📝HISTORIA EN BREVE

  • Brian Greene, profesor de física y matemáticas en la Universidad de Columbia, entrevistó a expertos en el campo de la neuroplasticidad sobre cómo podríamos beneficiarnos de la reconfiguración cerebral
  • El panel incluye a los neurocientíficos Takao Hensch y John Krakauer, así como al empresario Brett Wingeier, cofundador y director ejecutivo de Magnus Medical
  • Ellos exploran el potencial de varias herramientas, como productos farmacéuticos, estimulación transcraneal e incluso videojuegos, con el fin de reabrir la posibilidad a un nuevo aprendizaje y aprovechar la capacidad del cerebro para reconfigurarse
  • Los científicos están investigando cómo activar esa capacidad del cerebro para recuperarse de un derrame cerebral, tratar la depresión e incluso aprender nuevas habilidades, como escuchar mejor
  • Las vías de desarrollo y aprendizaje del cerebro son muy complejas; la manipulación artificial de estas vías podría tener consecuencias no deseadas con graves implicaciones de salud éticas y sociales

🩺Por el Dr. Mercola

Brian Greene, profesor de física y matemáticas en la Universidad de Columbia, entrevistó a expertos en el campo de la neuroplasticidad sobre cómo podríamos beneficiarnos de la reconfiguración cerebral.1

El panel incluye a los neurocientíficos Takao Hensch y John Krakauer, así como al empresario Brett Wingeier, cofundador y director ejecutivo de Magnus Medical. Ellos exploran el potencial de varias herramientas, como los productos farmacéuticos, la estimulación transcraneal e incluso los videojuegos, para aprovechar la capacidad del cerebro para reconfigurarse.

Esta capacidad podría tener el potencial para curar la depresión, revertir el daño cerebral y mejorar las capacidades físicas y cognitivas. Sin embargo, existen importantes consideraciones éticas y riesgos potenciales por el uso de dichas tecnologías.

Al igual que los niños, los adultos pueden beneficiarse del desarrollo cerebral

Hensch, profesor adjunto de neurología en la Facultad de Medicina de Harvard y profesor de biología molecular y celular en el Centro de Ciencias del Cerebro de Harvard, ha investigado los períodos críticos del desarrollo del cerebro, enfocándose, en especial, en cómo estos períodos pueden ser manipulados para promover la neuroplasticidad.

Su trabajo explora cómo las experiencias de la infancia influyen en la función cerebral, lo que destaca el rol de los circuitos inhibidores específicos en el cerebro que determinan el momento de estos períodos críticos.2 Estos circuitos pueden impedir que se lleve a cabo el proceso de la reconfiguración del cerebro, lo que los convierte en objetivos esenciales para las intervenciones sobre la recuperación de trastornos neurológicos o el mejoramiento de las funciones cerebrales.

La investigación de Hensch indica que los períodos críticos del cerebro, que antes se pensaba que eran fijos, en realidad son plásticos y reversibles. Esta idea tiene implicaciones importantes en las estrategias terapéuticas, como el tratamiento de la epilepsia y los trastornos del espectro autista.

Su laboratorio utiliza una combinación de neurociencia molecular, celular y de sistemas para explorar estos mecanismos, con el objetivo de establecer cómo se puede manipular el equilibrio entre las señales excitadoras e inhibidoras para reabrir esos eventos pasados en años futuros.

Esto podría ayudar a recuperar la función de las capacidades cognitivas en la edad adulta o, incluso, mejorarlas, lo cual antes solo era posible en la infancia. Hensch dice:3

“Hemos conocido los períodos críticos o la importancia de los períodos críticos, que es la maleabilidad del cerebro que cambia a lo largo del desarrollo, durante siglos, desde Aristóteles, Montessori hasta los días actuales, y esto proviene de una vigilancia cuidadosa de bebés y niños y de su capacidad para adquirir nuevas habilidades a un ritmo sorprendente...
Es posible que existan muchos períodos importantes... La función cerebral se convierte en circuitos particulares que cambian, ya sea que se trate de visión, audición o habla... cada uno de ellos podría tener un lapso de plasticidad un poco escalonado.
De hecho, existe una sensación de jerarquía de que tal vez las principales áreas sensoriales, que son los primeros filtros hacia el mundo exterior, se hayan desarrollado desde la infancia, y lo mas intrigante es lo que luego alimenta a esas áreas multisensoriales que integran los diferentes tipos de información y, finalmente, eso es lo que construye esa máquina cognitiva compleja, como lo es el cerebro adulto”.

¿Será posible reabrir esos episodios críticos para mejorar la función cerebral?

