📝HISTORIA EN BREVE

  • Las sustancias químicas tóxicas que contienen los desinfectantes para manos y otros productos de este tipo, así como algunos artículos del hogar como muebles y dispositivos electrónicos, podrían tener un impacto negativo en desarrollo cerebral en niños
  • Los investigadores de la Case Western Reserve University en Ohio descubrieron que los compuestos cuaternarios o QAC, dañan los oligodendrocitos, que son un tipo de célula glial en el sistema nervioso central, que se compone por el cerebro y la médula espinal
  • Un grupo de ratones de cinco días de nacidos que recibieron 10 dosis diarias de cloruro de cetilpiridinio (un tipo de QAC), experimentaron una reducción en sus niveles de oligodendrocitos en su cerebro
  • Por lo general, los oligodendrocitos tienen una etapa de desarrollo que va desde antes del nacimiento hasta la edad adulta, pero el estudio sugiere que los QAC pueden inhibir este proceso
  • Los investigadores también analizaron los niveles del metabolito retardante de llama (BDCIPP) en niños, y descubrieron que aquellos con niveles elevados tenían mayor riesgo de experimentar problemas de desarrollo neurológico

🩺Por el Dr. Mercola

Las sustancias químicas tóxicas que contienen los desinfectantes para manos y otros productos de este tipo, así como algunos artículos del hogar como muebles y dispositivos electrónicos, podrían tener un impacto negativo en desarrollo cerebral en niños y futuras generaciones. Esto incluye los compuestos cuaternarios, que son un ingrediente común en los agentes desinfectantes y retardantes de llama organofosforados, que se utilizan para fabricar muchos artículos para el hogar.

Los investigadores de la Case Western Reserve University en Ohio descubrieron que los compuestos cuaternarios o QAC, dañan los oligodendrocitos, que son un tipo de célula glial en el sistema nervioso central, que se compone por el cerebro y la médula espinal, mientras que los retardantes de llama incrementaron el riesgo de problemas de neurodesarrollo. 1 Estas dos clases de sustancias químicas también son una amenaza para el medio ambiente.

Este ingrediente en el desinfectante para manos podría dañar el cerebro

Los compuestos de amonio cuaternario, que también se conocen como QAC o quats, son un ingrediente común en los desinfectantes para manos y toallitas desinfectantes, dos productos que se volvieron muy populares en los últimos años.

Durante la pandemia, la compañía Clorox incrementó su producción de toallitas desinfectantes a 1.5 millones de paquetes al día,2 mientras que una encuesta que realizó un grupo comercial de la industria encontró que, el 83 % de los hogares utilizaron toallitas desinfectantes al menos una vez en la última semana y el 92 % dijo que utilizaron una toallita limpiadora o desinfectante. 3

Como era de esperar, el uso diario de estos productos también incrementó bastante durante la pandemia, ya que los niños los utilizaban hasta 25 veces al día y los adultos más de nueve. 4 También puede exponerse a estas sustancias a través de otros productos cotidianos, como los artículos de madera, enjuagues bucales, detergentes, champús, suavizantes de telas, gotas para los ojos y herbicidas.

Aún se desconocen los efectos acumulativos de tales exposiciones, pero en un estudio con crías de ratón, los investigadores encontraron residuos de estas sustancias químicas en los tejidos de su cerebro tras pocos días de exposición. Esto no sólo sugiere que los QAC pueden cruzar la barrera hematoencefálica, sino que también pueden dañar oligodendrocitos en el cerebro. 5

Los oligodendrocitos ayudan a producir la vaina de mielina, una capa de grasa que cubre los axones de las células nerviosas. Esta vaina de mielina es esencial para transmitir señales eléctricas, lo que permite que exista una buena comunicación dentro del sistema nervioso. Cuando se dañan sus oligodendrocitos, que actúan de manera similar al sistema de aislamiento de los cables eléctricos, incrementa su riesgo de varios trastornos neurológicos, que incluyen la esclerosis múltiple.

Un grupo de ratones de cinco días de nacidos que recibieron 10 dosis diarias de cloruro de cetilpiridinio (un tipo de QAC), experimentó una reducción en sus niveles de oligodendrocitos en su cerebro. Paul Tesar, autor del estudio, dijo que, "los niveles bajos de oligodendrocitos son una de las características principales de la esclerosis múltiple y otras enfermedades neurológicas. En este estudio, demostramos que sustancias químicas específicas que se encuentran en muchos productos de consumo pueden dañar los oligodendrocitos, por lo que representan un factor de riesgo que no se había reconocido antes en las enfermedades neurológicas".6

Los científicos también buscaron residuos de QAC en organoides cerebrales, que son cultivos celulares tridimensionales que se utilizan como modelo para estudiar el desarrollo del cerebro y los mecanismos de las enfermedades, y obtuvieron resultados similares.7 Por lo general, los oligodendrocitos tienen una etapa de desarrollo que va desde antes del nacimiento hasta la edad adulta, pero el estudio sugiere que los QAC pueden inhibir este proceso.

