HISTORIA EN BREVE

  • La investigación sobre las diferencias de género en la percepción del dolor está destinada para obtener mejores implicaciones al tratar del dolor en hombres y mujeres. Roger Fillingim, Ph. D., ha estudiado esta área y encuentra que las mujeres experimentan el dolor de manera diferente tanto en los estímulos periféricos y en la sensibilización central
  • Cuando los hombres y mujeres estuvieron expuestos a estímulos de dolor idénticos, las mujeres calificaron el dolor más alto con base en una escala de dolor, lo que Fillingim encuentra consistente con los datos de otras investigaciones. Además de las hormonas sexuales, otros factores que influyen en la percepción del dolor incluyen son las emociones, actitud, edad y una respuesta aprendida de experiencias pasadas
  • Las mujeres padecen ansiedad con más frecuencia que los hombres, y tienen una mayor probabilidad de que se les receten medicamentos sobre los cuales las directrices clínicas recomienda tener precaución. Brindar apoyo psicológico para la ansiedad y depresión puede reducir el uso de analgésicos y elevar la sensación de control de la persona
  • Si padece adicción a opioides, busque ayuda médica profesional de inmediato. Si enfrenta cualquier tipo de enfermedad o dolor crónico, hacer cambios en su estilo de vida y alimentación podría causar resultados significativos, incluyendo menor dolor. Además, debe considerar alternativas naturales, seguras y efectivas para el tratamiento del dolor en vez de utilizar analgésicos de venta libre o recetados

No es ningún secreto que los hombres y mujeres son diferentes. Diane Halpern, Ph. D., ex presidenta de la Asociación Americana de Psicología, escribió un texto académico, "Sex Differences in Cognitive Abilities". Bruce Goldman, escritor científico en Stanford, informó en el prefacio de la primera edición que Halpern escribió:

“En ese momento, me pareció claro que cualquier diferencia entre ambos sexos en las habilidades de pensamiento se debía a prácticas de socialización, aparatos, errores en la investigación, preferencias y prejuicios...
Después de revisar un cúmulo de artículos de revistas de varios pies de altura, así como numerosos libros y capítulos de libros que ridiculizaban el tamaño de ese conjunto de artículos de revistas... cambié de opinión”.

Los investigadores han descubierto diferencias estructurales en los cerebros de los hombres y mujeres, incluyendo un volumen cerebral total más grande en los hombres, así como una mayor densidad de tejido en la amígdala izquierda, hipocampo y corteza insular.

Durante su investigación de Ph. D., Amber Ruigrok, Ph. D., realizó el estudio que reveló el efecto asimétrico que ambos sexos tienen en el cerebro en desarrollo. E indicó:

“Por primera vez podemos mirar a través de la vasta literatura y confirmar que el tamaño y estructura cerebral son diferentes en hombres y mujeres. No deberíamos ignorar el sexo en la investigación en neurociencia, especialmente cuando investigamos enfermedades psiquiátricas que son más frecuentes en hombres o mujeres".

A medida que los científicos recopilan más información sobre las diferencias específicas entre los hombres y mujeres, se generan preguntas específicas. Roger Fillingim, Ph. D., de la Universidad de Florida, ha pasado años investigando las diferencias en la percepción del dolor e implicaciones que esto puede tener en el control del dolor.

Las mujeres, a diferencia de los hombres, perciben el dolor de una manera más intensa

De acuerdo con lo que Fillingim ha encontrado en sus estudios, las diferencias en la personalidad y comportamiento relacionados con el género son reales y tienen un profundo efecto en muchos aspectos de la vida y salud.

Las diferencias de género influyen en la forma en que los hombres y las mujeres utilizan la lógica, resuelven problemas e incluso en la actividad neurológica del cerebro mientras duermen.

En una revisión de estudios, Fillingim comenzó a evaluar un área que sugería que existen diferencias de género en las respuestas al dolor, y proporcionó una breve descripción de las diferencias relacionadas con el sexo en los procesos biológicos y sociológicos, así como la implicación de las hormonas sexuales en la sensibilidad al dolor.

Sugirió instrucciones futuras para la investigación con énfasis en descubrir los mecanismos de diferenciación para ayudar a los esfuerzos en la prescripción de tratamientos específicos para hombres y mujeres.

Participó en un estudio de seguimiento con el objetivo de evaluar las diferencias en la sensibilización periférica y central en las personas con osteoartritis de rodilla sintomática.

El equipo concluyó que había evidencia de que las mujeres tenían mayor sensibilidad general a la percepción del dolor, en comparación con los hombres. En una entrevista con NPR, Fillingim explicó lo que ha impulsado su deseo de descubrir diferencias de género en la percepción del dolor, al indicar que:

"La carga del dolor es sustancialmente mayor en las mujeres que en los hombres, y eso nos llevó, tanto a mi como a los investigadores del dolor, a preguntarnos si el sistema de percepción del dolor es diferente en las mujeres, en comparación con los hombres".

