📝HISTORIA EN BREVE

  • Los oxalatos son sustancias naturales que se encuentran en muchas plantas, incluyendo frutas y vegetales
  • Aunque son una parte normal del metabolismo y de la alimentación, podrían contribuir al desarrollo de cálculos renales y de otros problemas en personas vulnerables
  • El problema no son los oxalatos en sí, sino un intestino deteriorado que afecta la capacidad del cuerpo para eliminar de forma efectiva los oxalatos
  • En mi entrevista con la Dra. Ruth Ann Foster, analizamos las causas subyacentes de esa disfunción intestinal y cómo se relaciona con la salud general
  • Los alimentos ultraprocesados ​​y los antibióticos son dos de los culpables principales de la disfunción intestinal y la intolerancia al oxalato

Por el Dr. Mercola

Los oxalatos son sustancias naturales que se encuentran en muchas plantas, incluyendo frutas, vegetales, frutos secos y semillas. En términos químicos, el oxalato es la forma ionizada del ácido oxálico, explica la Dra. Ruth Ann Foster.1 Aunque son una parte normal del metabolismo y de la alimentación, los oxalatos podrían unirse a minerales como el calcio, lo que forma cristales conocidos como oxalato de calcio.

Si se consumen en grandes cantidades los oxalatos podrían contribuir al desarrollo de cálculos renales. Sin embargo, el problema no son los oxalatos en sí, sino un intestino deteriorado que afecta la capacidad del cuerpo para eliminar de forma efectiva los oxalatos.

En mi entrevista con Ruth Ann, quien tiene un doctorado en nutrición holística y que estudia la relación entre los minerales, los microbios y el agua, analizamos las causas subyacentes de esa disfunción intestinal y cómo se relaciona con la salud general.

Las personas han llevado alimentaciones ricas en oxalatos desde hace miles de años

La Dra. Ruth Ann hace la siguiente introducción:

“Comencé con los oxalatos cuando estaba realizando mi tesis sobre el magnesio y el agua potable. El magnesio es esencial dentro de la célula. Es un antagonista del calcio, que se produce en mayor medida fuera de la célula. Y la mayoría de los cálculos renales son oxalato de calcio, y eso coincide con una deficiencia de magnesio. Por eso conocía muy bien los problemas con los oxalatos”.2

Sin embargo, Ruth Ann comenzó a preguntarse por qué los oxalatos son un problema tan grande. Al principio pensó que las plantas podrían ser el problema, asumiendo que los esquimales y otras culturas nativas no comían muchos alimentos con gran contenido de oxalato y, a pesar de ello, eran sanos y tenían índices bajos de cálculos renales. Pero resultó que los alimentos con gran contenido de oxalato son comunes en muchas alimentaciones tradicionales:3

“Descubrí que muchas tribus y comunidades ancestrales comían muchos oxalatos, y muchas personas lo siguen haciendo. Entonces, comencé a investigar más sobre los cálculos renales y me di cuenta de que, aunque han existido desde la antigüedad, los índices comenzaron a aumentar de forma significativa desde la Revolución Industrial, que fue cuando aparecieron los alimentos procesados.
Además de procesar nuestra agua para eliminar el magnesio del agua potable... uno de los primeros grupos de personas que observé eran del bajo Pecos, una región del oeste de Texas, quienes comían muchos oxalatos. Sin embargo, tenían la capacidad de eliminarlos.
Y luego, observando a los animales en una zona desértica, hay una rata cambalachera, una rata cambalachera de garganta blanca, que también consume una gran cantidad de oxalatos a través de los cactus. Pero también puede excretarlos.
Por eso, en la actualidad, los científicos utilizan la rata cambalachera para estudiar nuestro microbioma. Han trasplantado materia fecal de la rata cambalachera a ratas de laboratorio. Y han logrado mantener la tolerancia a eliminar el oxalato durante nueve meses. Entonces, algo sucede en el microbioma intestinal”.

