📝HISTORIA EN BREVE

  • El estudio Sequenced Treatment Alternatives to Relieve Depression (STAR*D), que se publicó en 2006, es el ensayo de mayor alcance y duración que se ha realizado sobre la efectividad de los antidepresivos hasta la fecha, y su importancia se basa en el hecho de que involucró a pacientes del mundo real
  • Los autores afirman que se relacionan con una tasa de remisión acumulada general del 67 % y, desde entonces, este estudio se utiliza para respaldar la afirmación de que los antidepresivos son muy efectivos.
  • Pero, una investigación acaba de demostrar que, la afirmación de que 7 de cada 10 pacientes se beneficiarán de tomar antidepresivos surgió del fraude y la mala conducta científica
  • Ed Piggot, experto en psicología, y sus colegas volvieron a analizar el estudio STAR*D y sus hallazgos demuestran que, no se siguió el protocolo del estudio, ya que, si lo hubieran hecho, la tasa de remisión acumulada sería del 35 %. Además, el informe del STAR*D omitió la tasa de salud a largo plazo. Solo el 3 % de los 4041 pacientes que participaron en el ensayo y entraron en remisión, aún estaban en remisión al final de su periodo de seguimiento de un año
  • La mayoría de los ensayos clínicos demuestran que la efectividad de los antidepresivos es muy similar a la del placebo, y muchos estudios contradicen la teoría de la serotonina que promueve el uso de este tipo de medicamentos. Mientras tanto, un metaanálisis a gran escala demuestra que el ejercicio es la mejor medicina (hasta 1.5 veces más efectivo que los antidepresivos) para la depresión

Por el Dr. Mercola

Según Robert Whitaker, un especialista en periodismo médico, autor de "Mad in America" y creador de madinamerica.com, la afirmación de que 7 de cada 10 pacientes se benefician de tomar un antidepresivo se basa en el fraude y la mala conducta científica.

“Si esta historia llegara a las manos de los principales medios de comunicación, tendrían la oportunidad de informar sobre el que podría considerarse el peor (y más dañino) escándalo en la historia de la medicina de Estados Unidos”, dijo en un artículo que se publicó el 3 de enero de 2024. 1

¿En qué consistió el estudio STAR*D?

El estudio Sequenced Treatment Alternatives to Relieve Depression (STAR*D),2 que se publicó en 2006, es el ensayo de mayor alcance y duración que se ha realizado sobre la efectividad de los antidepresivos hasta la fecha, y su importancia se basa en el hecho de que involucró a pacientes del mundo real, algo que es poco común debido a los criterios de exclusión que suelen utilizarse en este tipo de ensayos.

Al final, los autores afirmaron que los antidepresivos se relacionan con una tasa remisión acumulada general del 67 % (mucho mejor que el placebo) y desde entonces, se utilizan estos resultados para respaldar la afirmación de que los antidepresivos son muy efectivos en mundo real, a pesar de que la mayoría de los ensayos clínicos demuestran que su efectividad es muy similar a la del placebo,3 y muchos estudios también contradicen la teoría de la serotonina que promueve el uso de estos medicamentos.

Según una revisión sistemática que se realizó en 2023 sobre la evidencia de la teoría de la serotonina:4

"Las principales áreas de investigación de la serotonina no brindan evidencia sólida sobre la relación entre la serotonina y la depresión, y tampoco respaldan la hipótesis de que la depresión es el resultado de los niveles bajos de serotonina".

Investigación descubre que hubo mala conducta científica

En 2012, Ed Pigott, experto en psicología, y sus colegas volvieron a analizar5 los datos del estudio STAR*D y encontraron problemas graves. Como dijo Robert Whitaker a principios de septiembre de 2023,6 Ed Pigott presentó una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información para obtener el protocolo completo del estudio STAR*D, así como otros datos sin divulgar y de ese modo, identificaron las formas en que los investigadores inflaron la tasa de remisión.

En un artículo que se publicó el 9 de septiembre de 2023, Robert Whitaker explica a detalle cómo lo hicieron y demuestra que tenían la intención de engañar. 7 Para obtener información más detallada sobre esto, le recomiendo que lea el artículo, ya que cubre muchos datos y puntos que no menciono aquí.

