para Reportar Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS).

Cuando una persona experimenta un deterioro de salud después de haber sido vacunado, los médicos también necesitan comprender el peligro de administrar más vacunas hasta o al menos que la vacuna pueda ser completamente exonerada como factor causante o contribuyente a ese deterioro de salud.

¿Y adivine qué? Aunque haya más de 100 resultados adversos, la ciencia dice que no sabe si las vacunas pueden ser un factor causal.

Lo que esto nos dice es que los médicos--o cualquier persona--que recomiende y administre vacunas a las personas, en particular a niños vulnerables, necesitan aplicar el principio de precaución de "primero no hacer daño".

Esto es de suma importancia cuando los argumentos de la ciencia que apoyan la seguridad de todas las vacunas prescritas, de manera individual o en combinación para cualquier individuo; son tan débiles.