Los científicos ahora están investigando cómo reabrir esos episodios críticos en el cerebro con el fin de mejorar el proceso de recuperación de un derrame cerebral, tratar la depresión e incluso aprender nuevas habilidades. El Dr. John Krakauer, director del “Center for the Study of Motor Learning and Brain Repair” en Johns Hopkins, explicó que incluso una lesión cerebral traumática puede servir como una especie de reinicio que reactiva la plasticidad cerebral:4

“La mayor recuperación de todo tipo de lesiones cerebrales, en modelos animales y en humanos, se obtiene a una edad temprana... Hicimos un experimento un poco extraño con un ratón al que le provocamos un derrame y luego retrasamos su entrenamiento, y descubrimos que nunca volvió a su comportamiento normal.
También descubrimos que cuando empieza con el entrenamiento justo después del derrame (en otras palabras, no esperar una semana, sino sólo un día), entonces los beneficios del entrenamiento fueron mejores, al grado de no poder descifrar la diferencia entre antes y después del derrame cerebral.
Ahora bien, lo extraño es que, si hace el experimento original y luego espera una semana, y vuelve a provocar otro derrame (en otras palabras, en realidad empeoró la salud del ratón), pero ahora sin esperar, es posible que se recupere del primer derrame. En otras palabras, es una demostración muy intensa sobre la capacidad de manipular un período importante al dañar el cerebro.
En términos de por qué debería ser así, me parece que es algo lógico imaginar que existen mecanismos de reparación en el cerebro... Así como cuando se hace una herida en la piel, se rompe un hueso o daña el tejido neural, se llevará a cabo un proceso de reparación que coincidirá con el tipo de procesos que ocurren durante el desarrollo”.

La compañía de Wingeier, Magnus Medical, también está intentando reconfigurar el cerebro con una forma de estimulación magnética transcraneal llamada: estimulación intermitente theta-burst (iTBS). Este método ejerce pulsos magnéticos al cerebro para influir en la actividad neuronal, lo que se enfoca a las regiones cerebrales específicas involucradas en la regulación del estado de ánimo, como la corteza prefrontal dorsolateral.

El objetivo es modular los circuitos neuronales que contribuyen a la depresión, sobre todo en personas que no han respondido a otros tratamientos. La investigación publicada en The American Journal of Psychiatry reveló que la Terapia Stanford de neuromodulación inteligente, que se conocía como terapia de neuromodulación inteligente acelerada de Stanford, o SAINT, era efectiva para la depresión.5

En el ensayo controlado aleatorio y doble ciego, el 79 % de los que recibieron el tratamiento eliminaron su depresión, en comparación con el 13 % en el grupo de placebo.6 Wingeier explica que se podrían utilizar técnicas similares para otros problemas de salud e incluso para mejorar el desempeño humano:7

“He pasado cerca de dos décadas desarrollando una tecnología que ayuda a estimular, mejorar y tratar el cerebro, en especial, en entornos médicos. He trabajado con la epilepsia, con la enfermedad de Parkinson, la cefalea en racimos y ahora, en Magnus Medical, en un nuevo tratamiento para la depresión, y también en el ámbito de la plasticidad y el desempeño humano en una empresa llamada Halo Neuroscience.
Los mecanismos detrás de la plasticidad son muy complejos, pero existe este componente eléctrico en la actividad cerebral y un componente eléctrico para crear plasticidad... Consideramos que es posible modular la plasticidad por medio del mejoramiento de la plasticidad con neuroestimulación (estimulación nerviosa eléctrica), ya sean pulsos cronometrados u ondas centradas en interactuar con esta actividad cerebral subyacente”.

La reconfiguración cerebral mejora la audición en los adultos

El oído afinado, también conocido como oído absoluto, se adquiere en los primeros años de vida, y hay evidencia que sugiere que el desarrollo de esta habilidad tiene relación con el entrenamiento musical a una edad temprana. Aunque por lo general se cree que cuando termina este periodo importante, se pierde la capacidad de aprender esa capacidad, la investigación de Hensch demuestra que el uso de inhibidores de histona desacetilasa (inhibidores de HDAC) puede reabrir el período crítico de aprendizaje para desarrollar el oído afinado.8

El estudio encontró que los hombres adultos que tomaron el inhibidor de HDAC, valproato (VPA), aprendieron a identificar el tono mucho mejor que aquellos que tomaron un placebo. La conclusión es que algún día esas drogas podrían convertirse en algo común para quienes buscan aprender algo nuevo, como otro idioma o tocar un instrumento musical. Hensch explica lo siguiente: 9

"Obvio, esa posibilidad existe, y estoy seguro de que muchas universidades ya están tratando con este tipo de situación.
En esta categoría de pensamiento, se acaba de descubrir el uso de drogas psicoactivas como una forma de reabrir esos lapsos críticos. De hecho, hubo un estudio muy interesante escrito por la universidad Hopkins que publicó evidencia de un período social crítico en roedores y que este lapso podría reabrirse con la droga MDMA o éxtasis.
Esto no pretende fomentar el uso desenfrenado de drogas, sino utilizarlo como una prueba de principio de que, con un enfoque hipotético muy bien medido, es posible que podamos aprovechar los sistemas neuromoduladores que se debilitan con la edad por medio de estas opciones. Sin embargo, eso por sí solo no producirá un cambio plástico. Requiere el entrenamiento adecuado".