"Encontramos que los oligodendrocitos, pero no otras células del cerebro, son muy vulnerables a los compuestos de amonio cuaternario y a los retardantes de llama organofosforados", eso es lo que dijo en un comunicado de prensa Erin Cohn, autora del estudio. "Comprender la exposición humana a estas sustancias químicas podría ayudar a explicar cómo surgen algunas enfermedades neurológicas".8

Los QAC dañan mucho más que las células del cerebro

Cuando utiliza productos que contienen QAC, como limpiadores, desinfectantes, artículos de cuidado personal y más, se expone a estas sustancias químicas, ya sea al inhalarlas o absorberlas a través de su piel. Además de dañar las células del cerebro, los QAC se relacionan con otros efectos negativos, que incluyen:9

  • Causar daños en la piel y el sistema respiratorio
  • Provocar problemas de desarrollo y reproducción
  • Alterar la función metabólica, como la homeostasis de los lípidos
  • Deteriorar la función de las mitocondrias

De hecho, el Centro Nacional de Información sobre Pesticidas afirma que los niños no deberían utilizar toallitas desinfectantes porque contienen QAC, y dado que los niños suelen llevarse las manos a la boca, su exposición podría ser aún mayor. 10

Otra investigación encontró que estas sustancias químicas también incrementan el riesgo de resistencia a los antimicrobianos y contaminan el medio ambiente, ya que podrían causar toxicidad aguda y crónica en los organismos acuáticos. 11 En un artículo que se publicó en Environmental Science & Technology, los investigadores explicaron que los QAC son una "clase de sustancia química a la que se le debe poner más atención por los efectos que puede causar":12

"Los QAC son una sustancia química que se utiliza para fabricar muchos productos, el problema es que no existe evidencia sólida sobre su efectividad para reducir la transmisión de enfermedades infecciosas en muchos entornos y aplicaciones. Mientras tanto, un mayor uso en interiores incrementa la exposición, que es una situación muy preocupante dado que un estudio encontró que los animales que se expusieron a concentraciones (ambientales) relativamente bajas experimentaron reacciones adversas.
A medida que se produce y utiliza una mayor cantidad de estas sustancias, incrementa su concentración en las aguas residuales, que es una vía de exposición ambiental que representa una amenaza para la biota (organismos vivos). Esta situación es muy preocupante porque algunas concentraciones ambientales ya superan los umbrales de toxicidad acuática".

Los retardantes de llama se relacionan con trastornos del neurodesarrollo

Los investigadores de la Case Western Reserve University también analizaron los niveles del metabolito retardante de llama ( BDCIPP) en niños. Se analizaron los datos de 1763 niños de entre 3 y 11 años y los resultados demuestran que casi todos tenían residuos de BDCIPP en la orina.

Pero, Science Alert dijo que "los niños con niveles elevados tenían entre dos y seis veces más probabilidades de experimentar problemas en el desarrollo neurológico, como disfunción motora o necesidad de asistencia educativa".13

Otras investigaciones también relacionan una mayor exposición a retardantes de llama durante el embarazo con un menor coeficiente intelectual en el niño. En términos específicos, por cada incremento de 10 veces en la exposición prenatal a un tipo de retardante de llama, los éteres de difenilo polibromados (PBDE), se produjo una disminución de 3.7 puntos en las puntuaciones de las pruebas de coeficiente intelectual en los niños. 14

Investigaciones previas también demuestran que los niños de madres con mayores niveles de sustancias químicas retardantes de llama tuvieron una disminución promedio de 4.5 puntos en su coeficiente intelectual,15 mientras que la exposición en la infancia se relaciona con la falta de concentración, problemas de coordinación motora fina y una menor capacidad cognitiva. 16 Los retardantes de llama incluso podrían alterar procesos importantes, como el metabolismo del triptófano, en la placenta, lo que a su vez, puede afectar el cerebro en desarrollo.  17

"Nuestros hallazgos sugieren que se debe realizar un análisis más profundo sobre el impacto que producen estas sustancias químicas de uso común en la salud del cerebro", dijo Paul Tesar en un comunicado de prensa. "Esperamos que nuestro trabajo sirva para que las autoridades implementen medidas regulatorias o intervenciones conductuales para minimizar la exposición a sustancias químicas con el fin de proteger la salud humana".18

El lado oscuro de los desinfectantes para manos

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos tiene una lista de "desinfectantes de manos que los consumidores deberían evitar",19 que incluye productos que contienen benceno, acetaldehído, metanol, acetal u otras toxinas.