Aunque su trabajo es algo complejo, Robert Whitaker explica paso a paso todo lo que hicieron para violar el protocolo del estudio y cometer fraude científico. Por ejemplo, los pacientes que no cumplían el criterio de nivel de depresión para participar en el estudio, se contaron como "en remisión", al igual que los pacientes que abandonaron el estudio por intolerancia a los medicamentos. También cambiaron las medidas de resultado e introdujeron aspectos teóricos, lo que también fue una clara violación al protocolo del estudio.

En resumen, Ed Piggot y su equipo demostraron que, no se siguió el protocolo del estudio, ya que, si lo hubieran hecho, la tasa de remisión acumulada sería del 35 % y no del 67 % como afirmaron. Además, el informe del STAR*D omitió la tasa de salud a largo plazo, lo que podría deberse a que solo el 3 % de los 4041 pacientes que participaron en el ensayo y entraron en remisión, aún estaban en remisión al final de su periodo de seguimiento de un año.

A pesar de esto, en 2009, Thomas Insiel, director del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), dijo 8 que, "después de doce meses, hasta el 70 % de los participantes seguían en remisión".

Como dijo Robert Whitaker, Thomas Insel le dijo al público y a los psiquiatras que el 70 % de los pacientes en el estudio se curaron y mantuvieron así, “una declaración que evidencia el fraude detrás del estudio STAR*D”.

Del mismo modo, un comunicado de prensa del NIMH que se publicó en 20069 anunció de forma falsa que “casi el 70 % de los participantes lograron combatir por completo sus síntomas”; que es otra mentira, ya que la única forma en la que lograron alcanzar el 67 % fue al incluir a los participantes que abandonaron el estudio y los que no cumplieron con los criterios de inclusión.

La mala conducta científica se convierte en fraude científico

Robert Whitaker también dijo que:10

“Para decidir si tuvieron la intención de engañarnos, solo recuerde que los resultados del estudio STAR*D afirman que se obtuvo un porcentaje del 70 % cuando el porcentaje real es del 3 %.
Las violaciones al protocolo y la publicación de un 'resultado principal' falso (la tasa de remisión acumulada del 67 %) son evidencia suficiente de una mala conducta científica que incluso podría considerarse fraude científico.
Además, cuando Ed Pigott y sus colegas publicaron sus artículos que demostraban todos los problemas con este estudio, los investigadores del NIMH no dijeron ni una palabra.
De hecho, se mantuvieron en silencio, incluso cuando Ed Pigott y sus colegas publicaron su último artículo al respecto11 en BMJ Open en agosto de este año. En este artículo, analizan los datos a nivel de paciente del ensayo y afirman que, volvieron a violar el protocolo para inflar los resultados.
Una vez que se pidió a un investigador del estudio STAR*D que dijera algo al respecto, confirmó que la tasa de salud a largo plazo del 3 % que publicaron Ed Pigott y sus colegas, era precisa. Eso sucedió hace 13 años.
Desde entonces, se encontraron más violaciones al protocolo, que se consideran una forma de mala conducta científica. Se descubrió que se inflaron las tasas de remisión y ocultaron la tasa tan bajo de salud a largo plazo.
En 2011, Mad in America publicó dos blogs12,13 de Ed Pigott, que hablan a detalle sobre la mala conducta científica y expone los documentos14 que lo demuestran. En 2015, Lisa Cosgrove y yo publicamos una descripción detallada de la mala conducta científica en nuestro libro: "Psychiatry Under the Influence". El fraude era evidente.
A pesar de eso, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) no lo reconoció de forma pública. La APA (ni los psiquiatras académicos en los Estados Unidos) no dijo nada para retractarse de los estudios que reportaron estas tasas de remisión falsas. Hasta el momento, los investigadores del estudio STAR*D siguen impunes por su mala conducta científica.
Entonces, si consideramos que ya se demostró que hubo mala conducta científica en el ensayo más grande e importante sobre antidepresivos que se ha realizado hasta la fecha, y nadie ha hecho nada al respecto, solo queda una conclusión por sacar: en el campo de la psiquiatría en los Estados Unidos, la mala conducta científica es una práctica aceptada”.