Ruth Ann también investigó al pueblo inuit, asumiendo que sus índices tan bajos de cálculos renales se debían a una alimentación baja en frutas y vegetales, así como en oxalatos. Sin embargo, una vez más, descubrió que estas culturas nativas han comido alimentos ricos en oxalatos toda la vida, pero sin los problemas que causan a tantas personas hoy en día:4

“Resulta que los inuits comen muchos alimentos con gran contenido de oxalatos, y los comen todo el año. No los comen solo durante su temporada de crecimiento tan corta. Los fermentan, los secan, etcétera…
Además, también se comen el rumen de algunos de los renos que encuentran que, por su puesto, tiene algunas bacterias. Y eso les ayuda a procesar esas cosas. Después, nos vamos a África y vemos lo mismo, alimentos con gran contenido de oxalatos. Y en todos estos lugares las personas pueden eliminar los oxalatos”.

Los antibióticos y los alimentos ultraprocesados ​​están destruyendo la salud intestinal

La exposición a antibióticos y a los alimentos ultraprocesados es muy diferente ​entre las culturas tradicionales y las del mundo moderno. Estos factores destruyen la salud intestinal de las personas que viven en el mundo occidental, al grado que muchas personas no pueden tolerar los alimentos ricos en oxalato.

De acuerdo con Ruth Ann:5

“En general, la evidencia demuestra que los cálculos renales podrían tener una relación con un intestino deteriorado, lo que afecta la capacidad del cuerpo para eliminar los oxalatos. Por consiguiente, debemos considerar a los verdaderos culpables, como los endulzantes refinados, los alimentos ultraprocesados ​​y los aceites de semillas, características de la alimentación industrial moderna”.

Una consecuencia de esto es que ahora, muchos adultos carecen de una bacteria esencial llamada Oxalobacter formigenes. "Muchas culturas primitivas todavía tienen la bacteria Oxalobacter en sus intestinos", dice Ruth Ann.6 Esta bacteria beneficiosa influye en el metabolismo y ayuda a regular los niveles de oxalato. Digiere los cristales de oxalato y le indica a la pared del intestino que excrete oxalato para que pueda usarlo como alimento.

De esta manera, la Oxalobacter ayuda a reducir la concentración de oxalato en el intestino, lo que podría disminuir el riesgo de cristales de oxalato, cálculos renales y otros problemas de salud. Sin embargo, este es sólo un tipo de bacteria beneficiosa que influye en la degradación del oxalato. De acuerdo con Ruth Ann:7

“Gracias a los avances de la tecnología, los científicos descubrieron que existen diversas especies de bacterias que pueden degradar el oxalato, a través de una gran red. Por ejemplo, al observar las bacterias del intestino de más de mil participantes sanos, un estudio encontró que la mayoría (92 %) de los microbiomas intestinales contenían varias especies de bacterias que degradan el oxalato.
Debido a la complejidad de la red que degrada el oxalato, ahora los investigadores entienden la importancia de evaluar la salud intestinal en su totalidad, en lugar de centrarse en un solo tipo de bacteria, como la O. formigenes... Por ende, un intestino sano es esencial para mantener la tolerancia al oxalato”.

A menudo se culpa a los alimentos saludables por los problemas provocados ​​por un intestino deteriorado

Ruth Ann menciona que, a menudo, cuando las personas cambian de una alimentación ultraprocesada a una saludable, agregan más alimentos con gran contenido de oxalato, como espinacas y betabel. Luego, podrían presentarse problemas digestivos, como inflamación, gases y dolor abdominal, debido a que los oxalatos irritan el revestimiento del intestino.

"Quiere corregir el problema y comienza a comer saludable, y luego se enferma aún más, pero en lugar de culpar a los alimentos malos, culpa a los alimentos saludables", dice Ruth Ann. En pocas palabras, una alimentación ultraprocesada provoca disfunción mitocondrial y afecta la capacidad para crear energía celular.