Actualmente, Fillingim es el Director del Centro de Excelencia en Investigación e Intervención del Dolor de la Universidad de Florida. Junto con su equipo, ha reclutado voluntarios sanos para sesiones experimentales de dolor durante las cuales los participantes son expuestos a estímulos dolorosos en forma de estimulación eléctrica, presión, calor o frío.

Los voluntarios califican su dolor en una escala estándar del 0 al 10.

En sus comparaciones de respuesta, Fillingim informa que sus hallazgos son consistentes con los de otros investigadores. Si bien, los estímulos de dolor son los mismos, en promedio las mujeres presentan mayor dolor.

Fillingim cree que encontrar la razón detrás de la diferencia puede ayudar a proporcionar un tratamiento para el dolor más efectivo que va más allá de lo que se ha convertido en recetas estándar para medicamentos opioides altamente adictivos.

Diversos factores pueden influir en la percepción del dolor

Hay diversos factores que influyen en la percepción del dolor, incluyendo a las hormonas sexuales que Fillingim investiga. Al analizar la percepción del dolor de quienes padecen artritis, la Arthritis Foundation señala que entre los factores que influyen, se encuentran la edad, emociones y sistemas de apoyo.

En los adultos mayores, las regiones del cerebro que procesan el dolor pueden sufrir un cambio estructural que predispone a la persona a una menor percepción del dolor. Sin embargo, los estudios recientes han demostrado que la sensación puede ser mayor o menor conforme la persona envejece. El estado psicológico también es un factor en el tratamiento para el dolor.

Los investigadores han descubierto que quienes manifiestan una actitud o estado emocional negativo pueden presentar una mayor intensidad de dolor, así como una respuesta desfavorable al control del dolor. Por el contrario, quienes manifiestan una actitud positiva a menudo experimentan un mejor tratamiento clínico para el dolor con medicamentos.

En un análisis sobre el dolor crónico en las personas, los investigadores descubrieron que la percepción es más que una sensación, ya que con frecuencia abarca aspectos emocionales, atención de la persona y respuestas aprendidas a lo largo del tiempo, de experiencias pasadas. La ansiedad y depresión también contribuyen a la percepción del dolor.

Los científicos han descubierto que al proporcionar apoyo psicológico pueden reducir el uso de analgésicos y mejorar la sensación de control de la persona. La expectativa de lo que sentirán y respuesta al tratamiento influyen en la percepción del dolor en quienes experimentan dolor crónico.

En el estudio que Fillingim realizo, contó con la participación de personas con osteoartritis de rodilla, el equipo encontró que los resultados sugerían que las mujeres tenían mayor sensibilidad al dolor. La sensibilización central ocurre en el sistema nervioso cuando la persona experimenta dolor crónico.

La enfermedad tiene dos características que involucran una mayor sensibilidad, una de las cuales ocurre cuando la persona experimenta dolor por padecimientos que normalmente no son dolorosos y la otra ocurre cuando algo que generalmente es doloroso se percibe como más doloroso.

En esencia, el sistema nervioso central se regula en un estado persistente que reduce el umbral de una persona para lo que causa dolor.

Lo que Fillingim encontró en sus estudios de investigación es que la percepción de un estímulo de dolor agudo idéntico es mayor en las mujeres que en los hombres, y que las mujeres también experimentaban mayor sensibilización central al dolor crónico.

Las mujeres tienen más probabilidades de recibir una combinación de opioides

Según Harvard Health Publishing, existe una conexión entre la ansiedad, depresión y dolor. La superposición es particularmente significativa en quienes padecen dolor crónico, y los investigadores han descubierto que la superposición está relacionada con mecanismos biológicos y no solo con factores psicológicos.

Cuando la ansiedad y el dolor se superponen, el tratamiento puede ser un desafío. Los investigadores han descubierto que los trastornos del estado de ánimo significativos y aparentes, antes de la intervención quirúrgica pueden contribuir al desarrollo del dolor crónico después de una cirugía.

Un estudio encontró un vínculo entre la ansiedad y exacerbación del dolor relacionado con el hipocampo, que desempeña un rol en la ansiedad.

Los trastornos de ansiedad son uno de los padecimientos más frecuentes. Según las encuestas de población, casi el 33.7 % puede sufrir ansiedad durante su vida.

Es importante tomar en consideración que los investigadores han encontrado consistentemente que las mujeres padecen el doble de trastornos de ansiedad que los hombres, los cuales pueden estar relacionados con experiencias de vida o factores genéticos y neurobiológicos.