Si las autoridades no actúan, nosotros deberíamos hacerlo

Dado que la APA se niega a tomar medidas y permite que se mantenga este engaño, Robert Whitaker hace un llamado al público para que levante la voz y exija que retiren el estudio STAR*D que se realizó en 200615.

"Dado que STAR*D se diseñó como guía para la atención clínica, es muy importante que se haga algo para corregir este error". 16

Por su parte, Mad in America publicó una petición en change.org para exigir al American Journal of Psychiatry que se retracte del artículo que publicaron en noviembre de 2006 sobre los resultados del estudio STAR*D. Por favor, tómese el tiempo de firmar esta petición.

La corrupción puede acabar con la vida de muchas personas

Si consideramos la gravedad de la mala conducta, no es una sorpresa que ocho de los 12 investigadores del STAR*D tenían algún tipo de relación con el fabricante de citalopram, el antidepresivo que utilizaron en este estudio. Y los 12 investigadores tenían 151 vínculos diferentes con compañías farmacéuticas.

Como dijo Robert Whitaker, esta mala conducta científica “ha causado daños graves” al público, ya que el estudio se diseñó con el fin de evaluar los resultados en pacientes del mundo real y guiar la atención clínica. Lo que significa que, el estudio ha provocado que los pacientes recurran a opciones de tratamiento menos efectivas y más peligrosas.

Pocos psiquiatras mencionan el hecho de que los antidepresivos tienen efectos adversos, que incluyen tendencias suicidas y pensamientos homicidas, pero su contraargumento suele ser que los beneficios superan los riesgos. Pero, si consideramos que la efectividad a 12 meses de estos medicamentos solo es del 3 %, dudo que los beneficios superen los riesgos.

"La Asociación Americana de Psiquiatría, que es más una asociación comercial que promueve los intereses financieros y profesionales de sus miembros, ha promocionado los antidepresivos con una tratamiento efectivo y seguro durante años. Por lo que, si se hubiera seguido el protocolo y los resultados del estudio STAR*D fueran precisos, habría cambiado la forma de ver estos medicamentos.17
Si se le hubiera dicho al público que en este estudio del NIMH, que se realizó con pacientes del mundo real, sólo el 35 % entró en remisión, incluso después de seguir cuatro pasos de tratamiento, y que sólo el 3 % se mantuvo en remisión durante un año, entonces estos medicamentos (y la demanda social de estos medicamentos) no serían lo que son ahora".

El posible culpable de la depresión

Si los niveles bajos de serotonina en el cerebro no causan depresión, entonces ¿qué la causa? Un posible culpable es la inflamación. Ciertos biomarcadores, como las citoquinas y los mensajeros inflamatorios como la PCR, la IL-1, la IL-6 y el TNF-alfa, parecen una herramienta prometedora para diagnosticar la depresión, ya que se descubrió que son "predictivos"18 y se19 correlacionan” con esta enfermedad.

Por ejemplo, los investigadores descubrieron20 que la depresión melancólica, el trastorno bipolar y la depresión posparto se relacionan con niveles elevados de citoquinas y una menor sensibilidad al cortisol. Juntos, estos agentes inflamatorios pueden afectar su sistema nervioso a través del nervio vago, que conecta su intestino y cerebro.21

La inflamación activa las células microglia en el cerebro y, cuando eso sucede, una enzima que se llama indoleamina 2, 3-dioxigenasa (IDO) desencadena la producción de ácido quinolínico que se relaciona con síntomas de ansiedad y nerviosismo.22

Pero ¿qué causa la inflamación en primer lugar? Uno de los culpables principales es el ácido linoleico (AL) que es un ácido graso omega-6, que se encuentra en grandes cantidades en los aceites de semillas (y en los alimentos procesados ​​y comidas de restaurantes de todo tipo) y en ciertas carnes, como el pollo y el cerdo, de animales que llevaron una dieta a base de granos con alto contenido de AL.

Varios estudios relacionan el consumo de AL con los síntomas depresivos. Por ejemplo, un estudio que se publicó en marzo de 2020 en la revista Nutrition concluyó que:23

“Las tasas de probabilidades totalmente ajustadas con intervalos de confianza del 95 % de los síntomas depresivos fueron 1.994 (1.298–3.063) y 1.592 (1.047–2.421) para el cuartil más alto en comparación con el cuartil más bajo del consumo de ácido oleico (AO) y ácido linoleico (AL), respectivamente. El consumo de AO y AL podría relacionarse de forma positiva con los síntomas de depresión en mujeres en perimenopausia”.