Por consiguiente, muchas personas han perdido la capacidad de mantener una concentración alta de bacterias beneficiosas en el intestino que digieren las fibras saludables de las frutas, vegetales y granos. Entonces, cuando come ese tipo de alimentos, se siente peor, ya que deja de alimentar a las bacterias buenas, porque no están allí y no pueden sobrevivir.

En cambio, se acumulan bacterias patógenas que producen endotoxinas tóxicas, que es uno de los factores que destruyen la función de las mitocondrias.

Dos tipos principales de bacterias: tolerantes e intolerantes al oxígeno

Un intestino sano con un entorno anaerobio adecuado favorece el crecimiento de especies beneficiosas intolerantes al oxígeno, como la Akkermansia. Cuando se altera el gradiente de oxígeno debido a que no se produce suficiente energía (como se observa en las personas con una mala flexibilidad metabólica), comienzan a proliferar bacterias patógenas tolerantes al oxígeno.

Estas bacterias a menudo producen endotoxinas conocidas como lipopolisacáridos (LPS), que pueden provocar inflamación si atraviesan la barrera intestinal comprometida y llegan a la circulación sistémica. Los oxalatos contribuyen de forma indirecta a este problema al agravar la disfunción mitocondrial y disminuir la producción de energía celular.

Los colonocitos son las células epiteliales que recubren la superficie del colon, donde constituyen alrededor del 80 % de dichas células. No sólo sirven como barrera, ya que son el revestimiento real del intestino, sino que también realizan la beta oxidación e influyen en el metabolismo de los ácidos grasos de cadena corta.

Cuando se metabolizan los ácidos grasos de cadena corta, los colonocitos consumen una gran cantidad de oxígeno, lo que disminuye los niveles de oxígeno en el colon. Los ácidos grasos de cadena corta que necesitan los colonocitos se producen a partir de las fibras que consume, en particular de alimentos saludables, como vegetales, manzanas y otras frutas.

Sin embargo, estas fibras nutren tanto a las bacterias buenas como a las malas. Si tiene predominio de bacterias patógenas, le resultará más difícil comer sano, ya que comer alimentos saludables le hará sentir peor, debido al aumento significativo de endotoxinas, lo cual podría matarlo.

En mi opinión, la causa principal de muerte, más allá de las enfermedades del corazón y del cáncer, es la endotoxemia. En el pasado, lo único que tenían nuestros ancestros eran alimentos saludables y no procesados, no tenían que lidiar con alimentos procesados. Por lo tanto, tenían un intestino sano y podían consumir sin problemas alimentos ricos en oxalato.

Ruth Ann indica que, una vez que su intestino esté sano, consumir oxalatos le ayudará a mantener su tolerancia al alimentar las bacterias que degradan el oxalato. La clave está en consumir una cantidad saludable, ni mucho ni poco:8

“Es muy importante mantener la tolerancia al consumir algo de oxalato todos los días. Por interesante que parezca, cuando el consumo de oxalatos en la alimentación es menor a cincuenta miligramos al día, el nivel de absorción de oxalatos aumenta de forma significativa. Por otra parte, consumir grandes cantidades de oxalatos en la alimentación, en particular en forma de jugos de espinacas, podría ser peligroso”.

Como lo mencione, es necesario tener energía celular para poder consumir sin problemas alimentos ricos en oxalatos. Pero si no la tiene, podría empeorar aún más las cosas.

Las alimentaciones modernas son el problema

Ruth Ann indica que el problema no son los oxalatos alimenticios, sino las alimentaciones modernas a base de alimentos ultraprocesados:9

“Si tomamos en cuenta las tasas crecientes de diabetes y los malos hábitos alimenticios en Estados Unidos, parece que la disbiosis intestinal y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados ​​son más responsables por la toxicidad del oxalato que el consumo excesivo de los llamados 'superalimentos', como las espinacas o las batatas.
En pocas palabras, los alimentos que contienen oxalato, como las espinacas, no son los que provocan que se produzca y absorba más oxalato. Para abordar el problema del oxalato, debemos tomar en cuenta el impacto de los alimentos procesados y ultraprocesados ​​en la salud intestinal y renal”.