También se detectó contaminación microbiana, ya que se fabricaron en las mismas instalaciones que los productos que contienen benceno y otras toxinas o bien, se empaquetaron en recipientes similares a los empaques de alimentos o bebidas, lo que incrementa el riesgo de consumo accidental. 20

El laboratorio Valisure también analizó 260 desinfectantes para manos, que incluyen productos líquidos y sólidos. Según los resultados, 44 lotes o el 17 % de los productos contenían benceno. El nivel más alto de benceno fue de 16.1 partes por millón (ppm), que es más de ocho veces el límite de 2 ppm que establece la FDA. 21

El benceno se encuentra en el petróleo crudo, gasolina y el humo de los cigarrillos, y también se utiliza para fabricar productos químicos cómo plásticos, fibras sintéticas, lubricantes, gomas, tintes, detergentes, medicamentos y pesticidas. Por ejemplo, el benceno interfiere con las células y hace que la médula ósea no produzca suficientes glóbulos rojos, lo que provoca anemia. También puede afectar el sistema inmunológico, incluyendo cambios en los niveles de anticuerpos y la pérdida de glóbulos blancos.

Después de una exposición prolongada, causa cáncer en humanos, en especial leucemia, y se sabe que, en mujeres, provoca períodos menstruales irregulares y una disminución del tamaño de los ovarios. 22 En sus directrices para utilizar el desinfectante para manos de manera segura, la FDA también afirma que estos productos se clasifican como medicamentos,23 que pueden causar intoxicación por alcohol en niños incluso si se consume en pequeñas cantidades.

En un artículo que se publicó en Critical Reviews in Toxicology, los investigadores del Vellore Institute of Technology en India hicieron un llamado para crear alternativas naturales para sustituir los desinfectantes de manos tóxicos y dijeron que:24

"la exposición involuntaria a los desinfectantes para manos en niños representa un riesgo importante de complicaciones que podrían ser mortales. La irritación de la piel, la resequedad, el agrietamiento, la descamación, la hipoglucemia, la apnea y la acidosis solo son algunos de los efectos secundarios de estos productos. También se sabe que estos desinfectantes matan el microbioma de las manos, que es muy importante para la inmunidad innata de los niños menores de 12 años.
Los niños son más susceptibles a la toxicidad de las sustancias químicas que contienen los desinfectantes para manos, y aún no se realizan estudios nuevos para desarrollar formulaciones aptas para niños. Además, se sabe que muchas formulaciones de desinfectantes para manos a base de sustancias químicas, sobre todo de alcohol, también pueden contener contaminantes como metanol, acetaldehído, benceno, isopropanol y acetato de etilo".

Lavarse bien las manos es su mejor opción

El uso excesivo de desinfectantes para manos y otros productos de este tipo puede ser contraproducente. Existen posibles efectos adversos por inhalar desinfectantes, ya que se sabe que dichos productos químicos se acumulan en los pulmones, hígado, riñones, estómago, cerebro y la sangre. Durante la pandemia, muchas personas incrementaron bastante sus niveles de exposición al inhalar o absorber estas sustancias a través de la piel y los ojos.

Pero, eso no es todo, también representa una amenaza para al medio ambiente, "ya que muchos productos a base de biocidas se desechan en aguas superficiales, subterráneas y en los sistemas de tratamiento de aguas residuales".25 Cuando los desinfectantes y biocidas terminan al medio ambiente, pueden matar las especies bacterianas beneficiosas que mantienen bajo control a los microorganismos resistentes a los medicamentos.

"Si las concentraciones de biocida alcanzan la concentración inhibitoria submínima (sub-MIC), podría causar efectos secundarios como incrementar la presión selectiva y promover la transferencia horizontal de genes (HGT) y la evolución de la RAM [resistencia a los antimicrobianos]", dijeron los científicos. 26

Recuerde que, casi siempre, puede sustituir los desinfectantes para manos y las toallitas desinfectantes con agua y jabón y obtener los mismos resultados. A menos que se encuentre en un entorno hospitalario, donde los desinfectantes a veces son necesarios, debe utilizar estos productos con moderación y solo cuando sea necesario.

Si quiere mantener sus manos limpias, solo lávelas con agua y jabón. En un estudio que comparó el efecto del desinfectante para manos a base de alcohol y el lavado de manos con agua y jabón para eliminar la E. coli, el lavado con agua y jabón fue la estrategia más efectiva. 27

Además, lavarse las manos por una semana redujo casi a la mitad la exposición a los retardantes de llama. Tratar de reducir el polvo mediante limpiezas semanales también fue una estrategia efectiva para reducir la exposición a las sustancias químicas retardantes de llama.