La psicóloga Carolyn Mazure, Ph. D. de la Facultad de Medicina de Yale señala que las mujeres también tienen más probabilidades de presentar una discapacidad crónica relacionada con el dolor.

La combinación de una mayor incidencia de enfermedades de dolor crónico y trastornos de ansiedad, así como una percepción más profunda del dolor, pueden contribuir en gran medida a la tendencia del uso combinado de opioides y benzodiacepinas en las mujeres.

Aunque las directrices clínicas advirtieron a los médicos contra esta combinación, entre 2002 y 2014, la proporción de quienes recibieron opioides y benzodiacepinas combinada se elevó del 6.8 % al 9.6 %.

La mitad de estas personas recibieron ambos medicamentos del mismo médico, el mismo día, y las recetas combinadas, o más comunes, en quienes reciben opioides durante más de 90 días fue en mujeres y adultos mayores.

¿El abuso de sustancias ha tenido un auge más rápido?

Las muertes por sobredosis de medicamentos en mujeres por los opioides sintéticos y recetados aumentaron significativamente de 1999 a 2017. El aumento porcentual de las sobredosis totales de medicamentos en mujeres de 30 a 64 años en ese lapso aumentó en un 260 %.

Aunque entre 1999 y 2017 el número de muertes de mujeres por sobredosis de medicamentos fue menor que el de hombres, el número de muertes pareció aumentar al mismo ritmo hasta 2017.

En un análisis de una gran base de datos sobre reclamos de seguros, los investigadores compararon a los usuarios crónicos de opioides con el uso de servicios médicos. Descubrieron que el 4.56 % del total de las reclamaciones de seguros fueron hechas por usuarios crónicos de opioides, que representaron solo el 0.65 % de la población total.

Del grupo, las mujeres representaban más del 63 % y constituyeron una mayor cantidad de reclamos de seguros que representan servicios médicos.

El estudio publicado en 2009, sugirió que a menudo los opioides se recetaban para la artritis y cefaleas o en momentos en que los pacientes presentaban padecimientos físicos concurrentes para los cuales los opioides estaban contraindicados, como la EPOC.

Otro estudio cree haber encontrado una vulnerabilidad de género en las consecuencias de la adicción en las mujeres. Su objetivo era evaluar el efecto del género en la progresión desde el inicio del uso regular de sustancias adictivas hasta el inicio del tratamiento.

Los investigadores encontraron que las mujeres tuvieron un uso regular durante menos años antes de elegir ingresar al tratamiento, pero no encontraron una diferencia en la gravedad de la dependencia a los medicamentos por género.

Llegaron a la conclusión de que esto puede apoyar la idea de que las mujeres atraviesan una progresión acelerada de adicción a los opioides, cannabis o alcohol.

Sin embargo, el estudio no abordó el grado de fracaso en la vida de los participantes antes de buscar tratamiento. En otras palabras, las mujeres pueden haber mostrado una mayor comprensión de su necesidad de tratamiento, en vez de una progresión más rápida a través de la adicción.

Busque opciones naturales antes de recurrir a los opioides

Si lucha contra una adicción a los opioides, busque ayuda profesional de inmediato. Si padece cualquier tipo de enfermedad crónica, un paso importante hacia la curación y salud es hacer cambios en su alimentación y estilo de vida, lo que puede producir resultados significativos. Las cuatro áreas para abordar como estrategia principal incluyen:

  • Eliminar o disminuir radicalmente su consumo de granos y azúcares
  • Aumentar el consumo de grasas omega-3 de origen animal
  • Optimizar su producción de vitamina D
  • Reducir radicalmente su consumo de alimentos procesados

Cada uno puede ayudar a disminuir la inflamación en el cuerpo Si padece un dolor crónico, es importante abordar el problema subyacente para reducir su malestar y mejorar su salud.

Puede encontrar útil recurrir a la fisioterapia o visitar a un quiropráctico para abordar los desafíos funcionales que enfrenta con la postura, dolor lumbar, dolores de cabeza crónicos o dolor de cadera y rodilla, por nombrar algunos ejemplos.

Además de estas estrategias, considere el uso de las Técnicas de libertad emocional (EFT, por sus siglas en inglés), que es la acupresión psicológica para ayudar a optimizar su salud y sanación emocional y física. El EFT es fácil de aprender y puede ayudar a eliminar las emociones negativas, reducir los antojos de alimentos (incluyendo al azúcar) y ayudar a disminuir el dolor.

Si lucha contra la adicción a los opioides, EFT también puede ayudarlo a medida que avanza en un programa de recuperación estructurado. Si actualmente padece dolor crónico, recuerde que hay muchas alternativas naturales, seguras y efectivas que puede considerar, en vez de recurrir a analgésicos de venta libre y recetados.


Fuentes y Referencias