Esto incluye los aceites de semillas, los cuales contienen una gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-6 como el ácido linoleico. Ruth Ann explica lo siguiente:10

“El consumo elevado de aceites de semillas industriales, que son ricos en ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-6, contribuye a la producción de AGE [producto final de glicación avanzada]... La proporción de ácidos grasos omega-6 a omega-3 es un factor fundamental en las enfermedades de los riñones y en muchas otras enfermedades crónicas.
En los últimos 30 años, el consumo de omega-6 ha aumentado frente a la deficiencia de omega-3. La proporción ideal de omega-6 a omega-3 es de dos a uno, pero, en la actualidad, dicha proporción es de más de 20 a uno. Los investigadores encontraron que un "huevo aprobado por el USDA" tiene una proporción de omega-6 a omega-3 de 20:1.
Los aceites de semillas y otras fuentes de omega-6 debilitan y suavizan las membranas celulares, lo que favorece que los oxalatos se unan a las nefronas y que formen cristales. La evidencia actual demuestra que el consumo elevado de ácidos grasos omega-6 podría tener una relación con el desarrollo de cálculos renales.
Por el contrario, un mayor consumo de ácidos grasos omega-3 (en especial procedentes de los mariscos) podría disminuir el riesgo de cálculos renales, enfermedad renal crónica (CKD) y otras enfermedades degenerativas, como lo demuestra la alimentación de los pueblos inuit, la cual es rica en ácidos grasos omega-3”.

El consumo excesivo de grasas omega-6 de alimentos ultraprocesados ​​es lo que generó los niveles epidémicos de disfunción mitocondrial que tenemos hoy en día. Provocó el agotamiento de los colonocitos debido a la entrada y concentración de oxígeno en el colon que destruye su microbioma.

La glucosa (dextrosa) podría brindar una solución a corto plazo

En mi opinión, la glucosa es el combustible más saludable para las mitocondrias, no la grasa, ya que la grasa aumenta el estrés reductivo y ralentiza la cadena de transporte de electrones. Los colonocitos y las células del corazón prosperan gracias a la beta oxidación. La mayoría de las células necesitan glucosa, pero si lleva una alimentación cetogénica o carnívora, es probable que tenga una deficiencia de carbohidratos.

Eso podría tener muchas consecuencias, sin embargo, muchas personas mejoran cuando llevan una alimentación carnívora o cetogénica, ya que dejan de comer alimentos ultraprocesados ​​y de seguir esos patrones.

No obstante, para salir de este ciclo destructivo, considere tomar glucosa, también llamada dextrosa. Es muy económica, cuesta alrededor de $ 5 la libra (450 g). La glucosa nunca llega al colon, ya que se absorbe en el intestino delgado. Por eso, evita el problema de proporcionar combustible a los anaerobios facultativos, que son las bacterias patógenas que podrían producir endotoxinas.

Es mejor consumir glucosa a no consumir carbohidratos, lo cual es muy problemático, en parte porque sus niveles de cortisol aumentan. En última instancia, si su cuerpo produce grandes cantidades de cortisol, para compensar la falta de carbohidratos saludables en su alimentación, podría afectar su salud y esperanza de vida.

Por lo tanto, si no puede tolerar los carbohidratos saludables, pruebe con glucosa pura durante algunas semanas. Esto es muy útil para las personas con problemas graves y que no tienen la capacidad de comer ningún carbohidrato. Puede llevar una alimentación rica en dextrosa hasta que su intestino comience a sanar. Ahorrará más energía celular, lo que le permitirá volver a introducir más carbohidratos en su alimentación, lo que a su vez ayudará a restaurar la función de las mitocondrias.