Mientras tanto, Krakauer y su equipo en el Johns Hopkins están explorando como mejorar la neuroplasticidad con entornos inmersivos, como los videojuegos. Por ejemplo, al aprender a controlar los movimientos de un delfín, los pacientes que tuvieron un derrame podrían experimentar una mejor recuperación.

La idea detrás del juego es crear un entorno agradable e inmersivo que motive a los pacientes a realizar movimientos repetitivos, los cuales son cruciales para la recuperación, pero que también podrían ser tediosos. Al simular el control de un delfín, el juego hace que los pacientes se involucren en una manera que la fisioterapia tradicional no puede lograr.

Este tipo de terapia gamificada puede hacer que el proceso de rehabilitación sea más atractivo y eficaz, lo que les ayudaría a los pacientes a recuperar las funciones motoras de una manera más rápida. De hecho, las investigaciones sugieren que el simulador puede ser dos veces más efectivo que la rehabilitación convencional para pacientes con derrame cerebral.10

"Si trata de abrir un armario o levantar una taza, lo hará en la manera en que siempre lo ha hecho, y seguro se frustrará si no lo puede lograr", dijo Krakauer para Sky News.

"Lo pusimos en un entorno que no se comparara con nada que haya hecho antes, por lo que tiene la libertar de explorar y sentirse bien. Es una realidad alternativa que lo desconecta de sus limitaciones".11 También se están explorando estos juegos para mejorar el bienestar de los adultos de 65 años o más.12

La búsqueda de construir un ser humano más perfecto y sus complicaciones

Si bien es muy emocionante el potencial para reabrir lapsos críticos de aprendizaje y mejorar la recuperación de lesiones cerebrales o capacidades cognitivas en humanos, también genera muchas advertencias. Las vías de desarrollo y aprendizaje del cerebro son muy complejas. La manipulación artificial de estas vías podría crear consecuencias indeseadas, como el desarrollo o función anormal del cerebro o un mayor riesgo de trastornos neurológicos, como la enfermedad de Alzheimer.

La capacidad de mejorar las capacidades cognitivas a través de la neuroplasticidad plantea cuestiones éticas sobre la equidad, la accesibilidad y el posible uso indebido. La frecuente dependencia a las intervenciones tecnológicas para mejorar la función cerebral también podría causar la dependencia excesiva de otras ayudas externas, lo que podría disminuir la capacidad natural del cerebro para enfrentar los desafíos y adaptarse a través de mecanismos intrínsecos.

Sin mencionar que alterar las capacidades cognitivas o sensoriales de una persona podría tener un enorme impacto psicológico, incluyendo cambios en la identidad personal o la autopercepción. "Me acuerdo de una cita de Charles Baudelaire, un poeta francés que una vez dijo que el genio no es ni más ni menos que la infancia recuperada a voluntad", dice Hensch, y continúa:13

"Tratando de refinar ese estado infantil, muchos artistas han hablado de esto también, pero creo que la clave de esa cita es 'a voluntad' y la capacidad de hacerlo de una manera regulada... [en cuanto a] cuáles podrían ser los riesgos... Todos hemos pasado por períodos críticos que moldearon nuestra persona.
Nuestras identidades se forman en la infancia y nuestras experiencias, nuestro origen cultural, los idiomas que hablamos, las habilidades que tenemos... si pudiéramos revertir todo eso ¿no cree que perderíamos nuestra esencia?".

A Krakauer también le preocupa la carrera por extender dichas tecnologías más allá de los usos médicos y al espacio del consumidor, mucho antes de que se comprendan todos sus efectos en la salud:14

“Me preocupa mucho que el utopismo tecnológico particular de la Costa Oeste que los norteamericanos padecen, que es como si las colas tecnológicas movieran de manera natural al perro. El verdadero interés es intentar vender y tratar de ganar dinero haciendo que las personas piensen que serán biónicos o que serán como Matrix... Creo que tenemos que ser muy cuidadosos y dedicar mucho más tiempo a los ensayos y la ciencia.
Si se trata de enfermedades que son refractarias a los medicamentos, como la depresión y la lesión de la médula espinal (la estimulación de la médula espinal hace cosas maravillosas para caminar), claro que estoy a favor de eso.
Pero, en general, estoy muy preocupado por el salto prematuro al consumismo y también por la mala fe de afirmar que se hace por el bien de la medicina, pero en realidad lo que se intenta es conseguir que la versión para el consumidor sea la correcta, y eso es una tendencia que me preocupa mucho”.