En 2022, se publicó otro artículo24 que descubrió que los adultos de mediana edad con un mayor consumo de AL (cuartil superior) tenían un riesgo 41 % mayor de depresión que las personas con un consumo menor (cuartil inferior). Otro estudio que se publicó en 2009, que siguió a los pacientes durante un promedio de 10.6 años, también encontró una relación entre un mayor consumo de AL y la depresión grave en hombres.25

También existe una relación entre la salud intestinal y mental

Muchos estudios también confirman que la inflamación gastrointestinal puede influir mucho en el riesgo de depresión, lo que sugiere que las bacterias beneficiosas (probióticos) podrían tener un impacto importante. Por ejemplo, una revisión científica 26 que se publicó en 2011 menciona lo siguiente:

1. La depresión suele ir de la mano de inflamación gastrointestinal y enfermedades autoinmunes, así como de enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas, diabetes tipo 2 y cáncer, en las que la inflamación crónica leve es un factor importante. Por tanto, los investigadores sugirieron que "la depresión podría considerarse una manifestación neuropsiquiátrica de un síndrome inflamatorio crónico".
2. Cada vez más estudios clínicos demuestran que tratar la inflamación gastrointestinal con probióticos, vitamina B, vitamina D y grasas omega-3 puede mejorar los síntomas de depresión y la calidad de vida al inhibir los estímulos proinflamatorios en el cerebro.
3. Las investigaciones sugieren que la causa principal de la inflamación podría ser la disfunción del "eje intestino-cerebro". Su intestino es su segundo cerebro, ya que se crea del mismo tejido que su cerebro durante la gestación, por lo que optimizar su microbioma intestinal podría ser muy beneficioso.
Si come muchos alimentos procesados, sufrirá un desequilibrio en sus bacterias intestinales porque este tipo de alimentos suelen dañar la microflora saludable. Esto provoca un vacío que se llena con bacterias, levaduras y hongos que producen endotoxinas que, a su vez, promueven la inflamación y dañan la salud de su "segundo cerebro".

La deficiencia de vitamina D incrementa el riesgo de depresión

La deficiencia de vitamina D es otro factor biológico importante que influye mucho en la salud mental. En 2006, un estudio27 descubrió que las personas de edad avanzada con niveles de vitamina D inferiores a 20 ng/ml tenían un riesgo 11 veces mayor de depresión.

En 2007, un estudio28 sugirió que la deficiencia de vitamina D causa síntomas de depresión y ansiedad en pacientes con fibromialgia. También se sabe que, la deficiencia de vitamina D es una de las causas del trastorno afectivo estacional29. Un ensayo aleatorio doble ciego30 que se publicó en 2008 concluyó que "las dosis altas de vitamina D parecen mejorar estos síntomas", lo que indica una "posible relación causal".

Hace poco, los investigadores31 descubrieron que las personas de edad avanzada con niveles de vitamina D inferiores a 20 ng/ml tenían un riesgo 85 % mayor de depresión que las personas con niveles superiores a 30 ng/ml. En 2011, se publicó otro artículo que afirma:32

"Detectar y tratar los niveles inadecuados de vitamina D en personas con depresión y otros trastornos mentales podría ser una terapia fácil y económica para mejorar los resultados de salud a largo plazo, así como la calidad de vida de los pacientes".

Según estudios a gran escala, el rango óptimo para la salud física y mental es entre 40 ng/ml y 60 ng/ml. Por lo tanto, si tiene depresión, le recomiendo que optimice sus niveles de vitamina D.

El ejercicio es la mejor medicina

Como se menciona en los libros de Robert Whitaker "Mad in America" ​​y "Anatomy of an Epidemic", el ejercicio ocupa el primer lugar en casi todos los estudios, incluso cuando se compara con los medicamentos antidepresivos. Esto podría deberse a muchas cosas diferentes. Para empezar, el ejercicio ayuda a normalizar los niveles de insulina y estimula la producción de las hormonas del "bienestar" en el cerebro, que incluyen los endocannabinoides endógenos como la anandamida.