Fraude en el mercado de probióticos

Por desgracia, cuando le falta energía celular y su salud intestinal se ve afectada, la mayoría de los suplementos probióticos en el mercado no le ayudarán, ya que todos tienen defectos. Nadie ha descubierto cómo tomar esa materia prima, meterla en una cápsula y llevarla al intestino. Muere en el proceso. Existen muchos fraudes en esta área, los cuales voy a exponer en breve.

Además, nadie ha logrado cultivar Oxalobacter, pero ahora mismo tengo a un equipo de investigadores trabajando en esto. Estas bacterias son muy difíciles de cultivar y se requieren millones de dólares para lograr identificar el mecanismo específico que las hace prosperar, para luego poder cosecharlas. Una vez que se logran cosechar, todavía está el desafío técnico de ponerlas en una cápsula de manera que no mueran.

Espero que podamos tener Oxalobacter dentro de uno o dos años. Es una de nuestras prioridades, ya que es como una semilla que estimula el crecimiento de bacterias buenas en el intestino. Pero recuerde, si planta una semilla en el desierto del Sahara y no hay agua, la semilla no podrá crecer. Lo mismo ocurre con la Oxalobacter.

Incluso, aunque tenga el mejor suplemento de Oxalobacter del mundo, si lo pone en el intestino de la mayoría de las personas, no pasará nada porque el entorno no es lo suficiente saludable para apoyarla. Primero debe abordar las causas fundamentales del problema, incluyendo tratar la disfunción mitocondrial y la incapacidad de crear suficiente energía celular.

Proteger su microbioma es fundamental

La salud del microbioma comienza desde antes de nacer, desde la concepción. Esta etapa de desarrollo prepara el entorno para su salud intestinal, un tema del que Ruth Ann quiere escribir un libro:11

“El libro que me gustaría escribir es… los primeros 1000 días. Es desde la concepción hasta los 3 años cuando se desarrolla todo ese microbioma... colonizamos nuestro intestino al nacer... antes se creía que el bebé nacía estéril. Ahora sabemos que los bebés nacen con alrededor de 100 especies diferentes en el colon, las cuales provienen del microbioma de la madre”.

Sin embargo, los tratamientos con antibióticos a una edad temprana, la falta de lactancia materna y otros factores, a menudo alteran el microbioma intestinal desde el principio. No obstante, a cualquier edad, fortalecer su microbioma intestinal, al evitar alimentos ultraprocesados ​​y consumir alimentos ricos en probióticos, como yogur, kéfir y vegetales fermentados, podría favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas, incluyendo aquellas que pueden degradar los oxalatos, tal como la Oxalobacter.

Beber la cantidad suficiente de agua es fundamental, ya que ayudará a eliminar los oxalatos a través de la orina y evitará que se formen cálculos renales. Ruth Ann explica que no sólo es importante la calidad del agua potable, sino también el contenido de minerales:12

“Un mayor contenido de minerales podría tener relación con niveles más altos de citrato en la orina. El agua mineral por lo regular contiene bicarbonato, que no se encuentra en el agua potable. El agua mineral Gerolsteiner es una excelente fuente de magnesio, y es rica en bicarbonato. Como lo mencione, el magnesio ayuda a inhibir de forma natural los cálculos renales, mientras que el bicarbonato aumenta la excreción de citrato, que es otro inhibidor importante.
El agua mineral proporciona las formas más biodisponibles de magnesio y calcio. Debido a que son hidratados (iónicos), estos minerales se absorben muy rápido. Asimismo, la leche sin pasteurizar es otra fuente importante de magnesio y calcio biodisponibles. Otros líquidos que ayudan a hidratar incluyen los caldos de huesos, las sopas, los tés (según el contenido de oxalato) y cantidades limitadas de kombucha agria”.