El ejercicio también le permite que el cuerpo elimine la quinurenina, que es una proteína dañina que se relaciona con la depresión. 33 De hecho, el cuerpo metaboliza la quinurenina a través de un proceso que se activa por el estrés y otros factores inflamatorios, lo que demuestra una vez más que existe una relación entre la depresión y la inflamación.

En este breve video, Rhonda Patrick, Ph.D., especialista en biomedicina y ex investigadora del Instituto Salk de Ciencias Biológicas en La Jolla, California, analiza la ciencia detrás de los efectos beneficiosos del ejercicio en el estado de ánimo.

El ejercicio es más efectivo que los antidepresivos más populares

En 2023, un análisis general de las revisiones sistemáticas34 confirmó que el ejercicio es una de las mejores formas de tratar la depresión. Se evaluaron 97 revisiones sistemáticas con metaanálisis de ensayos controlados que analizaron los beneficios que produce el ejercicio en la depresión, la ansiedad y la angustia en adultos (en total fueron 1039 ensayos con 128 119 participantes).

Las poblaciones incluían adultos sanos, personas con trastornos de salud mental y personas con enfermedades crónicas. Se trata de la revisión más completa hasta la fecha, y demostró que, el ejercicio puede aliviar en un periodo corto de tiempo, los síntomas leves a moderados de depresión, ansiedad y otros tipos de problemas psicológicos. Según la Universidad de Australia del Sur que realizó la revisión:35

"Los investigadores de la Universidad de Australia Meridional hacen un llamado para que el ejercicio se utilice como uno de los enfoques principales para tratar la depresión, ya que un estudio acaba de demostrar que la actividad física es hasta 1.5 veces más efectiva que la terapia y muchos de los antidepresivos más populares.
De acuerdo con este estudio, la actividad física ayuda a combatir los síntomas de la depresión, la ansiedad y la angustia. De manera específica, la revisión demostró que las intervenciones a base de ejercicio que duraron 12 semanas o menos fueron las más efectivas para reducir los síntomas de salud mental, y uno de sus aspectos más beneficiosos es la velocidad a la que pueden producir un cambio.
El Dr. Ben Singh, investigador principal, dijo que se debe priorizar la actividad física para controlar los crecientes casos de enfermedades mentales. Por ejemplo, el ejercicio intenso produjo más beneficios en la depresión y la ansiedad y, a diferencia de los ejercicios de ráfagas de una duración corta o media, los ejercicios de mayor duración tuvieron un menor impacto.
Todos los tipos de actividad física y ejercicio producen beneficios, incluyendo el ejercicio aeróbico como caminar, el entrenamiento de resistencia, el pilates y el yoga. "Es importante mencionar que la investigación demuestra que no se necesita mucho ejercicio para producir un cambio positivo en la salud mental".

La relación de dosis-respuesta entre el ejercicio y la depresión

En abril de 2022, se publicó otra revisión sistemática,36 que analizó la relación entre la actividad física y el riesgo de depresión, y encontró que la respuesta depende de la dosis. Esta revisión incluyó estudios de todo el mundo que se habían publicado hasta diciembre de 2020, lo que dio un total 15 estudios y 191 130 participantes.

"Si los adultos menos activos hubieran seguido las recomendaciones actuales de actividad física, se hubiera evitado hasta el 11.5 % de los casos de depresión", JAMA Psychiatry.

Todos los estudios evaluaron los efectos de al menos tres niveles de exposición diferentes y tuvieron un seguimiento de tres años como mínimo. A diferencia de los participantes sedentarios, aquellos que realizaron la mitad de la cantidad recomendada de ejercicio (150 a 300 minutos de actividad de intensidad moderada o 75 a 150 minutos de intensidad vigorosa), redujeron su riesgo de depresión en un 18 %. Mientras que los participantes que realizaron la cantidad recomendada redujeron su riesgo de depresión en un 25 %. Según los autores:

"Si los adultos menos activos hubieran seguido las recomendaciones actuales de actividad física, se hubiera evitado hasta el 11.5 % de los casos de depresión. Por lo tanto, los médicos y especialistas deberían prescribir la actividad física para mejorar la salud mental".